Una investigadora destaca que patologías como la gota, la litiasis renal, infecciones o depresión estaban relacionado con estilos de vida
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Imagen: investigación de Teresa Perucho
Las enfermedades que afectaron a los monarcas de las coronas ibéricas no tienen, en la mayoría de los casos, un vínculo directo con la consanguinidad, según una investigación doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid. El estudio, realizado por Teresa Perucho, genetista de la Clínica Universidad de Navarra, concluye que, salvo en el caso de Carlos II, no existe evidencia científica que relacione de manera determinante los matrimonios entre parientes con las patologías que aquejaron a los reyes y reinas de la península.
Para llegar a esta conclusión, la tesis ha analizado los registros de longevidad, fertilidad e historial médico de 143 monarcas de Asturias, Aragón, Navarra, Portugal, Castilla y España, desde el reinado de Pelayo en el año 711 hasta la actualidad con Felipe VI.
Factores ambientales y estilo de vida, claves en la salud regia
Si bien la genética puede desempeñar un papel en la transmisión de enfermedades hereditarias, el estudio señala que las dolencias más frecuentes entre los monarcas estuvieron más vinculadas al estilo de vida cortesano y a factores ambientales que a la consanguinidad.
Los matrimonios entre familiares cercanos, aunque comunes en la historia de las casas reales europeas, no fueron determinantes en el deterioro de la salud de los monarcas ibéricos, con la excepción del último de los Austrias, Carlos II, cuyo estado físico y mental ha sido ampliamente estudiado en el contexto de la endogamia dinástica.
Leonor, la primera reina sin consanguinidad en siglos
Entre los datos más llamativos del estudio, destaca el hecho de que la princesa Leonor será la primera reina de España sin consanguinidad desde Enrique II de Castilla (1332-1379), quien era hijo ilegítimo de Alfonso XI de Castilla y Leonor de Guzmán.
Además, la investigación desmonta otro mito: el único matrimonio real sin lazos consanguíneos entre los Habsburgo y los Borbones, antes de la unión de Felipe VI y Letizia, fue el de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg. Paradójicamente, fue esta unión la que introdujo la hemofilia en la monarquía española, debido a una mutación genética ajena a la consanguinidad.
La Genética Clínica, una disciplina clave para la salud pública
Más allá de su relevancia histórica, la tesis pone en valor el papel de la Genética Clínica como herramienta fundamental para comprender no solo el pasado, sino también el presente y el futuro de la salud. Perucho subraya la necesidad de que esta especialidad sanitaria se consolide en España, país que hasta ahora ha sido el único de Europa sin reconocimiento oficial para la Genética dentro de su sistema de especialidades médicas.
Este vacío normativo comenzó a corregirse en diciembre de 2024, cuando la Comisión de Recursos Humanos del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó la creación de dos vías formativas: Genética Médica, accesible desde Medicina, y Genética de Laboratorio, abierta a titulados en Biología, Medicina, Farmacia y Química.
Según la investigadora, esta especialidad permitirá agilizar diagnósticos y mejorar la atención a pacientes con enfermedades raras, quienes hoy enfrentan largas esperas y dificultades para acceder a pruebas genéticas que podrían cambiar su pronóstico.
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