El combustible es el olor que, sin duda, no quieres en tu ropa: es penetrante y difícil de quitar con los métodos habituales de lavado. Tanto el gasoil como la gasolina contienen aditivos y aceites que se adhieren en los tejidos, dejando olores intensos y persistentes. Pero no te preocupes, no todo está perdido. Aunque
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Pero no te preocupes, no todo está perdido. Aunque parezca imposible eliminar esos molestos olores, hay varios trucos caseros que puedes aplicar para neutralizarlos. ¿Lo mejor? Requieren de productos muy comunes en el hogar, como vinagre, bicarbonato de sodio o jabón de lavavajillas.
Siempre y cuando los apliques de forma correcta, podrás solucionar este problema sin mayor esfuerzo. Basta con seguir los pasos adecuados de cada método para que tu ropa vuelva a estar como nueva. ¡Toma nota!
1. Evita cometer errores y actúa lo antes posible
Si por algún motivo tu ropa tuvo contacto con gasoil o gasolina, hay algunas cosas que debes evitar antes de proceder con su lavado. Una de las más importantes es no llevarla al cesto de la ropa sucia, ya que es probable que impregne otras prendas con el aroma intenso.
Tampoco es recomendable que dejes pasar mucho tiempo para eliminar el olor, porque con el pasar de los días este será más difícil de remover. Eso sí, antes de tratarlo debes asegurarte de que la mancha de combustible se seque. Puedes utilizar toallas desechables o un paño para quitar cualquier exceso, con sumo cuidado, para no regarlo más sobre la tela.
Al momento de lavar la prenda en cuestión, evita remojarla o introducirla al mismo ciclo de lavado de otras piezas. Una vez finalizado el proceso, déjala secar al aire libre. Por seguridad, evita recurrir a la secadora, pues si quedan residuos de combustible hay riesgo de incendio. Ya con estas precauciones previas, puedes pasar a las soluciones para quitar ese olor indeseado.
2. Quitar el olor a gasoil o gasolina con aceite de bebé
El truco con aceite de bebé suele emplearse para quitar el olor a gasoil, diésel o gasolina de la ropa. Funciona porque ayuda a disolver de manera parcial los aceites del combustible; sin embargo, no es el método más eficaz y, en exceso, puede dejar residuos oleosos en las prendas.
¿Cómo utilizarlo?
Introduce la prenda en la lavadora.
A continuación, añade una cucharada de aceite de bebé al agua (15 mililitros).
Deja que la ropa se empape durante unos minutos para que el aceite actúe.
Antes de que comience la fase de enjuague, agrega el detergente. Este último es esencial para que emulsione el aceite y no deje manchas.
Finaliza el ciclo de lavado y seca la prenda al sol.
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3. Solución con vinagre blanco
El vinagre blanco es uno de los productos por excelencia para eliminar olores fuertes en la ropa como el de los combustibles. Su efecto se debe a su capacidad para neutralizar compuestos volátiles y para disolver residuos grasos. De hecho, estas propiedades también se aprovechan para remover manchas de sudor y otras sustancias.
En general, se considera seguro y versátil, ya que es apto para prendas de algodón, poliéster, mezclas sintéticas y denim. Solo deberías evitarlo en tejidos de rayón o seda, sobre todo en lavados con agua caliente.
¿Cómo utilizarlo?
La primera forma es por aspersión, con ayuda de un pulverizador. Llena este con partes iguales de agua y vinagre blanco, y rocía toda la prenda. Déjala secar al sol y, posterior a esto, lávala como de costumbre.
Si lo prefieres, vierte una taza de vinagre blanco en un balde con agua caliente y deja remojar la prenda durante media hora. Pasado ese tiempo, lava con detergente en tu lavadora. Solo debes recurrir a este método si las instrucciones de lavado y cuidado de la prenda lo permiten. Recuerda que el agua caliente puede dañar los tejidos delicados.
Para quitar olores y manchas específicas, rocía vinagre mezclado con agua y frota con un cepillo de cerdas suaves hasta que se desvanezca. Por último, lleva a lavadora y, cuando termine el ciclo, deja secar al aire libre.
Para un resultado más efectivo puedes mezclar el vinagre con ácido cítrico (como jugo de limón o naranja). Es seguro y potencia su efecto desodorante, pero no debe aplicarse de forma directa en telas sensibles ni en prendas oscuras, ya que puede causar decoloración o daños en las fibras.
4. Método con bicarbonato de sodio
Debido a su naturaleza alcalina y sus propiedades desodorantes, el bicarbonato de sodio es otra solución natural para quitar el olor intenso a gasoil o gasolina de la ropa. Es apto para la mayoría de telas, pero debes evitarlo sobre tejidos delicados como la lana fina, el encaje y la seda, pues su acción abrasiva puede alterar su textura y color.
¿Cómo utilizarlo?
Agrega media taza de bicarbonato de sodio en un balde con agua.
Remueve para disolverlo bien e introduce las prendas, asegurándote de que queden en remojo.
Déjalas actuar de un día para otro. Luego, escurre el exceso, enjuaga y lava tu prenda con jabón o detergente, en lavadora o a mano, según tu preferencia.
Deja secar al aire libre.
En ropa blanca o de colores claros puedes tratar manchas de gasoil o gasolina aplicando el bicarbonato sobre la tela y cepillando suavemente.
5. Vinagre blanco y bicarbonato de sodio para olores resistentes
¿Probaste los métodos anteriores y el olor sigue estando presente? ¡Tranquilo! Todavía tienes opciones para quitarlo. Para ello, combina la acción del vinagre blanco y el bicarbonato de sodio. Juntos crean una reacción efervescente que ayuda a desprender los residuos de combustible incrustados en las telas.
¿Cómo utilizarlo?
Enjuaga la prenda con agua fría para quitar restos de combustible.
Llena un balde con agua templada o caliente (si la prenda lo permite) y agrega una taza de vinagre blanco (250 mililitros).
Pon a remojar la ropa por 30 minutos para que el vinagre actúe.
Pasado este tiempo, retira la prenda del remojo (sin enjuagar) y espolvorea media taza de bicarbonato de sodio.
Ahora, con cuidado, frota con un cepillo de cerdas suaves.
Para finalizar, lleva la prenda a la lavadora o enjuágala a mano, complementando con detergente. Además, déjala secar al aire libre.
6. Método con bicarbonato, jabón lavavajillas y amoniaco
No es seguro mezclar bicarbonato, jabón lavavajillas y amoniaco directamente, ya que este último puede reaccionar con ciertos componentes del jabón o liberar vapores irritantes si no se maneja con precaución. Sin embargo, los puedes emplear en etapas separadas si el olor a gasoil o gasolina no desaparece con otras soluciones.
¿Cómo utilizarlos?
Cubre la mancha con bicarbonato de sodio y deja actuar el polvo por 24 horas. Así penetrará muy bien las fibras del tejido.
Pasado ese tiempo, enjuaga.
Ahora, aplica sobre la mancha jabón lavaplatos o un quitamanchas con base de disolvente. Deja actuar por unos 10 minutos y frota con un cepillo suave.
Enjuaga de nuevo y, en seguida, pon la ropa en remojo en un balde con agua tibia y dos cucharadas (30 gramos) de amoniaco doméstico. Asegúrate de hacerlo en un lugar ventilado y, por seguridad, utiliza guantes y cubrebocas. Deja actuar 2 o 3 horas más.
Enjuaga con abundante agua y pon a remojar de nuevo pero solo con agua tibia.
Termina la limpieza de tu ropa con un lavado habitual a mano o en máquina.
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Eliminar el olor a combustible es posible, pero prioriza el cuidado de tus prendas
Ahora conoces los trucos que puedes implementar si tus prendas adquieren olores fuertes como de gasoil o gasolina. Sin embargo, antes de ponerlos en práctica, revisa las etiquetas de la ropa. Allí seguro encontrarás información útil para priorizar su cuidado. Ten en cuenta que estos métodos pueden no ser aptos para ciertas telas.
Si no estás seguro, mejor recurre a una tintorería para un tratamiento más profesional. Lo mismo si detectas que la prenda requiere lavado en seco u otro trato especial. Por último, recuerda que la prevención es clave: procura evitar el contacto prolongado con fuentes de combustibles y, si la ropa adquiere este olor, realiza un lavado lo antes posible para reducir el esfuerzo en su limpieza.
Para oler bien todo el día no tienes que complicarte: basta con mantener buenos hábitos de higiene, saber elegir tu ropa y cuidar lo que comes. Si bien utilizar un perfume suele ser una solución rápida, no siempre es la mejor opción. Hay quienes no lo toleran por alergias, piel sensible o dolores de cabeza,
The post Cómo oler bien todo el día sin necesidad de usar perfume appeared first on Mejor con Salud. Para oler bien todo el día no tienes que complicarte: basta con mantener buenos hábitos de higiene, saber elegir tu ropa y cuidar lo que comes. Si bien utilizar un perfume suele ser una solución rápida, no siempre es la mejor opción. Hay quienes no lo toleran por alergias, piel sensible o dolores de cabeza, mientras que otros prefieren evitarlos por razones personales, económicas o ambientales.
Si es tu caso, no te preocupes. Aún tienes una amplia variedad de alternativas para emanar un aroma fresco y agradable sin tener que depender de fragancias sintéticas. Y no, no es solo una cuestión de vanidad; se trata de que puedas sentirte bien contigo mismo, de generar una buena impresión a los demás y de estar cómodo en todo momento y lugar. ¿Cómo lograrlo? Apunta estos 10 consejos claves.
1. Utiliza jabones neutros o con aroma natural
Ducharte es el hábito más importante para oler bien; sin embargo, también es esencial que prestes atención a los productos que utilizas. Los jabones neutros o con aromas de origen natural —manzanilla, romero, eucalipto, entre otros— son bastante recomendables porque respetan el pH cutáneo y no alteran su barrera protectora.
A diferencia de los productos con fragancias químicas o irritantes, estos productos no resecan ni irritan la piel. A pesar de esto, tienen propiedades que permiten eliminar y detener el crecimiento de las bacterias que causan mal olor. Eso sin contar con que, al no interferir con las funciones naturales de la dermis, ayudan a que se conserve limpia por más tiempo y a que sea menos propensa a generar olores fuertes.
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2. Elige bien tu champú
¿Sabías que una correcta elección de tu champú puede ser todo lo que necesitas para oler bien sin perfume? Aunque muchas veces lo ignoras, tu cuero cabelludo tiende a acumular sudor, grasa, caspa y residuos que, si no remueves de forma adecuada, pueden despedir malos olores, además de dar una impresión de suciedad.
Cuando eliges un champú de buena calidad, no solo consigues limpieza profunda, sino regulación de la producción de sebo y equilibrio en la zona capilar, lo que a su vez impide que los olores se intensifiquen con el paso de las horas. Incluso, si optas por una opción con fragancia, este puede hacerte percibir frescura y limpieza todo el día sin aplicar nada adicional.
3. Utiliza desodorante adecuado (incluso natural)
Si hay un producto por excelencia para evitar el mal olor corporal, ese es el desodorante. Su fórmula está pensada para controlar la proliferación de bacterias en las axilas, una de las zonas donde más se concentra la sudoración. Al elegirlo, procura que esté formulado con bicarbonato de sodio, óxido de zinc o sales minerales.
Si además quieres controlar la producción de sudor, escoge los que también son antitranspirantes, con componentes como el clorhidrato de aluminio. Ten en cuenta que también hay alternativas naturales, pero no siempre ofrecen el mismo nivel de protección, sobre todo en momentos de alta actividad o calor.
Nuestro consejo: haz pruebas ensayo-error y quédate con uno que se adapte a tu tipo de piel, estilo de vida y necesidades reales. Si el natural te funciona bien, perfecto. Si sientes más seguridad con una opción comercial, quédate con esa.
Aunque se han difundido muchas creencias, no es cierto que los desodorantes sintéticos sean perjudiciales; la mayoría de estudios no han demostrado riesgos reales cuando se usan correctamente.
4. Hidrata tu piel con lociones o aceites naturales
Si quieres desprender un aroma suave y agradable a lo largo del día, las lociones o aceites naturales son una buena alternativa. Opciones como las aguas florales o hidrosoles —por ejemplo, de rosas, lavanda o azahar— refrescan tu piel, tonifican y dejan una fragancia ligera y sutil.
También puedes optar por aceites naturales —como el de coco, almendras dulces, jojoba o macadamia— que proporcionan hidratación, nutren la piel y dejan un olor agradable que puede perdurar varias horas. En cualquier caso, procura hacer una pequeña prueba de parche en una zona pequeña de la piel antes de aplicarlos con regularidad.
No todos los aceites y lociones son aptos para todas las pieles: algunas personas pueden experimentar sensibilidad a ciertos componentes o grasas, lo que causa molestias o sensación pesada si no se adaptan bien. De ser así, es preferible evitar su uso.
5. Cuida tu higiene bucal
Utilices perfumes o no, el cuidado de tu higiene bucal es esencial para oler bien y dar una buena impresión. El aliento es uno de esos olores que no puede enmascararse con fragancias; de ahí que sea necesario cepillarte mínimo dos veces al día, complementando con hilo dental y enjuague bucal. En conjunto, esto te permite remover cualquier resto de comida o bacterias que puedan acumularse entre los dientes y la lengua.
6. Elige prendas frescas y transpirables
¿Sabías que las telas de tus prendas de vestir también pueden influir en tu olor? Algunas opciones como el poliéster o el nailon retienen sudor, dificultan la ventilación y pueden generar aromas indeseados al atrapar la humedad y bacterias. En cambio, tejidos naturales como el algodón, el lino o el bambú, favorecen la circulación de aire, te mantienen seco y te ayudan a tener un aroma más fresco a lo largo del día.
7. Mantén tu ropa limpia y ventilada
Asegurarte de que tu ropa esté limpia es esencial si quieres oler bien sin necesidad de perfumes. Aunque la suciedad no sea evidente siempre, las prendas absorben sudor, piel muerta, sebo y olores del ambiente durante el día. Si no las lavas tras cada uso, el mal olor se acumula y puede transferirse a tu cuerpo al usarlas de nuevo.
Además, si lavas tu ropa, pero no la dejas secar bien antes de llevarla a tu closet, puede desarrollar un olor rancio o a humedad que resultará problemático. Así pues, procura que las prendas que uses estén frescas, secas y bien lavadas para que tu olor corporal se mantenga neutro o agradable.
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8. Haz ajustes en tu dieta
No se trata de hacer restricciones estrictas en tu dieta o caer en prohibiciones. No obstante, hay algunos alimentos que contienen sustancias sulfuradas o metabolitos odoríferos que pueden liberarse por la piel y emanar olores indeseados tras ingerirlos; tal es el caso del ajo, la cebolla, el curry, algunas carnes rojas y las bebidas alcohólicas.
Por supuesto, cada organismo puede tener una reacción diferente tras su consumo y no siempre causan este problema. Pero si percibes que al comerlos tu olor natural se intensifica o se vuelve desagradable, puedes ajustar la cantidad que consumes en tu dieta habitual.
9. Prueba sustitutos de fragancias
Si quieres prescindir del perfume —por el motivo que sea—, pero aún quieres liberar un buen aroma todo el día, puedes probar sustitutos como los aceites esenciales o las cremas corporales con fragancia suave. En el primer caso, aromas como la lavanda, los cítricos y el sándalo funcionan muy bien. Simplemente, debes mezclar tres o cinco gotas en 15 mililitros de aceite portador y frotarlo en las muñecas, el cuello o detrás de las orejas.
Si te decides por las cremas corporales, busca una opción con fragancia de rosas o de frutos del bosque. Aplícala siempre que salgas de la ducha, asegurándote de que absorba bien. Además, puedes llevar un poco a la mano para reaplicar a lo largo del día. Con ello conseguirás un efecto más discreto y duradero.
10. Evita acumular sudor
¿Acabas de hacer ejercicio físico o actividades al aire libre en días calurosos? Si es así, lo más probable es que hayas sudado más de la cuenta. Para que esto no te cause mal olor corporal, procura ducharte lo antes posible. Si dejas secar el sudor en la piel, este se mezcla con bacterias y empieza a degradarse. Además, si no te cambias pronto la ropa, el olor se impregna y puede intensificarse.
El secreto para oler bien todo el día está en tu rutina
El olor corporal es una expresión más de cómo te cuidas por dentro y por fuera. Más allá de usar o no perfumes, tener un buen olor durante el día es un reflejo de atención y respeto por uno mismo. No tienes que oler a flores, frutas o una fragancia en particular; esto es una cuestión de preferencias: lo que importa es que te sientas cómodo contigo y en tu entorno, reflejando limpieza.
Eso sí, considera que algunas veces el mal olor no desaparece solo con higiene o ajustes en tus hábitos. Si percibes que este es inusual o muy fuerte, considéralo un signo de alerta. Algunas condiciones como desórdenes hormonales, infecciones en la piel o enfermedades hepáticas o renales pueden estar detrás. Si sospechas que es así, asegúrate de consultar al médico para determinar la causa real.
¿Sabes cómo limpiar las tablas de madera de la cocina? No es tan simple como lavarlas con agua y listo. A diferencia de las tablas plásticas, que puedes lavarlas en el lavavajillas, las de madera necesitan un poco más de atención. Como su material es más poroso y puede acumular bacterias o humedad, si las
The post Cómo limpiar y mantener la tabla de madera de la cocina appeared first on Mejor con Salud. ¿Sabes cómo limpiar las tablas de madera de la cocina? No es tan simple como lavarlas con agua y listo. A diferencia de las tablas plásticas, que puedes lavarlas en el lavavajillas, las de madera necesitan un poco más de atención. Como su material es más poroso y puede acumular bacterias o humedad, si las descuidas pueden convertirse en el hogar perfecto para los hongos y las bacterias.
La buena noticia es que no necesitas productos caros ni complicarte demasiado. Con ayuda de jabón o limón y bicarbonato de sodio, puedes mantenerlas desinfectadas y con vida útil para rato. Tan solo debes tener en cuenta no sumergirlas en el agua y secarlas bien antes de su próximo uso. En esta guía, te contamos cómo limpiarlas paso a paso, cómo eliminar malos olores, qué hacer si aparecen manchas negras y cuándo es momento de decirles adiós.
Cómo limpiar la tabla de madera de la cocina a diario
Ya sea que la uses para cortar carne cruda o verduras, es importante limpiar muy bien tu tabla de madera de después de cada uso. Así, evitarás que se propaguen hongos o bacterias en su superficie. Algo fundamental es no sumergir la tabla de picar en el agua, sino tan solo humedecerla con ayuda de una esponja y luego enjuagar con agua limpia. Sigue este paso a paso:
Moja una esponja o un estropajo suave con agua tibia y jabón de lavavajillas.
Frota bien la tabla de madera con la esponja de ambos lados.
Vuelve a humedecer la esponja cuando esté sucia o te hayas quedado sin jabón.
Una vez que hayas retirado toda la suciedad o grasa, enjuaga usando la esponja con agua limpia.
Seca bien la tabla con ayuda de un paño de cocina limpio.
Déjala de pie para que se termine de secar al aire libre.
Una vez que esté seca por completo, puedes guardarla.
<blockquote class="in-text">Si cortas diferentes tipos de alimentos (como carne cruda y luego verduras, o viceversa), debes lavar la tabla como mencionamos entre cada uso o usar cada lado para <a href="https://mejorconsalud.as.com/consejos-evitar-contaminacion-cruzada/">evitar la contaminación cruzada</a>.</blockquote>
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Cómo eliminar olores y restos de comida
A veces, a pesar de lavarla después de cada uso, pueden quedar impregnados olores fuertes como el del ajo o la cebolla o restos difíciles de eliminar. Para esos casos, te recomendamos una limpieza profunda con bicarbonato de sodio y limón.
Luego, frota medio limón sobre la superficie que tenía el bicarbonato.
Una vez que hayas frotado el limón con fuerza durante un par de minutos, deja que repose por 5 minutos más.
Para terminar, enjuaga bien la tabla con un paño húmedo o una esponja húmeda con agua y jabón.
Repite del otro lado.
Seca muy bien con un paño limpio y deja que se termine de secar al aire libre antes de guardarla.
<blockquote class="in-text">También puedes usar solo el limón, aunque la limpieza será más superficial.</blockquote>
Cómo limpiar una tabla de madera con hongos
Puede suceder que, al dejar secar las tablas acostadas o sumergirlas en agua, queden humedecidas y generen manchas negras de hongos. Lo ideal en estas situaciones es cambiar la tabla para evitar posibles intoxicaciones. Sin embargo, puedes probar eliminándolos con métodos caseros.
Moja una esponja con vinagre blanco y frota muy bien sobre las zonas manchadas de la madera.
Deja que actúe durante unos 20 minutos.
Pasado ese tiempo, limpia con un trapo de cocina con agua limpia.
Después, seca con un paño de cocina y déjala al aire libre para eliminar posible humedad.
Con cloro diluido
El cloro o la lavandina se pueden utilizar bien diluidos para desinfectar las tablas de madera y otros utensilios de cocina. También, pueden ayudar a matar los hongos y bacterias que se generan en su superficie.
Colócate guantes.
En un recipiente, mezcla una cucharadita de cloro o lavandina (5 mililitros) con un litro de agua.
Sumerge una esponja o estropajo en el líquido y frota en forma de círculos por la superficie manchada.
Deja actuar por 15 a 20 minutos.
A continuación, enjuaga bien con agua tibia.
Seca con un paño limpio y deja airear hasta que se vaya toda la humedad.
<blockquote class="in-text">Si las manchas persisten, puede ser necesario lijar un poco la superficie antes de limpiarla, ya sea con una lija para madera o con una esponja metálica.</blockquote>
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Cómo conservar tu tabla de madera como nueva
Las siguientes prácticas de limpieza y mantenimiento te ayudarán a conservar tu tabla de picar por mucho más tiempo.
Limpieza cotidiana
Para que la tabla dure más debes limpiarla al terminar de utilizarla. Si cortas verduras o carnes (de acuerdo para qué la emplees), no esperes a que sequen los residuos que hayan quedado para lavarla. Enjuágala con agua y jabón, apenas termines de cortar, para evitar que los olores o posibles bacterias se impregnen en ella.
Una vez por semana puedes limpiarla con el método de bicarbonato y limón, o solo con el limón.
Secado correcto
Después de limpiar la tabla, sécala bien con un paño de cocina limpio. Retira la mayor cantidad posible de humedad para evitar que se generen hongos. Cuando notes que no absorbe más, apoya la tabla de pie sobre la mesada y déjala así hasta que se seque por completo. Una vez que no tenga ninguna mancha de humedad, puedes guardarla.
Hidratación periódica
Puedes hidratarla cuando notes que tiene muchos cortes visibles y está opaca.
Hidratar las tablas de madera es un mantenimiento básico que ayuda a que duren mucho más tiempo, previniendo la absorción de bacterias. Para ello, echa un poco de aceite de cocina, cera de abeja o aceite especial para madera (siempre que sea comestible) y espárcelo sobre la tabla con un papel de cocina.
Una vez que tengas la tabla hidratada por completo, deja que absorba el producto durante varias horas o toda la noche. Si han quedado restos, retíralos con ayuda de papel absorbente y ya estará lista para usar.
Repite el proceso de hidratación cada 2 o 3 meses.
Cuándo cambiar la tabla de madera
El momento de reemplazar tu tabla de picar dependerá del tipo de madera con la cual esté hecha y del mantenimiento que le hayas dado. Las que son de madera maciza son más resistentes que aquellas de contrachapado o compuestas por distintas maderas unidas entre sí. Sin embargo, en algún momento habrá que cambiarla. Estas son algunas indicaciones:
Posee cortes muy profundos.
Huele mal incluso después de desinfectarla.
La madera está rajada, hinchada o deformada.
Tiene manchas oscuras que no salen a pesar de lavarla en profundidad.
<blockquote class="in-text">Si la continúas utilizando, corres el riesgo de que haya hongos o que crezcan bacterias en los huecos que infecten tus comidas.</blockquote>
Una tabla limpia, una cocina más segura
Las tablas de madera no solo aportan un toque cálido a la cocina, sino que también ofrecen ventajas prácticas: son más amables con el filo de los cuchillos, tienen propiedades antibacterianas naturales y, con el cuidado adecuado, pueden durar muchos años. Saber cómo limpiarlas de forma correcta es clave para aprovechar todos esos beneficios sin poner en riesgo la salud.
Con una rutina de limpieza sencilla, un secado adecuado y algo de hidratación periódica, tu tabla puede mantenerse en perfecto estado, sin olores ni manchas. Vale la pena dedicarle unos minutos después de cada uso: tu cocina, tus cuchillos y tus comidas lo agradecerán.
El pilates con pesas es la nueva moda de las redes sociales y cada vez son más las personas que lo integran en sus rutinas para mezclar resistencia y tonificación. Esta combinación ganadora puede ayudarte a mejorar tu salud cardiovascular y fortalecer tus músculos, ayudándote a tener el cuerpo de tus sueños. No estamos hablando
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No estamos hablando de levantar grandes discos de gimnasio, basta con incorporar pequeñas cargas para ver los magníficos resultados. Mancuernas ligeras, tobilleras con peso o botellas con agua pueden transformar una sesión de pilates tradicional en un ejercicio mucho más completo. Te explicamos cómo lograrlo.
5 pasos para incorporar las pesas en tu rutina de pilates
El pilates es un tipo de entrenamiento que sigue ganando cada vez más popularidad por sus múltiples beneficios para la salud. Los expertos han sugerido que al combinarlo con pesas, se potencia su efecto tonificante sin necesidad de sobrecargar el cuerpo. ¡Y lo mejor es que puedes realizar los ejercicios desde la comodidad de tu casa!
1. Elige el peso adecuado
Cuando estás comenzando a incorporar peso en tus sesiones de pilates, utilizar mancuernas entre 1 y 2 kilos es más que suficiente para ver cambios notables y evitar lesiones. Las rutinas de pilates son de por sí exigentes y no hace falta levantar mucho peso, sino activar los músculos de la manera adecuada.
Según investigaciones, las personas con sobrepeso que realizaron pilates con mancuernas de 1 kg mejoraron su capacidad respiratoria, redujeron su porcentaje de grasa corporal y aumentaron su masa muscular. Lo que demuestra que pequeñas cargas bien usadas pueden marcar una gran diferencia.
2. Comienza con ejercicios sencillos
Si nunca has hecho pilates, no te exijas demasiado con ejercicios avanzados y mejor concéntrate en aprender los movimientos básicos que te ayuden a conectar con tu cuerpo y mente. En línea puedes encontrar ejercicios para todos los niveles y lo más importante es realizarlos con una buena técnica. Estos son algunos de los más conocidos:
Puente de glúteos
Para realizar los puentes de glúteos, acuéstate boca arriba, con las rodillas flexionadas en un ángulo de 90° y los pies apoyados en el suelo. Luego, coloca la mancuerna (o botella de agua) sobre la pelvis, sostenla con tus manos, y elévala con lentitud hasta formar una línea recta entre los hombros y las rodillas. Mantén la posición por unos segundos y baja.
El cien
Este ejercicio es ideal para fortalecer el abdomen, las piernas y los brazos. Para lograrlo, estando acostada, eleva las piernas a unos 45°. Luego, levanta un poco la cabeza del suelo y estira los brazos a los costados sosteniendo las mancuernas. La idea es levantar los brazos hacia arriba y abajo mientras inhalas durante 5 tiempos y exhalas en otros 5.
Abdominales controlados
Hacer abdominales en casa es fácil. Acuéstate con las rodillas flexionadas y comienza a elevar con lentitud el torso hasta que sientas que trabaja tu abdomen y baja despacio. Para aumentar la dificultad, sostén una mancuerna con ambas manos frente al pecho o extendidas hacia adelante para activar más músculos.
Elevaciones de piernas
Acuéstate boca arriba con las piernas bien extendidas y juntas. Luego, elévalas despacio hasta formar un ángulo de 90°, sostén por unos segundos y bájalas con lentitud sin que lleguen a tocar el suelo. Este es un buen ejercicio para tonificar y fortalecer tus piernas. Para añadir peso, sujeta la mancuerna entre los tobillos en cada elevación o ponte tobilleras para facilitar el movimiento.
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3. Escucha siempre a tu cuerpo
Muchas personas tienen la falsa idea de que el pilates es sencillo y pretenden realizar rutinas avanzadas desde el principio, algo que solo les causará lesiones debido a la intensidad y la mala técnica al realizar los ejercicios. Así que, por favor, no te exijas de más; ve a tu tiempo y escucha las señales de tu cuerpo. Cuando sientas que es suficiente, es suficiente.
El pilates no se basa en hacer muchas repeticiones, sino en hacerlas bien. Es un tipo de entrenamiento en donde la respiración y la conciencia corporal son fundamentales, y estas solo se desarrollan con la práctica. Por ende, cuida de la técnica y respeta tus límites.
4. Diseña una rutina o sigue una clase guiada
Si ya llevas tiempo practicando pilates y conoces algunos de sus mejores movimientos, puedes crear una secuencia de 20-30 minutos con ejercicios para piernas, core y brazos con pesas. Eso sí, recuerda comenzar con un peso bajo y no exigirte con las repeticiones, con el tiempo verás que poco a poco eres capaz de subir tu nivel de entrenamiento.
Y si eres un principiante en el mundo del pilates con pesas o eres una persona más visual, en YouTube puedes encontrar una infinidad de vídeos para realizar los ejercicios con la técnica perfecta y rutinas para todos los niveles. Inclusive, existen apps de pilates que puedes descargar en tu teléfono para ejercitarte desde cualquier lugar.
5. Sé constante y sube la intensidad
El pilates con pesas puede hacer maravillas por tu cuerpo y por tu mente, pero la constancia es necesaria para disfrutar de sus beneficios y comenzar a notar cambios notables. No hace falta que hagas ejercicio todos los días (aunque podrías hacerlo), con entrenar dos o tres veces por semanas ya estás haciendo un cambio positivo.
Acorde con estudios, realizar rutinas de pilates de 60 minutos, tres veces por semana, durante al menos seis semanas, puede ayudar a mejorar la salud autopercibida, en especial en mujeres mayores. El pilates es uno de los mejores ejercicios para aumentar la fuerza, la resistencia muscular y el control motor.
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¿Es efectivo el pilates con pesas para tonificar el cuerpo?
Sí, y mucho. Al combinar los movimientos controlados del pilates con peso podemos estimular más los músculos, mejorando la firmeza. Al realizar de manera constante todas las semanas rutinas de pilates e ir aumentando la carga, podrás tonificar zonas como los brazos, el abdomen, los glúteos y las piernas.
Pero no pienses que se trata de una solución mágica con la que en un par de semanas lograrás tener el cuerpo de tus sueños. El pilates con pesas puede ayudarte a alcanzar estos objetivos, pero la disciplina en los entrenamientos es necesaria. Además, por supuesto, de mejorar también tu alimentación y descansar lo suficiente.
Una investigación publicada en la Journal of Bodywork and Movement Therapies, encontró que las mujeres que practican pilates durante 8 semanas logran bajar su porcentaje de grasa corporal y reducir medidas en los muslos y la cintura. Sin embargo, si dejan de hacer ejercicio durante 3 semanas, estos efectos desaparecen y el cuerpo recupera la grasa perdida.
El pilates trabaja el cuerpo de forma integral y, además de tonificarlo, puede ayudarte a mejorar tu resistencia muscular, descargar la tensión acumulada y darte un espacio para recuperar tu vitalidad.
Consejos para realizar pilates con pesas desde casa
Si eres de las personas a las que no les gusta ir al gimnasio y utilizar las máquinas, el pilates te permite mantenerte en forma desde la comodidad de tu casa. Sólo necesitas un par de mancuernas, una colchoneta antideslizante y un espacio libre donde puedas moverte con libertad, si es al aire libre mucho mejor. Estas son algunas recomendaciones.
Empieza con poco peso: desde la intimidad de tu hogar no tienes que impresionar a nadie, ve poco a poco y sube la carga a medida que te sientas más cómodo.
Controla tu respiración: en el pilates la forma en que respiramos ayuda a que los ejercicios actúen mejor, inhala al preparar el movimiento y exhala al esforzarte.
Cuida tu postura: al practicar los ejercicios, fíjate bien en la técnica del instructor. Relaja los hombros, mantén el core activado y no fuerces la columna.
Evita los movimientos bruscos: el pilates con pesas no se trata de realizar infinitas repeticiones hasta el fallo, sino de mover la carga con control para proteger las articulaciones.
Busca ayuda de un fisioterapeuta: en caso de que tengas alguna lesión o molestia por un mal movimiento, consultar con un instructor o fisioterapeuta es lo mejor.
No te exijas más de lo que puedes: con que entrenes 2 o 3 veces por semana puedes tener buenos resultados sin lesionarte o sobrecargar tu cuerpo.
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¡Anímate a practicar pilates con pesas!
Si quieres tonificar tu cuerpo, reducir medidas y mejorar tu salud física y mental, el pilates con pesas puede ayudarte a alcanzar estos objetivos y muchos más. Solo procura ser constante con tus entrenamientos para no perder todos tus avances y aumenta la dificultad a medida que te haces más fuerte.
El queso es un alimento delicioso que queda bien en todas las comidas del día, pero, ¿alguna vez has escuchado a un amigo o conocido decir que le tiene miedo? ¿O te ha pasado que sientes rechazo cuando lo ves o lo hueles? En algunos casos, como estos, podría tratarse de una condición conocida como
The post El miedo irracional al queso: todo lo que debes saber sobre la turofobia appeared first on Mejor con Salud. El queso es un alimento delicioso que queda bien en todas las comidas del día, pero, ¿alguna vez has escuchado a un amigo o conocido decir que le tiene miedo? ¿O te ha pasado que sientes rechazo cuando lo ves o lo hueles? En algunos casos, como estos, podría tratarse de una condición conocida como turofobia, un trastorno que se caracteriza por el temor irracional o repugnancia intensa hacia el queso, y que va mucho más allá de una simple preferencia.
Las personas con esta fobia experimentan una angustia real y un miedo desproporcionado que no pueden evitar con solo ver una porción del alimento, olerlo o incluso pensar en él. Sin embargo, esta condición varía en cada persona, algunos sienten el rechazo hacia ciertos tipos de queso (como los más fuertes o fermentados), mientras que otros tienen una reacción negativa con cualquier variedad.
¿Cómo se manifiesta y por qué se desarrolla la turofobia?
Las manifestaciones varían en intensidad, pueden ser físicas, emocionales y conductuales. Entre las más frecuentes se incluyen:
Reacción de asco o repulsión: el olor, color, textura e inclusive el proceso de fermentación del queso causa una respuesta de miedo inmediata.
Ansiedad o ataque de pánico, manifestada como tensión muscular o temblores, mareos o sensación de desmayo, sensación de pérdida de control, dificultad para respirar (disnea), o palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia).
Sudoración excesiva: cuando el cuerpo siente miedo, se activa el sistema nervioso autónomo, lo que lleva a sentir las manos mojadas o temblorosas, así como incomodidad visible durante la exposición al estímulo.
Reacciones de enojo o irritabilidad al ver que alguien come queso cerca, enfado si se bromea con su miedo, y tensión emocional sostenida que afecta el estado de ánimo.
Dificultad para concentrarse tras la exposición por agotamiento mental. Esto retrasa el inicio de las actividades normales o genera pensamientos intrusivos (recordando la situación una y otra vez).
Malestar psicológico: no solo hay manifestaciones físicas, es posible experimentar vergüenza, frustración, culpa o sensación de ser «extraño» por tener una reacción tan extrema ante un alimento común.
<blockquote class="in-text">Si bien aquí te enlistamos algunos síntomas, recuerda que el criterio de un profesional es esencial para determinar si un individuo padece esta condición.</blockquote>
Con respecto a las causas, aunque no hay razones completamente claras, algunos especialistas señalan que existen factores que influyen en su aparición:
1. Experiencias negativas en la infancia
Si una persona experimenta una situación desagradable con el queso, como vomitar después de comerlo por alguna indigestión o sentir un mal olor en un lugar específico (escuela, hogar, etc.), el cerebro podría asociar ese evento con una amenaza y, en un futuro, cuando la persona entra de nuevo en contacto con el alimento, se activa la respuesta automática de rechazo o ansiedad. Por esto es importante buscar apoyo profesional adecuado para romper este patrón emocional.
2. Condicionamiento familiar
Recordemos que los niños aprenden de múltiples formas y reciben información todos los días. Entonces, si en el ambiente familiar se expresan de constantemente mensajes negativos sobre el queso, como «huele mal», «está dañado» o «es dañino», el niño empieza a integrar esas ideas. Así, mientras crece, este pensamiento se refuerza y puede mantenerse hasta la adultez como reacción automática de rechazo, aun cuando no hay una experiencia personal directa con este alimento.
3. Hiperselección sensorial
Hay personas que tienen una mayor sensibilidad a fragancias, texturas o sabores intensos, y el queso puede resultarles especialmente desagradable. Esta hipersensibilidad está relacionada con condiciones neurológicas o del desarrollo, como el trastorno del procesamiento sensorial, donde el cerebro genera una respuesta exagerada a estímulos como olores, sabores o texturas. En este caso, el alimento se percibe como invasivo o perturbador, incluso sin un episodio negativo previo.
4. Asociaciones inconscientes
A veces, la mente establece conexiones entre el queso e imágenes o ideas repulsivas, como moho, descomposición o fermentación. Esto no siempre es consciente ni voluntario; en cambio, surge por recuerdos o conceptos negativos que se interiorizaron a lo largo del tiempo. Así, solo ver una imagen de un queso o imaginarlo activa la reacción emocional automática de rechazo, sin que el individuo entienda por qué ocurre esta fobia.
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¿Cuándo se activa este trastorno?
Las situaciones que desencadenan la turofobia suelen ser abrumadoras o insoportables. No es solo comer queso, estar cerca de él o pensar en su existencia también provoca una reacción intensa. Los casos más comunes que activan la fobia incluyen:
1. Ver queso, incluso a la distancia
Observar el alimento en un plato, nevera o una vitrina de supermercado es suficiente para detonar la fobia. Por ejemplo, algunas personas se alteran si ven queso derretido en una pizza, y más si tiene una textura pegajosa o de hilos elásticos. Otras sienten incomodidad al ver este derivado de la leche con moho, ya que la apariencia puede recordarles cosas desagradables.
2. Oler el producto
El aroma del queso es un factor activador bastante común, en especial en ciertos tipos de quesos curados, fermentados o de fuerte olor. Esto pasa en particular en espacios cerrados, como la cocina o un ascensor, que aun cuando no se ve el alimento, se detecta por el olfato, lo que activa la reacción emocional o física.
3. Tocar o estar cerca del ingrediente
Quizás este sea el disparador más complejo, para muchas personas, incluso tocar el queso con utensilios resulta imposible. Aquí es donde este trastorno afecta la calidad de vida de quien lo padece, ya que compartir una mesa con familiares o ir a un restaurante con amigos que estén comiendo el alimento genera incomodidad. Como consecuencia, el individuo con esta condición comienza a aislarse y evita asistir a eventos o quedarse durante toda una reunión. Todo esto puede empeorarse si la textura es blanda, húmeda o pegajosa.
4. Pensar en el alimento o imaginarlo
En casos más severos, no se necesita una situación real para activar el miedo. Basta con imaginar una porción de queso o recordar una experiencia desagradable para que se genere ansiedad, palpitaciones o náuseas. Este pensamiento llega de manera involuntaria en momentos inesperados, por ejemplo, antes de dormir, ver una receta que incluya el derivado lácteo o escuchar a alguien hablar del tema.
5. Ver contenido en medios o redes sociales
En la actualidad, las redes sociales muestran múltiple información, pero el tópico de la comida es bastante usual, por lo tanto, es común ver vídeos de recetas, comerciales de alimentos o publicaciones que incluyan queso. En estos casos, algunos evitan seguir contenido de cocina por temor a encontrarse con imágenes del producto, mientras que otros sienten ansiedad si amigos comparten fotos de comidas como pizza, lasaña o fondue.
6. Escuchar sonidos relacionados
Esta fobia es tan intensa que solo el sonido de alguien masticando queso detona incomodidad, más si se trata de una variedad blanda o que hace ruido cuando se corta o se muerde.
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¿Cómo manejar la turofobia?
Recuerda que cualquier tratamiento debe ser indicado por un profesional, ya que no todos los casos requieren son iguales. De hecho, el manejo médico dependerá de la condición de la persona y el nivel de la fobia. Sin embargo, existen algunas estrategias generales que ayudan a afrontar el miedo, como dedicar unos minutos al día para hacer respiraciones profundas, inhalar por la nariz, mantener el aire unos segundos y luego exhalar por la boca. Esto ayuda a calmar el cuerpo cuando aparecen los pensamientos negativos.
También se puede llevar un diario emocional y registrar cuándo aparece el rechazo, qué lo desencadenó y cómo reaccionó el cuerpo para identificar patrones y tener mayor control sobre la experiencia. Además, esta documentación es de valiosa utilidad para tu psicólogo o psiquiatra, así puede entender mejor tu condición e indicarte tratamiento adecuado. Por último, evita el ser tan duro contigo mismo, recuerda que las fobias no son sinónimos de debilidad ni inmadurez emocional, es importante tener compasión con uno mismo para avanzar sin presión.
La importancia de validar los miedos invisibles
Aunque es poco frecuente, la turofobia es un trastorno real que impacta la calidad de vida de aquellos que la padecen, y es esencial no minimizar ni burlarse de quienes conviven con esta fobia. Con el apoyo social y familiar adecuado es posible afrontar y reducir este miedo para recuperar el bienestar emocional.
Si tú o alguien cercano está experimentando rechazo extremo al queso que afecta su rutina diaria, no dudes en consultar a profesional de la salud, ya sea un médico o psicólogo. No olvides que existen muchas herramientas y estrategias para abordar este trastorno.
Bed rotting significa «pudrirse en la cama» y es el nombre de la última tendencia de «autocuidado» en TikTok. Consiste en pasar largos periodos de tiempo en la cama, fuera de las horas de sueño normales, haciendo actividades para desconectar y relajarse, como ver una serie o película, hacer scroll en redes sociales o jugar
The post Qué es el «Bed Rotting» y por qué se ha convertido en tendencia appeared first on Mejor con Salud. Bed rotting significa «pudrirse en la cama» y es el nombre de la última tendencia de «autocuidado» en TikTok. Consiste en pasar largos periodos de tiempo en la cama, fuera de las horas de sueño normales, haciendo actividades para desconectar y relajarse, como ver una serie o película, hacer scroll en redes sociales o jugar un videojuego. También puede incluir tomarte una siesta extensa o incluso comer bocadillos en el lecho.
Aunque varias de las cosas que se hacen en el bed rotting no son precisamente nuevas, el término sí lo es. La primera que lo utilizó fue la usuaria de TikTok g0bra77y en 2022, por medio de un vídeo preguntando «¿A quién realmente le gusta pudrirse en su cama?», y señalándose a sí misma. Este contenido se hizo viral y tiene 1,4 millones de visualizaciones en la red social china.
Si bien es cierto que pasar todo el día en la cama puede resultar muy tentador. ¿En verdad será una buena idea para alcanzar ese deseado descanso y relajación, o se trata solo de una moda más en redes sociales? En las siguientes líneas ahondaremos un poco más en ello.
Bed rotting como tendencia para aliviar el estrés
Para nadie es un secreto que vivimos en una sociedad en donde hay una búsqueda de productividad constante. Llevamos un ritmo de vida acelerado, con muchas obligaciones laborales, académicas y familiares, que se llevan gran parte de nuestro día. Y este ritmo frenético puede hacer que acumulemos estrés y nos sintamos ansiosos.
Entonces, el bed rotting se volvió tendencia como una manera de desconectar del mundo —que genera este estrés—, relajarse y recargar energías. De hecho, esta práctica es famosa entre los jóvenes. Una encuesta de la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM) señala que la generación Z (entre 18 y 27 años), es el grupo que más ha practicado el bed rotting, representando el 24 % de los encuestados.
Algunos usuarios en redes sociales opinan que «pudrirse en la cama» es una forma de ejercer su autocuidado. Y es que este no solo implica cuidar de la salud física, sino también de la mental, aprendiendo a descansar cuando es necesario como una manera de priorizarse y mejorar la calidad de vida.
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¿Pudrirse en la cama es bueno para la salud?
Depende. Si lo haces de manera esporádica y por solo un par de horas, traería beneficios a corto plazo, como relajarte y recargar energía. Un momento de bed rotting podría ser útil para personas que están agotadas, ya que realizan muchas actividades durante el día, o que priorizan el cuidado de los demás sobre el suyo.
Por otro lado, si realizas esta práctica de forma frecuente y por largos periodos de tiempo —pasando un día completo en la cama y más—, ya entraría en el terreno de lo perjudicial. Y es que el bed rotting prolongado puede traer graves consecuencias a la salud física y mental.
1. Sedentarismo
«Pudrirse en la cama» por mucho tiempo fomenta la inactividad física y el sedentarismo, los cuales aumentan el riesgo de padecer diversas enfermedades no transmisibles, como las cardíacas, la diabetes u obesidad. De igual manera, la OMS señala que la inactividad física aumenta el riesgo de mortalidad, entre un 20 % y 30 %, en comparación con las personas que sí hacen actividad física.
2. Trastornos del sueño
Pasar todo el día en la cama puede hacer más difícil conciliar el sueño cuando llegue la hora de dormir. Ten en cuenta que el propósito principal de la cama es dormir. Al hacer bed rotting por mucho tiempo, el cerebro deja de asociar a la cama solo como un lugar para dormir, ya que realizas otras actividades en ella, como comer o ver televisión. Esto, a la larga, puede causar insomnio y un menor descanso.
Otro punto a destacar es que el bed rotting promueve el uso excesivo de pantallas, y ellas también afectan el sueño. Los dispositivos electrónicos emiten luz azul, la cual influye en los ciclos de vigilia sueño del organismo, al reducir la producción de melatonina, la hormona del sueño. Por ello, los expertos recomiendan evitar el uso de pantallas, por lo menos una hora antes de dormir.
3. Evasión emocional
La evasión emocional es cuando una persona suprime o evita sentimientos o pensamientos que le son desagradables o que le causan malestar. El bed rotting frecuente está muy relacionado con ella, y es que puede ser un medio para evadir esos sentimientos de forma temporal, al desconectarse del mundo y quedarse en la «seguridad» de la cama.
Más, a largo plazo no es positivo. Ya que no se enfrentan o abordan los problemas que generan esas emociones. Lo que puede aumentar la ansiedad, el estrés y llevar a la depresión.
4. Depresión
También hay casos en donde el bed rotting puede verse como una señal de depresión, sobre todo si lo realizas de forma prolongada. Y es que al quedarse en la cama por largo tiempo aumenta el aislamiento social, lo que puede llevar a la depresión. De igual manera, la inactividad frecuente podría indicar falta de energía, lo cual es otro signo de depresión.
Otro punto a tener en cuenta es que, si la persona ya experimentaba otros signos de depresión, como lo son la falta de interés por actividades que antes le gustaban o baja motivación, el bed rotting no va a mejorarlo y más bien será contraproducente. En esas situaciones, lo más conveniente es buscar ayuda profesional.
5. Problemas musculares
Los músculos y articulaciones también se verán afectados si practicas bed rotting con frecuencia y por tiempo prolongado. Y es que los largos periodos de inactividad debilitan los músculos y articulaciones, llevando a rigidez muscular, contracturas e incluso mala postura.
¿Qué otras medidas de autocuidado puedes hacer?
Existen muchas soluciones para controlar el estrés y la ansiedad del día a día, así como promover tu autocuidado y con menos riesgos a largo plazo que el bed rotting. Algunas opciones sencillas que podrías probar son las siguientes:
Salir a pasear por la naturaleza.
Hacer ejercicio. Correr, practicar yoga, taichí, entre otros.
Tener una plática con un amigo o familiar querido.
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El bed rotting solo con moderación
¿Alguna vez escuchaste la frase «no todo lo que brilla es oro»? Pues esta guarda gran relación con el bed rotting. Aunque, a primera vista, puede parecer una opción perfecta y sencilla para recargar energías, lo cierto es que también trae muchas complicaciones a la salud a largo plazo.
Si te interesa practicarlo, lo ideal es hacerlo con moderación. Es decir, por un corto periodo de tiempo y de forma esporádica. Por ejemplo, en lugar de estar todo el día haciendo bed rotting, podrías solo ver una película y salir de la cama cuando termine. Combina esta tendencia moderada con otras maneras de manejar el estrés de forma activa, como ir a pasear al parque con amigos o tu mascota.
Por último, presta atención a tu cuerpo. Si al realizarlo te sientes más apático, cansado o tienes molestias físicas, son señales de que es momento de parar y hacer otras actividades. De igual manera, si sientes la necesidad de hacer bed rotting con frecuencia, sería conveniente que buscaras ayuda profesional, ya que podría haber otro problema que te cause esa necesidad.
Entre correos que no paran, reuniones y plazos de entrega, al trabajar es fácil olvidarse de lo más importante: uno mismo. Aunque el autocuidado en el trabajo suene como un lujo imposible, no tiene por qué ser complicado. Con ajustes simples, como incorporar momentos para relajarte y mantener tu escritorio ordenado, podrás transformar tu jornada
The post Prácticas de autocuidado en el trabajo: pausas activas y control del estrés appeared first on Mejor con Salud. Entre correos que no paran, reuniones y plazos de entrega, al trabajar es fácil olvidarse de lo más importante: uno mismo. Aunque el autocuidado en el trabajo suene como un lujo imposible, no tiene por qué ser complicado. Con ajustes simples, como incorporar momentos para relajarte y mantener tu escritorio ordenado, podrás transformar tu jornada y cómo te sientes al finalizar el día.
Te compartimos 11 estrategias prácticas y fáciles para que empieces hoy. No necesitas cambiarlo todo: con sumar una o dos, ya notarás la diferencia.
1. Haz pausas activas cortas
Permanecer sentado mucho tiempo te puede afectar más de lo que crees, generando fatiga y contracturas. Para romper con ese ciclo, implementa pausas activas: pequeños descansos que incluyen actividades físicas, como estiramientos o caminatas. Lo mejor de todo es que solo necesitas cinco o 10 minutos.
Realiza llamadas telefónicas o lee documentos de pie.
Levántate y camina por tu espacio de trabajo o por la casa.
Prueba con hacer 10 sentadillas o bajar y subir unas escaleras.
Aleja algunos elementos que utilices, como el cesto de basura, para que debas levantarte y caminar hacia ellos.
<blockquote class="in-text">Intenta programarlas cada 90 minutos, o al menos dos veces por la mañana y dos por la tarde.</blockquote>
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2. Respira
En los momentos de ansiedad en el trabajo, es normal que respires rápido y poco profundo. Aprender a tomar un respiro y a dominar tu respiración con ejercicios, como el dela respiración cuadrada, puede ayudarte a incrementar tu productividad y reducir el estrés. No son necesarias técnicas avanzadas ni mucho tiempo.
Ejercicio simple de respiración
Siéntate derecho y relájate.
Inhala por la nariz contando hasta cuatro segundos.
Retén el aire durante cuatro segundos.
Exhala por la boca contando hasta cuatro.
Repite unas cinco veces.
3. Cuida tu espacio de trabajo
El autocuidado en el trabajo no solo se basa en mantenerse activo, sino también en cuidar el entorno. El ambiente en el cual trabajas influye mucho en la forma en que te sientes, ya que los lugares mal iluminados, desordenados o incómodos pueden provocar más agotamiento. Te compartimos pequeños ajustes que suman:
Ordena tu escritorio y despéjalo de cosas innecesarias.
Añade detalles personales, como una foto, una planta o tu taza favorita, para hacer que tu espacio sea más agradable y personal.
Cuida tu postura, procurando que la pantalla esté a la altura de tus ojos y que tu asiento sea adecuado para mantener una postura correcta.
4. Hidrátate
Parece obvio, pero muchos nos olvidamos de algo tan esencial como la hidratación cuando estamos trabajando. La deshidratación puede provocar dolores de cabeza, fatiga y dificultad para concentrarse. Es muy importante tomar entre cuatro y seis vasos de agua al día, aunque la cantidad puede variar, según los alimentos que consumas.
Consejos para hacerlo más fácil
Ten siempre una botella de agua cerca.
Aprovecha las pausas activas para hidratarte.
Usa aplicaciones o recordatorios para beber agua cada cierto tiempo.
5. Organiza tu día y evita el multitasking
Hacer muchas cosas a la vez, o multitasking, parece productivo, pero en realidad genera más estrés y baja la productividad. Para evitarlo, es recomendable organizar tu día y tareas. Puedes seguir estos consejos:
Antes de empezar algo nuevo, cierra la tarea anterior.
Haz una lista de las tareas que puedes manejar esa jornada y empieza el día con una intención.
Divide tus tareas en bloques según su semejanza, para que sea más simple pasar de una actividad a otra.
Evita chequear tus redes sociales o tus mensajes todo el tiempo y asígnales un momento determinado.
6. Desconecta de las pantallas en los descansos
Es cierto que en los ratos libres es fácil caer en la tentación de utilizar el teléfono celular. Sin embargo, ver las redes sociales no siempre da un verdadero descanso mental. Cuando tengas unos minutos, prueba con hacer las pausas activas que indicamos. De otra forma, puedes intentar con lo siguiente:
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7. Usa afirmaciones o mensajes positivos
Una frase positiva puede ayudarte a cambiar el enfoque de un día, en especial cuando las cosas no marchan bien. Prueba con decirte afirmaciones o pegar notas motivacionales donde las veas con frecuencia, con frases como las siguientes:
«Yo puedo con todo».
«Doy lo mejor de mí cada día».
«Creo en mí mismo y en mi intuición».
«Un tropezón en el camino no es caída».
«Cada desafío es una oportunidad para crecer».
«Las adversidades sirven para descubrir fortalezas».
8. Incorpora momentos de gratitud
La gratitud mejora el estado de ánimo y motiva. Ya sea al final del día o en una pausa entre tareas, anota o menciona para ti mismo algo que hayas hecho bien o algo por lo que estés agradecido.
De la misma manera, dar las gracias a los compañeros de trabajo, o expresar que un trabajo estuvo bien hecho frente al equipo, impacta de forma positiva, tanto en quien lo dice como en quienes lo reciben.
9. Come saludable
Comer en el trabajo suele convertirse en una actividad automática, con apuro y, muchas veces, optando por comidas poco nutritivas que provocan problemas digestivos, fatiga y mal humor. En cambio, una alimentación saludable y equilibrada es una forma simple de autocuidado en el trabajo. Sigue estas recomendaciones:
Come lejos de tu espacio de trabajo.
Lleva viandas o ten un menú pensado para la semana.
Evita el exceso de cafeína y azúcar porque en exceso pueden ocasionar caídas de ánimo y cansancio.
Prepara snacks saludables, como frutas, frutos secos, semillas, yogures, galletas integrales o vegetales cortados.
10. Establece límites laborales
Con el auge del trabajo remoto, uno de los mayores problemas es no poner límites claros entre el trabajo y la vida personal. Puede llevar a un desgaste físico y mental, conocido como burnout. Entonces, establece ciertos límites para cuidar tu salud y mejorar tu rendimiento:
Apaga las notificaciones laborales y guarda el equipo de trabajo si estás en tu casa.
Si estás saturado y sientes que no puedes hacer todo, aprende a decir que «no» y expresa tus límites de forma asertiva.
Si sientes que las demandas laborales están excediendo tus capacidades, habla con tus superiores antes de llegar al colapso mental.
Siempre que puedas, respeta el horario de comienzo y fin de la jornada, y evita responder mensajes por fuera de ese periodo, salvo que sean urgencias.
11. Busca apoyo emocional
Uno de los errores más comunes al enfrentar el estrés laboral es creer que puedes resolver todo tú solo. Sin embargo, una parte importante del autocuidado emocional es reconocer que a veces necesitas ayuda. Apoyarte en otras personas no es un acto de debilidad.
Puedes hablar con algún compañero de trabajo de confianza, participar en espacios de bienestar que brinde la empresa para la que trabajas (por ejemplo, talleres de mindfulness o de coaching), o comunicarte con un supervisor si sientes que tu carga laboral es excesiva.
Autocuidarte en el trabajo es esencial
El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad. No tienes que esperar a estar agotado para empezar a cuidarte. Solo con hacer una pausa, organizarte mejor, tomar agua o respirar profundo ya estás invirtiendo en ti.
Empieza con uno o dos cambios y, poco a poco, notarás una gran diferencia. En definitiva, invertir en tu bienestar laboral es invertir en tu salud física y mental.
Ni lavadora ni remojo: si quieres lavar una almohada de viscoelástica, el punto de partida es saber que requieren cuidados muy específicos para no dañarse. Este material no tolera el exceso de agua ni los métodos de lavado convencionales, ya que puede deformarse o adquirir mal olor. Entonces, ¿cómo puedes asegurar su limpieza? La clave
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La clave está en utilizar poco líquido, productos adecuados y movimientos suaves. Esto, y hacerlo de forma regular, es la manera de remover residuos de sudor, células muertas y manchas que se van acumulando con cada uso, aunque no siempre puedas verlo a simple vista.
Así que la próxima vez que laves las sábanas o ventiles el colchón, no te olvides de tus almohadas. Con unos cuantos cuidados y los pasos correctos, puedes mantenerlas limpias, frescas y en perfecto estado. A continuación, te mostramos cómo hacerlo bien… y sin cometer errores que puedan estropearlas.
1. Retira la funda protectora
Antes de limpiar la almohada viscoelástica como tal, lo primero que debes hacer es quitar la funda que la recubre. Casi todas vienen con una cubierta exterior removible —de algodón, poliéster o mezcla— que sí puede lavarse a máquina sin riesgo.
Para un resultado óptimo, ten en cuenta lo siguiente:
Revisa la etiqueta de cuidados. Algunas fundas permiten lavado a 30 °C y otras a 40 °C. La temperatura correcta ayuda a eliminar bacterias sin dañar el tejido.
Intenta remover las manchas. Si la funda es blanca y presenta manchas de sudor, puedes tratarla antes del lavado con productos como quitamanchas oxígeno activo. También puedes probar agregando tres cucharadas de percarbonato de sodio al tambor de la lavadora. Este último es un blanqueador ecológico que ayuda a descomponer el percudido.
Configura un lavado para prendas delicadas. Utiliza un programa para ropa blanca o tejidos finos, preferiblemente con centrifugado suave.
Evita el uso de suavizantes. Estos productos químicos pueden dejar residuos que, a veces, causan alergias en la piel.
Déjala secar bien. Al aire libre o en secadora a baja temperatura. Antes de colocarla de nuevo, asegúrate de que esté bien seca.
<blockquote class="in-text">Si tu almohada no tiene funda extraíble, puedes envolverla con una funda protectora lavable. Esto facilita la limpieza y evita que el sudor o la humedad entren en contacto directo con la viscoelástica.</blockquote>
2. Aspira la almohada
Una vez retirada la funda protectora, es momento de realizar una limpieza en seco. La forma más segura de hacerlo es utilizando una aspiradora de mano. Este paso ayuda a eliminar polvo, cabellos, ácaros y otros residuos que se acumulan con el uso diario.
Para hacerlo de manera correcta, procura emplear una boquilla de cerdas suaves que no dañe la superficie. Pásala con movimientos lentos y constantes por ambos lados de la almohada, prestando especial atención a la zona central, que suele ser la más expuesta.
Si convives con mascotas o tienes alergias, repetir esta limpieza cada semana es una excelente manera de mantener la almohada más higiénica y prolongar su vida útil.
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3. Limpia las manchas
Si notas manchas visibles en la almohada —como restos de sudor o maquillaje— es posible tratarlas con una limpieza localizada. Esta técnica es ideal para no comprometer la integridad del material, ya que evita el contacto excesivo con el agua y no altera la forma de la viscoelástica. Eso sí, actúa con suavidad y emplea productos seguros para este tipo de superficie.
Materiales
Un paño suave de microfibra o una esponja sin abrasivos
Mezcla una pequeña cantidad de jabón neutro con agua tibia en el recipiente, hasta obtener una solución jabonosa.
Humedece el paño o la esponja con la mezcla, asegurándote de escurrir bien el exceso de líquido. La idea es trabajar con el mínimo de humedad posible.
Frota sobre la mancha con movimientos circulares, sin extender la humedad a otras áreas. Además, evita presionar con fuerza.
Con otro paño apenas húmedo (solo con agua), retira con cuidado los restos de jabón de la zona tratada.
Usa una toalla seca para absorber el exceso de agua, presionando con cuidado sin frotar.
Cuando hayas terminado con la limpieza, es fundamental secar bien la almohada para evitar la acumulación de humedad interna, el moho o los malos olores.
Si la mancha persiste, puedes repetir el proceso una vez más, pero no lo hagas de forma reiterada en el mismo día. El material necesita tiempo para secarse bien entre cada intento.
<blockquote class="in-text">Evita siempre el uso de productos agresivos como lejía, amoníaco, vinagre puro o quitamanchas industriales. Estos químicos pueden alterar la estructura de la espuma viscoelástica, haciendo que pierda su forma, su capacidad de recuperación o incluso su funcionalidad ergonómica.</blockquote>
4. Neutraliza los olores
Con el paso del tiempo, las almohadas viscoelásticas pueden adquirir olores desagradables, ya sea por el sudor, el calor corporal o la falta de ventilación. Si lo notas, puede ser una señal de que necesitan una limpieza extra. Por suerte, se puede neutralizar de manera sencilla sin mojar el material.
Uno de los mejores aliados para este paso es el bicarbonato de sodio, un ingrediente natural que absorbe olores sin afectar la estructura de la espuma. No necesitas mezclarlo con agua ni con otros productos: basta con aplicarlo en seco.
¿Cómo hacerlo?
Coloca la almohada sobre una superficie limpia y plana. Procura hacerlo en un espacio ventilado.
Espolvorea una capa fina y uniforme de bicarbonato de sodio sobre toda la superficie. Puedes usar un colador para distribuirlo mejor.
Déjalo actuar durante al menos 3 a 4 horas. Si el olor es persistente, puedes dejarlo reposar toda la noche.
Pasado ese tiempo, aspira cuidadosamente el producto con una boquilla de cerdas suaves, sin presionar demasiado para no dañar la espuma.
Una vez terminado este paso, tu almohada estará más limpia y sin mal olor. Sin embargo, recuerda secarla bien para evitar que cualquier resto de humedad genere moho o malos olores en el futuro.
<blockquote class="in-text">Si quieres potenciar el efecto, puedes mezclar el bicarbonato con unas gotas de aceite esencial de lavanda, <a href="https://mejorconsalud.as.com/aceite-del-arbol-del-te-remedios/">árbol de té</a> o eucalipto, siempre y cuando no haya contacto directo con la espuma (añádelo a una bolsita de tela o al bicarbonato antes de esparcirlo. No lo apliques líquido sobre la almohada).</blockquote>
5. Seca la almohada para evitar moho y deformaciones
Después de limpiar la funda, aspirar la superficie o tratar alguna mancha puntual, es imprescindible que la almohada viscoelástica se seque por completo antes de guardarla o darle un nuevo uso. La humedad retenida en su interior no solo favorece la aparición de olores desagradables o moho, sino que también puede comprometer la estructura de la espuma, haciéndola menos firme o alterando su forma.
A diferencia de otros materiales, la viscoelástica no debe exponerse al calor directo ni secarse en secadora. Tampoco es recomendable dejarla bajo el sol por mucho tiempo, ya que los rayos UV pueden deteriorar su composición con el tiempo.
¿Cómo hacerlo?
Coloca la almohada sobre una toalla limpia y absorbente, en una superficie plana.
Déjala en un espacio ventilado y a la sombra, donde circule el aire. Una habitación con ventanas abiertas o una zona exterior protegida del sol funciona muy bien.
Evita apoyarla en posición vertical o colgarla, ya que esto puede hacer que la espuma se deforme mientras está húmeda.
Cada dos o tres horas, gírala para asegurarte de que ambos lados se sequen de forma uniforme.
Si hiciste una limpieza puntual, el tiempo de secado puede ser de 6 a 8 horas. Pero si absorbió más humedad, es mejor dejarla al menos 24 horas en reposo o hasta que esté bien seca.
Para terminar, puedes colocarle de nuevo la funda limpia. Así disfrutarás una almohada cómoda, fresca y libre de olores.
<blockquote class="in-text">Evita usar secador de cabello o colocar la almohada cerca de estufas o calefactores. El calor directo puede afectar la densidad de la espuma, lo que podría hacer que se agriete o pierda soporte.</blockquote>
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Cuida tu almohada viscoelástica y mejora la calidad de tu descanso
Saber cómo lavar una almohada viscoelástica sin dañarla es clave para mantener la calidad de tu descanso. Con una rutina sencilla —que incluya aspirado regular, limpieza puntual, neutralización de olores y secado adecuado— puedes prolongar su vida útil sin complicaciones.
Este tipo de almohadas está diseñado para ofrecer soporte ergonómico y aliviar la presión, algo beneficioso para quienes sufren molestias en el cuello, la espalda o las articulaciones. Si mantienes estos cuidados y la proteges con una buena funda, podrá acompañarte por mucho tiempo sin perder sus propiedades ni su comodidad.
¿Quién dijo que estar embarazada significa quedarse quieta todo el día? Aunque a veces el reposo es necesario, la actividad física moderada ayuda a mejorar el estado de ánimo y cuidar la salud de las futuras mamás y sus bebés. Por eso, muchas mujeres realizan ejercicios de pilates como una forma segura de mantenerse activas
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Para ayudarte a elegir los mejores movimientos, hablamos con expertos de una tienda de pilates especializada, quienes tienen una amplia experiencia guiando a mujeres embarazadas en esta práctica. Ellos nos compartieron los ejercicios más seguros y beneficiosos teniendo en cuenta el periodo de gestación.
1. Activación del suelo pélvico
Uno de los mejores ejercicios para comenzar a integrar el pilates en tu rutina de entrenamiento es fortalecer el suelo pélvico con ayuda de la respiración consciente. Este grupo de músculos cumplen una función muy importante durante el embarazo y el parto, y ejercitarlos te ayudará a sostener el peso del bebé, mejorar tu postura y evitar pérdidas de orina.
Para hacerlo, siéntate sobre una colchoneta con la espalda recta y busca soporte atrás con tus dos brazos. Abraza con tus piernas una pelota de pilates e inhala profundo por la nariz. Al exhalar, aprieta la pelota y contrae el suelo pélvico (como si quisieras contener la orina), mantén por 5 segundos y relaja mientras vuelves a inhalar. Repite entre 8 y 10 veces.
Este simple ejercicio te puede ayudar a fortalecer los músculos que sostienen tu útero, vejiga e intestinos, y puede marcar una diferencia en tu trabajo de parto y recuperación. De hecho, algunos estudios han sugerido que practicar pilates durante el embarazo puede reducir la intensidad del dolor del parto y hacer que la experiencia sea más positiva para la mamá.
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2. Posición gato-vaca
A medida que tu pancita comienza a crecer, es normal que sientas molestias en la espalda baja al caminar o permanecer en la misma posición mucho tiempo. Esta posición de yoga es ideal para calentar antes de los próximos ejercicios y aliviar la tensión y el estrés acumulados. Además, es segura y la puedes hacer desde el primer trimestre.
Extiende tu tapete de yoga y ponte posición de cuadrupedia, con las muñecas justo debajo de los hombros y las rodillas alineadas con las caderas. Primero, inhala con lentitud y arquea la espalda hacia abajo mientras levantas el pecho (posición vaca). Luego, al exhalar, redondea tu espalda hacia arriba mientras bajas la cabeza (posición gato). Sé consciente de tu respiración y repite de 8 a 10 veces.
3. Puente de glúteos
Este ejercicio es genial para fortalecer los glúteos y la espalda baja sin poner presión sobre el abdomen, que es lo más aconsejable durante el embarazo. Incorporar los puentes de glúteos en tu rutina de pilates te ayudará a sentirte más estable al caminar, aliviar los dolores de espalda baja y prepararte para el momento del parto.
Puedes realizar este ejercicio de manera clásica sobre un tapete de yoga o, si cuentas con un reformer, puede brindarte más control y resistencia. Solo acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas y los pies apoyados al ancho de las caderas. Inhala profundo y, al exhalar, aprieta los glúteos y levanta la pelvis con lentitud hacia arriba.
La idea es formar una línea recta desde los hombros hasta las rodillas. Mantén esa posición por un par de segundos sin forzarte y luego baja despacio. Luego de un par de repeticiones, sentirás como los glúteos comienzan a activarse.
4. Elevaciones laterales de pierna
Conforme vas aumentando de peso, puedes sentir las piernas más cansadas o notar que te cuesta un poco moverte con rapidez. Este ejercicio es perfecto para mantener las piernas y los glúteos fuertes y tonificados. La clave está en tener una buena técnica y controlar tu respiración para trabajar bien los músculos.
Recuéstate de lado sobre tu tapete o reformer, con un cubo de yoga suave bajo la cabeza para mayor comodidad. Luego, flexiona un poco la pierna inferior y estira la superior, elevándola hacia arriba de forma controlada, sin forzar, como si estuvieras formando un ángulo de 90°, y bájala con lentitud. Puedes realizar de 10 a 12 repeticiones por pierna.
5. Ejercicio de la sirena
Este estiramiento lateral es muy recomendado para ayudar a abrir el pecho y liberar la tensión de la espalda. A su vez, es ideal para mejorar la respiración, algo que muchas veces se vuelve más difícil a medida que avanza el embarazo. Al igual que los ejercicios anteriores, puedes realizarlo en reformer o en suelo sobre una colchoneta o tapete de yoga.
Primero, flexiona tu pierna derecha hacia atrás. Luego, flexiona la izquierda hacia adelante, apoyando la planta de tu pie sobre tu muslo derecho. Mantén la espalda extendida e inhala subiendo tu brazo izquierdo hacia el lado contrario. Al exhalar, retomas la posición inicial y repites varias veces. Para trabajar el otro costado, cambias la posición de las piernas y ahora estiras el brazo derecho.
6. Remo al frente
Si lo que deseas es fortalecer los músculos de la espalda y los hombros, este ejercicio es uno de los más recomendados. Si cuentas con un reformer, solo debes sentarte con la espalda recta y agarrar con ambas manos las correas. Exhalando, estira los brazos hacia adelante y alinea las manos con tus hombros. Luego, inhalando, baja los brazos y repite el movimiento.
Otra forma de realizar el remo de frente es utilizar una banda elástica de resistencia. Puedes colocarla alrededor de una puerta fija a la altura de tu pecho y ya estás lista para hacer los movimientos de remo. En este caso, tira de la banda hacia ti misma y junta lo más que puedas los omoplatos.
7. Círculos con la pierna
Este simple ejercicio puede ayudarte a mejorar la movilidad de tus caderas y fortalecer las piernas durante el embarazo. Al realizar movimientos circulares controlados, mejoras la flexibilidad de la pelvis, lo que puede ayudarte a aliviar molestias e ir preparando tu cuerpo para el parto. Se recomienda empezar a realizarlos a partir del segundo trimestre.
Puedes hacer este ejercicio de pilates para embarazadas acostada de lado, trabajando una pierna a la vez, o boca arriba, moviendo en círculos una pierna sobre la otra. También puedes hacerlo con un reformer, con los pies en las correas.
Junta los pies y elévalos para formar un ángulo de 90°, luego baja las piernas estirándolas y ábrelas en un círculo. Inhala al abrir y exhala al cerrar. Repite el movimiento 5 veces.
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Pon en práctica estos ejercicios de pilates para embarazadas
Son muchos los estudios que corroboran los posibles beneficios del pilates prenatal, como fortalecer los músculos pélvicos, aliviar la presión en la cadera y espalda, y preparar a las futuras mamás para superar el parto con éxito. Así que si te encuentras en la dulce espera, compra en línea todos los accesorios que necesitas e integra el pilates en tu rutina.
Cambiar el color del cabello no siempre implica un giro drástico. A veces, lo que realmente transforma una melena es una buena técnica de mechas: ese toque de luz y dimensión que aporta movimiento sin teñirla por completo. Aunque el balayage, las babylights o el ombré son las más populares, existen técnicas menos conocidas —pero
The post Cuáles son los tipos de mechas que existen y cómo elegir la ideal appeared first on Mejor con Salud. Cambiar el color del cabello no siempre implica un giro drástico. A veces, lo que realmente transforma una melena es una buena técnica de mechas: ese toque de luz y dimensión que aporta movimiento sin teñirla por completo.
Aunque el balayage, las babylights o el ombré son las más populares, existen técnicas menos conocidas —pero igual de favorecedoras— que pueden adaptarse mejor a tu tono de piel, tipo de cabello y estilo personal. Conocerlas puede marcar la diferencia entre un resultado predecible y uno que realce tu belleza natural.
1. Mechas babylight
Las mechas babylight se hacen con decolorante suave y matizador en tonos rubios como beige, dorado o ceniza.
Las mechas babylight son una técnica de coloración diseñada para aportar luz y dimensión al cabello de forma delicada y natural. Se inspiran en el color claro y uniforme que suelen tener los cabellos de los niños pequeños, de ahí su nombre.
La técnica consiste en aplicar mechones muy finos —mucho más delgados que en unas mechas clásicas— desde la raíz hasta las puntas. Esto permite obtener un efecto de aclarado sutil y sin contrastes bruscos, que aporta brillo, volumen y un aire rejuvenecido, sobre todo cuando se concentran en las zonas frontales para enmarcar el rostro.
Una de sus principales ventajas es su versatilidad: pueden adaptarse a cualquier color base ajustando el tono y la cantidad de aclarado. En cabellos rubios, se funden con suavidad y aportan matices perlados o dorados. Entre tanto, en melenas castañas u oscuras crean un contraste más sutil y definido, sin perder naturalidad.
2. Mechas balayage
En el balayage se usan decolorante, oxidante de bajo volumen y matizadores en tonos del color deseado.
Es una de las técnicas más solicitadas por su acabado natural y efecto difuminado. El balayage —que en francés significa «barrido»— consiste en aplicar el color a mano alzada desde medios hasta puntas, creando un degradado suave que imita el aclarado natural del sol en el cabello.
Como resultado, se obtiene una transición progresiva de color, de oscuro a claro, que aporta luminosidad, dimensión y movimiento a la melena sin cortes bruscos. A diferencia de otras técnicas, no se utilizan papeles ni gorros, lo que da al colorista mayor control para personalizar el efecto según el corte o la forma del rostro
Esta técnica se adapta a todo tipo de cabello —liso, ondulado o rizado— y funciona con cualquier color base: rubio, castaño o pelirrojo. Además, es ideal para quienes buscan un cambio sutil y de bajo mantenimiento, ya que el crecimiento no deja una línea marcada en la raíz y permite espaciar más los retoques.
Para potenciar su efecto, puede combinarse con cortes en capas o peinados con ondas suaves que reflejen la luz.
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3. Mechas flamboyage
Las flamboyage se diferencian de las balayage por usar tonos más cercanos al color base y lograr un efecto más sutil.
Originaria de Italia, la técnica flamboyagees una fusión entre el balayage y el ombré, que logra un efecto degradado, natural y luminoso desde la raíz hasta las puntas. Se trabaja a mano alzada, sin papel aluminio, lo que permite una integración más suave de los tonos.
A diferencia de otras técnicas, utiliza colores similares al tono base, aportando reflejos delicados que iluminan el rostro y dan dimensión a la melena. Su resultado se aprecia sobre todoen cabellos rubios o castaños claros, donde consigue el efecto sunkissedtan deseado.
Además de aportar luz y suavidad, este tipo de mechas son idealespara disimular el crecimiento, ya que los diferentes tonos se funden entre sí y crean una transición imperceptible. Por eso, es una excelente opción para quienes buscan una coloración de bajo mantenimiento con acabado profesional.
4. Mechas face framing
La función principal de estas mechas es aportar luminosidad al rostro.
Las mechas face framing, también conocidas como «mechas de maquillaje» o chunky lights, son una técnica que consiste en aclarar estratégicamente los mechones frontales que enmarcan el rostro. Su función principal es iluminar y resaltar las facciones, aportando un efecto rejuvenecedor inmediato sin necesidad de teñir toda la melena.
A diferencia de técnicas como el balayage, las babylights o las mechas californianas —que se distribuyen de forma más amplia por todo el cabello— esta se concentra en los laterales del rostro. La aplicación localizada permite jugar con las luces y sombras de manera intencional, como si se tratara de un contouring capilar.
El resultado es una melena más luminosa, dinámica y favorecedora, ideal para refrescar el look sin comprometer el color de base. Suele trabajarse bajando uno o dos tonos respecto al color natural para generar contraste y crear ese efecto de «foco de luz» a ambos lados del rostro.
5. Mechas chunky
Las mechas chunky se usan en estilos contrastantes y atrevidos, con secciones gruesas de color que crean un efecto que no pasa desapercibido.
Las mechas chunky regresaron con fuerza desde los años 90, trayendo un estilo audaz y llamativo que contrasta con las técnicas más difuminadas como el balayage o las babylights. Se caracterizan por ser mechones gruesos y bien definidos, aplicados en la zona frontal para enmarcar el rostro con dramatismo.
Este tipo de coloración juega con el claroscuro de la melena: combina dos tonos que generan un efecto bitonal marcado, ideal para quienes quieren destacar y romper con lo convencional. Aunque son versátiles y se adaptan a todos los tonos de cabello, su impacto visual es mayor en bases oscuras combinadas con rubios, platinados o incluso colores fantasía.
Este estilo requiere mantenimiento frecuente, ya que el contraste es evidente y la decoloración puede alterar el tono con los lavados. Se recomienda retocar y matizar cada 4 a 5 semanas para mantener la intensidad y brillo del color.
6. Mechas money piece
Hazte las mechas money piece si quieres aportar luz a tu rostro y rejuvenecer tu look.
Las mechas money piece son una técnica de coloración que destaca los mechones frontales del cabello con tonos más claros que el resto de la melena, con el objetivo de iluminar el rostro y realzar las facciones. A diferencia del face framing, apuesta por un contraste más marcado, convirtiéndose en el foco visual del peinado.
La aplicación se realiza en los mechones que enmarcan el rostro, aclarándolos desde la raíz con reflejos o babylights en tonos rubios, miel, caramelo o incluso fantasía. Favorece a rostros redondos o con poco ángulo, ya que las líneas verticales alargan y afinan a nivel visual.
Lucen mejor en melenas con raya al medio o lateral, y se pueden potenciar con ondas suaves para reflejar mejor la luz. Al tratarse de una técnica visible desde la base capilar, conviene retocar el color cada 4 a 6 semanas y usar productos protectores del color para mantener el brillo y evitar que los tonos viren.
7. Mechas californianas
Las mechas californianas también funcionan bien en tonos miel y caramelo.
Las mechas californianas revolucionaron la estética capilar en los años 70 y siguen siendo populares por su efecto luminoso y playero. A diferencia de técnicas como el balayage o el melting, presentan un contraste mucho más marcado entre la raíz y las puntas.
Se inspiran en el efecto natural del sol sobre el cabello tras largas exposiciones al aire libre, donde se aclaran progresivamente los medios y las puntas, mientras las raíces permanecen intactas. Para lograrlo, se realiza un degradado ascendente: la raíz conserva su tono natural y el color se aclara hacia las puntas, que pueden alcanzar rubios muy claros o platinados, según el tono base.
Funcionan bastante bien en cabellos castaños y rubios oscuros, y se adaptan con facilidad a todo tipo de texturas, desde lisas hasta rizadas. En cualquier caso, es crucial matizar bien las puntas para evitar tonos oxidados o amarillentos con el tiempo.
El uso de champú matizante y tratamientos nutritivos ayuda a conservar el brillo y la salud de los cabellos sometidos a esta técnica.
8. Mechas ombré
Las mechas ombré ofrecen un acabado versátil que se adapta a diferentes estilos de corte, desde largos hasta cortos.
La técnica ombré —que en francés significa «sombreado»— crea una transición de color gradual, pero con mayor saturación desde medios hasta puntas. Su principal diferencia con el balayage es que el degradado es más marcado, aunque sigue siendo controlado.
Es un estilo que permite utilizar tanto tonos suaves y naturales —como miel, caramelo o cobre— como colores más intensos o fantasía —como platinados, lilas o incluso azules— según el nivel de contraste deseado. Se prefieren para cabellos lisos o ligeramente ondulados porque crean un efecto de alargado y aportan profundidad.
Es fundamental matizar bien para evitar que las puntas adquieran tonos indeseados. Además, conviene usar productos sin sulfatos y aplicar tratamientos hidratantes con frecuencia para mantener la suavidad y el brillo en las zonas decoloradas
9. Mechas sombré
En las mechas sombré hay una transición de color menos marcada entre las raíces y las puntas. Por eso, su acabado es muy natural.
Las mechas sombré son una evolución más suave y delicada de las tradicionales mechas ombré. Su nombre proviene del término «soft ombré», y se caracterizan por lograr un degradado de color muy natural, con transiciones casi imperceptibles entre la raíz y las puntas.
En contraste con el ombré clásico, que presenta un contraste más marcado, el sombré utiliza tonos uno o dos niveles más claros que el color base, consiguiendo un efecto difuminado sutil que aporta dimensión y profundidad a la melena sin resultar agresivo.
La clave de esta técnica está en su delicadeza: las raíces se aclaran de forma sutil en lugar de mantener un color oscuro, lo que evita cortes visuales bruscos. Además, se emplean varios matices a lo largo del cabello para conseguir textura, movimiento y un acabado ultra natural que parece besado por el sol.
10. Mechas shatush o cardadas
El shatush se trabaja al aire libre, sin calor, lo que reduce el daño en el cabello durante la decoloración.
El shatush es una técnica que aclara el cabello de forma sutil, creando un degradado suave y natural. También se llaman mechas cardadas, y a menudo se confunden con las babylights debido a su acabado. No obstante, en estas se «crepa» el cabello antes de aplicar el calor para difuminar la transición entre el tono natural y el aclarado, en especial hacia las puntas.
Para llevarlo a cabo, no se utiliza papel aluminio y el cabello se trabaja en secciones previamente cardadas. Los tonos pueden ser uno, dos o hasta tres niveles más claros que el color de base, de acuerdo al efecto deseado. La idea es obtener un degradado suave, sin líneas marcadas, y con un efecto de luz que recuerda al rubio natural de la infancia.
Se destacan bastante en melenas castañas o rubias oscuras, medianas o largas, ya que el degradado se aprecia mejor. También es una excelente opción para quienes se inician en la coloración y no quieren un cambio drástico.
11. Mechas melting
Las mechas melting son tendencia porque logran una fusión perfecta de tonos sin cortes visibles.
Las mechas melting son una técnica que ha ganado popularidad por su capacidad para lograr una transición suave y natural entre distintos tonos. El color se difumina desde la raíz, creando un degradado progresivo sin líneas visibles ni divisiones marcadas.
Se realizan después de aplicar otras mechas —como balayage o babylights— y consiste en mezclar varios tonos de color que se funden entre sí. El resultado es una melena con reflejos multidimensionales, un efecto aclarado sutil hacia las puntas y una apariencia más uniforme, como si el color «se derritiera» en el cabello.
Aunque puede trabajarse con tonos muy rubios, lo ideal es mantenerse dentro de una paleta natural —miel, caramelo, arena, castaños cálidos— para conservar la armonía y evitar un contraste artificial.
12. Mechas tiger eyes
Las mechas ojo de tigre aportan profundidad visual al cabello, creando un efecto de volumen incluso en melenas finas.
Inspiradas en los matices dorados, miel y caramelo de la piedra semipreciosa ojo de tigre, estas mechas están pensadas para realzar las melenas morenas con calidez y dimensión. Se aplican mediante técnicas como el balayage o el hair contouring, fusionando los tonos cálidos con la base natural del cabello para un efecto luminoso y multidimensional.
Son ideales para cabellos castaños medios a oscuros y combinan muy bien con pieles cálidas o neutras, ya que los reflejos dorados y caramelo suavizan los rasgos e iluminan el rostro.
Para mantener la riqueza del color, es preferible usar champús sin sulfatos y tratamientos nutritivos que potencien el brillo. Como el crecimiento de raíz apenas se nota, permite espaciar los retoques entre 3 y 4 meses, lo que la convierte en una opción de bajo mantenimiento y gran impacto visual.
13. Mechas fantasía
Las mechas fantasía son perfectas para looks rebeldes y atrevidos.
Las mechas fantasía son una técnica de coloración que apuesta por tonos no convencionales —como rosa, azul, verde, lila o combinaciones arcoíris— inspirados en el arte pop, la cultura anime y las estéticas alternativas.
Se aplican sobre el cabello previamente decolorado para lograr una base neutra que potencie la intensidad del color, ya sea en secciones completas, puntas, franjas internas o degradados. Para ello, se emplean tintes semipermanentes o fantasía, por lo general veganos y sin amoníaco.
14. Mechas woodlights
Las mechas avellana se logran aplicando tonos cálidos marrones y dorados con técnicas como el balayage.
Las mechas en tono avellana se han vuelto tendencia por su capacidad de iluminar el cabello con un acabado cálido y elegante. Al no requerir decoloración intensa, son más amigables con la fibra capilar, en especial en cabellos finos o debilitados. Son ideales para bases castañas o rubias oscuras que desean más luz sin perder naturalidad.
15. Mechas umbrella
Estas mechas permiten jugar con la dualidad: un look clásico al exterior y una explosión de color al levantar el cabello.
Las mechas umbrella o umbrella highlights es una de las tendencias innovadoras en coloración capilar. Esta técnica inversa consiste en teñir la capa superior del cabello en un tono oscuro y la inferior en un color fantasía o vibrante, creando un contraste atractivo que se revela al mover o recoger el pelo.
Inspiradas en la estética alternativa, el arte urbano y el juego visual del color block, se aplican dividiendo el cabello en secciones horizontales y trabajando cada capa con tonos distintos sobre una base sometida a decoloración previa.
16. Mechas curlyage
El curlyage requiere personalización, ya que cada rizo se trabaja según su forma y caída para lograr un acabado armónico.
Son una adaptación del balayage pensadapara resaltar cabellos rizados u ondulados. Su finalidad es realzar la texturadel rizo con reflejos estratégicamente ubicados. Se aplican a mano alzada, respetando la forma natural del cabellodesde medios hasta puntas, para lograr un degradado suave y luminoso sin alterar la raíz.
17. Mechas écaille o tortoiseshell
Las mechas écaille, también conocidas como tortoiseshell highlights, provienen de Francia y se inspiran en los matices cálidos y mezclados del caparazón de tortuga.
Inspiradas en los matices de una concha de carey, las mechas écaille o tortoiseshell son una evolución más sofisticada del ombré tradicional. Esta técnica aporta reflejos cálidos y multidimensionales, distribuidos con precisión desde la mitad del cabello hacia las puntas, sin crear contrastes marcados.
Su efecto de aclarado es más sutil y progresivo que el de las mechas californianas. Se trabaja con una paleta rica en tonos miel, caramelo, dorado, castaño claro, chocolate y caoba, que se entrelazan entre sí para lograr una transición natural de color. El objetivo es generar una luminosidad suave que simule cómo el sol aclara el cabello de forma irregular y auténtica.
Es ideal para bases castañas o rubias oscuras, ya que permite jugar con tonos cercanos al color natural sin perder armonía. Requieren poco mantenimiento gracias a su aplicación difuminada. Basta con retocar cada 3 o 4 meses y utilizar mascarillas con pigmento dorado.
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Cómo saber qué tipo de mechas te favorece más
Seleccionar el tipo de mechas adecuado no solo depende de la técnica de aplicación, sino también de una correcta armonización entre el color del cabello y la piel. El subtono —ya sea cálido, frío o neutro— actúa como una guía cromática fundamental para definir los matices que más favorecen al rostro, aportando luminosidad, equilibrio y naturalidad al resultado final.
Subtono cálido
Las pieles cálidas presentan matices dorados, melocotón o amarillentos. Tienden a broncearse con facilidad y se ven favorecidas por colores que potencien esa calidez natural.
Tonos recomendados: miel, caramelo, avellana, cobre y dorado suave.
Técnicas recomendadas
Tiger eyes, por su riqueza de tonos cálidos integrados.
Balayage en gamas doradas para una transición natural y luminosa.
Mechas shatush o melting con reflejos cálidos para añadir profundidad.
Subtono frío
En este caso, la piel tiende a mostrar matices rosados, azulados o grisáceos. Por lo general, se enrojece con el sol y armoniza mejor con tonalidades frías o neutras.
Tonos recomendados: rubio ceniza, arena, platino y perla.
Técnicas recomendadas
Babylights en tonos fríos para un efecto sutil y elegante.
Ombré o melting con degradados fríos que generen contraste sin dureza.
Face framing o money piece en rubios perla para destacar los contornos del rostro.
Subtono neutro
Las pieles neutras combinan características de ambos subtonos, lo que permite una mayor versatilidad al momento de trabajar con color. El resultado dependerá del contraste deseado y de los matices dominantes del tono de base.
Tonos recomendados: arena, moka, beis cálido o frío y tonos intermedios de miel.
Técnicas recomendadas
Flamboyage o sombré, ideales por su sutileza y mezcla armónica de tonos.
Californianas en tonos arena o dorado suave para un acabado natural.
Balayage con matices fríos o cálidos, según el efecto deseado.
Elige un look que te represente
Sabemos que elegir el tipo de mechas ideal no siempre es fácil. Hay muchas opciones, tendencias que van y vienen, y ese deseo de cambiar sin arrepentirte después. Pero justo ahí está lo interesante: en encontrar lo que va contigo, lo que resalta lo mejor de ti sin que tener que renunciar a quién eres.
Ya sea algo sutil como unas babylights o un toque atrevido como las money piece o umbrella, lo importante es que te sientas cómoda, auténtica y feliz con tu reflejo. Porque al final, no se trata solo de color, sino de actitud.