Normal que el primer partido sea el de la abstención! Cada día me parece, de hecho, más anormal el que alguien vote. A no ser que se esté a sueldo
The post ¡Ya hay partido ganador! first appeared on Hércules. Aunque, para serles franco (con perdón), me temo que es el que lleva siéndolo desde hace demasiado tiempo. Lo recordaba un buen amigo (tildado de fascistón para arriba, claro, que en estos tiempos aquí ya son fachas hasta los Reyes Magos), don Víctor Sánchez del Real, que «la abstención se ha convertido en el principal partido en España». Y no es porque sea amigo que lo cito, ya que como dicen que decía Aristóteles, «Amicus Plato sed magis amica veritas», que viene a decir que lo de don Víctor es levangelio sea o no sea mi amigo. Y bien triste es que lo sea (levangelio, no mi amigo). Pues razón no le falta aunque sea ésta lamentable. Pues qué tristeza supone ver reflejada en la apatía electoral, la desgana de un electorado falto de ilusión. O con la única de votar para darle con el voto en la cabeza del otro. Un otro con millones de seguidores y votantes, al menos en los principales partidos en cualquier caso, con lo que no se le puede quitar legitimación alguna a ninguno. Pero muchos más millones se quedan en casa huérfanos de opciones políticas reales. O con ganas de mandar a todos al guano, o hacer un Guy Fawkes hispano a las Cortes, pero esta vez, con éxito. Y que arda todo como una falla valenciana en honor a los cientos de muertos por la dejadez e incapacidad de los hunos y de los hotros.
Cada día estoy más convencido de que para que nuestros políticos de toda ralea tomen consciencia de sus acciones (o inacciones), descontada la abstención técnica establecida en un porcentaje fijo, toda aquella que sea por la ausencia voluntaria de electores a las urnas, hartos de unos partidos ineficientes, cainitas, soberbios… o inexistentes para los deseos ideológicos del votante de turno, se vea reflejada en escaños vacíos en el parlamento. ¡Pero ojo! El establecimiento de mayorías para sacar adelante leyes o lo que fuera o fuese, por supuesto que tendría que hacerse sobre la base de 350 escaños, y la mayoría absoluta seguiría estando en 176. Lo que obligaría a los partidos a ponerse las pilas y dejarse de chorradas y saber a qué se atienen. Sé de sobra que esto es una utopía que jamás se hará realidad, porque creo que aún más imposible es la de reformar el sistema electoral y las actuales circunscripciones, y que al final un tipo de Teruel con un número de votos parecido al de habitantes de San Lorenzo del Escorial, decida un presidente de gobierno y las políticas nacionales para más de 48 millones de personas. Y al que, por cierto, sólo pueden votar (o castigarle sin voto o lo que corresponda), los habitantes de la ciudad del Torico. Aunque su decisión afecte por igual a uno de Coruña, Zaragoza o Cádiz.
Que partidos que nada más se presentan en un territorio concreto, acaben con una sobrerrepresentación con relación a aquellos que lo hacen a nivel nacional, es inaceptable. Lo que además de injusto, es de traca, habida cuenta de que contamos en este país ignorante de sus propias instituciones, con una Cámara de Representación territorial como es el Senado, que se ha quedado tan sólo como de segunda lectura, y cuyo enfrentamiento con el Congreso al final es agua de borrajas aunque las mayorías y el modo de elección sean diferentes. Vamos, ¡que ya me dirán entonces pa qué sirve con lo que nos cuesta! Y no seré yo quien diga que a los políticos haya que retribuirlos inadecuadamente, pues con eso sólo lograremos que se acerquen los fallecidos de inanición que no tienen más trabajo que mamar de las ubres de unos partidos que, cada vez más, no representan a la sociedad española, sino sus propios intereses para llevárselo crudo.
¡Normal que el primer partido sea el de la abstención! Cada día me parece, de hecho, más anormal el que alguien vote. A no ser que se esté a sueldo. Y en eso me da que se ha convertido España: en un país de funcionarios y paniaguados partidistas, a los que a unos les da igual el diluvio universal pues ya están colocados (extraña palabra española para un trabajador, por cuanto de inmovilismo viene definido en la palabra), y a los otros su único interés sea el del líder de turno para no tener que ir a Infojobs a buscar un empleo al que jamás accederían de otro modo. Por cierto, la abstención, hoy en día, es lo único transversal que puede encontrarse en la política española. El día que venga alguien a ilusionarnos se van a enterar los de las poltronas actuales. ¿Ocurrirá?
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