En 1977, el patriarca Fayard llevó a su familia al sur de Francia para reivindicar los rosés de la Provenza: vinos esplendidos a los que los entendidos no prestaban atención hace medio siglo. Una generación después, la historia ha cambiado.
En 1977, el patriarca Fayard llevó a su familia al sur de Francia para reivindicar los rosés de la Provenza: vinos esplendidos a los que los entendidos no prestaban atención hace medio siglo. Una generación después, la historia ha cambiado.