Explora la historia de la Brigada Venceremos, su vínculo con Cuba, el radicalismo estadounidense y figuras clave como Karen Bass y Bill Ayers
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La Brigada Venceremos nació a finales de los años 60 como una expresión del fervor revolucionario que dominaba a una parte de la juventud estadounidense. Más de cinco décadas después, su legado sigue generando polémica. Su conexión con la revolución cubana, el radicalismo estadounidense y figuras políticas como Karen Bass la colocan nuevamente bajo el foco, ahora desde una mirada que combina historia, ideología y controversia. Especialmente ahora en relación con las protestas de Los Ángeles y la organización política tras las mismas.
El grupo surgió en 1969 con un objetivo claro: desobedecer la prohibición del gobierno estadounidense de viajar a Cuba y mostrar solidaridad con el pueblo cubano. Desde sus primeros pasos, la Brigada fue observada con atención por agencias como el FBI y la CIA, que no tardaron en considerarla una potencial amenaza.
Un nacimiento entre consignas y vigilancia
De acuerdo con el sitio oficial de la organización, la Brigada Venceremos fue creada por una coalición de militantes del movimiento estudiantil, miembros del Partido Comunista de EE.UU., el Partido Pantera Negra y activistas pro derechos civiles. Su propuesta: desafiar el embargo, aprender de la experiencia cubana y construir lazos de fraternidad internacionalista.
Pero desde Washington, el enfoque era muy distinto. Un informe del FBI de 1976 la describía como una herramienta de penetración ideológica del régimen cubano en Estados Unidos. La inteligencia cubana, según documentos desclasificados y testimonios de desertores, tenía un papel activo en la selección, entrenamiento y seguimiento de miembros estadounidenses. Uno de estos testimonios fue el de Jesús Raúl Pérez Méndez, ex capitán de la Dirección General de Inteligencia (DGI) de Cuba.
Según Pérez Méndez, mientras la mayoría de los brigadistas se dedicaban a labores simbólicas como cortar caña o participar en eventos culturales, un grupo reducido era entrenado en técnicas más sofisticadas: propaganda, sabotaje, manejo de explosivos y guerrilla urbana.
La conexión con Weather Underground
Uno de los aspectos más sensibles en el historial de la Brigada es su relación con el grupo radical Weather Underground, implicado en atentados con bombas y sabotajes en territorio estadounidense durante la década de los 70. En 1969, Bill Ayers, uno de sus líderes, participó en un evento donde habló abiertamente del apoyo del SDS (Students for a Democratic Society) al envío de activistas a Cuba a través de la VB.
Ayers explicó que estos viajes, organizados con apoyo cubano, integraban a militantes del SDS, del Partido Pantera Negra y otros grupos radicales. Su objetivo: romper el aislamiento diplomático de la isla y construir una red de apoyo político en EE.UU.
En 1982, incluso el exoficial de la CIA David Atlee Phillips relacionó directamente la creación de la Brigada con el Weather Underground, señalando que miembros del grupo radical se habían reunido con delegaciones del Viet Cong y de Cuba en La Habana antes de organizar disturbios en EE.UU.
Apoyo renovado y activismo actual
Aunque sus orígenes están profundamente enraizados en la Guerra Fría, la Brigada Venceremos sigue activa. En las últimas dos décadas ha participado en múltiples campañas contra el embargo a Cuba y ha mantenido alianzas con organizaciones como CODEPINK, el Partido Comunista de EE.UU., el Partido por el Socialismo y la Liberación (PSL), y la Liga de Jóvenes Comunistas.
En 2021, formó parte de una manifestación en Nueva York contra las sanciones a Cuba. En 2023, sus miembros protestaron frente a la oficina de Nancy Pelosi en San Francisco y, en 2024, apoyaron protestas propalestinas en Grand Central Station. Su discurso no ha cambiado demasiado desde 1969: condena al imperialismo, solidaridad con los pueblos del Sur Global y respaldo a procesos revolucionarios.
Algunos críticos apuntan que estas manifestaciones no solo son ideológicas, sino también organizadas dentro de una red de medios y ONGs financiadas por Neville Roy Singham, empresario señalado por financiar iniciativas afines a regímenes autoritarios como el chino o el cubano.
Karen Bass y el pasado que incomoda
La Brigada Venceremos volvió al centro del debate nacional cuando la congresista Karen Bass, actual alcaldesa de Los Ángeles, fue considerada como posible compañera de fórmula de Joe Biden en 2020. Su participación juvenil en la brigada fue blanco de críticas, especialmente por parte de la campaña de Donald Trump, que la acusó de “ocultar su pasado radical”.
Bass intentó desmarcarse: “Cuando tenía poco más de 20 años, fui a Cuba a ayudar al pueblo cubano a construir casas”, dijo en una entrevista con NBC. También afirmó que en los últimos 20 años había trabajado para mejorar el acceso a la salud en comunidades pobres, reclutando médicos formados en la isla.
Reconoció, sin embargo, que el régimen de Fidel Castro era autoritario. “No tienen libertad de prensa, ni libertad de protesta”, dijo en Fox News. También lamentó haber llamado a Castro “Comandante en Jefe”, alegando que no entendía entonces la connotación negativa del término fuera de California. “Lección aprendida”, declaró.
Pese al ruido político, Biden no consideró ese vínculo como una descalificación total, aunque, según The New York Times, sí lo vio como un potencial dolor de cabeza electoral.

Solidaridad o subversión: dos narrativas en tensión
La Brigada Venceremos genera opiniones encontradas. Para sus simpatizantes, representa un ejemplo de internacionalismo solidario, una expresión legítima de protesta contra la política exterior de EE.UU. y un esfuerzo por aprender de modelos alternativos. Para sus críticos, es una operación de fachada usada por la inteligencia cubana para infiltrar el radicalismo comunista en suelo estadounidense.
Las declaraciones de figuras como Ayers, los documentos del FBI y las confesiones de desertores respaldan la narrativa de la subversión. Al mismo tiempo, el testimonio de Karen Bass y las acciones recientes de la brigada sugieren que su activismo se ha desplazado más hacia causas de derechos humanos y oposición al intervencionismo.
En ambos casos, el trasfondo común es una crítica constante a la política exterior estadounidense, ya sea en Cuba, Palestina o Venezuela. La Brigada Venceremos sigue operando como un símbolo para quienes se identifican con esas luchas.
Un legado aún en disputa
La historia de la Brigada Venceremos refleja las tensiones que perduran desde la Guerra Fría. Lo que para unos es una muestra de solidaridad con Cuba, para otros sigue siendo una amenaza ideológica. A más de 50 años de su fundación, el grupo sigue siendo una fuente de fricción política, especialmente cuando figuras con pasado en sus filas ascienden en la política nacional.
Más allá de su activismo, el caso de la VB plantea una pregunta mayor: ¿puede una organización marcada por vínculos con regímenes autoritarios y grupos radicales transformarse en una fuerza legítima de cambio dentro de una democracia? La respuesta, aún hoy, divide a quienes la ven como símbolo de resistencia… y a quienes la consideran una reliquia peligrosa del pasado.
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