Tener un limonero en casa te permite disfrutar de flores blancas con agradable fragancia y frutos deliciosos, con beneficios para el cuerpo. Sin embargo, para gozar de estas virtudes, es fundamental garantizar un suelo bien drenado y aplicar fertilizante, cada cuatro a seis semanas, durante la primavera y el verano. Este pequeño árbol de hoja perenne
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Este pequeño árbol de hoja perenne y espinoso suele medir entre tres y cinco metros de altura. Es originario de Asia, donde se cultiva hace más de 2500 años, y pertenece a la familia de las rutáceas.
Debes saber que prospera en países con climas tropicales, semitropicales y templados cálidos. Por esta razón, si habitas en zonas con heladas, puedes plantarlo en contenedores que puedas reubicar en invierno o garantizar su protección del frío y vientos fuertes en exteriores.
1. Ubícalo en un lugar donde abundante luz solar
El crecimiento de un limonero sano se produce en lugares luminosos. En vista de esto, es importante garantizar que a diario reciba entre seis y ocho horas de luz solar directa. Si cultivaste el tuyo en interiores, coloca la maceta cerca de una ventana, preferiblemente con orientación hacia el sur, donde reciba entre ocho y doce horas de luz cada día. Sin embargo, si la luz natural no es la adecuada, puede emplear una lámpara de cultivo.
Este cuidado, al igual que la fertilización, es esencial, ya que suele marcar la diferencia en el florecimiento de este árbol cítrico.
2. Asegura un suelo bien drenado
El espacio donde plantes tu limonero debe contar con un suelo bien drenado, debido a que no prospera cuando sus raíces se encharcan. Asimismo, demanda un pH un poco ácido. Entre 5,5 y 6,5.
En caso de que no cumpla con estas condiciones, antes de sembrar tu árbol, puedes mejorar el suelo con compost o estiércol. Además, si es muy alcalino, puedes reducir el pH con la incorporación de azufre. En cambio, de ser muy ácido, añade cal para elevarlo.
3. Encuentra el equilibrio adecuado en el riego
El riego es otro cuidado clave de un limonero. Durante la primavera y el verano, si tu árbol está en el jardín, te pedirá un riego profundo, con casi poca frecuencia: una vez cada una o dos semanas, siendo el mejor momento la mañana, antes de la llegada del mediodía. De esta forma, el agua puede alcanzar las raíces más profundas y promover un desarrollo fuerte.
Eso sí, cerciórate de que el suelo no quede encharcado, porque se pueden pudrir las raíces. Lo más recomendable es permitir que los 5 a 7,5 centímetros de la superficie de suelo sequen entre riegos. Este es el truco infalible para determinar cuando volver a suministrar agua al sustrato.
El consejo también aplica para los árboles que se encuentran en interiores, a los que es mejor regar de mañana o en las primeras horas de la tarde. Lo que varía es que cuando se colocan en macetas suelen secarse con mayor rapidez.
Llegado el otoño, hasta la siguiente estación, lo más idóneo es disminuir la frecuencia de riego, ya que consume menos agua.
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4. Ten presente la temperatura y la humedad
La temperatura más idónea para este árbol oscila entre 10 °C y 29 °C (50 °F y 85 °F); es decir, un clima cálido. En consecuencia, las heladas pueden afectar a tu limonero. Por eso, si vives en un área donde los inviernos son muy duros, opta por cultivar a tu árbol en contenedores que puedas ubicar en el interior de tu casa.
En caso de que ya hayas plantado tu limonero en el jardín, puedes protegerlo con mantas antiheladas, que también sirven para resguardarlo de los vientos fuertes, capaces de maltratar sus ramas y provocar que caigan sus frutos.
En cuanto a la humedad, esta planta prospera con niveles moderados. Si te encuentras en climas secos, puedes recurrir al uso de un humidificador o rociarla con agua. De hecho, se trata de una medida clave en invierno, porque el aire puede ser más seco.
5. Aplica un fertilizante con regularidad
Tu árbol cítrico prefiere un fertilizante equilibrado, con un contenido en partes iguales de nitrógeno, fósforo y potasio. La frecuencia recomendada es entre cada cuatro a seis semanas, durante la primavera, cuando inicia el crecimiento, y en verano.
Otra opción es elegir abono de liberación lenta dos veces al año: la primera vez puedes aplicarlo a principios de primavera y la segunda a inicios del otoño. En cambio, en invierno, la fertilización debe ser reducida porque entra en un período de latencia.
Por lo general, los limoneros cultivados en macetas necesitan una fertilización más frecuente porque sus nutrientes pueden filtrarse con los riegos. Esto no significa que debas excederte, ya que puede producir ramas más débiles.
Ten presente que las hojas amarillas puede ser un indicador de la carencia de nutrientes, en especial de nitrógeno.
6. Realiza la poda para estimular el crecimiento
A finales del invierno o inicios de la primavera, poda tu limonero para promover la producción de frutos, así podrá recuperarse antes de que comience la temporada de crecimiento. Solo debes seguir estos pasos:
Elimina las ramas muertas o maltratadas, para evitar que se propaguen enfermedades.
Aclara las áreas de mayor frondosidad, que obstaculizan que las ramas internas reciban luz solar y aire. Esta acción también contribuye a evitar el crecimiento de hongos.
Dale forma al limonero con ayuda de unas tijeras esterilizadas.
7. Cuídalo de las plagas y enfermedades
Ácaros: las manchas amarillas son un signo de su presencia en las hojas de tu árbol. Incluso, pueden causar su caída. Para combatirlos, rocía el árbol con agua de forma frecuente, ya que suelen proliferar en condiciones secas.
Minador de hojas de los cítricos: un crecimiento torcido y señales plateadas en las hojas son manifestaciones de que esta plaga puede estar afectando a tu árbol. En este caso, elimina las hojas dañadas.
Cochinilla algodonesa: se trata de insectos que succionan la savia y contribuye a la proliferación de hongos. Para eliminarla, puedes usar un paño húmedo con agua jabonosa para removerla, si es leve; aplicar aceite hortícola o podar las ramas infectadas, cuando ya es un caso grave.
Pulgones: si notas que tu limonero tiene hojas enroscadas, puede ser víctima de estos insectos que se alimentan de la savia de los brotes. Tienes la posibilidad de controlarlo con la aplicación de aceite de neem o un jabón insecticida.
Cancro de los cítricos: esta afección bacteriana causa daños abultados tanto en los frutos como en las hojas. La recomendación es podar el árbol para eliminar las áreas dañadas y aplicar un bactericida a base de cobre.
Pudrición de raíces: esta enfermedad puede poner en riesgo la sobrevivencia de tu limonero. Las medidas para enfrentarla y prevenirla es evitar el exceso de riego y asegurar un buen drenaje.
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