Hay un solo pero que le pongo a la tradición navideña, y no son las aglomeraciones, las subidas de precio o las discusiones con la familia. La caja de mi árbol de Navidad, cuando me toca embalarlo de nuevo, bien se merece un orfidal.
Hay un solo pero que le pongo a la tradición navideña, y no son las aglomeraciones, las subidas de precio o las discusiones con la familia. La caja de mi árbol de Navidad, cuando me toca embalarlo de nuevo, bien se merece un orfidal.