En las monarquías europeas, como la española, la soberanía reside en el pueblo. Pero en principados como el de Mónaco o el de Liechstentein, el soberano todavía hace honor a su nombre. Para Mónaco, donde Alberto ha vetado una ley aprobada casi por unanimidad en la Asamblea nacida de elecciones libres, se abre ahora un problema: cuando un monarca va a la contra de sus ciudadanos.
En las monarquías europeas, como la española, la soberanía reside en el pueblo. Pero en principados como el de Mónaco o el de Liechstentein, el soberano todavía hace honor a su nombre. Para Mónaco, donde Alberto ha vetado una ley aprobada casi por unanimidad en la Asamblea nacida de elecciones libres, se abre ahora un problema: cuando un monarca va a la contra de sus ciudadanos.

