Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto del último emperador de Austria, ha revelado el secreto: las joyas de los Habsburgo nunca se robaron ni se vendieron ni se trocearon. Han aparecido —excepto la corona de la emperatriz Sissi— en una pequeña maleta guardada en un banco en Quebec. Una increíble historia con una responsable: la emperatriz Zita.
Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto del último emperador de Austria, ha revelado el secreto: las joyas de los Habsburgo nunca se robaron ni se vendieron ni se trocearon. Han aparecido —excepto la corona de la emperatriz Sissi— en una pequeña maleta guardada en un banco en Quebec. Una increíble historia con una responsable: la emperatriz Zita.



