El lujo de alta gama se puede disfrutar desde la ostentación o desde la discreción. Esta última opción, donde el savoir faire tradicional es la clave, es la propuesta de algunos alojamientos parisinos en los que su selecto personal se desvive por “mimar” a los clientes con experiencias diseñadas ad hoc. Porque para los ultrarricos el protocolo también es un grado.
El lujo de alta gama se puede disfrutar desde la ostentación o desde la discreción. Esta última opción, donde el savoir faire tradicional es la clave, es la propuesta de algunos alojamientos parisinos en los que su selecto personal se desvive por “mimar” a los clientes con experiencias diseñadas ad hoc. Porque para los ultrarricos el protocolo también es un grado.