El político Borja Sémper, confesó el pasado lunes que se enfrenta a una convalecencia que le ha cambiado la perspectiva de lo importante. Lo hizo llamando al cáncer por su nombre en un ejercicio de pedagogía generoso y ejemplar que nos sirve para arrojar luz a muchos sobre un proceso habitualmemte solitario y tabuístico.
El político Borja Sémper, confesó el pasado lunes que se enfrenta a una convalecencia que le ha cambiado la perspectiva de lo importante. Lo hizo llamando al cáncer por su nombre en un ejercicio de pedagogía generoso y ejemplar que nos sirve para arrojar luz a muchos sobre un proceso habitualmemte solitario y tabuístico.