¿Calentamiento global o calentamiento urbano? Un nuevo estudio pone en duda la narrativa oficial

Un nuevo estudio sugiere que el crecimiento urbano y no solo los gases de efecto invernadero sería responsable del calentamiento global observado desde 1895
The post ¿Calentamiento global o calentamiento urbano? Un nuevo estudio pone en duda la narrativa oficial first appeared on Hércules.  Mientras los medios de comunicación lanzan alarmas ante el aumento de las olas de calor cada verano, un nuevo estudio liderado por científicos climáticos de la Universidad de Alabama en Huntsville (UAH) propone una visión alternativa: el efecto isla de calor urbana (UHI, por sus siglas en inglés) podría estar jugando un papel mucho más significativo en el aumento de las temperaturas que el dióxido de carbono o los combustibles fósiles.

Este hallazgo cuestiona la narrativa predominante que atribuye la mayor parte del calentamiento global al uso de energías fósiles, y sugiere que la urbanización acelerada también podría ser un impulsor clave del calentamiento observado.

El estudio: más del 60% del calentamiento podría deberse a las ciudades

Publicada en el Journal of Applied Meteorology and Climatology, la investigación realizada por los científicos Roy Spencer y John Christy analizó datos de estaciones meteorológicas urbanas, suburbanas y rurales entre 1895 y 2023. Sus conclusiones son contundentes:

  • 65% del calentamiento observado en ese periodo en estaciones urbanas y suburbanas se atribuye al aumento de la densidad poblacional.
  • Incluso las estaciones rurales mostraron un 8% de calentamiento atribuible a urbanización cercana.

Esto significa que, en muchos casos, las lecturas de temperatura podrían estar infladas artificialmente por la infraestructura urbana, como el asfalto, el concreto, y la falta de vegetación.

¿Qué es el efecto isla de calor urbana?

El efecto UHI ocurre cuando las zonas urbanas absorben y retienen más calor que las zonas rurales debido a la proliferación de superficies duras (calles, edificios, aeropuertos) y a actividades humanas que generan calor, como los aires acondicionados.

Este fenómeno hace que los registros de temperatura en ciudades, donde generalmente están ubicadas las estaciones meteorológicas, reflejen más el calentamiento urbano local que un calentamiento climático global real.

El estudio también demuestra que el efecto no es lineal: los aumentos de temperatura son más pronunciados cuando una zona rural comienza a urbanizarse, pero se estabilizan en ciudades muy desarrolladas como Miami.


Políticas climáticas mal enfocadas, según expertos

El Dr. Matt Wielicki, exprofesor asistente en la Universidad de Alabama, critica el enfoque actual de muchas políticas climáticas que se centran exclusivamente en reducir los gases de efecto invernadero. Según él, se ignora el componente clave de la urbanización porque no genera beneficios económicos para gobiernos, ONGs o empresas renovables.

“Es difícil regular el desarrollo y nadie quiere desmantelar ciudades. Pero no abordar el impacto urbano es desperdiciar tiempo y dinero”, dijo Wielicki.

Casos como el del aeropuerto de Las Vegas, donde se registran temperaturas récord desde una estación rodeada por desarrollo urbano, muestran la importancia de considerar el efecto UHI en la interpretación de datos climáticos.

¿Está ignorando la NOAA el impacto urbano?

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ajusta sus datos mediante homogeneización para corregir posibles sesgos. Pero Spencer y Christy señalan que este método puede estar “igualando” artificialmente las temperaturas del pasado con las actuales, ocultando el verdadero impacto del crecimiento urbano.

“No negamos el calentamiento. Solo queremos que se reconozca que mucho de ese calentamiento proviene del desarrollo humano urbano, no únicamente del CO₂”, indicó Spencer.

Conclusión: ¿es hora de repensar la narrativa climática?

Este nuevo estudio no busca negar el cambio climático, sino matizar sus causas y la precisión de los registros utilizados para justificar políticas energéticas radicales. Si las temperaturas récord se deben, en gran parte, a la urbanización y no al cambio climático global, es posible que las soluciones estén mal enfocadas.

Replantear cómo medimos y analizamos el calentamiento es fundamental para no desperdiciar recursos ni alarmar innecesariamente a la población.

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