Estoy convencido de que Alice y su jefe simplemente han estafado a un iluso que creyó que podía comprar un tribunal en un país del que desconocía –y sigue desconociendo– todo
The post Alice Keartjareanlap, la mujer que podría haber estafado y extorsionado al clan de los Sancho first appeared on Hércules. Cuando a principios de agosto de 2023 el caso Sancho salió a la luz, convirtiéndose el mismo en un arsenal de audiencia que parece no tener fin casi año y medio después, el consulado de España en Bangkok ofreció a Rodolfo, padre del asesino y descuartizador, a dos personas de su máxima confianza por si hubiera querido trabajar con ellos. Uno fue Ramón Abarca, delegado de la agencia Efe, que aún sigue bajo las faldas de Daniel, su padre y sus abogados, y que además participó como uno de los protagonistas principales en los cuatro episodios del documental sobre el caso firmados por HBO Max. La segunda persona a la que la diplomacia española sugirió a Rodolfo fue Fernando Oca, conocido en Tailandia por dirigir su ilustre despacho de abogados, que suele trabajar con las más importantes empresas españolas de la zona. En los albores de aquel mes de agosto, con Daniel Sancho pasando sus primeras horas en la prisión de Koh Samui, su padre –desde España– aceptó ambas recomendaciones. Pero una de ellas acabaría por ser descartada pasadas las escasas semanas.
Documento de identidad tailandés de Alice
El 3 de septiembre, prácticamente un mes después de cuando fue informado por el consulado español de la nueva y horrenda situación de su hijo, Rodolfo Sancho aterrizó en Bangkok, pero no con la idea de volar al instante hacia Koh Samui, ya que se quedó en la capital siamesa hasta el 6 de septiembre para sorpresa de algunos, entre los que yo me encuentro. Según ha podido confirmar este reportero, durante esos días ni Rodolfo ni su acompañante, el conocido abogado Marcos García Montes, con el que había cerrado un acuerdo unos días antes que cambiaría por completo la estrategia inicial, se tomaron siquiera un café con el que aún era su letrado, Anan Chuayprabat, ni con el dueño de aquel despacho, Fernando Oca. ¿Es habitual este tipo de acciones cuando tu hijo había sido acusado de asesinato con premeditación, lo que podría haberle conllevado la pena pena capital o la perpetua, como así finalmente ocurrió? ¿Qué sería más importante que reunirse con sus abogados en Tailandia?
La razón la tuvo una señora tailandesa de etnia china llamada Tassanapannaporn Keartjareanlap, de 40 años, que para aumentar la cercanía y concordia con sus clientes extranjeros, se hace llamar Alice. Así, a secas. De ella se contaron muy pocas cosas. E incluso se ocultaron otras, como por ejemplo, que tras la primera sesión mañanera del juicio que aconteció en abril de 2024 fuera expulsada de la sala por el juez, exactamente como Ramón Abarca. Pero la diferencia es que Alice sí regresó. Su cargo, según nos fuimos enterando tiempo después, era el de asesora judicial. A su vez, se había corrido el rumor interesado de que actuaba como fixer: persona de confianza en Tailandia con un extranjero al que trata de solventar problemas básicos: traducciones, reservas de hoteles, alquiler de coches, trámites generales…
Durante esas reuniones en Bangkok, se negociaron asuntos y se prepararon poderes que certificaban que sólo Rodolfo Sancho –alejando a la madre, Silvia Bronchalo, de cualquier posibilidad–, y la sorprendente Alice, podrían ejercer sobre Daniel, el cual ya renegaba de aquellas declaraciones iniciales donde aseguró que había asesinado y descuartizado a Edwin Arrieta. Que a día de hoy Alice siga siendo su representante legal en Tailandia, cuando no ejerció de abogada ante el tribunal, sigue siendo una paradoja de difícil explicación. Daniel, en una de sus primeras declaraciones ante el juez, ya dejó claro que sólo prevalecería lo que él o Alice dijeran. Aquello pasó desapercibido, como tantos otros detalles, ya que las sesiones judiciales fueron a puerta cerrada y a la mayoría de los periodistas enviados hasta Tailandia sólo les interesaba si el padre sonreía, la madre lloraba o a Daniel podía tirársele una foto con los grilletes puestos.
Ese 6 de septiembre de 2023, Rodolfo Sancho y Marcos García Montes visitaron a Daniel en la cárcel de Koh Samui, donde le informaron de los nuevos procedimientos a seguir, la estrategia de cara al juicio y quiénes tendrían potestad sobre él, en este caso Alice. Daniel firmó todos los documentos sin rechistar, dejando fuera de la ecuación a su madre, seguro de que la táctica de Marcos Garcia Montes conllevaría una pena máxima de homicidio imprudente cuando incluso se podía haber fallado una libre absolución, como aseguró el propio reo a Ramón Abarca en una de las escasísimas entrevistas publicadas, firmada por la agencia Efe.
Dos días después de su llegada a la isla, el 8 de septiembre, Rodolfo Sancho presentó una queja en el juzgado contra el que aún era su abogado oficial, Anan Chuayprabat; queja sin el menor fundamento que sólo sirvió para que el 11 de septiembre el afamado penalista tailandés cesara de su cargo. Ese mismo letrado había llevado a buen puerto el caso de Carlos Alcañiz, un español que un año antes asesinó a su socio en la isla de Koh Phangan, y que tras admitir la culpabilidad y presentar certificados médicos, sólo fue sentenciado a 15 años de prisión. A cambio, se puso a un títere llamado Aprichart Srinual, abogado de oficio. Un tipo que se quedaba dormido en la sala por su continua inacción. Recuerden al papá en el documental de HBO Max orgulloso de cómo su hijo se defendía a solas. La sentencia ya la conocen. Y gracias.
¿Por qué es la representante de Daniel?
Pero entonces, ¿cuál fue la razón que hizo que una señora que no ejercía como abogada fuera –y siga siendo– la representante legal de Daniel en Tailandia, cuando el abogado de verdad era de oficio? Y en realidad, ¿Quién es la famosa Alice? ¿Qué persona le puso en contacto con Rodolfo? ¿Y existe ese tal Dimitri, del cual ya habló El Confidencial, primer medio que sacó a la luz posibles amaños judiciales que Carmen Balfagón se encargó de desmentir de forma tajante?
Lo que ya es demostrable es que Alice no es trigo limpio. Como ejemplo, el que exija una cantidad muy alta de dinero que poco a poco va subiendo por culpa de los intereses. De 160.000 a 180.000 cuando los 200.000 están a la vuelta de la esquina. Pero, ¿Cómo es posible que una asesora judicial reclame esa cuantiosa suma si Rodolfo y sus abogados se jactaron en público de no cobrar por este caso? Y en realidad, ¿Alguien se cree que ni Marcos García Montes y Carmen Balfagón hayan cobrado ninguna cantidad desde hace ya casi año y medio?
Durante el juicio, acontecido entre el mes de abril y la primera semana de mayo de 2024, el reportero que firma esta noticia insinuó, a través de una noticia publicada en La Razón y comentada en directos con diferentes youtubers, que algo extraño estaba pasando. Porque no tenían sentido las prisas por cerrar un acuerdo y cobrar una altísima cantidad de dinero para producir cuatro episodios de un documental de true crime, el cual además, iba a girar en torno al padre y su hijo y no en torno a la víctima, que es lo habitual en este tipo de producciones. Carmen Balfagón ya explicó en sus platós favoritos que tenía sentido que Rodolfo cobrara ya que los gastos que generaba el juicio eran cuantiosos. Pero, si en realidad no cobraba nadie, ¿Cómo es posible que se necesitaran cientos de miles de euros antes del comienzo del juicio? Una fuente de sobrada solvencia me aseguró que lo que Cuarzo Producciones –correa de transmisión de HBO Max– firmó con Rodolfo fueron 650.000 euros por los cuatro capítulos más regalías según la audiencia, que podrían haber conseguido que la cantidad final alcanzara el millón de euros.
Debe quedar claro que si Alice exige casi 200.000 euros y subiendo, quiere decir que anteriormente cobró. Pero, ¿por qué tipo de servicios? ¿Debe una asesora judicial cobrar en cantidades sobresalientes mientras los abogados no lo hacen? En Muerte en Tailandia entenderán qué ocurrió dentro de la sala y cómo se comportaba la tal Alice. Algunos se echarán las manos a la cabeza. Sobre todo porque nadie fue capaz, en tiempo real, de informar sobre lo que allí dentro acontecía, y no será porque los abogados de Ospina no estaban allí presentes y el cónsul español, Ignacio Vitórica, pasaba a diario la información a su amigo Ramón Abarca. Porque en algunos casos lo que allí ocurrió fue gravísimo. Intolerable. Ilegal. Mafioso.
Que Alice esté extorsionando a la parte de Rodolfo es la respuesta a la pregunta de por qué ni el padre ni la madre de Daniel han vuelto a Tailandia a visitar a su hijo. Y claro, la siguiente cuestión sería saber cómo es posible que una asesora judicial pueda presionar de tal manera a su cliente. Pero hay más preguntas: ¿por qué Marcos Garcia Montes dejó la isla, y a solas, sólo un día después de la lectura de la sentencia? Era viernes. Y los fines de semana en España no se trabaja. Rodolfo, Balfagón y Chippirrás viajaron al día siguiente: el sábado. Y los cuatro mantienen un perfil bajísimo, prácticamente desaparecido, cuando hasta la lectura de la sentencia todo era fanfarria.
Pero volvamos atrás. ¿Es posible que se haya tratado de comprar un tribunal, o en realidad, se ha hecho creer a los ilusos que esa acción sería posible a cambio de dinero? ¿Y si en realidad, por el dinero movido, hubiera sido el fiscal el elegido para tratar de medrar en el juicio? Según expertos contactados, en Tailandia se puede comprar a un tribunal; y ya no digamos a un fiscal. De hecho, existen muchos casos documentados de este tipo de prácticas. Pero generalmente es el ciudadano local el que tiene acceso a la posibilidad de sobornar al juez a cambio de una sentencia favorable. En realidad, las claves para que un juez haga la vista gorda a cambio de dinero tienen que ver con las siguientes: el caso no puede salir en los medios; las embajadas no pueden participar; y el crimen no puede ser el que Daniel cometió, ya que ningún juez se expondría a perder su carrera en un caso tan flagrante, salvo que los maletines estuvieran repletos de cantidades astronómicas. Y como bien saben, la atención mediática ha sido –y sigue siendo– inaudita, por lo que no existía posibilidad alguna de comprar al juez. Además, el cónsul de España, Ignacio Vitórica, estuvo en la practica totalidad de las vistas, hecho inaudito.
Alice, desde que comenzó el caso, ha ido exigiendo cantidades a su cliente y allegados. Y cuando uno descubre de qué cantidades estamos hablando se culmina todo esto con la palabra clave: estafa. Porque a un juez en un caso tan mediático, ademas siendo extranjero y, sobre todo, asesino y descuartizador, sólo lo podrías haber comprado con tres o cuatro millones de euros. Y seguramente ni así. Por lo que estoy convencido de que Alice y su jefe simplemente han estafado a un iluso que creyó que podía comprar un tribunal en un país del que desconocía –y sigue desconociendo– todo. Claro que, ¿quién fue la persona que desde España pudo poner en contacto a un ruso, una tailandesa de etnia han y un actor español?
Alice, la señora que utiliza bolsos de marca y zapatos mediocres, y que sigue siendo la representante legal de Daniel Sancho en Tailandia, trabaja para una organización criminal con base en Pattaya y con secciones en otras zonas turísticas tailandesas, como las islas de Samui y Phangan. Esa organización, entre otros asuntos, se dedica a preparar documentación y otros temas legales, legalizando entre otros a prostitutas caucásicas que ejercen en la zona. Afortunadamente, los arrabales de este caso pertenecen al curso de una investigación policial internacional.
De todas maneras, lo que cuento lo saben desde el cuerpo diplomático español en Tailandia, pasando por la policía siamesa. Porque siempre que alguien trabaja de forma ilegal debe saber que la verdad, algún día, podría salir a la superficie. Y el día que salga en su totalidad, algunos desearán no haber nacido.
Es muy posible que en las próximas semanas Alice sea cambiada por otra persona ya que en este tipo de acciones, lo último que quiere el capo, es que salgan a la luz a través de los medios de comunicación. Y entre lo de ayer publicado en el diario El Mundo y lo que están leyendo ahora mismo, la familia Sancho podría recibir, por fin, un pequeño balón de oxigeno. Aunque el peligro sigue siendo el mismo: una organización muy peligrosa exige un dinero que consideran suyo.
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