COVID-19: encubrimiento y fuga de laboratorio en Wuhan

Un estudio suprimido por años indica que el COVID-19 no surgió de forma natural. ¿Hubo encubrimiento por parte de las agencias de inteligencia?
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Debate en el Senado relativo al origen del COVID-19

Evidencias científicas apuntan directamente al Instituto de Wuhan

El estudio usó análisis genómico avanzado y relacionó la creación del virus con una investigación publicada por el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) en 2008. “Los puntos de ruptura se alinean con los descritos por científicos del WIV”, subrayaba la presentación. La conclusión fue tajante: las capacidades del WIV y la estructura genética del virus refuerzan la hipótesis de una fuga de laboratorio de un virus quimérico diseñado.

Este análisis fue ocultado durante años y solo vio la luz tras una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información. Cuatro denunciantes han declarado ante el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia que hubo un bloqueo interno para que la investigación no llegara a otras agencias. La Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI), en su informe de 2021, ni siquiera mencionó este estudio en su evaluación de 90 días.

La inteligencia estadounidense ignoró datos clave del estudio

Los científicos del NCMI intentaron incluir sus conclusiones en la evaluación oficial, pero sus aportes fueron eliminados. El senador Roger Marshall entregó pruebas y declaraciones de los denunciantes que alegan una supuesta censura interna. El organismo de control confirmó la recepción de esas quejas, y desde entonces varios testigos han sido entrevistados.

Paralelamente, el FBI lleva una investigación criminal sobre posibles encubrimientos, y ha contactado a testigos relacionados con el informe del NCMI. El director del FBI, Kash Patel, confirmó que agentes federales ya obtuvieron los teléfonos de Anthony Fauci, piezas clave en la investigación.

Documento interno revela manipulación genética en el virus

Una pieza central del caso es una presentación escrita por el microbiólogo John Hardham, quien detalló que la proteína spike del SARS-CoV-2 tiene signos de ingeniería genética. El WIV habría usado un “sistema de genética inversa” para construir clones de coronavirus sin dejar rastros de manipulación, una técnica conocida como “No See-Um

Los “puntos de ruptura” en el código genético del virus coincidían con un estudio del WIV de 2008. Ese documento, firmado por científicos como Ren, indicaba que Wuhan tenía la capacidad técnica para insertar segmentos genéticos clave, como el dominio de unión al receptor que permite al virus infectar células humanas.

Fauci y los NIH ocultaron evidencia genética, según informes

Pese a estas pruebas, funcionarios como Fauci apoyaron la teoría de un origen natural del virus en mercados húmedos. Pero funcionarios del gobierno sostienen que había pruebas clasificadas que mostraban actividad sospechosa en el WIV desde octubre de 2019: limpieza de material biológico, científicos enfermos y atletas militares con síntomas compatibles con COVID-19.

En 2021, el senador Chuck Grassley solicitó acceso a documentos clave sobre el origen del virus, pero la comunidad de inteligencia omitió el análisis del NCMI. Además, otros informes revelaron que científicos del WIV trabajaban como higienistas en los Juegos Militares Mundiales en Wuhan, donde varios atletas se contagiaron.

El laboratorio chino habría planeado el virus antes de 2019

Según denuncias del senador Marshall, en julio de 2021 se descubrió que China había diseñado un plan para desarrollar un coronavirus sintético casi idéntico al SARS-CoV-2 dos años antes de la pandemia.

Aunque agencias como el FBI y el Departamento de Energía apoyan la teoría del accidente de laboratorio, otras instituciones continúan apostando por el origen natural. La evaluación no clasificada de 2021 indica que no hay consenso claro y que se necesitan más datos para confirmar una vía zoonótica o una fuga de laboratorio.

Científicos de inteligencia militar cuestionaron el relato oficial

Investigadores del NCMI como Cutlip y Chrétien rechazaron el estudio del científico Kristian Andersen, que favorecía el origen natural. Su crítica: el artículo se basaba en suposiciones, como la confianza en la transparencia de las autoridades chinas, lo que debilita su credibilidad.

Mientras el debate continúa, la pregunta sobre si el COVID-19 fue creado en laboratorio sigue sin respuesta definitiva. Pero los documentos filtrados y los testimonios de expertos en inteligencia sugieren que EE. UU. ignoró advertencias clave, lo que pone en entredicho la integridad del proceso de investigación.

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