La falta de suelo urbanizable y la burocracia: las claves de la falta de vivienda a la que se enfrenta España

La escasez de inmuebles en España y el aumento de precios plantean la imperiosa necesidad de medidas para mejorar el acceso a una vivienda
The post La falta de suelo urbanizable y la burocracia: las claves de la falta de vivienda a la que se enfrenta España first appeared on Hércules.  El mercado inmobiliario en España se enfrenta desde hace años a un gran desafío: la falta de oferta de vivienda. Aunque la demanda sigue en aumento, la construcción de nuevas viviendas no avanza al mismo ritmo, lo que ha provocado una escalada en los precios y ha dificultado el acceso a la vivienda para una parte significativa de la población.

Desde 2021, la creación de nuevos hogares en España ha superado el número de viviendas en construcción. En 2023, esta relación fue inferior a 0,5, un nivel similar al de la crisis de 2011-2013. En otras palabras, se están construyendo menos de la mitad de las viviendas necesarias para cubrir la demanda. A esto se suman factores económicos y sociales que agravan la situación y dificultan el acceso a la vivienda, en especial para los jóvenes y las familias con rentas medias y bajas.

Falta de suelo urbanizable y procesos burocráticos lentos

A pesar de que España cuenta con suelo disponible, gran parte de él no está listo para la construcción debido a los largos y complejos procesos de desarrollo urbanístico. Según el Sistema de Información Urbana (SIU), hay 6,8 millones de viviendas pendientes de construir, lo que equivale al 25,6% del parque inmobiliario actual. Además, la concesión de licencias de obra puede demorar varios años en ciudades como Madrid y Barcelona, ralentizando la incorporación de nuevas viviendas al mercado. Esta situación no solo afecta a las grandes urbes, sino también a zonas metropolitanas donde la demanda es alta.

Las recientes modificaciones normativas han generado incertidumbre en el sector inmobiliario. Medidas como el control del precio del alquiler, la limitación a los desahucios o la obligatoriedad de registrar los alquileres temporales han desincentivado la inversión y llevado a muchos propietarios a retirar sus viviendas del mercado. Esta situación genera un círculo vicioso en el que la oferta se reduce aún más, afectando especialmente a los inquilinos con menor poder adquisitivo.

El auge del alquiler vacacional ha hecho que muchos propietarios opten por esta modalidad en lugar del alquiler a largo plazo, reduciendo aún más la oferta disponible. Además, la compra de viviendas por parte de grandes fondos de inversión y extranjeros ha elevado los precios, dificultando el acceso a la vivienda en ciudades y zonas costeras. En ciudades como Barcelona, Valencia o Málaga, el impacto del turismo y la llegada de inversores internacionales ha disparado los precios de compra y alquiler, expulsando a los residentes tradicionales.

Aumento de los costes de construcción y falta de mano de obra

Desde 2019, el precio de los materiales de construcción ha subido un 15,5% por encima del IPC, lo que ha impactado la viabilidad de nuevos proyectos. La subida del precio de materias primas como el acero, el cemento y la madera ha encarecido significativamente la construcción de viviendas nuevas.

Por otro lado, la falta de mano de obra cualificada ha ralentizado la construcción. La edad media de los trabajadores supera los 45 años y más del 60% carece de formación profesional específica. A esto se suma la dificultad para atraer jóvenes al sector, lo que amenaza con agravar la escasez de trabajadores en los próximos años.

El endurecimiento de las condiciones de crédito y el incremento de los tipos de interés han encarecido la financiación, afectando tanto a los compradores como a los promotores inmobiliarios. Las hipotecas son menos accesibles, lo que limita la capacidad de compra de muchas familias y retrasa la adquisición de vivienda, especialmente entre los jóvenes.

Aumento de los precios

La limitada oferta ha disparado los precios. Se estima que en 2025 el coste de la vivienda subirá un 7%, y en el caso de la vivienda nueva, el incremento podría superar el 15%. En algunas ciudades, este aumento podría ser incluso mayor, afectando a los compradores primerizos y dificultando la formación de nuevos hogares. En 2024, el precio medio del alquiler superó los 13 €/m², con un alza interanual del 14,7%, el mayor en 18 años.

El encarecimiento de la vivienda ha reducido la capacidad adquisitiva de las familias. Incluso si los tipos de interés bajan, no será suficiente para compensar el alza en los precios. Los jóvenes y trabajadores con salarios medios se ven especialmente afectados, postergando la compra de vivienda y aumentando la demanda de alquiler. El aumento de los precios también ha llevado a que muchas personas con ingresos bajos se vean obligadas a mudarse a zonas periféricas o a compartir vivienda para poder costear el alquiler, afectando a la cohesión social y generando desigualdades en el acceso a los servicios.

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