La organización pública resulta frondosa y ofrece muchos huecos donde, si uno pasa por una época de mando, está en condiciones de hacer que sea otro –el contribuyente- quien se haga cargo, con la debida discreción, de los costes de las actividades sexuales privadas
The post ¿Dónde colocar a las cortesanas? first appeared on Hércules. España se constituyó en 1978 en un Estado Social y además reconoce la autonomía de todos los entes territoriales. Se sigue de ahí que la organización pública resulta frondosa y ofrece muchos huecos donde, si uno pasa por una época de mando, está en condiciones de hacer que sea otro –el contribuyente- quien se haga cargo, con la debida discreción, de los costes de las actividades sexuales privadas, casi siempre con esas personas –féminas, en el caso típico- que gustan de arrimarse al poderoso de turno. La corte es lo que tiene: la erótica del poder.
Las empresas de la SEPI, o de cualquier Ministerio, constituyen una solución muy a mano -la vieja política sigue fiel a sí misma-, pero se está viendo que las cosas se quedan a la intemperie: la prensa (los pseudomedios) tienen terminales en todas partes y no digamos si los Juzgados, auténticos lavaderos públicos, están de por medio. Ya se sabe para el futuro: hay que ingeniarse para buscar lugares más resguardados.
De la nueva política, la surgida a partir de 2014 o 2015 como consecuencia de la pavorosa crisis reputacional derivada de los dramáticos sucesos de 2008, se debe recordar que descubrió para esos menesteres a los Parlamentos, incluido el Europeo: en las listas electorales se puede colocar cualquier espécimen, porque la gente vota siglas y no pregunta más. Y, adicionalmente, a nadie se le piden cuentas al final del mandato sobre el know-how que (no) demostró en el desempeño de la función representativa. Pero tampoco aquí estamos ausentes de problemas, porque las legislaturas caducan y, si el partido de turno ha perdido el fervor popular, la chica (o, en su caso, el chico) estará tentada de venir con la cantinela –a destiempo, pero eso no importa- de que lo suyo con el otro no fue propiamente un acto de libertad –el sí es sí significa sólo sí es sí, mientras dure el chollo-, con lo que volvemos a encontrarnos en una situación problemática desde el punto de vista de la opinión pública.
Y, puestos a mencionar ejemplos de nepotismo en el mundo hispánico, apenas habrá que mencionar el México del PRI, una cantera verdaderamente inagotable. Recordemos a quien fue Presidente entre 1976 y 1982 (el que se comprometió a defender el peso como un perro) y a su muy comentado nombramiento de una mujer –no una mujer cualquiera, ciertamente: nuera de un ex Presidente- para la Secretaría (o sea, Ministerio) de Turismo.
Honoré de Balzac –quien iba a ser, si no- publicó entre 1837 y 1848 su célebre Splendeurs et misères des courtesaines, no ya una novela, sino en realidad una refundición de cuatro de ellas: Comment aiment les filles; À combien l´amour revient aux villards; Où mènent les mauvais chemins; y, en fin, La dernière incarnation de Vautrin. Ni que decir tiene que forma parte de La comédie humaine, donde aparece inmediatamente tras Les illusions perdues: hay coincidencias semánticas que lo dicen todo.
Desde entonces han pasado casi doscientos años y la taxonomía del oficio –de los dos oficios: el de ellas y el de los machos correspondientes o, en esos tiempos, a la inversa- merecería un estudio actualizado. A ver si entre nosotros surgiera un nuevo Balzac (en estos asuntos tan sórdidos y con tanto fango, nada mejor que un novelista para terminar de recoger la realidad con todos sus matices) y supiese explicarnos bien lo que está sucediendo, aunque probablemente –por mucho que ahora seamos todos tan feministas y de hecho la situación de la mujer sea felizmente muy otra- la conclusión terminaría siendo la habitual: plus ça change, plus c´est la mème chose.
The post ¿Dónde colocar a las cortesanas? first appeared on Hércules.