¿Es bueno caminar si padeces lumbalgia? Algunos consejos

Cuando duele la espalda, es natural querer descansar y evitar todo movimiento. Andar y no quedarse quieto es bueno para el lumbago y podría ser una forma de aliviar y prevenir el malestar. El dolor lumbar, también conocido como lumbalgia o lumbago, es una afección común de la parte baja de la espalda. Incorporar caminatas
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El dolor lumbar, también conocido como lumbalgia o lumbago, es una afección común de la parte baja de la espalda. Incorporar caminatas regulares resulta una estrategia efectiva para calmar sus síntomas.

Este ejercicio de bajo impacto fortalece los músculos y corrige la postura. De esta manera, con una actividad simple y fácil de realizar, puedes mejorar tu calidad de vida y recuperar el bienestar.

¿Por qué deberías realizar caminatas para el dolor de espalda?

Andar es beneficioso para quienes padecen lumbalgia. En especial, cuando el dolor no fue generado por una causa específica, como una lesión o un traumatismo.

El ejercicio regular, incluidas las caminatas, puede reducir los brotes de lumbalgia en casi un 50 %. También se obtiene un beneficio similar con otras prácticas de bajo impacto, como yoga, pilates y taichí.

En concreto, las personas que caminan con regularidad tienen menos episodios de dolor. Asimismo, se alarga el tiempo que pasa entre un brote de lumbalgia y otro.

¿Qué sucede en tu cuerpo al caminar?

Al andar, se activa y contrae la musculatura del torso, la espalda baja y las piernas. Ello ayuda a distribuir la presión de manera más uniforme, reduciendo la tensión en la columna.

A diferencia de ejercicios más intensos, como correr, caminar ejerce menos impacto sobre las articulaciones. Si repites los movimientos, se fortalecerán y estabilizarán los músculos que sostienen la columna vertebral, al mismo tiempo que evitarás la sobrecarga.

Además, caminar mejora la circulación sanguínea, lo que favorece la llegada de oxígeno y nutrientes a los músculos y tejidos de la espalda. Esto contribuye a reducir la inflamación y los dolores relacionados con la mala postura.

Otro beneficio es que las caminatas fomentan la movilidad de la columna vertebral y las articulaciones de la cadera. De este modo, previenes la rigidez, favoreces la flexibilidad y evitas desequilibrios musculares que pudiesen agravar el dolor.

Caminar con una postura correcta promueve una mejor alineación de la columna. Asimismo, activa y fortalece los músculos centrales o del core, incluidos los de la espalda baja, el abdomen y la pelvis.

Por último, caminar tiene un impacto positivo en el estado de ánimo. Cuando nos movemos en el ejercicio, se liberan endorfinas, que son los analgésicos naturales del cuerpo.

9 consejos para caminar y aliviar el dolor de espalda

El ritmo, la frecuencia y la postura al caminar influyen cuando se busca reducir el dolor de espalda y cuidar la columna. Andar es bueno para el lumbago, pero debe hacerse manera adecuada. A continuación, te presentamos algunos consejos que no debes pasar por alto.

1. Elige el calzado apropiado

Usa zapatos cómodos que brinden soporte y amortiguación. Sobre todo, en la zona del arco del pie. Evita caminar con zapatillas viejas o desgastadas que puedan predisponerte a malas posturas o a lesiones.

2. Empieza de manera gradual

Comienza con caminatas cortas y suaves de 10 a 15 minutos. A medida que te sientas más cómodo, aumentarás poco a poco la duración y la intensidad, hasta alcanzar 30 o 60 minutos por día.

Puedes incorporar más caminatas con modificaciones en tu rutina diaria. Prueba estacionar más lejos de tu destino, ir al trabajo a pie o subir las escaleras en vez de utilizar el ascensor.
Camina cada 2 días o 3 veces por semana para obtener alivio a largo plazo.

3. Mantén una buena postura

Hazte consciente de tu postura y busca caminar erguido. La cabeza debe estar alineada con la columna y los hombros relajados. Activa los músculos centrales y evita encorvarte o inclinarte hacia delante.

Si durante tus caminatas cargas algún objeto, distribuye el peso de manera uniforme. Usa ambas correas de la mochila o cambia de mano de vez en cuando.

4. Camina sobre superficies uniformes

Opta por caminar sobre superficies planas y uniformes, como pavimentos o cintas de correr. Evita terrenos irregulares o con mucho desnivel, que pueden aumentar el riesgo de caídas o causar tensión adicional en la zona lumbar.

5. Calienta y enfría

Comienza cada caminata con un calentamiento de 5 a 10 minutos para preparar los músculos. Puedes optar por realizar unos pasos a ritmo suave o estiramientos dinámicos.

Al finalizar, dedica unos minutos al enfriamiento. Incluye estiramientos que se enfoquen en la zona lumbar y los músculos de las piernas.

6. Controla la respiración

Respira de manera profunda y rítmica mientras caminas. Esto no solo mejora la oxigenación, sino que también ayuda a reducir la tensión en los músculos.

7. Varía tu recorrido y tu ritmo

Incorpora diferentes tipos de caminatas. Un día puedes caminar a paso ligero, luego a ritmo constante y sostenido o a intervalos. Combina breves períodos de caminata rápida seguidos de un ritmo más lento para que las variaciones te ayuden a ejercitar diferentes grupos musculares y mantener la motivación.

8. Toma agua

Bebe abundantes líquidos antes, durante y después de tus caminatas. Mantener la hidratación adecuada es clave para prevenir lesiones musculares.

9. Sigue tu progreso y escucha a tu cuerpo

Registra la duración e intensidad de tus caminatas y cómo se siente tu espalda antes y después de cada sesión. Ello te ayudará a establecer metas, mantenerte motivado e identificar patrones. Si es necesario, ajustarás tu rutina.

En caso de experimentar un aumento repentino del dolor, considera modificar tu caminata o consulta al médico. Es normal sentir un poco de molestias al principio del ejercicio, pero no debe ser un síntoma intenso ni prolongado.

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¿Existen riesgos?

En general, caminar es una actividad segura y beneficiosa para reducir el dolor de espalda inespecífico. Sin embargo, no está exenta de riesgos. En particular, para quienes padecen ciertas enfermedades de base.

Las personas con una lesión de espalda deportiva, como distensión, esguince o fractura, deben tener cuidado. Son situaciones que requieren un tiempo de cicatrización antes de retomar el ejercicio.

Por otro lado, la estenosis espinal y la hernia de disco pueden provocar compresión nerviosa. Y la misma podría agravarse al caminar. Algunos casos de ciática también pueden volverse más intensos con las caminatas.

En situaciones de dolor agudo, en su pico de intensidad, o si se ha producido una lesión reciente por un trauma, es conveniente optar por el descanso antes de retomar la actividad física. Sin embargo, no hay que extender el reposo en cama por más de dos días, ya que la inactividad prolongada debilita los músculos, empeora la condición y dificulta la recuperación.

Siempre será el médico quien evalúe las ventajas del movimiento o del reposo. El profesional te dará las indicaciones convenientes, pues, a veces, es posible que se necesiten otros métodos complementarios para limitar el malestar.

Otras recomendaciones para aliviar la lumbalgia

Además de caminar, puedes poner en marcha más estrategias para mejorar tu bienestar, como las siguientes:

Elegir el colchón adecuado: un colchón firme, pero no rígido, puede mejorar la calidad del descanso para tu espalda.
Reducir el estrés: controlar el estrés y la ansiedad puede disminuir la tensión en la zona lumbar, reduciendo los episodios de dolor.
Recibir masajes y fisioterapia: los tratamientos con un fisioterapeuta pueden aliviar la tensión muscular y corregir malos hábitos posturales.
Mantener un peso saludable: el sobrepeso sobrecarga la estructura vertebral y puede causar dolor. Realiza ejercicio y mantén una dieta equilibrada.
Aplicar frío y calor: coloca frío en la espalda al inicio de un ataque de lumbalgia. En los días siguientes, aplica calor con bolsas o compresas por no más de 20 minutos cada vez.
Evitar el sedentarismo: mantenerte activo te ayuda a fortalecer los músculos de la zona lumbar y prevenir el dolor. Actividades como caminar, yoga, pilates y natación son beneficiosas.
No levantar objetos pesados: evita cargar cosas pesadas o realizar movimientos bruscos cuando te duele la espalda. Al levantar algo, separa las piernas, baja el cuerpo, flexiona las rodillas y sube poco a poco.
Mantener una buena postura sentada: siéntate con la espalda recta, apóyate en el respaldo y utiliza sillas con buen soporte lumbar. Cambia de posición con frecuencia y evita permanecer sentado por largos períodos.
Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento: incorpora estiramientos suaves para la espalda baja y ejercicios de core para la lumbalgia. Consulta con un fisioterapeuta para aprender a realizarlos de manera adecuada.

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Andar seguro

Para la mayoría de las personas, caminar es una terapia accesible y rentable que puede integrarse con facilidad en la vida cotidiana. No necesita equipos costosos ni ubicaciones específicas. Además, otras razones para salir de caminata son los beneficios sobre la salud cardiovascular, la densidad ósea y el estado de ánimo.

Al combinar las salidas con las otras recomendaciones para el lumbago, es posible reducir las molestias y prevenir futuros episodios. Recuerda que el abordaje de tu problema se debe hacer desde varios aspectos a la vez. Están bien los ejercicios suaves, pero deberías revisar también tu postura al sentarte, tu colchón y tu peso corporal.

Una vez que empieces a caminar con regularidad, seguro que no querrás abandonar el hábito. Sin embargo, escucha a tu cuerpo y ajusta la actividad según tus necesidades. Puedes consultar con un profesional de la salud para recibir una orientación personalizada sobre los kilómetros a caminar, cuántos minutos hacerlo y en qué momentos.

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Qué es la hormesis y por qué el estrés controlado es saludable

Es común pensar que el estrés siempre nos perjudica. Sin embargo, el concepto de hormesis nos invita a ver las cosas de otra manera. Este fenómeno biológico sugiere que pequeñas dosis de un factor estresante, que en grandes cantidades podrían ser perjudiciales, pueden en realidad tener efectos positivos para la salud. En lugar de debilitar el
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En lugar de debilitar el cuerpo, la exposición controlada a un poco de estrés podría estimular mecanismos de adaptación que fortalecen nuestras defensas y mejoran nuestra capacidad de recuperación. Desde el ejercicio físico hasta la exposición a temperaturas extremas, descubre cómo puedes aprovechar este fenómeno para mejorar tu bienestar y promover un envejecimiento saludable.

¿Qué es la hormesis?

La hormesis es una respuesta biológica adaptativa que se produce cuando un organismo es expuesto a pequeñas dosis de un agente estresante, ya sea físico, químico o biológico. A dosis controladas, el cuerpo no solo se ajusta al estresor, sino que también se fortalece y se prepara de manera más eficaz para enfrentar desafíos mayores en el futuro.

Este principio se manifiesta en muchos procesos naturales y sugiere que, bajo condiciones adecuadas, pequeñas cantidades de estrés no solo son inofensivas, sino que pueden resultar beneficiosas. Por esta razón, la hormesis ha sido ampliamente estudiada en campos como la toxicología, la medicina y la biología del envejecimiento.

Lograr un equilibrio y encontrar la dosis de estrés justa es lo que permite aprovechar sus beneficios. Por ejemplo, aunque la radiación en dosis altas promueve la mutación de las células y el desarrollo del cáncer, su uso en dosis bajas puede suprimir el desarrollo de tumores y utilizarse como tratamiento.
Breves episodios de estrés intenso e intermitente podrían fortalecernos física, mental y emocionalmente.

Beneficios de la hormesis y sus efectos en la salud

La exposición a estresores de manera controlada y frecuente desafía al cuerpo a adaptarse y fortalecerse, preparándolo para enfrentar situaciones más severas en el futuro. Esto se traduce en un organismo más eficiente en su funcionamiento y mejor preparado para responder a las adversidades.

Estresores como el ejercicio, la restricción de alimentos y el frío desencadenan respuestas biológicas que ofrecen diversos beneficios, entre ellos:

Mejora de la circulación
Optimización de la función celular
Fortalecimiento del sistema inmunitario
Mitigación de los efectos del envejecimiento
Reducción del riesgo de enfermedades crónicas
Estimulación del crecimiento de nuevas vías neuronales y mejora de la función cognitiva

        Estas adaptaciones contribuyen significativamente a la salud y longevidad del organismo.

Además de los beneficios físicos, la hormesis también tiene efectos positivos en la salud mental. La exposición controlada al estrés psicológico, utilizada en terapias específicas, ha demostrado reducir la ansiedad y fortalecer la resiliencia emocional.

Futuras aplicaciones

Las aplicaciones de la hormesis en la medicina están ganando atención. Sus efectos podrían aprovecharse para tratar algunas de las enfermedades más complejas y promover el bienestar a largo plazo. 

Un área prometedora es el tratamiento de patologías neurodegenerativas como el alzhéimer, el párkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). También tendría aplicaciones en la lucha contra el envejecimiento, así como en la mejora del metabolismo y la salud cardiovascular, en especial en pacientes con diabetes tipo 2 e infarto de miocardio.

Además, podría utilizarse para mejorar la cicatrización de heridas, la reparación de fracturas óseas, la prevención y reversión de la pérdida auditiva y la calvicie. En el ámbito oncológico, se exploran agentes horméticos para inhibir el crecimiento tumoral y aumentar la efectividad de los tratamientos convencionales como la quimioterapia y la radioterapia.

¿Cómo retrasa el envejecimiento?

El estrés hormético podría retrasar el envejecimiento a través de la generación controlada de radicales libres o especies reactivas de oxígeno (ERO) en el cuerpo. Aunque esto pueda parecer negativo, la presencia de estas sustancias en dosis moderadas y en condiciones adecuadas, desencadena procesos biológicos que promueven la salud celular.

A medida que envejecemos, la cantidad de mitocondrias que tenemos en el interior de nuestras células disminuye. Este efecto se traduce en una menor energía para realizar las funciones, lo que contribuye al proceso de envejecimiento.

Aunque es necesaria más investigación, la producción de ERO en niveles moderados podría favorecer las funciones biológicas más vitales, como la formación de nuevas mitocondrias, el recambio de proteínas y la eliminación de células dañadas. Estas situaciones podrían incrementar la resistencia al estrés, reforzar la inmunidad, favorecer la cicatrización y, en última instancia, mitigar los efectos del envejecimiento y aumentar la longevidad.

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Tipos de estresores horméticos

Existen distintos tipos de estresores horméticos, cada uno con mecanismos de acción específicos y diferentes beneficios para la salud. Te contamos los más destacados.

Ejercicio físico

Al realizar ejercicio, nuestro cuerpo se enfrenta a diferentes tipos de estrés, como el esfuerzo físico, la falta de oxígeno en los músculos y el aumento de la temperatura corporal. Todos estos factores estresores activan señales que ayudan a mejorar la salud en general.

Es así que, cuando se realiza en dosis adecuadas, el ejercicio actúa como un valioso estresor que contribuye al bienestar general. Actividades como el entrenamiento de fuerza o ejercicios aeróbicos fortalecen el sistema inmunitario, mejoran la resistencia muscular y aumentan la capacidad del cuerpo para combatir el daño oxidativo.

El entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) es un ejemplo de cómo aprovechar estos beneficios que se ha vuelto popular. Este tipo de ejercicio alterna momentos de máxima intensidad con breves descansos, lo que ayuda a mejorar la salud cardiovascular, aumentar la formación de mitocondrias y fortalecer los músculos.

Sin embargo, no solo el HIIT es efectivo; actividades como el spinning o el boxeo también ofrecen beneficios similares. De todos modos, aunque el ejercicio intenso tiene muchos beneficios, es importante mantener un equilibrio. Combinarlo con actividades más suaves, como el yoga, permite una mejor recuperación y evita el riesgo de sobreentrenamiento.

El ejercicio muy duro de manera prolongada puede generar un tipo de estrés que no es beneficioso. Es fundamental adaptar su intensidad y duración a las necesidades individuales para maximizar sus beneficios sin comprometer la salud.

Choques de calor

El estrés térmico, como el experimentado en los saunas o al practicar ejercicio en ambientes cálidos, desencadena la producción de proteínas de choque térmico. Estas sustancias participan en la reparación celular, la protección contra daños y pueden fortalecer el sistema inmunológico.

Exponerse a altas temperaturas de manera controlada y periódica, como en saunas, baños calientes o yoga en ambientes cálidos, mejora la termorregulación del cuerpo. Además, aumenta el flujo sanguíneo y favorece la conservación de glucógeno muscular, entre otros beneficios.

Estudios han sugerido que el uso repetitivo del sauna puede actuar como un estresor hormético que protege al cuerpo. Este efecto se ha relacionado con la preservación de la masa muscular, la prevención de la sarcopenia y una posible protección contra enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Además de vincularse con una reducción de la morbilidad y la mortalidad.

Terapia de frío

La exposición controlada y repetida al frío, como en duchas heladas, baños de hielo o al pasar tiempo al aire libre en climas fríos, puede inducir una hipotermia temporal en el cuerpo. Esta condición extrema obliga al organismo a recuperar su temperatura central, lo que desencadena una serie de respuestas adaptativas con beneficios potenciales para todo el cuerpo.

Entre estas respuestas se incluyen un aumento en el ritmo metabólico, la contracción de los vasos sanguíneos y un mayor esfuerzo del corazón, lo que equivale a un ejercicio para el sistema cardiovascular. Además, la exposición adecuada al frío podría reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunitario.

También puede contribuir al equilibrio hormonal, mejorar la calidad del sueño y aumentar la producción de endorfinas, elevando el estado de ánimo de forma natural.
Wim Hof, conocido como «El hombre de hielo» es uno de los principales defensores de esta práctica, promoviendo el concepto de activar antiguos mecanismos de supervivencia que se han «adormecido» en la vida moderna.

Restricción calórica y ayuno intermitente

Disminuir la ingesta de alimentos provoca una respuesta de estrés en el cuerpo, lo que puede fortalecer su capacidad de adaptación y supervivencia. Ante el menor aporte nutricio, el organismo realiza un cambio metabólico para conservar energía y mantener y reparar sus funciones esenciales. Esto promueve la salud a largo plazo.

La restricción calórica implica reducir la ingesta diaria de calorías entre un 10 y un 40 %, sin llegar a la desnutrición. Al reducir la cantidad de calorías consumidas, el cuerpo activa mecanismos metabólicos que favorecen la reparación celular y disminuyen el daño oxidativo. De esta manera, se actúa sobre factores clave en la prevención del envejecimiento prematuro y enfermedades relacionadas con la edad.

Por otro lado, el ayuno intermitente, que implica períodos de privación de alimentos seguidos de fases de ingesta, también podría desencadenar estrés hormético en el cuerpo. Este método puede promover la autofagia, un proceso mediante el cual las células eliminan los componentes dañados y contribuye a una salud celular óptima.
La reducción calórica implica reducir la cantidad diaria de calorías, pero asegurando la ingesta necesaria de nutrientes para mantener la salud. El ayuno intermitente consiste en no ingerir alimentos durante ciertos periodos del día, por ejemplo, no comer durante 10 o 12 horas.

Los ayunos y privaciones nutricionales pueden no ser adecuados para personas mayores o con problemas médicos específicos. Requieren un equilibrio cuidadoso para asegurar que se mantenga una adecuada ingesta de nutrientes y se eviten efectos adversos, como la pérdida de masa muscular, por ejemplo.

Respiración hipóxica

La respiración hipóxica consiste en privar al cuerpo de oxígeno de manera temporal. Este enfoque permite al cuerpo adaptarse a condiciones de bajo oxígeno, aumentando así su resiliencia.

En este tipo de respiración se alternan periodos de hipoxia (baja en oxígeno) con períodos de normoxia (niveles normales de oxígeno). Implica realizar varias rondas de respiraciones profundas, seguidas de exhalaciones prolongadas y pausas sin respirar.

Aunque esta práctica puede aumentar la capacidad del cuerpo de manejar el estrés adecuadamente, debe realizarse con cautela, ya que puede causar mareos y pérdida de conciencia. Además, no se recomienda para personas con hipertensión, epilepsia o enfermedades cardíacas.

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Posibles riesgos de la hormesis

Aunque puede ofrecer beneficios significativos para la salud, la hormesis conlleva ciertos riesgos que deben ser considerados de manera cuidadosa. Cualquier práctica que pueda desencadenar estrés en el cuerpo debe realizarse bajo la supervisión de un profesional de la salud para prevenir complicaciones.

Cada cuerpo reacciona de manera diferente al ejercicio intenso, a los ayunos o a las temperaturas extremas. Una evaluación individualizada puede ayudar a identificar posibles problemas antes de que surjan.

Entre los posibles riesgos se destacan los siguientes:

Lesiones musculares o articulares: sobre todo si se realizan actividades físicas intensas.
Exposición excesiva al estrés: prácticas o ejercicios muy intensos pueden provocar daños en las células.
Impacto psicológico negativo: algunas medidas pueden ocasionar problemas de imagen corporal o desencadenar trastornos alimentarios.
Deficiencia nutricional: con la restricción calórica y ayuno intermitente, algunos cuerpos pueden absorber menos vitaminas y minerales esenciales para la salud.

Estrés controlado

Cuenta la leyenda que uno de los mayores temores del rey griego Mitrídates VI era ser envenenado por sus enemigos, como lo había sido su hermano. Para evitarlo, el soberano tomaba desde muy joven pequeñas dosis de diferentes venenos con la idea de inmunizarse frente a ellos.

Pero cuando el rey fue derrotado, quiso suicidarse para evitar una humillante captura. Debido a la adaptación de su cuerpo, el veneno no funcionó y para llevar a cabo su objetivo tuvo que pedir a uno de sus oficiales que lo atravesara con una espada.

La hormesis nos enseña que no todo estrés es perjudicial; en dosis moderadas, puede ser un aliado en la mejora de nuestra salud y bienestar. Incorporar prácticas horméticas a través del ejercicio o la alimentación puede potenciar nuestra resiliencia física y mental y ayudarnos a envejecer de manera saludable.

Aun así, es esencial abordar estas prácticas con conocimiento, precaución y bajo la guía de un profesional de la salud para evitar efectos negativos. La clave está en incorporar este concepto con conciencia y moderación.

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¿Qué es la sal de frutas y para qué sirve?

La sal de frutas es un medicamento efervescente con propiedades antiácidas que combina la acción del bicarbonato de sodio, el carbonato de sodio y el ácido cítrico para combatir el malestar estomacal. Puede no tener sabor, pero su composición suele incluir saborizantes frutales. Con frecuencia se utiliza tras la ingesta de comidas abundantes o copiosas,
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Con frecuencia se utiliza tras la ingesta de comidas abundantes o copiosas, cuando la acidez, la hinchazón y la indigestión se hacen presentes. En sí, es un polvo que, al diluirse en agua, genera dióxido de carbono (CO₂) en forma de burbujas (efervescencia). Dicha reacción química permite neutralizar el exceso de ácido en el estómago para brindar una sensación de alivio rápida y eficaz.

Es posible que te preguntes cuándo te conviene utilizarlo y en qué se diferencia de otras opciones disponibles en el mercado, como el popular Alka-Seltzer. Para aclarar estas y otras dudas, a continuación detallamos sus principales beneficios, cuándo evitar su uso y qué opción elegir según tu malestar.

Usos y beneficios de la sal de frutas

En el pasado, la sal de frutas tuvo una amplia gama de aplicaciones medicinales, como laxante suave (para reducir el estreñimiento), enjuague bucal (para el alivio del mal aliento) y tratamiento para la distensión abdominal. No obstante, con el avance de la medicina y la aparición de tratamientos más especializados para dichas condiciones, su uso principal se ha reducido a su función como antiácido.

Esto también en parte porque dicha acción se ha documentado en la literatura médica. En cambio, las investigaciones sobre su efectividad en cuanto a los demás beneficios potenciales mencionados es escasa. Como sea, es un producto que te puede ayudar en varias situaciones. ¿Para qué sirve?

Acidez estomacal

Debido a la acción de sus componentes, y a su naturaleza efervescente, la sal de frutas puede reducir la sensación de ardor que se produce por el exceso de ácido en el estómago. Así, proporciona alivio rápido del malestar que se produce al comer platos abundantes, grasosos o condimentados.

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Reflujo gastroesofágico

Además de ardor, demasiado ácido en el estómago puede derivar en reflujo ácido. Este síntoma aparece cuando los líquidos ácidos retornan desde el estómago hacia el esófago, generando la percepción de un sabor ácido en la parte posterior de la garganta o en la boca, junto a la sensación de ardor.

De manera eventual, la sal de frutas también disminuye este síntoma. Sin embargo, su uso ha de ser moderado y puntual, ya que si el problema es persistente o severo puede ser indicio de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que requiere tratamiento médico.

Indigestión y pesadez estomacal

Los principios activos de este medicamento efervescente, en especial el bicarbonato de sodio y el ácido cítrico, le confieren beneficios a la hora de combatir la indigestión y la pesadez estomacal. Al generar gas en forma de burbujas (dióxido de carbono CO₂), neutraliza los jugos ácidos y estimula la liberación de gas atrapado en el tracto digestivo.

En conjunto, estas reacciones reducen la sensación de plenitud y malestar digestivo, propios de las digestiones lentas y pesadas. Como en el caso anterior, su uso ha de ser esporádico, pues no es un tratamiento de primera línea para problemas digestivos severos o recurrentes.

Presentaciones y modo de uso de la sal de frutas

La sal de frutas está disponible en sobres individuales o frascos en polvo. La marca comercial más popular se llama ENO, pero hay otras versiones en el mercado con los mismos principios activos (bicarbonato de sodio, carbonato de sodio y ácido cítrico) o pequeñas variaciones en su fórmula.

Para preparar el producto debes disolver un sobre o una cucharadita (4-5 gramos) en un vaso de agua (200 a 250 mililitros). La efervescencia suele iniciar casi al instante y, para obtener el máximo beneficio, lo idóneo es que inicies la ingesta pronto.

Evita que la mezcla repose demasiado, ya que pierde la efervescencia y, por tanto, el efecto buscado. Si es necesario, puedes repetir la dosis a las dos horas siguientes. No obstante, evita ingerir más de dos sobres o dos cucharaditas por día. Su uso tampoco debe extenderse por más de 14 días.

Sal de frutas, bicarbonato de sodio y Alka-Seltzer

Es preciso aclarar que la sal de frutas es diferente al bicarbonato y al Alka-Seltzer, a pesar de que todos sirven para calmar la acidez estomacal. El bicarbonato de sodio es, por sí solo, un compuesto químico que actúa como antiácido al neutralizar el exceso de ácido en el estómago; a diferencia de la sal de frutas y el Alka-Seltzer, no contiene ácido cítrico y no provoca efervescencia.

Entre tanto, el Alka-Seltzer, aunque contiene bicarbonato de sodio y ácido cítrico como la sal de frutas, también está formulado con ácido acetilsalicílico, que proporciona un efecto analgésico adicional para el alivio del dolor estomacal y de cabeza.

Contraindicaciones y efectos secundarios de la sal de frutas

La sal de frutas suele ser bien tolerada y efectiva en la mayoría de los casos de acidez estomacal. Pese a esto, hay algunas contraindicaciones que es importante considerar. En particular, su uso está desaconsejado en los siguientes casos:

Hipertensión arterial
Enfermedades renales
Enfermedades cardíacas
Desequilibrio de electrolitos

En estos contextos, el bicarbonato de sodio que contiene la fórmula tiende a generar complicaciones, dado que aumenta la carga de sodio y potasio en el cuerpo. También se recomienda evitar el medicamento en niños menores de 12 años, pacientes con antecedentes de alergia a alguno de los compuestos y en mujeres embarazadas o periodo de lactancia (a menos que el médico lo autorice).

La efervescencia del producto está relacionada con algunos efectos secundarios menores, como gases intestinales, eructos, distensión abdominal e irritación digestiva leve. Estos suelen desaparecer pronto y son más frecuentes por ingestas abundantes.

Es importante apuntar que un uso excesivo de este antiácido puede conducir a un estado de alcalosis metabólica, caracterizado por generar un desequilibrio del pH en el cuerpo, y síntomas como debilidad y confusión. De ahí la importancia de no superar la dosis sugerida.

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Posibles interacciones

El consumo de sal de frutas puede interferir con la absorción de algunos medicamentos. Es importante evitar su uso simultáneo, ya que disminuye la eficacia de estos. Como otros antiácidos, su administración debe separarse entre una o dos horas de la de otros fármacos.

Entre estos cabe mencionar los anticoagulantes y los antibióticos, que pierden solubilidad debido a la alteración que sufre el pH estomacal.
Tampoco conviene consumirlo con diuréticos (medicamentos para los desequilibrios electrolíticos), pues el bicarbonato de sodio en la fórmula aumenta su riesgo de efectos secundarios.

Un antiácido de rápida acción

En definitiva, puedes utilizar sal de frutas en esos momentos en que la acidez y la indigestión interrumpen tu día. Por su reacción efervescente, su acción es rápida y te provoca una sensación de alivio al instante. 

De todos modos, debes considerar que es un medicamento de uso puntual. Si los síntomas digestivos son persistentes, lo adecuado es acudir al médico para determinar si tienen su origen en una enfermedad de mayor cuidado.

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Sarpullido por VIH, ¿cómo reconocerlo?

Observar manchas rojas, pequeñas protuberancias o escamas en la piel, acompañadas de picazón, ardor o dolor, puede generar preocupación e incertidumbre. Es posible que, al buscar en internet sobre el tema, te hayas encontrado con la posibilidad de que la lesión sea un sarpullido por el virus de la inmunodeficiencia humana o VIH. Si bien
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Si bien las erupciones cutáneas son de los primeros síntomas que pueden manifestarse tras la infección por el virus, no siempre esta es la causa. Por otro lado, si hay lesiones en la piel mientras estamos tomando antirretrovirales, porque ya tenemos el diagnóstico y nos los recetaron, entonces será un efecto secundario de la medicación.

Lo fundamental es la consulta médica para arribar a un diagnóstico certero. Aquí encontrarás una orientación inicial, pero la información que te brindamos no sustituye la valoración de un profesional.

¿Qué es el sarpullido por VIH?

Se llama sarpullido por VIH a una erupción cutánea que se produce cuando el sistema inmunitario reacciona ante la presencia del virus de la inmunodeficiencia humana. En algunos pacientes, esta manifestación es la primera que denota la enfermedad.
Suele aparecer entre 2 y 6 semanas después de la exposición al virus.

Es bastante común. Se calcula que se presenta en, aproximadamente, la mitad de los casos de infección reciente.

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¿Cómo se ve?

La erupción es maculopapular. Esto significa que está compuesta por manchas planas y enrojecidas, así como por pequeñas protuberancias elevadas.

Suele acompañarse de picazón o dolor. Tiende a verse roja en personas de tez clara. En cambio, en pieles más oscuras, el color deriva en púrpura.

Aunque puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo, es más usual observar el sarpullido en la cara, el cuello y la parte superior del torso. También adquiere la forma de úlceras en la boca o en los genitales.
Dura alrededor de 14 días. En algunos casos, se prolonga hasta 10 semanas.

Además, es posible que haya otros síntomas iniciales de VIH, que se parecen a una gripe y son los siguientes:

Fatiga.
Fiebre.
Dolores musculares.
Sudoración nocturna.
Molestias en la garganta.
Ganglios linfáticos inflamados.

El rostro es una de las zonas más habituales de presentación del síntoma.

Otros tipos de sarpullidos relacionados con el VIH

La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana puede causar varios tipos de erupciones, que varían en gravedad. Las siguientes son las más usuales.

Dermatitis seborreica

Es una afección inflamatoria en personas con VIH avanzado, en especial, en aquellas con un sistema inmunitario comprometido y una carga viral alta. De todos modos, la dermatitis seborreica también puede aparecer en fases iniciales de la enfermedad.

El sarpullido se caracteriza por piel roja con escamas amarillentas y grasosas. Se desarrolla en áreas con glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo, la cara, las axilas, la parte superior del torso y la espalda.

La localización más frecuente de la dermatitis seborreica es la región del cuero cabelludo.

Foliculitis eosinofílica

Esta afección inflamatoria de la piel es común en personas con VIH. Suele presentarse cuando el recuento de linfocitos CD4 es inferior a 250 células/mm3. Su característica es la inflamación de los folículos pilosos.

La piel se torna roja y presenta pústulas, que son protuberancias llenas de pus. Provoca una intensa picazón que toma la cara, el cuero cabelludo, el cuello y el tronco.

Cada folículo piloso que se infecta genera una lesión con pus.

Erupción papular pruriginosa

Frecuente en las fases avanzadas del VIH, sobre todo, cuando el recuento de CD4 es inferior a 200 células/mm3. Se caracteriza por pápulas que causan picazón, localizadas en brazos, piernas, cara y tronco.

Puede ser una respuesta de hipersensibilidad a las picaduras de insectos, debido a la desregulación inmunitaria del cuerpo. Por ello, aparece más en personas que viven en zonas tropicales, donde se convive con muchos mosquitos.

Para que aparezca este cuadro clínico, primero debe existir una picadura de insecto en la misma zona.

Eccema xerótico

El también llamado eccema asteatótico es un tipo común de erupción cutánea asociada al VIH. Por lo general, se presenta cuando el recuento de CD4 cae por debajo de 200 células/mm3.

Se caracteriza por sequedad y picazón intensa. Produce grietas y fisuras profundas en la piel, con la apariencia de un lecho de río seco. Es más común y grave durante los meses de invierno.

Este tipo de eccema puede ser sutil y focalizarse en zonas articulares, como los nudillos.

Erupciones relacionadas con medicamentos

El tratamiento antirretroviral puede causar erupciones cutáneas y sarpullido como efecto adverso. En general, los síntomas aparecen 1 o 2 semanas después de iniciar la medicación. 
Abacavir y nevirapina son dos medicamentos antirretrovirales que suelen estar relacionados con reacciones de hipersensibilidad.

La erupción es morbiliforme, similar al sarampión, con manchas rojas planas o ligeramente elevadas que liberan líquido al apretarlas. Puede ser la única manifestación o estar acompañada de fiebre, fatiga e inflamación de los ganglios linfáticos.

Deberías buscar atención médica urgente si presentases el sarpullido junto con signos y síntomas de anafilaxia, como dificultad para respirar, sibilancias, latidos cardíacos irregulares o rápidos, hinchazón de la cara, la garganta o la lengua, mareos y desmayos.

La alergia en la piel causada por nevirapina debe llevar a la suspensión del fármaco, siempre bajo autorización médica.

Síndrome de Stevens-Johnson (SSJ)

El SSJ es una reacción alérgica severa y potencialmente mortal. Se desencadena frente a ciertos medicamentos, incluidos algunos antirretrovirales.

En este cuadro clínico, la capa superficial de la piel y las mucosas se desprenden. Comienza con fiebre y dolor de garganta, para luego seguir con manchas eritematosas, erosiones hemorrágicas y úlceras dolorosas en cara, pecho, genitales y dentro de la boca.

Las lesiones cutáneas se expanden, forman ampollas y se rompen. La pérdida masiva de piel y líquido puede llevar a la sepsis, el shock y la muerte.

La aparición del síndrome de Stevens Johnson es una situación grave en la que la extensión de las lesiones pone en riesgo la vida.

Infecciones oportunistas

El VIH debilita el sistema inmunitario y aumenta el riesgo de contraer infecciones, como las siguientes:

Herpes oral y genital: hay pequeñas vesículas llenas de líquido que pican y arden.
Molusco contagioso: provoca protuberancias pequeñas, redondas, duras e indoloras. Pueden afectar la piel del pene y los genitales.
Verrugas virales: causadas por el virus del papiloma humano (VPH). Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y se ven como elevaciones del mismo color de la piel.
Citomegalovirus (CMV): se presenta con pápulas y máculas pequeñas, elevadas y rojizas. Puede manifestarse con otras lesiones, como úlceras perianales o vulvares que no cicatrizan.
Herpes zóster: reactivación del virus de la varicela, que se manifiesta con múltiples vesículas con líquido, dispuestas en banda o parche en un lado del tronco o del rostro. Al cabo de unos días, se rompen y quedan cubiertas por costras.

La infección por VIH es capaz de reducir las defensas y dar cabida a la reactivación del virus de la varicela, con la consiguiente aparición de los síntomas típicos de zóster.

¿El VIH puede ocasionar sarpullido en los genitales?

El sarpullido en el pene asociado al VIH es un síntoma menos común, pero que puede formar parte de las primeras etapas de la infección. Si lo presentas, junto con picazón, deberías buscar atención médica para un diagnóstico preciso y tratamiento apropiado.

En este caso, la erupción se conforma por pequeñas manchas rojas que recubren el glande, el cuerpo del pene y el escroto. Además, hay llagas o úlceras dolorosas en el pene, el ano, el esófago y la boca.

Sin embargo, un sarpullido en el pene no siempre es un signo exclusivo del VIH. También puede ser causado por otras condiciones, como las siguientes:

Enfermedades de transmisión sexual: herpes y sífilis.
Infecciones por hongos.
Dermatitis de contacto.
Mala higiene.

Además del pene en sí mismo, el sarpullido por VIH puede tomar toda el área genital y el pubis.

Posibles tratamientos

El abordaje de la erupción cutánea asociada al VIH varía según su naturaleza. Si se confirma la infección con el virus, será necesario comenzar con un tratamiento antirretroviral.

De manera local, las erupciones leves pueden tratarse con cremas de hidrocortisona o antihistamínicos para reducir la picazón y el tamaño de la lesión. Si es una reacción adversa a los medicamentos, se sugerirá suspenderlos y valorar un cambio.

Los antibióticos no son efectivos. Solo se prescribirán si hay una sobreinfección bacteriana.

Además de la medicación, adoptar cambios en el estilo de vida puede ayudar a aliviar los síntomas. Lo primordial será evitar el calor directo, la luz solar en la piel afectada y los baños con agua caliente, ya que podrían agravar la erupción.

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¿Qué hacer si sospecho una infección por VIH?

Para determinar si un sarpullido está relacionado con el virus de la inmunodeficiencia humana, la única vía segura es consultar a un profesional de la salud. Un médico podrá evaluar la erupción, realizar las pruebas necesarias y proporcionar un diagnóstico.

Si estuviste expuesto al VIH o crees que existió la posibilidad, debes asistir a consulta lo antes posible para hacerte una prueba. Comenzar la terapia antirretroviral tan pronto como sea posible reduce el riesgo de progresión de la enfermedad y de complicaciones.

Por otro lado, si ya fuiste diagnosticado con VIH, pregunta a tu médico qué hacer frente a un sarpullido. El profesional establecerá si la erupción se relaciona o no con la enfermedad o la medicación.

No te avergüences por tener lesiones. Al contrario, toma acción con rapidez para mejorar tu calidad de vida.

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Anticonceptivos orales combinados: ¿cuáles son?

Los anticonceptivos orales combinados son píldoras para evitar el embarazo compuestas por versiones artificiales de las hormonas presentes de manera natural en el cuerpo femenino. Se trata de los estrógenos y de la progestina, forma sintética de la progesterona. El nombre de «combinados» lo reciben porque, a diferencia de otras pastillas, integran ambos tipos de
The post Anticonceptivos orales combinados: ¿cuáles son? appeared first on Mejor con Salud.  Los anticonceptivos orales combinados son píldoras para evitar el embarazo compuestas por versiones artificiales de las hormonas presentes de manera natural en el cuerpo femenino. Se trata de los estrógenos y de la progestina, forma sintética de la progesterona.

El nombre de «combinados» lo reciben porque, a diferencia de otras pastillas, integran ambos tipos de hormonas en el mismo comprimido. En general, son las más recomendables para conservar el equilibrio hormonal.

Pero no todas las presentaciones comerciales son iguales ni se ingieren bajo el mismo cronograma. Veamos cuáles son sus características, cómo funcionan y qué tipos existen.

¿Cómo funcionan?

El mecanismo de acción consiste en impedir la ovulación, es decir, que los ovarios liberen un óvulo. Sus principios activos, las progestinas y los estrógenos, son los principales responsables de esta tarea. Sin ovulación no hay óvulo para fecundar; por ende, no hay posibilidad de que inicie una gestación.

Además, afectan la consistencia y la cantidad del moco producido en el cuello uterino. Esta mucosidad se vuelve más espesa y dificulta el paso de los espermatozoides.

También provocan cambios en el endometrio, la capa más interna del útero. Las progestinas logran que el tejido endometrial se vuelva más delgado y menos receptivo a cualquier embrión incipiente que quisiese implantarse allí.

¿En qué se diferencian de otras píldoras anticonceptivas?

Existen anticonceptivos orales que no son combinados: solo tienen una hormona, que es una progestina, pero no poseen estrógenos sintéticos. Aunque también evitan la ovulación y son seguros, su eficacia es ligeramente menor en comparación con los combinados. La presencia de estrógenos sintéticos reproduce mejor el equilibrio hormonal de los ciclos naturales.

De todos modos, existen casos puntuales donde son más recomendables:

Mujeres que están amamantando.
Pacientes con diagnóstico de endometriosis o de síndrome de ovario poliquístico.
Mujeres que tienen contraindicación de estrógenos por riesgo de tromboembolismo.

        En el resto de los escenarios, salvo contraindicación médica, las píldoras combinadas son preferibles.

¿Son efectivos?

El objetivo principal de la píldora anticonceptiva combinada es prevenir embarazos no deseados. En la práctica real y en el uso general tiene una tasa de embarazo estimada de entre el 4 % y el 7 % anual. Es decir, que de cada 100 mujeres que la usan, entre 4 y 7 se embarazan en un período de un año, a pesar del método.

Cabe aclarar que, en la mayoría de estos casos de «falla de la pastilla», el problema está en el uso incorrecto. Puede ser por olvido de alguna toma o por ingerirla de modo concomitante con antibióticos, por ejemplo.
Con una ingesta adecuada, la eficacia es del 99 %.

¿Qué tipos existen?

Las píldoras con estrógenos y progestinas se comercializan de diferentes maneras, según la dosis de hormonas que contienen y la cantidad de pastillas en la caja. Esto resulta en ciclos de ingesta de diferente duración.

Ten en cuenta que el médico es quien debe prescribir la más indicada para ti. Si te brinda la posibilidad de elegir, los tipos disponibles según la extensión del uso son los siguientes:

Ciclo 21-28 días. Pueden incluir solo 21 pastillas con hormonas, 21 pastillas hormonales y 7 placebos o 24 pastillas hormonales y 4 placebos. Los placebos son comprimidos que no tienen hormonas y se colocan para prevenir los olvidos, ya que con ellos, todos los días del mes se toma una píldora. En la presentación de 21 pastillas hay que pasar 7 días sin tomar nada, tras 3 semanas de toma continua. Los sangrados ocurrirán mientras se toman los placebos o durante la semana de descanso.
Ciclo extendido. Incluyen 84 pastillas con hormonas y 7 con placebo. Si se usan durante un año completo, apenas deberían suceder 3 a 4 sangrados menstruales en 365 días.
Ciclo continuo. Es la ingesta de píldoras activas siempre, cada día del año. Para la mayoría de las usuarias, implica la suspensión total del periodo mientras se usa el método.

Independientemente de la cantidad de pastillas, existen diferencias en la dosis de hormonas que contienen las presentaciones. Algunas tienen la misma cantidad en cada pastilla y se les llama monofásicas. Otras van disminuyendo la carga, a medida que se acerca la toma de placebos; se llaman multifásicas y tienen el objetivo de reducir la ingesta de hormonas sintéticas.

La elección estará determinada por el estilo de vida y las preferencias personales. Quienes se inclinen por reducir el número de menstruaciones, podrán optar por las de ciclo continuo. En cambio, las mujeres que quieran ingerir menos cantidad de hormonas, tienen como alternativa a las píldoras con dosis más bajas. La efectividad es similar en todas las versiones.
Recuerda que las características deben venir especificadas en la caja y tu médico te debe explicar cuál es la más conveniente para ti.

Consejos para tomarlos

Más allá de los anticonceptivos orales combinados que se elijan, hay principios generales de buen uso que aplican para todos, sean de 21, 28 o 91 comprimidos. Cualquiera de ellos, bajo una ingesta correcta, tiene una efectividad para prevenir los embarazos de casi el 100 %.

Si no se tomaban anticonceptivos antes y se va a iniciar con ellos, es posible comenzar el ciclo en cualquier momento. De todas maneras, lo ideal es ingerir el primer comprimido durante el día que inicia un sangrado menstrual. Desde allí en adelante, se siguen las instrucciones de la caja.

Tomar la píldora todos los días a la misma hora es esencial. Aunque hay un margen de tolerancia, se recomienda disponer de un momento regular para la ingesta.

En la mayoría de las mujeres, la protección frente a un embarazo comienza desde el inicio del uso de las pastillas. Sin embargo, considerando las fallas que podría haber en las tomas, se aconseja emplear un método anticonceptivo adicional durante el primer mes; por ejemplo, preservativo.

¿Qué pasa si me olvido de tomar una píldora?

En caso de que hayan pasado menos de 12 horas del horario estipulado para la ingesta, puedes tomar la dosis faltante cuando lo recuerdas. Pero si pasaron más de 12 horas, es preferible tomar dos píldoras juntas en el horario correspondiente al nuevo día.

En ambos escenarios, agrega preservativos como método de protección hasta la siguiente menstruación. Interrumpir el consumo, en cualquier momento del ciclo, aumenta el riesgo de embarazos no planificados.

Otras indicaciones de los anticonceptivos orales combinados

Más allá de la prevención del embarazo, organizaciones sanitarias internacionales remarcan que hay otros efectos positivos del uso de las píldoras:

Se asocian a una mejoría en los síntomas del acné.
En la perimenopausia pueden ser útiles para contrarrestar los sofocos y otros síntomas de la etapa.
Las mujeres usuarias tienen menos riesgo de desarrollar quistes en los ovarios. A su vez, también registran menos posibilidades de enfermar de cáncer ovárico.
Quienes usan anticonceptivos orales tienden a referir menos incomodidades en los días cercanos a su menstruación. Suelen tener pocos o ningún calambre menstrual.
Algunas veces, los médicos prescriben las píldoras para tratar problemas de salud específicos, como la endometriosis, el trastorno disfórico premenstrual o el sangrado abundante.

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¿Quiénes deben evitarlos?

Las píldoras son seguras para la mayoría de las mujeres. No obstante, hay personas con antecedentes particulares o un riesgo aumentado de padecer ciertas patologías, que deberían evitarlas.

En general, los médicos no prescriben anticonceptivos orales combinados en las siguientes situaciones:

Parto reciente, en los últimos 6 meses. Los estrógenos son capaces de interrumpir la producción de leche materna.
Presión arterial elevada de forma regular y constante. En mujeres susceptibles, los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de hipertensión.
Antecedentes de trombos o émbolos, de enfermedades cardíacas severas, de cáncer de mama o de migrañas, según la recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
Mayores de 35 años y fumadoras. Aunque la evidencia no es contundente, hay indicios de que la combinación de nicotina y hormonas sintéticas no es favorable para la salud.

También hay que recordar que las píldoras anticonceptivas no protegen contra las enfermedades de transmisión sexual. Asimismo, existen referencias sobre un riesgo leve de desarrollar depresión durante su uso.

Posibles efectos secundarios

Puede suceder que algunas mujeres no toleren los anticonceptivos orales combinados porque les generan reacciones adversas potentes. No obstante, la mayoría son limitadas y mejoran conforme pasa el tiempo de uso.

La reacción adversa más común es el sangrado irregular, sobre todo, durante los primeros meses de ingesta. Otros posibles efectos secundarios son los siguientes:

Náuseas.
Dolor de cabeza.
Aumento de la presión arterial.
Hinchazón en la zona abdominal.

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¿Cómo saber si los anticonceptivos combinados son para mí?

Los métodos de anticoncepción son muchos y optar por uno u otro es una decisión que debe tomarse a consciencia. Incluso, dentro de las pastillas combinadas, hay diferentes variedades que podrían o no adaptarse a tu situación particular.

Siempre es recomendable que sea un ginecólogo quien las prescriba. No es aconsejable comenzarlas sin consulta previa. De todos modos, recuerda que las píldoras anticonceptivas son seguras para la mayoría de las mujeres y las contraindicaciones son excepcionales.

Además, tienen la ventaja de ser un método reversible. Por lo tanto, si en el futuro deseas un embarazo, solo tienes que dejar de tomar los comprimidos y tu fertilidad se recuperará de inmediato.

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¿Cuántas veces por semana es «normal» tener sexo en pareja?

Lo normal y lo anormal en el sexo no es algo que se pueda determinar con total certeza. Sin embargo, en las conversaciones, es habitual que nos preguntemos por el número de veces que sería esperable tener relaciones sexuales. ¿Cuánto es poco? ¿Tengo suficiente intimidad con mi pareja? ¿Deberíamos aumentar la frecuencia? Aunque responder no
The post ¿Cuántas veces por semana es «normal» tener sexo en pareja? appeared first on Mejor con Salud.  Lo normal y lo anormal en el sexo no es algo que se pueda determinar con total certeza. Sin embargo, en las conversaciones, es habitual que nos preguntemos por el número de veces que sería esperable tener relaciones sexuales.

¿Cuánto es poco? ¿Tengo suficiente intimidad con mi pareja? ¿Deberíamos aumentar la frecuencia?

Aunque responder no sea fácil ni exista una sentencia aplicable a todos, es lógico plantearse estas interrogantes. Pero antes de buscar un número, debemos considerar algunas cuestiones.

¿Cuál es el promedio de relaciones sexuales entre las parejas?

A lo largo de la historia se han realizado diversos estudios científicos para determinar la frecuencia sexual de las personas. Y aunque estos números sean de ayuda para darnos una idea, hay que recordar que son datos que reflejan promedios, pero no son una norma que hay que cumplir.

Por ejemplo, entre las parejas estadounidenses casadas o en relaciones estables, se reportan relaciones sexuales en un promedio de 1 a 2 veces por semana. Investigaciones llevadas adelante en México coinciden en el mismo número.

Otro relevamiento, realizado en 2015 por el Instituto Kinsey, encontró que el 34 % de las parejas casadas tenían relaciones sexuales varias veces a la semana, mientras que el 45 % lo hacía unas pocas veces al mes. Y también hay que considerar la edad, pues alrededor de los 20 años se pueden tener unos 80 encuentros sexuales por año, mientras que a los 60 se reducen a 20 anuales.

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¿De qué depende el número de veces que tengamos sexo?

Los números de las investigaciones no son definitivos. Tampoco deberían usarse como un estándar de medida universal y para todos.

Al buscar y leer información sobre la frecuencia de las relaciones, es fácil quedar atrapado en la idea de que existe un «número mágico». Podemos suponer que, si no alcanzamos ese valor que dicen en las redes o en los blogs, no seremos felices o no estaremos en un vínculo saludable.

Sin embargo, la realidad es que no existe tal «número mágico». La frecuencia depende de varios factores, aunque hay tres que me gustaría recalcar y son los siguientes:

Compatibilidad sexual: cada persona tiene su propio nivel de deseo. Algunos tienen una libido alta, mientras que otros se sienten satisfechos con una menor frecuencia de encuentros. Lo crucial es que ambos miembros de la pareja se sientan cómodos con la cantidad de actividad sexual que tienen y que sus deseos estén alineados.
Salud física y mental: el deseo sexual no es constante. Puede variar, debido al estrés, a la condición de salud, a los cambios hormonales y a las experiencias emocionales. La depresión, la ansiedad y las enfermedades crónicas pueden afectar la libido, al igual que circunstancias externas asociadas a problemas laborales o responsabilidades familiares.
Duración de la relación: al inicio de una pareja, la pasión suele ser más intensa. Ello podrá llevar a una mayor frecuencia sexual. Luego, a medida que la relación avance, la frecuencia tenderá a estabilizarse, hasta que la pareja se ajuste a un ritmo que se adecúe con sus estilos de vida y responsabilidades.

¿La calidad importa más que la cantidad?

La satisfacción sexual no se mide solo por la frecuencia. Son importantes también la calidad de la conexión emocional y el bienestar mutuo en cada encuentro.

En lugar de centrarse en cuántas veces deberían tener sexo, las parejas tendrían que preguntarse si están disfrutando y sintiéndose conectadas emocionalmente en su vida sexual. El respeto al otro implica entender que no siempre hay deseo sincrónico. Quizás, cada miembro quiere una frecuencia diferente, y eso debe hablarse.

La importancia de la comunicación

Siempre hay que comunicarse con la pareja para consensuar y conocer los deseos del otro. De nada sirve compararse con promedios si no hay un diálogo fluido al interior de la relación.

Cada pareja es única. Lo que funciona para una puede no ser adecuado para otra.

Algunas parejas se sienten felices teniendo sexo varias veces al día, mientras que otras pueden preferir una vez a la semana. O, incluso, menos frecuencia puede ser suficiente.

Lo crucial es que ambos estén alineados en sus deseos y necesidades. Muchas veces, el trabajo, las responsabilidades familiares y el estrés afectan el deseo. Pero si no priorizamos el tiempo en pareja, no le comunicamos al otro lo que nos pasa y no buscamos formas conjuntas de mantener la intimidad, entonces podría reducirse el bienestar de los dos.

La comunicación abierta es fundamental. Hablemos de deseos, necesidades y preocupaciones sin juzgar al otro para crear un ambiente de confianza y comprensión.

Recuerden que es normal que las necesidades sexuales cambien con el tiempo. Si están en sintonía con su pareja, eso los ayudará a navegar los cambios de manera más saludable.

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La vida cambia y hay que adaptarse a las circunstancias

Vivir está lleno de altibajos. Por lo que la frecuencia sexual puede verse afectada por eventos vitales, como la llegada de un hijo, cambios en el trabajo o una enfermedad. Lo esencial es buscar el modo de adaptarse para encontrar formas de mantener la intimidad; incluso, cuando la frecuencia de los encuentros disminuya.

Además, debemos tener en cuenta que la frecuencia sexual es una cuestión muy personal. No la puedes medir con un estándar único.

Siempre recalco que lo importante no es la frecuencia, sino que exista coherencia entre lo que quiero vivir sexualmente con mi pareja y lo que vivo. «Normal» es aquello que funciona para cada pareja.

En lugar de obsesionarse con la cantidad, es preferible enfocarse en la calidad de la vida sexual. Para alcanzar la satisfacción mutua, la herramienta primordial es la comunicación abierta.

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¿Qué es una adicción?

La adicción es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque se la suele asociar con el consumo de sustancias como el alcohol o las drogas, también puede manifestarse en conductas cotidianas como el juego o el uso de internet. Además de perjudicar la actividad diaria, genera problemas en el
The post ¿Qué es una adicción? appeared first on Mejor con Salud.  La adicción es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque se la suele asociar con el consumo de sustancias como el alcohol o las drogas, también puede manifestarse en conductas cotidianas como el juego o el uso de internet.

Además de perjudicar la actividad diaria, genera problemas en el entorno familiar y social. En este sentido, en este artículo te explicaremos a fondo su significado, las causas, las consecuencias que genera esta enfermedad y conocer qué se puede hacer al respecto.

¿Cómo se define la adicción?

Es reconocida como una enfermedad crónica y recurrente del cerebro. Se manifiesta a través de la búsqueda y el consumo compulsivo de sustancias o la realización repetitiva de conductas, a pesar de las consecuencias negativas que puedan generar.

Según la OMS, esta condición implica una pérdida de control sobre el comportamiento, persistiendo incluso cuando la persona es consciente del daño que causa. Esto la convierte en un problema grave que afecta la salud, las relaciones y la calidad de vida en general.

Se trata de un trastorno complejo que no se debe a una simple falta de fuerza de voluntad ni a malas decisiones. En realidad, es el resultado de cambios profundos en la química del cerebro, sobre todo en el sistema de recompensa.

¿Qué causa la adicción?

La adicción se desarrolla en gran parte debido a alteraciones en la química del cerebro. Todos poseemos un sistema de recompensa que se activa cuando experimentamos placer, ya sea al comer, socializar o realizar cualquier actividad gratificante. Esta situación libera dopamina, un neurotransmisor que genera sensaciones de bienestar.

Cuando una persona consume sustancias como drogas o se involucra en actividades adictivas, estas acciones provocan una liberación masiva de dopamina en el cerebro. Este incremento excesivo de hormona genera una sensación de euforia mucho más intensa que la producida por las actividades cotidianas.

Con el tiempo, el cerebro se adapta a estos altos niveles de dopamina, volviéndose menos sensible a sus efectos. Esto lleva a que la persona necesite consumir más de la sustancia o repetir la actividad con mayor frecuencia para alcanzar el mismo nivel de placer, creando un ciclo de dependencia y tolerancia.

Otros factores asociados a las adicciones

Además de los cambios en la química cerebral, otros factores pueden contribuir al desarrollo y la perpetuación de una adicción. Se trata de una condición compleja que resulta de la interacción entre la biología, la psicología y el entorno.

Varios factores interactúan y se potencian entre sí, creando un entorno propicio para el desarrollo de la adicción. Estos incluyen:

Factores genéticos

Estudios han demostrado que la herencia genética puede ser responsable de alrededor del 50 % de la vulnerabilidad a los trastornos por consumo de sustancias. Tener familiares de primer grado, como padres o hermanos, con un historial de adicción, aumenta la probabilidad de desarrollar la patología.

Condiciones de salud mental

Las personas que padecen trastornos de salud mental como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT) o trastorno bipolar tienen un mayor riesgo de desarrollar una adicción. La relación es bidireccional: quienes tienen adicciones tienen más probabilidades de desarrollar afecciones mentales, lo que crea un ciclo difícil de romper.

Factores sociales

El entorno social y cultural en el que una persona vive también influye en la predisposición a la adicción. La presión de grupo, la aceptación social o cultural del uso de ciertas drogas y la realización de ciertas prácticas pueden influir en el comportamiento adictivo.
La exposición frecuente a entornos donde el consumo de sustancias es común puede normalizar este comportamiento y aumentar el riesgo de adicción.

Una adicción también puede ser una forma de afrontar problemas difíciles. El desempleo, la pobreza, las presiones emocionales o el estrés pueden desencadenar este tipo de comportamiento.

Factores ambientales

Las experiencias adversas durante la infancia, como el abuso, la negligencia o la exposición a entornos conflictivos, pueden aumentar la vulnerabilidad a la adicción en la edad adulta. Las experiencias traumáticas (ACE) durante la niñez están relacionadas con una serie de problemas de salud a lo largo de la vida, incluyendo la adicción. Además, el acceso fácil a sustancias adictivas, como medicamentos recetados, también representa un riesgo significativo.

Características y síntomas de una adicción

Para identificar una adicción, se debe prestar atención a la pérdida de control sobre una conducta o práctica. En especial cuando la persona sigue repitiéndola a pesar de ser consciente de los daños que le causa. La adicción no solo implica la repetición de una conducta, sino una compulsión intensa y una incapacidad para detenerse.

Incluso, suelen salirse de control rápidamente. La búsqueda de placer o de un «subidón» lleva a que la persona repita y aumente la frecuencia o intensidad de la conducta para alcanzar el mismo nivel de satisfacción que experimentaba al principio.

Más allá de la sustancia o comportamiento que las provoque, las adicciones presentan un patrón común que se repite:

Compulsión: existe una necesidad irresistible de consumir la sustancia o realizar la conducta, a pesar de los efectos negativos que esto pueda tener.
Dependencia: el cuerpo o la mente se acostumbran a la sustancia o conducta, generando síntomas de malestar y abstinencia cuando no se está en contacto con ella o no se realiza.
Pérdida de control: la persona es incapaz de dejar de consumir la sustancia o realizar la conducta adictiva, incluso cuando intenta no hacerlo. A pesar de los esfuerzos para controlar el comportamiento, no puede detenerse.
Negligencia de responsabilidades: la adicción afecta las responsabilidades personales, laborales o sociales, provocando un deterioro en el rendimiento y las relaciones debido a la obsesión con la sustancia o conducta.
Tolerancia: con el tiempo, la persona necesita consumir una mayor cantidad de la sustancia o realizar la conducta con mayor intensidad para experimentar el mismo efecto que antes. La tolerancia aumenta a medida que el cuerpo se adapta.

A pesar de que quienes se encuentran en esta situación intentan reducir o detener la conducta, al no tener éxito, esto les lleva a mentir o intentar ocultar su problema a sus seres queridos; lo que genera una sensación de impotencia y pérdida de control, acompañada de sentimientos de culpadepresión o agobio por las consecuencias de su adicción.
Al intentar dejar de consumir, la persona puede experimentar síntomas de abstinencia, tanto físicos— que incluyen temblores y sudoración— como emocionales, que se reflejan en ansiedad e irritabilidad.

¿Cuáles son los tipos de adicciones?

Una adicción no se limita solo al consumo de sustancias químicas; también puede manifestarse en comportamientos o actividades que proporcionan placer o alivio y con el tiempo se vuelven perjudiciales. Las adicciones pueden clasificarse en dos categorías principales:

Adicciones a sustancias: en la que se ingieren, fuman o inhalan de manera iterativa y compulsiva ciertas drogas. Este tipo de adicción recibe el nombre de trastorno por consumo de sustancias y puede variar de leve a grave, siendo la adicción la forma más severa.
Adicciones conductuales o sin sustancias: estas adicciones no están relacionadas con el consumo de sustancias, sino con comportamientos repetitivos. De manera similar que las drogas, realizar ciertas actividades estimula el sistema de recompensa del cerebro generando una dependencia.

        En este sentido, el <a href="https://journals.lww.com/hrpjournal/abstract/2015/03000/gambling_disorder_and_other_behavioral_addictions_.8.aspx" target="_blank" rel="noopener">Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentale</a>s (DSM-5) solo reconoce oficialmente el <a href="https://mejorconsalud.as.com/videojuegos-salud/">trastorno del juego</a> como una adicción conductual diagnosticable. De todos modos, muchos otros comportamientos pueden convertirse en adictivos, causando un deterioro significativo en la salud mental, física y social de la persona.


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Consecuencias de las adicciones

Las adicciones tienen un impacto profundo en la salud física y mental de una persona. Pueden desencadenar una serie de enfermedades crónicas, como problemas cardiovasculares, hepáticos, neurológicos y trastornos mentales.

Además, afectan las relaciones personales y la vida profesional. Los conflictos familiares, la pérdida de amistades y el aislamiento social son comunes, ya que la persona prioriza su adicción sobre sus relaciones.

En el ámbito laboral, pueden resultar en bajo rendimiento, despidos y problemas económicos. Esto suele agravar la situación y perpetuar un ciclo de deterioro personal y social.

¿Cómo se diagnóstica la depresión?

El diagnóstico de una adicción suele estar a cargo de un especialista en psiquiatría, psicólogo o consejero de drogas y alcohol. El proceso suele comenzar con una serie de preguntas sobre los patrones de consumo de sustancias o comportamientos problemáticos, y en algunos casos, se puede involucrar a familiares cercanos para obtener una visión más completa.
Además de la evaluación clínica, se puede realizar un examen físico y pruebas de laboratorio. Los análisis de sangre y orina ayudan a evaluar la salud general y descartar condiciones médicas subyacentes.

El diagnóstico se basa en la identificación de ciertos comportamientos y señales:

Presencia de síntomas de abstinencia al intentar detenerse.
Dificultad para reducir o controlar el consumo o la actividad.
Persistencia de la conducta a pesar de las consecuencias negativas.
Deseo intenso de consumir la sustancia o llevar a cabo la conducta adictiva.

Los profesionales de la salud mental pueden utilizar cuestionarios, entrevistas y herramientas de diagnóstico estandarizadas para evaluar si los síntomas cumplen con los criterios necesarios para confirmar la adicción.

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Manejo y tratamiento de la adicción

Una vez diagnosticada, el tratamiento de una adicción— a menudo— implica una combinación de enfoques que están diseñados para abordar tanto los aspectos físicos como psicológicos de la dependencia.

Estos son algunos de los métodos que se utilizan para manejar la situación:

Rehabilitación: a través de programas residenciales o ambulatorios, ofrecen asesoramiento estructurado, educación y apoyo para ayudar a la persona a controlar la adicción a largo plazo.
Terapia: proporciona nuevas perspectivas y estrategias para cambiar comportamientos destructivos. Puede incluir la terapia cognitivo-conductual (TCC), conversacional y la terapia de grupo.
Grupos de apoyo: ciertas agrupaciones ofrecen un entorno de apoyo continuo y la oportunidad de compartir experiencias con otras personas que enfrentan problemas similares, como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos.
Hospitalización: suele ser de utilidad cuando la sustancia provoca síntomas de abstinencia peligrosos. En los hospitales, se proporciona monitoreo constante y terapia para asegurar una desintoxicación segura.
Medicamentos: para reducir los impulsos, los antojos y los síntomas de abstinencia continuos se pueden realizar tratamientos con ibogaína u otras medicaciones. Además, si el paciente tiene condiciones de salud mental coexistentes, como trastorno bipolar o depresión, estos también pueden ser tratados con fármacos adecuados.

¿Se puede prevenir la adicción?

Algunas acciones concretas pueden contribuir a evitar las adicciones. Estas son determinadas estrategias que pueden ser oportunas:

Educación y concienciación: conocer los peligros del consumo de sustancias y las conductas adictivas, los riesgos asociados y cómo evitarlas puede ayudar a las personas a tomar decisiones informadas.
Evitar o limitar el consumo de sustancias con potencial adictivo: mantenerse alejado de las drogas recreativas y seguir las instrucciones médicas sobre el uso de medicamentos recetados puede prevenir dependencias a sustancias.
Intervenciones tempranas: identificar y tratar factores de riesgo, como trastornos mentales o experiencias de abuso, en etapas tempranas puede ayudar a prevenir el desarrollo de adicciones. La intervención oportuna puede marcar una gran diferencia en la vida de una persona vulnerable.
Promoción de entornos saludables: crear entornos que brinden apoyo social y acceso a actividades recreativas y saludables es fundamental. Un ambiente positivo y enriquecedor reduce la probabilidad de que las personas busquen refugio en sustancias o comportamientos adictivos.
Fortalecimiento de habilidades personales: fomentar la resiliencia, la autoestima y la capacidad para manejar el estrés y las emociones negativas son grandes herramientas para reducir el riesgo de desarrollar adicciones. Estas habilidades permiten a las personas enfrentar desafíos sin recurrir a conductas adictivas.

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Una recuperación posible

Si usted o alguien que conoce está luchando con una adicción, es importante consultar a un profesional de inmediato. La dependencia es un trastorno tratable y la recuperación es posible. Aunque el camino puede ser difícil y largo, con el tratamiento adecuado y el apoyo de seres queridos, es posible superarlo y reconstruir una vida plena y saludable.

No te desanimes si tienes contratiempos. No estás solo en este proceso y cada avance te acerca a una mejor calidad de vida.

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¿Es bueno caminar cuando tienes dolor de rodilla?

Puede que cuando sientas dolor de rodilla, caminar sea lo último en lo que pienses. Sin embargo, moverte y dar un paseo puede ser una de las mejores opciones para aliviar el malestar. Existen varias causas asociadas al dolor crónico y la inflamación de esta articulación. La obesidad, los traumatismos, las lesiones deportivas y la
The post ¿Es bueno caminar cuando tienes dolor de rodilla? appeared first on Mejor con Salud.  Puede que cuando sientas dolor de rodilla, caminar sea lo último en lo que pienses. Sin embargo, moverte y dar un paseo puede ser una de las mejores opciones para aliviar el malestar.

Existen varias causas asociadas al dolor crónico y la inflamación de esta articulación. La obesidad, los traumatismos, las lesiones deportivas y la artrosis son las más habituales.

En estos contextos, mantenerse activo es clave para controlar las molestias. Pero hay algunas precauciones que debes tener en cuenta para que el ejercicio alivie los síntomas y no empeore la situación.

Los beneficios de caminar cuando duelen las rodillas

Mover la rodilla ayuda a mantener su funcionalidad. Hay varias ventajas que aportan las caminatas cuando tienes dolor.

Fortalecimiento muscular

Caminar de manera regular contribuye a fortalecer los músculos que rodean a la rodilla, en especial, los cuádriceps y los isquiotibiales. Estas estructuras permiten estabilizar y soportar las fuerzas que inciden en la articulación, lo que puede reducir el dolor y prevenir lesiones adicionales.

Unos músculos fuertes absorben mejor el impacto y reducen la carga directa sobre las rodillas. De esta manera, el cartílago interno se desgasta menos.

Mejora de la flexibilidad

Los movimientos suaves y repetitivos al caminar pueden mejorar la movilidad de las articulaciones y reducir su rigidez. Este aporte es muy beneficioso para aquellos que sufren de artrosis, ya que la falta de movimiento agrava la inflexibilidad articular e incrementa el dolor.

Al caminar se estimula la producción y circulación del líquido sinovial, que nutre el cartílago articular. De esta manera, la lubricación reduce la fricción entre los huesos.

Control de peso

Mantener un peso corporal saludable disminuye la carga sobre las rodillas. Cada kilogramo adicional en el cuerpo ejerce una presión significativa sobre las articulaciones, aumentando el dolor y la degeneración de los cartílagos.

Caminar a un ritmo moderado o intenso es una acción que quema calorías. Con el tiempo, esto puede traducirse en una pérdida de peso considerable, sobre todo, si se combina con una dieta equilibrada.

Además de aliviar la presión sobre las rodillas, alcanzar un peso saludable también puede aminorar la inflamación. Es un efecto secundario positivo de la actividad física.

Reducción del riesgo cardiovascular

La osteoartritis (OA) y la enfermedad cardiovascular (ECV) comparten factores de riesgo comunes, como la edad y el índice de masa corporal elevado. Asimismo, la discapacidad causada por la OA de rodilla se asocia con hipertensión arterial, diabetes y problemas cardíacos.

Caminar es una forma de ejercicio cardiovascular de bajo impacto. Mejora la circulación sanguínea y promueve el buen funcionamiento del corazón.

Un mejor flujo sanguíneo asegura que todos los tejidos del cuerpo reciban suficiente oxígeno y nutrientes, incluidas las rodillas. Ello podría acelerar la recuperación y reducir la inflamación. En particular, porque se promueve la producción de más líquido sinovial, que es el lubricante de la articulación.

Prevención del dolor crónico

Caminar puede ser beneficioso para quienes tienen problemas crónicos en la rodilla. Según un estudio científico publicado en la revista Arthritis & Rheumatology, aquellas personas que caminan con regularidad son un 40 % menos propensas a desarrollar dolores frecuentes y repetitivos en las articulaciones.

Además, la misma investigación comprobó que caminar ayuda a conservar el espacio que hay entre los huesos de la articulación de la rodilla. Ello limitaría el daño estructural causado por la osteoartritis.

¿Qué tener en cuenta para caminar con dolor de rodilla?

Aunque el dolor te motive a quedarte quieto, caminar de manera regular y segura puede aliviar tu malestar. De todos modos, y más si tienes osteoartritis, es importante seguir algunas consideraciones para minimizar la posibilidad de causar un daño con el movimiento.

Elige la superficie adecuada

Opta por caminar en terrenos naturales, como tierra o grava. Son más suaves para las articulaciones que el concreto o el asfalto. Las superficies más blandas ayudan a reducir la presión sobre las rodillas.

Además, elige una ruta sin bajadas ni subidas pronunciadas. Los terrenos planos evitarán que hagas sobreesfuerzos innecesarios.

Si optas por una cinta de correr, asegúrate de que tenga un sistema de absorción de impactos adecuado. Corrobóralo en la sección de «amortiguación» del manual de instrucciones.

Usa calzado apropiado

Elige un par de zapatillas y plantillas que brinden buen soporte y amortiguación. Debe ser calzado plano, flexible, capaz de doblarse en la parte delantera y con una caída leve del talón a la punta. El diseño debe permitir que el pie se mueva de manera natural.

Consulta en tiendas especializadas para encontrar la opción más adecuada, pues existen calzados diseñados para reducir el dolor por artrosis de rodilla. Evita salir a caminar con tacones altos o zapatillas muy gastadas.

Prepárate y precalienta

Antes de salir a caminar, es recomendable calentar el cuerpo para aumentar la circulación sanguínea. De esta manera, reducirás poco a poco la rigidez y el dolor y prepararás a tu cuerpo para el movimiento.

Comienza con algunos ejercicios suaves. Aplicar calor a las rodillas antes de caminar también puede ser beneficioso.

Avanza poco a poco

Si estás comenzando con la actividad o si tu dolor de rodilla es muy intenso, haz caminatas cortas y a un ritmo suave al principio. Con el tiempo, podrás aumentar la duración y la intensidad.

Divide la caminata en segmentos de 10 o 15 minutos, 2 o 3 veces al día, en lugar de hacer una sola salida de 30 minutos. Esto puede ayudar a limitar el dolor.

Ahora bien, ¿cuánto deberías recorrer en distancia? Un estudio científico descubrió que las personas con dolor de rodilla por osteoartritis se benefician más cuando caminan 6000 pasos o más por día. Intenta llegar a ese objetivo y contrólalo con los contadores de pasos de las aplicaciones móviles.

Pierde peso

Si tienes sobrepeso, perder algunos kilos puede aliviar la presión sobre tus rodillas y ayudarte a sobrellevar las caminatas. La combinación de actividades físicas y una dieta hipocalórica traerá bienestar a tus articulaciones.

Usa bastones

Los bastones de trekking o de marcha nórdica pueden proporcionar estabilidad adicional y reducir la carga sobre las rodillas. Son de especial utilidad si quieres realizar distancias más largas.

Atiende al dolor

Estar atento a tus sensaciones te ayudará a ajustar tu rutina, según sea necesario. Ya sabrás que el dolor de la artrosis puede variar a diario.

Puedes modificar tu programa de actividad física si sientes demasiado dolor. Del mismo modo, si sientes molestias muy intensas durante la caminata, es mejor detenerse.

Para los días que no camines, quizás puedas optar por otras alternativas. Considera el ciclismo o los ejercicios acuáticos, que ofrecen beneficios similares sin ejercer tanta presión sobre las rodillas.

En caso de que la molestia desaparezca con el reposo, retomarás tu ejercicio en los días subsiguientes. Pero si el dolor no se va, a pesar de estar quieto, acude a consulta con tu médico.

Tómate un tiempo para recuperarte al terminar

Cuando finalices tu caminata, dedica unos minutos a enfriar tu cuerpo. Realiza estiramientos suaves para mantener las articulaciones flexibles y prevenir la rigidez.

Aplicar compresas frías en las rodillas puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. Esto es especialmente útil si sientes alguna molestia tras el ejercicio.

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¿En qué momentos caminar?

Elegir el horario del día adecuado permite aprovechar al máximo el alivio que brinda el ejercicio:

Después de tomar medicamentos antiinflamatorios. Puedes valerte de sus efectos y caminar luego de tomarlos.
Cuando sientas que tus articulaciones están menos rígidas. Si notas que el dolor y la fatiga disminuyen en algún momento en específico de la jornada, esa sería una buena ocasión para realizar la caminata.
Si el dolor se limita a la mañana o a la tarde. En caso de despertar con las rodillas rígidas, es mejor esperar hasta más tarde para salir. Al contrario, si la rigidez se incrementa con el paso de las horas, organiza tu agenda para caminar por la mañana.

Evita caminar en los horarios de dolor intenso. En vez de salir, moviliza tus articulaciones en reposo para tratar de aliviar los síntomas.

Busca un enfoque integral para tu dolor

Antes de comenzar una nueva rutina de actividad física, sobre todo si tienes diagnosticada osteoartritis, es fundamental hablar con un médico. Aunque caminar es beneficioso para muchos, cada caso es único y puede requerir un enfoque personalizado.

También es importante mantenerse activo durante todo el día. No te limites solo a caminar; incorpora movimientos regulares y estiramientos durante tus actividades cotidianas.

Si bien las caminatas ayudarán a reducir el malestar y disminuir la rigidez, no siempre será posible realizarlas. Así que tendrías que conocer otros ejercicios para aliviar el dolor de rodilla.

Mantener la regularidad en la actividad física puede ser difícil. Habrá jornadas en las que te falte motivación. Para mejorar la adherencia, las clases y los programas de ejercicios para pacientes, que están disponibles en parques locales y centros comunitarios, son de gran ayuda. Con el asesoramiento adecuado y una red de contención, podrás gestionar tus molestias y disfrutar de una vida activa.

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¿Cuál es la diferencia entre ansiolíticos y antidepresivos?

En los últimos años, la salud mental ha ganado una atención sin precedentes, impulsada por un notable aumento en las tasas de depresión y ansiedad, a nivel mundial. A la par, los términos ‘ansiolíticos’ y ‘antidepresivos’ empezaron a emplearse con más regularidad, pero no siempre con la suficiente claridad. Aunque ambos tipos de medicamentos desempeñan un
The post ¿Cuál es la diferencia entre ansiolíticos y antidepresivos? appeared first on Mejor con Salud.  En los últimos años, la salud mental ha ganado una atención sin precedentes, impulsada por un notable aumento en las tasas de depresión y ansiedad, a nivel mundial. A la par, los términos ‘ansiolíticos’ y ‘antidepresivos’ empezaron a emplearse con más regularidad, pero no siempre con la suficiente claridad.

Aunque ambos tipos de medicamentos desempeñan un papel relevante en el tratamiento de trastornos emocionales y psicológicos, su funcionamiento y objetivos son distintos. Y si bien se requiere receta médica para obtener una opción u otra, muchas personas dudan de cuál es la mejor opción para su caso.

Para resolver las inquietudes al respecto, a continuación abordamos— de forma detallada— cuáles son las diferencias claves entre ansiolíticos y antidepresivos. Te contamos cómo funcionan, cuáles son sus usos específicos y qué factores hay que considerar para elegir el más adecuado de acuerdo a cada situación.

¿Para qué se utilizan los ansiolíticos?

Son medicamentos usados para aliviar los síntomas de la ansiedad. Su propósito es reducir la sensación de angustia, preocupación y tensión que caracteriza a este trastorno. En sí, intervienen sobre el cerebro y el sistema nervioso central para reducir la excitabilidad neuronal, modular la actividad de ciertos neurotransmisores e inducir a la calma.

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Tipos de ansiolíticos

Existen varios tipos de ansiolíticos, cada uno con un perfil único que se adapta a diferentes necesidades y situaciones clínicas. Están clasificados de acuerdo a su mecanismo de acción y propósito.

Benzodiazepinas

Agrupa opciones como el clonazepam (Klonopin), el diazepam (Valium), el alprazolam (Xanax) y el lorazepam (Ativan). Llevan a cabo su acción al potenciar la actividad del neurotransmisor GABA (ácido gamma-aminobutírico), considerado el principal inhibidor del sistema nervioso central.

Este interrumpe la transmisión de los impulsos nerviosos entre neuronas, lo que permite calmar la actividad cerebral excesiva. Aun así, su uso se reserva solo para episodios agudos de ansiedad o como tratamiento de corta duración. Esto debido a que tienden a causar dependencia, además de efectos secundarios como somnolencia, mareos y problemas de coordinación.

Buspirona

La buspirona (Buspar) no actúa sobre el sistema GABA; en lugar de esto, modula la actividad de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, determinantes para regular las emociones. A diferencia de las benzodiazepinas, no provoca sedación intensa o efectos eufóricos.

Se recomienda para el trastorno de ansiedad generalizada y no es eficaz contra el trastorno de pánico. Aunque no causa dependencia y sus efectos secundarios son menores en comparación con las benzodiazepinas, a veces provoca mareos, dolor de cabeza, náuseas y fatiga.

Antihistamínicos sedantes

Los antihistamínicos son medicamentos empleados para el tratamiento de las alergias y síntomas asociados. Sin embargo, opciones como la hidroxizina (Atarax), la difenhidramina (Benadryl) y la clorfeniramina (Chlor-Trimeton) actúan, de forma eventual, como ansiolíticos.

Su mecanismo de acción es el bloqueo de los receptores H1 de histamina en el cerebro, una sustancia química involucrada en la regulación del estado de alerta y la excitación. También tienen un efecto sedante que favorece el sueño y el alivio de la tensión en los pacientes ansiosos.

Ahora bien, su eficacia para tratar la ansiedad a largo plazo es limitada en comparación con otros tratamientos. Puede causar reacciones adversas como somnolencia, sequedad en la boca y problemas gastrointestinales.

Betabloqueantes

Opciones como el propranolol (Inderal) ayudan a interferir con la actividad de la adrenalina y la noradrenalina, hormonas involucradas en las respuestas físicas a la ansiedad. Así, favorecen el alivio del ritmo cardíaco acelerado, los temblores y la sudoración excesiva.

No abordan de manera directa las causas subyacentes de los trastornos ansiosos; pues no tienen efecto sobre el sistema GABA, ni sobre otros neurotransmisores asociados con la ansiedad. Sus efectos secundarios abarcan fatiga, mareos, síntomas gastrointestinales y frecuencia cardíaca baja (bradicardia).

¿Para qué se utilizan los antidepresivos?

Los antidepresivos son medicamentos que se emplean para el tratamiento del trastorno depresivo mayor, algunos trastornos de ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, afecciones de dolor crónico, trastornos de la alimentación y algunas adicciones.

A diferencia de los ansiolíticos —que están diseñados para el alivio rápido y temporal de los síntomas de la ansiedad—, los antidepresivos tienen como propósito modificar el equilibrio de las sustancias químicas en el cerebro (neurotransmisores) a largo plazo, de modo que los pacientes puedan experimentar mejoras en el estado de ánimo más estables.

Tipos de antidepresivos

Al igual que los ansiolíticos, los antidepresivos se dividen en varios tipos, de acuerdo a los mecanismos que emplean para afectar a los neurotransmisores del cerebro. Esto posibilita individualizar el tratamiento según las necesidades de cada paciente y los perfiles de efectos secundarios. Veamos.

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)

Entre estos se destacan la sertralina (Zoloft), el escitalopram (Lexapro) y la fluoxetina (Prozac). Su función es incrementar los niveles de serotonina en el cerebro (hormona de la felicidad) para mejorar el estado de ánimo. De ahí que se utilice no solo contra el trastorno depresivo mayor, sino también en casos de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y trastorno de pánico.

En general, suelen ser eficaces y bien tolerados; aun así, algunas personas pueden experimentar efectos secundarios como náuseas, insomnio, sequedad en la boca, aumento de peso y, raras veces, un aumento de la ansiedad inicial.

Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN)

Los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) ayudan al tratamiento de la depresión y de otros trastornos del estado de ánimo al incrementar los niveles de serotonina y noradrenalina. Ambas sustancias químicas desempeñan un papel clave en la regulación de las emociones y la sensación de bienestar.

La venlafaxina (Effexor) y la duloxetina (Cymbalta) son los más populares. Debido a su mecanismo de acción, proporcionan un alivio adicional para una gama más amplia de síntomas de la depresión y la ansiedad, como la tristeza persistente, las alteraciones del sueño, la preocupación excesiva, la fatiga y baja energía, los ataques de pánico, entre otros.

Sus efectos secundarios varían en frecuencia e intensidad, aunque casi siempre son transitorios; abarcan náuseas y malestar estomacal, sequedad en la boca, mareos y fatiga, somnolencia, aumento de la presión arterial, sudoración excesiva, disfunción sexual y cambios en el apetito y en el peso corporal.

Antidepresivos tricíclicos (ATC)

Los antidepresivos tricíclicos (ATC), como la amitriptilina (Elavil), la nortriptilina (Pamelor), la doxepina (Silenor), la imipramina (Tofranil) y la clomipramina (Anafranil), aumentan los niveles de neurotransmisores en el cerebro, en especial de serotonina y noradrenalina. Debido a esto, son útiles para mejorar el estado de ánimo, incrementar el nivel de energía y reducir la tristeza persistente.

En la actualidad han sido reemplazados en gran medida por antidepresivos más modernos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN); pese a esto, se siguen considerando un tratamiento contra la depresión valioso, sobre todo cuando otras opciones no son efectivas.

El riesgo de reacciones adversas es superior a la de otros antidepresivos; por ello, su uso requiere una evaluación rigurosa y un seguimiento regular por parte del profesional de salud. Esto incluye somnolencia y sedación, sequedad en la boca, estreñimiento, cambios en la frecuencia cardíaca y, eventualmente, aumento de peso.

Inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO)

Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) actúan al inhibir la acción de la enzima monoaminooxidasa (MAO), que degrada neurotransmisores como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina en el cerebro. Al bloquear la actividad de esta enzima, los niveles de dichos neurotransmisores aumentan, con la consecuente reducción de los síntomas depresivos y mejoras notorias en el estado de ánimo.

No obstante, dadas sus posibles interacciones y reacciones adversas, su uso se reserva para casos en los que otros antidepresivos no dan resultado. Existe el riesgo de crisis hipertensiva cuando se toman con alimentos abundantes en tiramina (como quesos curados o carnes procesadas). No deben combinarse con antidepresivos serotoninérgicos, anestésicos, opiáceos, analgésicos ni medicamentos que aumentan la noradrenalina.

Los pacientes que usan estos antidepresivos pueden experimentar efectos indeseados como disminución de la presión arterial, insomnio, sequedad en la boca, estreñimiento y aumento de peso.

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Consideraciones sobre los ansiolíticos y los antidepresivos

No suelen ser la primera línea de tratamiento para los trastornos del estado de ánimo: la psicoterapia, las intervenciones psicosociales y los ajustes en el estilo de vida suelen sugerirse antes que estos fármacos.
Sus enfoques son diferentes: a la hora de utilizar ansiolíticos o antidepresivos es fundamental considerar que, aunque ambos tienen como objetivo equilibrar las emociones y el estado de ánimo, sus mecanismos de acción difieren, al igual que sus objetivos específicos.
Solo es posible obtenerlos con receta médica: debido a la complejidad de estos tratamientos y la necesidad de hacer un seguimiento de sus efectos, se requiere autorización médica para su uso. Esta puede estar a cargo del psiquiatra, el médico de atención primaria o los neurólogos. En casos esporádicos, y solo en algunos países, los psicólogos con certificación en psicofarmacología tienen la facultad de recetar estos medicamentos.
Pueden usarse en terapia combinada: en algunos casos, el profesional puede sugerir una terapia combinada. Así, sugiere ansiolíticos para el alivio inmediato de síntomas agudos y antidepresivos para un tratamiento más duradero. La supervisión y seguimiento es fundamental.
Puede ser necesario suspender o ajustar la medicación: esto si los efectos secundarios superan los beneficios, si el fármaco es ineficaz o si hay interacciones adversas con otros tratamientos. De todos modos, es una decisión que debe tomar el psiquiatra o médico, pues hace falta asegurar una transisión segura para evitar síntomas de descontinuación o riesgo de recaída.

Ansiolíticos y antidepresivos: cada uno tiene un rol específico

Ahora sabes que, aunque los ansiolíticos y los antidepresivos ayudan a mejorar el bienestar general y la funcionalidad de los pacientes afectados por la ansiedad, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo, ambos fármacos difieren en sus objetivos y modos de acción. 

Los ansiolíticos ofrecen un alivio rápido de los síntomas de la ansiedad, mientras que los antidepresivos buscan mejorar el estado de ánimo y tratar la depresión a largo plazo. Como sea, para tomar una decisión entre ambas alternativas, es necesario pasar por una evaluación integral con el profesional de la salud mental.

Tanto la automedicación como los cambios no supervisados de estos tratamientos suponen riesgos significativos. Considerar esto, y comprender las diferencias entre ambos fármacos, es clave en la búsqueda del bienestar mental y emocional.

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¿Por qué aparecen las verrugas en el cuello y cómo eliminarlas?

La aparición de verrugas en el cuello suele ser motivo de preocupación entre quienes las padecen. Dada su apariencia abultada, rugosa, áspera y dura, suelen percibirse como antiestéticas, hasta el punto de generar problemas de confianza y autoimagen. Si bien no representan un riesgo para la salud, sí suelen ser molestas, en especial cuando provocan
The post ¿Por qué aparecen las verrugas en el cuello y cómo eliminarlas? appeared first on Mejor con Salud.  La aparición de verrugas en el cuello suele ser motivo de preocupación entre quienes las padecen. Dada su apariencia abultada, rugosa, áspera y dura, suelen percibirse como antiestéticas, hasta el punto de generar problemas de confianza y autoimagen. Si bien no representan un riesgo para la salud, sí suelen ser molestas, en especial cuando provocan picazón o fricción con la ropa.

En general, su presencia tiene que ver con la infección del virus del papiloma humano (VHP), del que se conocen más de 100 subtipos. Sin embargo, también se asocian a cambios hormonales, irritación severa o el debilitamiento del sistema inmunitario que posibilita un mayor crecimiento de los virus.

Por fortuna, en la actualidad hay varias opciones de tratamiento para removerlas de forma efectiva. Desde productos de uso tópico hasta intervenciones dermatológicas en consultorio, es posible encontrar soluciones que se adaptan a cada necesidad. ¿Quieres saber más al respecto? Te contamos por qué salen verrugas en el cuello y qué puedes hacer para eliminarlas.

Causas de las verrugas en el cuello

Las verrugas en el cuello se forman por un crecimiento anormal de las células de la piel, a menudo impulsado por la infección de uno de los subtipos del virus del papiloma humano (VPH). Este virus consigue infectar la piel del cuello al tener contacto directo con áreas cutáneas lesionadas o con objetos de uso personal (toallas, máquinas de afeitar, etcétera) que han estado en contacto con el VPH.

El virus consigue adherirse a las células de la superficie de la piel y se introduce hacia las capas más profundas, donde interviene con el ciclo normal de reproducción celular. Es así como las células infectadas se multiplican sin control y a gran velocidad, lo que resulta en la formación de esas protuberancias visibles y ásperas, que pueden tener distintos tamaños.

Ahora bien, ciertos factores aumentan las probabilidades de desarrollar verrugas en esta zona del cuerpo. Entre estos, cabe mencionar los siguientes:

Sobrepeso y obesidad: el exceso de peso tiende a causar pliegues adicionales en la piel, que a su vez generan fricción y calor. También es posible que la acumulación del tejido graso en el cuello genere un aumento de la humedad y el contacto entre las superficies de la piel, todo lo cual favorece la infección por el virus del papiloma humano (VPH).
Sufrir rasguños o cortes: por ejemplo, durante el afeitado. Esto permite que el virus pueda entrar con más facilidad hacia los tejidos subcutáneos (capas profundas de la piel). Similar ocurre con la irritación o fricción que pueden generar algunas prendas que rozan el cuello.
Cambios hormonales: en las etapas en las que se producen fluctuaciones hormonales, como la pubertad, el embarazo y la menopausia, las funciones del sistema inmunitario pueden verse alteradas, lo que reduce su capacidad para controlar infecciones virales como el VPH. Además, las alteraciones de ciertas hormonas afectan la producción y renovación de las células de la piel.
Sistema inmunitario debilitado: el cuerpo tiene una capacidad reducida para detectar y combatir infecciones virales, como las que causa el VPH. Tal es el caso de los pacientes con enfermedades autoinmunes, los adultos mayores, los pacientes con VIH/SIDA, personas en tratamiento con inmunosupresores y niños pequeños (quienes aún no desarrollan suficientes defensas).

Tratamientos para eliminar las verrugas en el cuello

Las verrugas pueden desaparecer por sí solas, aunque esto puede tardar de seis meses a dos años. No obstante, no siempre ocurre así y, de hecho, pueden aumentar de tamaño o extenderse hacia otras partes del cuerpo. Son las razones por las que muchos prefieren buscar un tratamiento para eliminarlas.

Hay que tener en cuenta que no hay medicamentos o terapias específicas para destruir el virus del papiloma humano (VPH). El objetivo de las intervenciones disponibles es destruir las lesiones visibles, o bien, mejorar la respuesta del sistema inmunitario frente al virus. La elección de una opción u otra puede variar de acuerdo a la localización de las verrugas, el número de lesiones y otros factores. Veamos.

Medicamentos tópicos de venta libre

Disponibles en forma de parches, gel y líquido, los medicamentos tópicos de venta libre para eliminar las verrugas suelen elegirse como la primera línea de tratamiento. Esto se debe a que son accesibles, relativamente seguros y eficaces contra la mayoría de las verrugas comunes.

Entre estos, los que contienen ácido salicílico suelen preferirse, ya que disuelven las capas superiores de la verruga, desintegrando de manera gradual el tejido infectado. Su eficacia puede variar y se requieren varias semanas de aplicación diaria para obtener resultados.

Medicamentos tópicos de uso médico exclusivo

Si los medicamentos tópicos convencionales no dan resultado, o bien, si el médico o dermatólogo lo precisa, es posible eliminar las verrugas con cantaridina. Este medicamento de uso médico exclusivo provoca una irritación controlada en la piel, que da lugar a la formación de una ampolla debajo de la verruga.

Dicha reacción inflamatoria ayuda a desprender el tejido verrucoso, ya que lo separa de la piel subyacente. Su efectividad contra las verrugas comunes es alta, pero se requieren varias aplicaciones para lograr buenos resultados.
Por la naturaleza irritante y el riesgo de reacciones adversas, este tratamiento debe hacerse bajo supervisión profesional.

Crioterapia

En la crioterapia se utiliza nitrógeno líquido para congelar y destruir el tejido que forma la verruga. Este procedimiento induce a una inflamación y una respuesta inmunitaria local que posibilita la eliminación de la protuberancia. Los resultados se obtienen tras una o dos sesiones; sin embargo, si las verrugas son grandes o resistentes, es posible aplicar sesiones adicionales.

Algunas personas experimentan incomodidad durante el tratamiento, como un ardor, un pinchazo o frío intenso en la zona tratada. No obstante, esto dura apenas unos minutos. Después de la intervención, puede presentarse enrojecimiento, hinchazón y dolor leve que desaparece en cuestión de días.

Electrocirugía

Durante la electrocirugía se utiliza una corriente eléctrica de alta frecuencia —a través de un electrodo o un bisturí eléctrico— para destruir el tejido verrucoso. Dicha corriente genera un calor intenso que ayuda a sellar los vasos sanguíneos pequeños y reduce la formación de cicatrices.

El procedimiento en sí se realiza bajo anestesia local para minimizar el dolor. Algunas reacciones adversas incluyen el enrojecimiento, la hinchazón y dolor en la zona tratada. A veces, puede dejar cicatrices. Casi siempre basta apenas una sesión para conseguir resultados.

Tratamiento con láser

El profesional —casi siempre dermatólogo— utiliza una luz láser que emite pulsos de luz que son absorbidos por los vasos sanguíneos y las células de la verruga. De este modo, se consigue su degradación precisa y controlada.

Se considera eficaz porque elimina el tejido afectado sin afectar la piel circundante. De hecho, es el más adecuado para verrugas persistentes o difíciles de eliminar con otros métodos. Sus riesgos incluyen enrojecimiento, hinchazón o dolor, que desaparece en poco tiempo.

Las sesiones requeridas dependen de la respuesta del tejido al tratamiento, así como de la cantidad. Casi siempre, una o dos son suficientes.

Inmunoterapia

La inmunoterapia es otro tratamiento posible a la hora de eliminar las verrugas en el cuello. Esta estimula al sistema inmunitario para que ataque los virus del papiloma humano (VPH) que causa la infección.

Uno de los enfoques más utilizados es la inmunoterapia con imiquimod (Zyclara), que si bien se utiliza con frecuencia para verrugas genitales y plantares, también es una opción válida para verrugas en el cuello, sobre todo si otros tratamientos han fallado.

Este medicamento se aplica de forma tópica sobre la verruga, lo que permite destruir las células afectadas por el VPH. Casi siempre se requieren varias aplicaciones antes de ver resultados. Su uso es bajo seguimiento médico.

Extirpación quirúrgica

Esta intervención se considera solo si otros tratamientos, como la crioterapia o los medicamentos tópicos, no han dado resultados. Se realiza bajo anestesia local, con un bisturí o un dispositivo diseñado para cortar y remover el tejido. El cirujano remueve la verruga con una pequeña porción de tejido sano circundante para asegurar su eliminación completa. Si es necesario, se sutura la zona.

Hay que considerar que existe el riesgo de sangrado, infección y posterior formación de cicatrices. La mayor parte de las veces, permite eliminar de forma definitiva las verrugas; aun así, ciertas veces vuelven a aparecer.

Remedios caseros

En la literatura popular se han descrito ciertos remedios caseros que prometen ayudar a la destrucción del tejido verrucoso. Se afirma que tienen propiedades ácidas y antimicrobianas que favorecen este proceso; sin embargo, es importante considerar que su eficacia y seguridad carece de evidencia científica sólida. Sus efectos pueden variar de forma considerable de una persona a otra.

Los más populares son los siguientes:

Aceite de árbol de té: que se aplica siempre diluido en una proporción de cinco gotas por cada 15 mililitros de aceite portador (coco, almendras, oliva, etcétera).
Ajo: machacado, solo o combinado con un poco de aceite de oliva o de almendras. Se frota de forma directa sobre la verruga.
Cinta adhesiva: consiste en cubrir la verruga con cinta de embalaje o cinta aislante. Esta se cambia cada cinco o siete días; entre aplicaciones, conviene remojar la verruga en agua y frotarla con cuidado con una piedra pómez o una lima suave.
Vinagre de manzana: se plantea que la naturaleza ácida del vinagre ayuda a desprender las verrugas. Para ello, se aplica en la zona afectada con la ayuda de un trozo de algodón y se fija con cinta adhesiva. Es necesario repetir el procedimiento varias veces.

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        Precaución: los remedios caseros no están exentos de reacciones adversas. Algunos pueden ser irritantes. Si experimentas enrojecimiento, comezón o molestias al aplicarlos, enjuagua con abundante agua, evita su uso y consulta un médico.

¿Es posible prevenir las verrugas en el cuello?

No existen métodos infalibles para prevenir las arrugas en el cuello, pero sí hay varias estrategias que reducen el riesgo de contraerlas.

Evita el contacto con lesiones: no toques las verrugas de otra persona y, si por algún motivo lo haces, lava de inmediato tus manos con agua y jabón.
Asegura una higiene adecuada: lávate las manos con regularidad; además, evita compartir tus objetos de uso persona como toallas o afeitadoras.
Protege e hidrata la piel: el cuidado diario de la piel, al igual que su humectación, disminuye el riesgo de grietas y abrasiones que facilitan la entrada del VPH.
Mantén el cuello limpio y seco: durante la rutina de cuidado personal, muchos suelen descuidar la zona del cuello. Asegúrate de mantener esta zona limpia y seca. Si tiendes a sudar demasiado, utiliza toallitas de forma regular. Además, evita usar prendas que le generen fricción.
Adopta una alimentación saludable: una dieta equilibrada permite fortalecer el sistema inmunitario, lo que mejora la respuesta frente a virus como el VPH.

¿Cuándo es recomendable buscar asesoría médica?

Como hemos comentado, la mayoría de las verrugas en el cuello son benignas y tienden a desaparecer por sí solas con el paso del tiempo. Sin embargo, si estás afectan tu calidad de vida de algún modo, considera consultar al médico o al dermatólogo.

Tales son los siguientes casos:

Tienes muchas verrugas en el cuello.
Las verrugas duelen, pican, arden o sangran.
Tienes alguna condición que debilita tu sistema inmunitario.
Las protuberancias han aumentado de tamaño o tienen características sospechosas.

Las verrugas en el cuello son inofensivas

Como puedes ver, aunque te incomode su apariencia y te preocupe su relación con el virus del papiloma humano (VPH), las verrugas en el cuello como tal no generan daño alguno en tu salud. Aun así, puedes disponer de una amplia variedad de tratamientos para eliminarlas, si es que las consideras un problema por cuestiones estéticas o por incomodidad.

En primera instancia, puedes probar tratamientos tópicos de venta libre, cuya fórmula contiene activos que ayudan a degradar el tejido afectado. Si estos no funcionan, consulta con el dermatólogo para elegir otro enfoque. El profesional, tras evaluar las características indivuales de tu caso, te asesorará sobre las demás terapias disponibles.

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