El circo de Emilia Pérez

El circo de Emilia Pérez

Este año, la promoción de «Emilia Pérez» ha revelado no solo la falta de talento cinematográfico, sino también un vergonzoso espectáculo de declaraciones elitistas, volteretas ideológicas y acusaciones sin fundamento
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El Espectáculo de la Hipocresía Progresista en los Premios Oscar

Los Oscar de este año no solo son una celebración del cine, sino un desfile de la hipocresía progresista disfrazada de «inclusión» y «diversidad». La película «Emilia Pérez» ha desatado un vendaval de críticas no solo por su cuestionable calidad, sino por el comportamiento de sus creadores y protagonistas, que han convertido la promoción de su obra en un circo de declaraciones ofensivas y volteretas ideológicas.

El Fracaso Taquillero en México

La película Emilia Pérez, como era de esperarse, no gustó en México y la gente le está pidiendo a los cines que le devuelvan su dinero. Le contamos en este video. https://t.co/if1kX8qDUN pic.twitter.com/pVelw99pOT

— Revista Semana (@RevistaSemana) January 30, 2025

El Director «Elitista»

Comencemos con Jacques Audiard, el director francés que parece haber olvidado su país de origen, donde la arrogancia es elevada a arte. Este tipo, con su acento galo, ha tenido la audacia de declarar que el español es una «lengua de pobres», como si el francés, con su larga historia de colonialismo, fuera el epítome de la sofisticación. ¿Qué pasa, Jacques? ¿Te sientes superior porque tu lengua es la de los «afortunados» que colonizaron África?

Jacques Audiard in an interview in France: «Spanish is a language of modest countries, developing countries, of poor people and migrants.»

Fuck this guy.
pic.twitter.com/sJuBSI1RQ3

— The Other Hawkeye (@AvengingCoffee) January 29, 2025

¿Este señor no sabe que el país más pobre de sudamérica es Haití, y se habla francés?

Karla Sofía Gascón: manía persecutoria, twits del pasado y victimización

Gascón, en un acto de suprema ironía, acusa al equipo de Fernanda Torres (nominada al oscar a mejor actriz por I’m Still Here) de difamarla y de orquestar una campaña de odio contra «Emilia Pérez». ¡Qué hipocresía! La misma persona que lleva escupiendo veneno en entrevistas ahora se presenta como la víctima.

Karla Sofia Gascón has violated the Academy’s Oscar rules by accusing nominee Fernanda Torres’ team of spreading hate against her and the cast of Emilia Perez during a Brazilian interview.

“Any public communication by anyone associated with an eligible film attempting to cast… pic.twitter.com/J0f9GU0EZu

— 21 (@21metgala) January 29, 2025

Pero, claro, sus acusaciones carecen de fundamento, el equipo de I’m Still Here no tiene presencia en redes sociales, solo existe un perfil de la propia actriz, Fernanda Torres, que en un gesto de verdadera clase, ha defendido a Gascón públicamente y ha pedido respeto y tolerancia. Sin embargo, Gascón, con su incontinencia verbal y su tendencia a culpar a otros de sus propios errores, ha creado una tormenta mediática que podría costarle su nominación, si es que la Academia decide aplicar sus propias reglas.

Normas de la academia

Karla Sofía Gascón ha tenido la osadía de comparar las críticas a «Emilia Pérez» con el Holocausto. Sí, han leído bien. En un acto de insensibilidad y falta de perspectiva histórica, Gascón ha equiparado el rechazo legítimo hacia una película con uno de los episodios más oscuros y trágicos de la humanidad. Esta comparación ha generado una ola de indignación y ha dejado claro que, para algunos, no hay línea que no se pueda cruzar en la defensa de su ego artístico.

Pero si algo se está comentando en las últimas horas, es la conversión ideológica de Karla Sofía, pues han salido a la luz numerosos twits del pasado. Hace apenas unos años, esta mujer habría votado a Trump sin pestañear, pero ahora, en su búsqueda de validación por parte de Hollywood, se ha convertido en la sacerdotisa del progresismo. Sus tweets de antaño son una mina de oro para cualquier conservador: críticas acerbas contra los musulmanes, comentarios despectivos sobre George Floyd y ataques directos a la diversidad y equidad en los Oscar. Si quieren reirse un rato, abran el hilo a continuación.

Musulmanes, George Floyd, «moros», apoyo a Hitler (._. )’ pic.twitter.com/lg9YRy1xT3

— La Niña Tortuga (@lagartijapa) February 1, 2025

Pero, ay, ahora que se ha subido al carro de la «justicia social», cualquier crítica hacia su película o su persona es etiquetada como «discurso de odio» o «transfobia«. Es increíble ver cómo la incontinencia verbal de Gascón ha pasado de ser una muestra de franqueza a un síntoma de oportunismo político.

#EnDirecto | Karla Sofía Gascón carga contra los «fascistas de última generación» que se apoderan de las instituciones en muchos países: «No entiendo cómo podemos seguir así en el mundo, retrocediendo constantemente y cometiendo los mismos errores» pic.twitter.com/UGRqkzby94

— Europa Press (@europapress) January 24, 2025

La Farsa de Selena Gómez

No podemos olvidar a Selena Gómez, la cantante y actriz que ha decidido añadir su granito de arena al melodrama. Llora por Trump, como si fuera la única en el mundo que ha sufrido por la política. El victimismo es su mejor arma, porque, claro, si no lloras y te victimizas, no eres un verdadero progresista.

Selena Gomez just posted a video crying about deportations, but deleted it after outrage from fans…. pic.twitter.com/xRTO8x4ND5

— End Wokeness (@EndWokeness) January 27, 2025

Emilia Pérez: un circo sin nadie al volante

Lo más irónico de todo esto es cómo la izquierda progresista se come sus propias palabras. Karla Sofía Gascón, que ahora se presenta como una defensora de los derechos humanos, antes escupía opiniones que harían sonrojar a cualquier conservador. Pero en Hollywood, la memoria es corta, y la conveniencia política es larga.

Este año, los Oscar no solo nos han ofrecido una selección de películas, sino un espectáculo de cómo el progresismo puede ser manipulado a conveniencia. Hemos visto cómo se puede cambiar de opinión tan rápido como se cambia de atuendo en una alfombra roja, y cómo la hipocresía se disfraza de activismo. Desde directores que menosprecian lenguas a actrices que se transforman en activistas por conveniencia, la industria del cine ha demostrado su habilidad para el teatro, tanto en la pantalla como fuera de ella.

El caso de «Emilia Pérez» es un recordatorio de cómo la búsqueda de premios y reconocimiento puede llevar a individuos y producciones a contradecirse, a caer en el elitismo, y a ignorar el respeto hacia las culturas y personas que pretenden representar. El fracaso en taquilla en México es un testimonio palpable de que el público no siempre compra el marketing de la «inclusión» cuando la sustancia no está a la altura de la retórica.

Mientras esperamos la ceremonia, no olvidemos que detrás de cada nominación y cada discurso hay una montaña de contradicciones y oportunismo. Los Oscar, que deberían celebrar el arte cinematográfico, se han convertido en una plataforma para exhibir la lucha por la relevancia y la aprobación en un mundo donde las apariencias importan más que la autenticidad. Así que, siéntense, disfruten del show, y recuerden: en Hollywood, la hipocresía viene con nominaciones, y las verdaderas intenciones se revelan bajo la luz de las cámaras de los paparazzi. ¡Bravo por el espectáculo, aunque sea uno de risa!

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