Los complicados malabares financieros para sufragar el ejército europeo

La creación del ejército europeo es una realidad que está cada vez más cerca. No obstante, la inversión para su creación requiere de gasto y vías para sufragarlo que se están consolidando
The post Los complicados malabares financieros para sufragar el ejército europeo first appeared on Hércules.  Tres años de conflicto bélico en Europa, con más de un millón de víctimas entre muertos y heridos, el descontrol de un presidente estadounidense y las amenazas de Moscú, finalmente lograron sacar a Europa de su letargo. Un despertar impulsado por el vértigo y la necesidad de salvación. Aumentar el gasto militar de cada nación hasta alcanzar el 3% del PIB es una meta que exige un esfuerzo financiero titánico: cerca de 300.000 millones de euros adicionales hasta 2027, según estimaciones del medio francés L’Express. Actualmente, solo Polonia, los países bálticos y Grecia han alcanzado este umbral, considerado como mínimo por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

Pero, ¿de dónde saldrá el dinero? Algunos países, con presupuestos equilibrados, pueden financiar este gasto por sí mismos. Sin embargo, otros, como Francia, deberán tomar decisiones difíciles, incluso si se relajan, como en la era del Covid, las reglas fiscales. La solidaridad europea tendrá que ser redefinida, movilizando tanto el ahorro privado de los ciudadanos como el apoyo de los inversores. El trabajo es monumental, y el tiempo apremia para los líderes europeos.

Un reto financiero a corto plazo: déficits nacionales en aumento

Frente a la amenaza rusa en las fronteras de Europa, el deseo de una defensa fuerte es ahora compartido por todo el continente. No obstante, el camino para alcanzarlo varía dependiendo de las prioridades y circunstancias de cada nación. Alemania, un país acostumbrado a la austeridad, se prepara para una transformación al renunciar al tradicional “freno de la deuda”, una medida instaurada tras la crisis financiera de 2008 que limita el endeudamiento federal al 0,35% del PIB anual. “Este cambio era necesario desde hace tiempo. La reunión entre Zelensky y Trump ha sido crucial, y la urgencia de aumentar el gasto en defensa ahora es evidente”, comenta la economista Nicola Fuchs-Schündeln, profesora de la Universidad Goethe en Frankfurt. El futuro canciller, Friedrich Merz, ha presentado las líneas generales de un plan que podría ascender a varios cientos de miles de millones de euros, rompiendo con la tradición alemana.

En Francia, que fue recientemente incluida en el procedimiento de déficit excesivo por parte de la Comisión Europea, el margen de maniobra es cada vez más estrecho. El presupuesto de 2025, aprobado entre tensiones, debería reducir el déficit público al 5,4% del PIB, un objetivo que ya es objeto de discusión entre los expertos. A partir de 2029, la meta es reducirlo por debajo del 3%, según el plan de recuperación presentado a Bruselas. Este desafío parece casi imposible. Países como Italia, Bélgica y España enfrentan situaciones similares. La ley francesa de programación militar 2024-2030 ya contemplaba un esfuerzo adicional de 100.000 millones de euros durante este periodo.

Una opción es recortar el gasto, algo que se ha debatido durante años sin resultados claros. “Si el esfuerzo se financia a nivel nacional, será inevitable recortar gastos en áreas como la salud o la educación”, afirma Jérôme Creel, economista del Observatorio Francés de las Condiciones Económicas. Dados los intensos debates sobre el presupuesto de 2025, las discusiones se prevén complicadas. “El Gobierno ha hecho muchas concesiones para conseguir un acuerdo sobre el presupuesto. Estas concesiones están basadas principalmente en aumentos fiscales temporales, lo que solo pospone el ajuste estructural para más adelante. Lo más probable es que el esfuerzo de defensa se financie en gran medida mediante más deuda”, apunta Eric Dor, economista de Ieseg.

La deuda pública y sus riesgos

El aumento de la deuda, aunque necesario a corto plazo, es una solución que podría ser peligrosa a largo plazo. “La deuda pública de Francia ya es alarmantemente alta, y la de Alemania, aunque menor, está aumentando rápidamente”, advierte Clemens Fuest, presidente del Instituto Ifo de Economía. La Comisión Europea, que hace unos meses aún perseguía déficits excesivos, ha activado una cláusula que podría permitir a los Estados miembros flexibilizar las normas de deuda y déficit cuando se trate de gastos militares masivos. Sin embargo, este truco contable no convence a todos, ya que, como señala Eric Dor, “los mercados financieros no se fijan en si la Comisión ha aprobado una cláusula. Lo que realmente importa es si la deuda sigue siendo sostenible”. La respuesta de los mercados ha sido clara: los tipos de interés han subido en toda Europa, incluso cuando el BCE sigue aplicando políticas monetarias expansivas.

La guerra en Ucrania y la necesidad de rearmarse

En medio de la guerra en Ucrania, Europa se ha visto obligada a reconsiderar su enfoque sobre la defensa. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció que Europa podría movilizar hasta 800.000 millones de euros para financiar su rearme. Sin embargo, la mayor parte de esta suma es teórica, basada en cálculos de lo que los países podrían pedir prestado si se relajaran las reglas fiscales. Los recursos más concretos incluyen un fondo europeo de 150.000 millones de euros y unos 350.000 millones de euros provenientes de fondos de cohesión no programados. Estos fondos son útiles para países más pequeños, pero no tanto para las grandes economías, como Francia y Alemania, que solo recuperarían una parte mínima a través de estos fondos estructurales.

Francia y Alemania están trabajando en diferentes propuestas para financiar este rearme. Alemania ha propuesto la creación de un “banco de rearme” en el que cada país contribuiría con 10.000 millones de euros. Esta iniciativa podría contar con la participación del Reino Unido, que, tras el Brexit, busca reforzar su colaboración con Europa en cuestiones de defensa. Francia, por su parte, aboga por un nuevo préstamo europeo a gran escala, similar al lanzado durante la pandemia. En cuanto al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), creado para rescatar a los países con dificultades económicas, podría aportar hasta 400.000 millones de euros, pero Italia, temerosa de las condiciones impuestas, ha mostrado reticencias.

La cuestión de la inversión privada

En paralelo, la inversión privada juega un papel crucial. Los bancos europeos, históricamente reacios a financiar el sector de la defensa debido a criterios éticos y ambientales, comienzan a cambiar de actitud. BNP Paribas, por ejemplo, ha anunciado que está dispuesta a apoyar la industria de defensa, con una exposición crediticia de 24.000 millones de euros. Otros actores como Bpifrance están promoviendo fondos especializados para fortalecer a las empresas del sector. Aunque la inversión en defensa todavía no es una prioridad para muchos inversores, las circunstancias están cambiando rápidamente.

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