Las acusaciones de Trump y las tensiones raciales en Sudáfrica

Las acusaciones de Trump y las tensiones raciales en Sudáfrica

La Administración Trump viene señalando la peligrosidad que entraña ser blanco en la Sudáfrica de Ramaphosa, así se lo hizo saber este martes en le Casa Blanca
The post Las acusaciones de Trump y las tensiones raciales en Sudáfrica first appeared on Hércules.  

Julius Malema I Forbes

El pasado martes vivimos un nuevo encuentro de público de Donald Trump con un presidente extranjero. Esta vez el reelegido presidente norteamericano se reunión con Cyril Ramaphosa, presidente sudafricano. Como ya ocurriera en la reunión con Zelenski en la Casa Blanca, Trump no tuvo ningún reparo en mostrar, delante de todos los focos mediáticos, sus reproches hacia su homólogo sudafricano.

Trump y Ramaphosa I BBC

Musk y la postura respecto a Gaza

En el caso del encuentro de ayer, Trump fue especialmente duro, mostrando imágenes y noticias periodísticas dónde se rescataban asesinatos y expropiaciones de tierra forzadas por parte de personas negras hacia granjeros blancos en Sudáfrica. Ante este episodio, Ramaphosa fue capaz de mostrarse entero, asegurando que su gobierno se opone claramente a esos hechos. La actuación de Trump, haciendo una agresiva emboscada sobre el presidente sudafricano y recriminándole los asesinatos acontecidos en Sudáfrica, a los que califica de “genocidio”, puede venir relacionada con la influencia que aún preserva Elon Musk en su Administración.

El magnate, nacido en Pretoria, posee la nacionalidad sudafricana y su familia paterna fue una de las muchas familias blancas beneficiadas durante el régimen sudafricano del Apartheid. Este régimen cayó en 1994, después de ser profundamente repudiado a nivel internacional por sus políticas de segregación racial en favor de la población blanca. Musk ya se había trasladado a Estados Unidos unos años antes, sin embargo, desde la caída del régimen apartheid, y especialmente en los últimos meses, cuando ha tenido poder en la Administración Trump, Musk se ha mostrado muy disconforme con las políticas que se están llevando a cabo en su país de origen. El multimillonario ha denunciado continúas “leyes racistas” así como los ya mencionados asesinatos a granjeros de etnia blanca, los cuáles recrimina directamente al gobierno de Pretoria por su inacción.

Otro factor que viene condicionando las relaciones con Sudáfrica, y que ha podido incentivar la puesta en marcha de la tan grotesca escena vivida el pasado martes en la Casa Blanca es la denuncia de Sudáfrica como Estado frente a la Corte Internacional de Justicia hacia Israel. El pasado enero de 2024 el gobierno de Pretoria presentó esta denuncia en la que acusa al país hebreo de estar cometiendo un genocidio contra la población palestina de Gaza. Esta posición diplomática viene desde entonces dificultando la relación de Sudáfrica con Washington, muy cercano a las posiciones de Israel.

Empeoramiento continuo de relaciones

Esta suma de desencuentros entre Estados Unidos y Sudáfrica ha ido enrareciendo una relación que había sido históricamente fluida y provechosa. La economía sudafricana ha sido una de las más potentes del continente en las últimas décadas, y a pesar de que los gobiernos sudafricanos se venían mostrando cercanos a Rusia y China, aprovechando el foro de cooperación de los BRICS, para Estados Unidos continúa siendo un importante mercado de exportación.

Con esta situación de tensiones venideras llegaba Ramaphosa a Washington, con la premisa de acercar posturas con Trump y el objetivo de alcanzar acuerdos comerciales. No obstante, para Trump el foco estaba alejado de negociaciones sobre posibles aranceles o ayudas directas.

Un país desigual

Más allá de las razones detrás de las malas relaciones contemporáneas de Estados Unidos y Sudáfrica, cabe preguntarse hasta qué punto son verídicas o no las acusaciones de Trump de “genocidio”.

Para entender las tensiones que están acaeciendo dentro de Sudáfrica es necesario pensar en su historia como medio que no se puede ignorar para comprender el contexto actual. Sudáfrica vivió bajo el régimen del apartheid desde 1948 hasta 1994, un sistema legalizado de segregación racial en el que la población blanca (alrededor del 10% del total) controlaba el poder político, económico y social. Durante ese tiempo los blancos poseían la mayoría de la tierra fértil, los mejores empleos y la educación de calidad. Por otro lado, la población negra fue despojada de derechos políticos, expulsada de tierras ancestrales, y marginada en todos los niveles.

Aunque el apartheid terminó oficialmente en 1994 con la llegada de la democracia y de Nelson Mandela al poder, sus efectos económicos y sociales perduran hasta hoy.  La población blanca, que representa entre 7% y 9%, sigue poseyendo una proporción muy significativa de la tierra, la riqueza, y los activos empresariales. Muchos barrios de clase alta, sectores económicos dominantes, y grandes empresas todavía están gestionados o propiedad de blancos. El ingreso medio de los blancos sudafricanos es varias veces superior al de los negros (estadísticas del Banco Mundial y Stats SA lo confirman).

Desde 1994 está situación se está tratando de corregir con políticas como la reforma agraria, criticada por Musk y que incluye medidas de discriminación positiva en favor de la población negra.

Por otro lado, desde ciertos sectores de la población negra los discursos se vienen polarizando, generando narrativas profundamente anti-blancas. En algunos grupos es habitual incluso el cántico “Kill the Boer”, algo así como “mata al granjero blanco”, el propio Donald Trump se encargó de mostrar vídeos de estos cánticos al presidente Ramaphosa. Estos discursos evidencian las tensiones raciales que aún perviven en el país, así como el fuerte resentimiento que existe dentro de ciertos sectores extremistas de la población negra hacia la minoría blanca.

¿Un genocidio?

Teniendo en cuenta el fuerte resentimiento y la desigualdad mencionada cabe mencionar que los hechos mencionados por Trump tienen su parte de realidad. La existencia de los asesinatos a granjeros blancos es un hecho constatado, especialmente en las zonas rurales del país. Sudáfrica es uno de los países del mundo dónde más homicidios se cometen, con una tasa de 43,7 por cada 100.000 habitantes. La mayor parte de estos sucesos violentos se dan entre personas negras. Sin embargo, en los últimos tiempos los asesinatos a blancos (también llamados afrikáners) han crecido en su relevancia a través de las redes sociales. En plataformas como X se han viralizado crudos y brutales vídeos donde se dan asesinatos de estas características. La difusión de estos vídeos, muchas veces propiciada por Musk, ha puesto esta cuestión, hasta hace poco desconocida, en el foco internacional.

Las cifras reales de asesinatos hacia afrikáners son inciertas. Desde fuentes gubernamentales como la Policía sudafricana (SAPS) se indica que asesinatos de estas características no superan los 70 anualmente. Sin otorgar veracidad completa a estos datos es también una certeza que ninguna organización internacional ha puesto por el momento el foco en esta cuestión, denunciándolo como un genocidio, como si se está haciendo desde sectores más conservadores de Occidente, los cuáles se ven bien representados en Donald Trump.

En el otro lado, muchos analistas han llegado a catalogar los acontecimientos respecto a los granjeros sudafricanos como “teoría de la conspiración”. Lejos de esas posturas, la posición más acertada parece ser la de poner el foco sobre la situación general de Sudáfrica, dejando de lado la etnia de las personas asesinadas y buscando cooperar con un país que atraviesa una difícil situación en lo que a su situación de seguridad interna se refiere.

Granjero blanco I ElConfidencial

The post Las acusaciones de Trump y las tensiones raciales en Sudáfrica first appeared on Hércules.