La verdadera tragedia no es solo la prórroga de los presupuestos, sino la indiferencia generalizada.
The post Prorrogando el desastre first appeared on Hércules. Ya ni nos extraña. La falta de presupuestos generales del Estado, prorrogados como si fueran un trámite menor, se ha convertido en otra muestra del desdén por el buen gobierno que impera en España. Enero de 2025 y aquí seguimos, arrastrando las cuentas de 2023, como si el mundo no hubiera cambiado en dos años. Como si las necesidades sociales, económicas y territoriales pudieran meterse en el cajón del «ya veremos».
El problema no es solo técnico –aunque prorrogar presupuestos tiene graves consecuencias para la financiación de servicios esenciales y proyectos pendientes–. Es político, y su raíz está en el desprecio absoluto de este gobierno por la gestión real. Lo importante no es resolver problemas, sino sobrevivir un día más. Aguantar. Eso define el sanchismo: resistir a toda costa, aunque el coste sea el futuro del país.
La ruptura de los acuerdos por parte de Junts per Catalunya con el Gobierno, no es más que una pieza en su estrategia electoral. No nos engañemos: Junts no quiere derrocar a Pedro Sánchez. Si lo quisieran, apoyarían una moción de censura con el PP y Vox. Pero no lo hacen porque prefieren la humillación constante al Estado español. Es su manera de mantener viva la llama del independentismo, de recordar a sus bases que tienen el control y de lanzar guiños a Bruselas mientras desgastan las instituciones democráticas desde dentro. Están haciendo campaña electoral valiéndose de España, y les está funcionando.
Cada vez que Junts presiona, Sánchez cede. Porque, para el PSOE, pactar con quienes desprecian la unidad de España no es un problema: es la estrategia. Y Junts lo sabe. Por eso aprovechan esta debilidad estructural para hacer campaña a costa del desgobierno. Las constantes amenazas, las exigencias desproporcionadas, los desplantes, todo forma parte de un circo montado para el consumo interno de su electorado. Un electorado que, no olvidemos, parece disfrutar viendo cómo España tambalea mientras ellos exigen más y más privilegios.
Y mientras tanto, en el PSOE, ¿qué hacen? Asumen esta situación como el precio a pagar por mantenerse en el poder. Fíjense en el nivel de desinterés que, la que debería ser pieza clave en la preparación de los PGE, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, su prioridad ahora está en Andalucía, liderando al PSOE regional. ¿Cómo no va a ser normal la prórroga de presupuestos si los responsables de la economía del país están más preocupados por las campañas internas que por cuadrar las cuentas? El PSOE no gobierna, simplemente sobrevive.
La prórroga presupuestaria, lejos de ser un mal menor, es un despropósito con graves implicaciones. En términos simples, significa que las cuentas públicas no están adaptadas a la realidad económica del momento. Las comunidades autónomas reciben fondos que no cubren sus necesidades actuales. Los proyectos de infraestructuras se paralizan. Los servicios esenciales operan con recursos insuficientes. Y todo ello mientras la inflación y los cambios económicos globales hacen aún más urgente una actualización de las partidas presupuestarias.
Pero para este gobierno, todo eso es secundario. Lo primordial es salvar el relato, mantener el control de la narrativa mediática. Lo secundario, como siempre, es España. Este modelo de gobernar a golpe de propaganda está llevando al país a un callejón sin salida. Cuando no hay presupuestos, lo que se transmite es que no hay dirección, que el Estado está a la deriva y que la política se ha reducido a una lucha por el poder. Junts, por su parte, se regodea en esta situación. No necesitan que caiga el gobierno; les basta con mostrar a sus votantes que tienen la sartén por el mango. Cada vez que fuerzan una concesión, cada vez que Sánchez calla ante una humillación, ellos ganan puntos en su agenda electoral. No son socios de gobierno, son mercenarios políticos. Y esa diferencia es crucial, porque explica por qué España está paralizada mientras ellos siguen avanzando en su agenda independentista.
Pero, ¿quién permite que esto pase? Nosotros, los ciudadanos. Nos hemos resignado a que los políticos no rindan cuentas. Nadie exige explicaciones al gobierno por gobernar con cuentas caducas, nadie se escandaliza por la ausencia de presupuestos actualizados, y hemos normalizado la mediocridad como si fuera una condición inevitable de la democracia.
La verdadera tragedia no es solo la prórroga de los presupuestos, sino la indiferencia generalizada. El PSOE sigue adelante porque sabe que no habrá consecuencias. Junts se aprovecha porque entiende que puede humillar al Estado sin que nadie se inmute. Y mientras tanto, el ciudadano medio se limita a quejarse en silencio, como si su voz no tuviera peso, como si pedir responsabilidad fuera demasiado.
Si España está atrapada en este ciclo de incompetencia política, es porque nosotros lo permitimos. Nos hemos acostumbrado a mirar hacia otro lado, a aceptar el desgobierno como norma. Es hora de romper con esa apatía. Porque si no lo hacemos, si seguimos normalizando lo inaceptable, el precio lo seguiremos pagando todos, y no habrá prórroga que nos salve de ese futuro.
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