El Canal de Panamá, el nuevo campo de Batalla de EE.UU ¿Quién lo controla realmente?

El Canal de Panamá, el nuevo campo de Batalla de EE.UU ¿Quién lo controla realmente?

Con la creciente presencia china y la presión de EE.UU. en aumento, se han generado dudas sobre cuánta soberanía conserva realmente el país
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Europa Press

La afirmación fue desmentida inmediatamente por funcionarios de Pekín y Ciudad de Panamá. El presidente de Panamá incluso caracterizó estas declaraciones del presidente Trump como “disparates”. 

Igualmente, durante un coloquio del Foro Económico Mundial, celebrado en Davos, Suiza, el Presidente de Panamá señaló que el canal «es y seguirá siendo de Panamá» y negó que haya interferencia extranjera en la administración de la vía. Por otra parte, también señaló que «El canal de Panamá no fue una concesión ni una dádiva que hizo los Estados Unidos», y recordó que «tenemos el Derecho internacional de nuestra parte». 

Por el lado chino, el portavoz de la Cancillería china, Mao Ning, insistió que «La soberanía e independencia de Panamá no son negociables«. Igualmente, aseguró que «el canal no está sujeto al control directo o indirecto de ninguna gran potencia».

A día de hoy, no hay evidencias públicas que demuestren que el gobierno chino ejercía algún control sobre el canal. Sin embargo, es importante recalcar que las empresas chinas sí tenían presencia significativa en él. No obstante, la vía fluvial está gestionada por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), una rama del gobierno panameño.

Frente a las constantes acusaciones y declaraciones del presidente Trump que señalan que Panamá ha violado el tratado, y que esto supone violar el Tratado sobre la Neutralidad Permanente y Funcionamiento del canal de Panamá, las autoridades panameñas se han visto en la necesidad de declarar en repetidas ocasiones que no existía dicha gestión del Canal.

¿Gestiona China el canal de Panamá? 

Distintos datos señalan que desde que Panamá cortó relaciones diplomáticas con Taiwán en 2017, China había logrado ampliar significativamente su presencia en torno al canal en los últimos años. 

De octubre de 2023 a septiembre de 2024, China representó el 21,4% del volumen de carga que transita por el Canal de Panamá, lo que lo convierte en el segundo mayor usuario después de Estados Unidos. 

En los últimos años, China también ha invertido mucho en puertos y terminales cerca del Canal. De los cinco puertos adyacentes a él, Balboa y Cristobal, situados en los lados del Pacífico y Atlántico respectivamente, han sido operados por una filial de Hutchison Port Holdings desde 1997, Panama Ports Company. En 2021, el contrato de concesión fue prorrogado por 25 años, pese a críticas por el supuesto poco aporte de la compañía al tesoro panameño. 

Puerto operado por Panama Ports Company I France 24

CK Hutchinson es un colosal imperio empresarial del multimillonario hongkonés Li Ka-shing. Es una de las empresas más valiosas que cotizan en la bolsa, y cuenta con algunos de los mayores inversores del mundo entre sus accionistas. 

Hutchinson Ports se describe a sí misma como  «el mayor inversor, desarrollador y operador portuario del mundo«, que opera actualmente «en 53 puertos en 24 países de Asia, Medio Oriente, África, Europa, América y Australia». En un comunicado, la empresa asegura que «ha mantenido y continuará manteniendo una relación transparente y colaborativa» con las autoridades panameñas. «Seguimos firmes en nuestro compromiso de cumplir con todas las leyes y regulaciones, ejerciendo plenamente nuestras responsabilidades contractuales», apuntó la firma.

De los cinco puertos de Panamá, los de Hutchinson son los más grandes. De acuerdo al director del Programa de las Américas de Centros Estratégicos, Ryan Berg “La explotación de estos puertos ofrece una gran cantidad de información estratégica potencialmente útil sobre los buques que transitan por la vía navegable”. Incluso, Berg llegó a afirmar que “existe una creciente tensión geopolítica de carácter económico entre Estados Unidos y China, este tipo de información sobre la carga sería muy útil en caso de guerra en la cadena de suministro”. 

Todo señala que esta constante presencia China había preocupado a Washington, ya que ve la posibilidad de que poco a poco tengan la posibilidad de controlar por completo el canal. Lo que más le preocupa a Estados Unidos es la cantidad de información que estaría manejando China, especialmente si estalla un conflicto candente entre ambas potencias.

Lucha por las tarifas entre Panamá y Estados Unidos

Desde que Trump asumió el cargo este año, ha dirigido muchas de sus directivas a otras naciones de América, incluidas aquellas consideradas importantes aliadas de Estados Unidos. Algunos expertos sugieren que China podría sacar provecho de las distintas actuaciones tomadas por EEUU hacia países como Panamá, presentándose como una opción menos confrontativa. 

Antes de tomar posesión, Trump declaró en una conferencia conservadora en Arizona que Panamá estaba cobrando a los barcos estadounidenses tarifas ridículas y altamente injustas por usar su canal. Esa misma semana, Trump declaró que si la “estafa” no se detenía, exigiría que el canal fuera devuelto a Estados Unidos, aunque no especificó cómo. Igualmente, agregó que no quería que el Canal de Panamá cayera en las “manos equivocadas” y citó específicamente a China, que tiene intereses significativos allí. 

Trump insistió nuevamente que “China está operando el canal de Panamá, pero no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá, y lo vamos a recuperar”. 

Ya durante su discurso de investidura, Trump insistió nuevamente que “China está operando el canal de Panamá, pero no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá, y lo vamos a recuperar”. 

Tratados Torrijos-Carter

 Los Tratados Torrijos-Carter, firmados el 7 de septiembre de 1977, fueron alcanzados entre el general Omar Torrijos Herrera, líder de facto de Panamá, y el Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Estos marcaron el fin de casi un siglo de control estadounidense sobre el Canal de Panamá. En estos tratados se sentaron las bases para una transferencia gradual del Canal. Igualmente, se estableció un cronograma claro para que Panamá asumiera el control total del Canal el 31 de diciembre de 1999. Incluía la transferencia de infraestructura, así como la capacitación y preparación de los panameños para gestionar una de las rutas de navegación más importantes del mundo. 

El Tratado de Neutralidad de Panamá fue firmado junto con el Tratado Torrijos-Cater, y buscaba garantizar que el Canal de Panamá permaneciera abierto y disponible para todas las naciones del mundo. De esta manera, Panamá debe garantizar que es el único responsable de la operación y administración del canal desde el año 2000. 

Frente a esto, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino declaró que “Debo rechazar de manera integral las palabras esbozadas por el presidente Donald Trump relativas a Panamá y su canal”. Esta sería una de las múltiples veces en las que el mandatario repetiría este mensaje. En diciembre del año pasado, nuevamente declaró que “El canal es y seguirá siendo de Panamá y su administración seguirá estando bajo control panameño con respeto a su neutralidad permanente. No hay presencia de ninguna nación del mundo que interfiera con nuestra administración”.

Jose Raul Mulino declarando que el Canal «no ha parado que crecer» en manos de Panamá, en las que permanecerá «siempre» I Agencia EFE

Marco Rubio, la herramienta perfecta para ejercer más presión

El primer viaje oficial como secretario de Estado llevó a Marco Rubio a Centroamérica y El Caribe, durante el cual se encontró con autoridades panameñas dispuestas a negociar cualquier cosa, menos la soberanía del canal. 

Dos días antes de iniciar este primer viaje, Rubio declaró en una entrevista que “El presidente Trump está bastante claro en que quiere administrar el Canal nuevamente”. A esta declaración se le sumaron desde representantes republicanos como Pete Hegseth, hasta senadores republicanos que convocaron una audiencia en el Congreso el martes 28 de enero. Después de ella, declararon que “la supuesta influencia china es una amenaza directa para la seguridad norteamericana”.

Durante esta visita oficial, el presidente Trump volvió a declarar que iban a «recuperar el Canal de Panamá, o algo muy gordo va a pasar». 

Marco Rubio durante su visita a Panamá I Agencia EFE

El último en decirlo antes del inicio de esta gira fue el enviado especial de Estados Unidos para América Latina, Mauricio Claver-Carone.  En una rueda de prensa celebrada el viernes 31 de enero repitió que pretenden la “reconstrucción de la era de oro” de principios del siglo pasado, cuando construyeron el Canal. Tras quejarse por las tarifas a la Marina, el mantenimiento y la concesión a la compañía china, Claver-Carone declaró que “Ojalá el Gobierno de Panamá lo vea como una oportunidad de buena fe para promover y mejorar los intereses de ambos países”. 

Antes de la llegada de Rubio al país centroamericano, el 20 de enero de este año, se anunció el inicio de una auditoría a Hutchison Ports por parte de la Contraloría General de Panamá. En el comunicado publicado a través de un video de la red social X, la entidad explicó que el objetivo de esta revisión es garantizar la transparencia y el uso eficiente de los recursos públicos. 

Esta revisión de las concesiones otorgadas a Hutchison Ports podría ser interpretada como un primer intento de Panamá de demostrar su compromiso con la transparencia y disipar las preocupaciones expresadas por Trump. Sin embargo, también pone de relieve las tensiones geopolíticas en torno al canal, una infraestructura clave para el comercio global y un símbolo de la soberanía panameña. 

Tras reunirse con Rubio, el presidente Mulino ha declarado el 2 de febrero que «la soberanía de Panamá no está en cuestión» y ha afirmado que no ve ninguna “amenaza real” de una intervención militar estadounidense. 

Frente a esto, el jefe de la diplomacia estadounidense exigió cambios inmediatos en la gestión del Canal, porque la presencia china ha dicho que viola los tratados entre ambos países.

Mulino respondió al secretario de Estado que hay una auditoría en marcha sobre su funcionamiento, y le pidió esperar a conocer los resultados de las mismas. 

Panamá no renueva acuerdo de entendimiento

El jueves 6 de febrero, Mulino anunció la cancelación del acuerdo económico de la Ruta de la seda con China, memorando de entendimiento firmado en noviembre de 2017. Este se había renovado automáticamente hasta este año.

Mulino aseguró que la embajada de Panamá en Pekín «presentó el documento correspondiente» para «anunciar la cancelación con 90 días antes», como establece el acuerdo. «Así que, esa es una decisión que tomé», agregó en rueda de prensa.

Esta decisión se anunció cuatro días después de la visita a Panamá de Marco Rubio, lo que indica que Panamá cedió ante las presiones de Estados Unidos que llamaban a reducir la influencia china sobre el Canal. 

El Acuerdo de la Franja y la Ruta de la Seda contempla el financiamiento de proyectos de infraestructura con fondos chinos para impulsar el comercio y la conectividad en Asia, Europa, África y América Latina. Más de un centenar de países se han adherido a este proyecto lanzado en el 2013 por el gobierno de Xi Jinping. 

El lunes 10 de febrero, Rubio calificó esta decisión como un gran paso para fortalecer las relaciones con Washington por parte de Panamá. 

¿Quién controla realmente el Canal?

El Canal de Panamá es una infraestructura de importancia estratégica a nivel global. Su magnitud económica es inconmensurable: facilita el 3% del comercio mundial, conecta 180 rutas de 170 países, y enlaza 1920 puertos. Además, representa el 7,7% del PIB anual de Panamá, consolidándose como uno de los principales activos del país. Incluso en años difíciles, como 2023 y 2024, cuando la sequía afectó la operatividad del canal, la infraestructura ha permitido que Panamá sea el país de América Latina con mayor crecimiento del PIB. 

A pesar de que Panamá si ejerce una administración formal del canal a través de la Autoridad del Canal de Panamá, los acontecimientos recientes evidencian que su capacidad de decisión está fuertemente influenciada por factores externos. La presión ejercida por la administración de Donald Trump llevó al gobierno panameño a cancelar el memorando de entendimiento con China sobre la Ruta de la Seda, una decisión que, aunque presentada como soberana, responde claramente a intereses estratégicos estadounidenses. 

El hecho de que Washington pueda presionar a Panamá hasta que modifique sus acuerdos económicos con otras potencias demuestra que Estados Unidos sigue teniendo un control indirecto sobre la toma de decisiones relacionadas con el canal. Si bien no es un control administrativo directo, la influencia estadounidense es suficiente para condicionar la política exterior panameña en función de sus propios intereses. 

Este caso también deja entrever una realidad incómoda para Panamá: si el canal es tan vital para su economía, pero al mismo tiempo su gestión está sujeta a presiones externas, ¿hasta qué punto la soberanía panameña sobre esta vía es real? En este sentido, el canal sigue siendo un espacio de disputa en el que Estados Unidos, más que ningún otro actor, demuestra tener la capacidad de decidir qué alianzas económicas son aceptables y cuáles no. 

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