Según una encuesta de Pew Research, los españoles se sitúan entre los europeos que manifiestan un mayor descontento con el funcionamiento de la democracia
The post España ya está en el sumidero first appeared on Hércules. No hay nada como, de vez en cuando, echar la vista atrás para comprender de dónde venimos y, sobre todo, a dónde vamos. España era una democracia estable y sólida hasta hace relativamente poco. De hecho, durante lustros, ha ocupado un lugar destacado en el reducido listado de “democracias plenas” que apenas integran una treintena de países.
Sin embargo, España ya se puede catalogar oficialmente como una democracia fallida o, si se prefiere, de segunda, a la vista del grave e intenso deterioro institucional registrado en los últimos tiempos. Dos son los indicadores que reflejan este particular descenso a los infiernos a nivel político. Por un lado, el Índice de Gobernanza que elabora el Banco Mundial y, por otro, el Índice de Corrupción que publica Transparencia Internacional.
En cuanto al primero, España es el país que registra un mayor retroceso en calidad institucional desde el año 2000, hasta el punto de situarse a la cola de Europa en esta materia, por detrás de grandes potencias como Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, Reino Unido o Japón. En concreto, presenta la mayor caída en cuanto a eficiencia gubernamental, calidad regulatoria, estado de derecho y control de la corrupción.
Respecto a este último punto, España también baja al puesto 46 del mundo en el Índice de Percepción de la Corrupción en 2024, así como al puesto 16 de un total de 27 países de la Unión Europea, a la altura de Chipre o República Checa, pero por debajo de Botsuana o Ruanda. En ambos casos, se trata del peor registro en 30 años.
España, con apenas 56 puntos en este indicador, entra en la categoría de “democracia defectuosa”, 15 puntos por debajo de la veintena de democracias calificadas como “plenas”. No es de extrañar, por tanto, que la particular crisis institucional que padece el país se refleje también en un mayor desapego y desconfianza a nivel social.
Según una encuesta de Pew Research, los españoles se sitúan entre los europeos que manifiestan un mayor descontento con el funcionamiento de la democracia. Asimismo, confían mucho más en los jueces, con una nota media de 6 sobre 10, que en los políticos (2,6 puntos), donde el suspenso es generalizado, según un estudio de la Fundación BBVA. España experimenta un marcado declive político e institucional desde la crisis financiera de 2007. Entonces, nuestra clase dirigente, representada de forma mayoritaria por PSOE y PP, pudieron escoger entre el modelo nórdico, favorable a la libertad económica y las reformas estructurales, o la vía populista, a imagen y semejanza de la Argentina peronista. A la vista está cuál fue el camino seguido. Como resultado, hoy España está ya en el sumidero y lo peor es que, por desgracia, aún queda mucho margen para seguir cayendo
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