EE.UU. sanciona a la química KIMPAŞ por negociar con Irán

EE.UU. sanciona a la empresa turca KİMPAŞ por violar restricciones contra Irán, destapando una red empresarial afín a Erdogan que habría facilitado evasiones sistemáticas. El caso pone en evidencia la connivencia entre negocios, poder político y corrupción en Turquía
The post EE.UU. sanciona a la química KIMPAŞ por negociar con Irán first appeared on Hércules.  El gobierno estadounidense ha lanzado una advertencia directa a Ankara: el Departamento de Estado sancionó a KİMPAŞ, una empresa química turca asociada a círculos empresariales cercanos al presidente Recep Tayyip Erdogan, por ayudar a Teherán a sortear restricciones internacionales.

Según la declaración oficial del 30 de abril de 2025, KİMPAŞ, radicada en Estambul, realizó importaciones de petroquímicos iraníes valoradas en más de 15 millones de dólares, desobedeciendo las sanciones impuestas por Washington. La empresa habría adquirido estos materiales a compañías iraníes previamente sancionadas, como Jam Petrochemical, Tabriz Petrochemical y Persian Gulf Petrochemical Industry Commercial Co.

Estas operaciones, según EE.UU., socavan las medidas internacionales para restringir el acceso de Irán a financiación destinada a su programa nuclear, sus redes terroristas y sus maniobras regionales desestabilizadoras. Como consecuencia, se congelaron los bienes de KİMPAŞ bajo jurisdicción estadounidense y se prohibió a individuos y entidades de EE.UU. cualquier relación comercial con la firma, salvo autorización expresa de la OFAC.

La sanción a KİMPAŞ la suma a una lista creciente de empresas turcas acusadas de facilitar las tramas de evasión iraníes. Según observadores, Erdogan ha creado un entorno tolerante hacia estas prácticas, que benefician a su círculo político. KİMPAŞ forma parte de Abay Holding, un conglomerado con vínculos estrechos con el poder. Su propietario, Lütfi Abay, es un empresario próximo a Erdogan, conocido por su apoyo público al AKP y su participación en actos de campaña.

Abay Holding ha crecido con rapidez y polémica. Uno de los hitos de su expansión fue la adquisición de Naksan Plastik en 2022, una empresa intervenida por el Estado tras ser etiquetada como opositora al gobierno. El organismo responsable, el TMSF, había confiscado Naksan en 2016, tras la negativa de su familia propietaria a pagar supuestos sobornos exigidos por el entorno de Erdogan.

En diciembre de 2021, el TMSF organizó una licitación para vender Naksan Plastik. El ganador fue ABY Plastik, una empresa nueva de Abay Holding, sin trayectoria en el rubro y con un capital social mínimo. En abril de 2022, se cerró la venta, generando sospechas por el aparente favoritismo.

La operación fue un duro golpe para inversores extranjeros. Naksan Plastik respaldaba un préstamo de 433 millones de euros del banco checo CEB, garantizado por la agencia estatal EGAP. Tras la confiscación, el crédito fue traspasado a una firma minera turca por apenas 70 millones de euros, dejando pérdidas multimillonarias.

El embajador turco en Praga, Egemen Bağış, jugó un papel clave en esta maniobra. Bağış ya había sido salpicado por un escándalo en 2013 por eludir sanciones contra Irán, lo que refuerza las sospechas de un patrón de corrupción y manipulación política.

Hoy, ABY Plastik opera bajo la marca Kimpack, una pieza más del imperio Abay, que incluye sectores como energía, construcción, textil y transporte marítimo. El holding permanece en manos de la familia Abay, con Lütfi como presidente honorario y sus hijos dirigiendo las operaciones.

EE.UU. sospecha desde hace años que Turquía viola las sanciones impuestas a Irán. En 2013, una investigación reveló una trama de lavado de dinero iraní coordinada por Reza Zarrab con apoyo de ministros turcos. Erdogan intervino para frenar el proceso, destituyendo a jueces y policías, y calificando la causa de conspiración judicial.

Zarrab fue arrestado en EE.UU. en 2016 y testificó contra antiguos ministros, implicando también al banco estatal Halkbank. Uno de sus ejecutivos, Mehmet Hakan Atilla, fue condenado en EE.UU. y repatriado en 2019 tras cumplir su pena.

Ese mismo año, el Departamento de Justicia de EE.UU. presentó cargos formales contra Halkbank, acusándolo de fraude, conspiración y violación de las sanciones bajo la Ley de Emergencias Económicas. Erdogan ha intentado, sin éxito, convencer a tres presidentes estadounidenses —Obama, Trump y Biden— de cerrar estos casos. Incluso recurrió al encarcelamiento de ciudadanos estadounidenses en Turquía como moneda de presión, sin lograr revertir la postura de Washington.

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