Sabemos que consumir alcohol en exceso trae consecuencia a la salud. La buena noticia es que si tomas la valiente e importante decisión de abandonar este hábito, tu cuerpo inicia un proceso de desintoxicación y recuperación: el hígado empieza a eliminar el exceso de toxinas y grasas acumuladas, la piel se ve más sana e
The post Conoce cómo cambia tu cuerpo al dejar el alcohol appeared first on Mejor con Salud. Sabemos que consumir alcohol en exceso trae consecuencia a la salud. La buena noticia es que si tomas la valiente e importante decisión de abandonar este hábito, tu cuerpo inicia un proceso de desintoxicación y recuperación: el hígado empieza a eliminar el exceso de toxinas y grasas acumuladas, la piel se ve más sana e hidratada, mientras que otros órganos se van estabilizando poco a poco con el tiempo.
Estos cambios en el organismo se pueden manifestar en cuestión de semanas o meses, dependiendo de distintos factores, como el estado de salud general, la duración, la cantidad y el tipo de bebida alcohólica consumida, así como el estilo de vida de cada persona.
Veamos en detalle cuáles son las modificaciones externas e internas que ocurren en el cuerpo al dejar el alcohol y el periodo estimado en que suelen manifestarse.

1. Piel y rostro
La ingesta de alcohol causa deshidratación y hace que la piel en el cuerpo se vea seca y áspera. Además, la menor cantidad de agua en el organismo altera el flujo de sangre y causa enrojecimiento e inflamación en la cara con ojeras marcadas y un aspecto apagado.
Al suspender su consumo, los tejidos comienzan a absorber mejor el agua, disminuye la hinchazón facial e impurezas, como el acné, mientras el tono se vuelve más uniforme y luminoso. Estas mejoras pueden notarse dentro de los primeros siete a 10 días, aunque los cambios más visibles se evidencian a partir del primer mes.
2. Cabello y uñas
Cuando bebes alcohol en muchas cantidades, el sistema digestivo tarda más en procesar y absorber vitaminas y minerales importantes, como hierro, zinc o biotina. Estos compuestos son necesarios para mantener el desarrollo, la fuerza y el brillo del cabello y las uñas. Por lo tanto, la falta de alguno de estos, puede provocar la caída o debilidad de estas partes del cuerpo.
Al abandonar esta práctica, tu organismo comienza a recuperar la capacidad para asimilar estos nutrientes, mejorando la salud capilar y de las uñas. Los efectos suelen hacerse visibles a partir del segundo o tercer mes, ya que, por lo general, tanto el cabello como las uñas crecen de forma lenta.
3. Peso corporal
Muchos estudios ya han señalado que las bebidas alcohólicas aportan calorías vacías, es decir, no contienen nutrientes esenciales como las proteínas. Además, alteran el balance de las hormonas que participan en la regulación del apetito al reducir la leptina (que genera saciedad) y aumentar la grelina (que estimula el hambre), lo que lleva a comer más de lo habitual.
A todo esto se le suma que el cuerpo prioriza metabolizar el alcohol antes que otros alimentos, porque lo reconoce como una sustancia tóxica. Esto significa que detiene de manera temporal la quema de grasa y de otros nutrientes como fuente de energía, ralentizando la pérdida de peso.
Al dejar el alcohol, disminuye la retención de líquidos y el consumo de calorías total. También hay mejoría en el control del hambre y la ansiedad por ciertos alimentos, especialmente aquellos ricos en azúcar, grasa o sal. Todo esto facilita la pérdida de grasa corporal, sobre todo en el abdomen. ¿A partir de cuándo se notan estos cambios? En general, la reducción de peso por líquidos se evidencia en la primera semana, pero la disminución de la grasa corporal es más progresiva y se visualiza entre el primer y tercer mes.
4. Sistema nervioso y sueño
Si bien al principio el alcohol puede dar una «sensación de relajación», cuando se consume todos los días y por mucho tiempo, puede alterar el sueño y algunas funciones del sistema nervioso, como la memoria, el estado de ánimo y la concentración. Cuando se deja de ingerir, el sueño mejora, los despertares nocturnos disminuyen, la mente se aclara y la concentración se recupera. También se reduce la irritabilidad y ansiedad, lo que genera mayor tranquilidad y calma.
No obstante, en algunos casos, el descanso nocturno puede empeorar por el efecto de abstinencia. Esto ocurre cuando se elimina el alcohol de forma repentina y el cuerpo, acostumbrado a su presencia, reacciona provocando temblores, ansiedad, sudoración o problemas para dormir por unos días. Si después de una a dos semanas no se regula el patrón del sueño y los demás síntomas no desaparecen, es importante buscar ayuda médica.
Con respecto a la mejora en las otras funciones como la concentración y la memoria, suele ser de forma gradual entre el primer y segundo mes, a medida que el cerebro se adapta a funcionar sin la presencia ni los efectos del alcohol.
5. Corazón
Cuando se bebe alcohol en exceso, la presión arterial y los latidos del corazón se elevan; por lo tanto, los vasos sanguíneos tienen que trabajar más de lo normal y, con el tiempo, pueden dañarse o volverse más rígidos.
Al dejar el alcohol, la presión arterial vuelve a la normalidad, disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas, como las arritmias, y mejora la circulación de la sangre. Considera que estos efectos pueden aparecer dentro del primer mes o podrían demorarse un poco más si el consumo es crónico o si la persona sufre de hipertensión arterial.
6. Hígado
Ten en cuenta que el hígado es el principal encargado de metabolizar el alcohol, por lo que su consumo prolongado afecta de forma importante este órgano.
Los cambios al suspender el consumo etílico incluyen menor inflamación y reducción de la grasa acumulada en este órgano, ayudando a que funcione mejor. Además, los resultados de los exámenes que evalúan la salud hepática pueden mejorar, indicando que está sanando y recuperando su capacidad de limpiar las toxinas del cuerpo de manera eficiente. Este progreso puede verse a partir de la segunda semana, aunque los cambios en las pruebas de laboratorios suelen evidenciarse entre los dos y tres meses, según el grado de daño previo.
7. Sistema digestivo
El licor irrita el estómago —sobre todo cuando la ingesta ocurre con el estómago vacío—, altera las bacterias buenas del intestino y acelera el paso de los alimentos por el tubo digestivo. Todo esto provoca reflujo, hinchazón, diarrea o digestiones pesadas.
Cuando suspendes su consumo, experimentas menor acidez y tu digestión mejora. También la microbiota del intestino y su funcionamiento vuelve a la normalidad, ayudando a disminuir la inflamación en el abdomen. La mayoría de estos alivios se notan en la primera semana, en especial, en el caso del reflujo o la hinchazón abdominal. Por su parte, la recuperación de la flora intestinal puede tomar entre cuatro y seis semanas.
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Factores que influyen en la velocidad de los cambios
No todos los individuos experimentan las modificaciones corporales al mismo tiempo ni con la misma intensidad. Algunos factores que influyen son los siguientes:
- Nivel de actividad física: hacer ejercicio regularmente ayuda al cuerpo a eliminar toxinas más rápido y mejora la recuperación general.
- Duración y cantidad de la ingesta previa: cuanto más tiempo y más alcohol se haya consumido, más tardará el cuerpo en recuperarse.
- Tipo y calidad de la alimentación e hidratación: una dieta equilibrada y una buena hidratación favorecen la regeneración del cuerpo y la piel.
- Edad y condición de salud general: las personas más jóvenes o sin antecedentes de afecciones médicas suelen experimentar mejoras más rápidas que aquellas con enfermedades crónicas.
- Apoyo emocional y psicológico durante el proceso: contar con acompañamiento emocional o terapéutico facilita el manejo del estrés, la ansiedad y la adherencia al cambio.
<blockquote class="in-text">Toma en cuenta que estos aspectos pueden ayudarte a ajustar tus expectativas y celebrar los pequeños avances, por más sutiles que parezcan.</blockquote>
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¿Cuándo consultar con el médico?
Ya sabemos que suspender el consumo elevado de alcohol favorece cambios positivos para el organismo, pero hay situaciones en las que los efectos no parecen evidenciarse o generan preocupación. Es importante que busques orientación médica en los siguientes casos:
- No hay mejoras visibles después de varios meses de abstinencia.
- Notas dolor abdominal persistente, ictericia (piel amarilla) o fatiga extrema.
- Deseas conocer el estado de salud del hígado o del sistema digestivo completo.
- Experimentas síntomas de ansiedad o depresión que interfieren con tu día a día.
Tu cuerpo te lo agradecerá
Abandonar la ingesta excesiva de alcohol es un inicio transformador que va mucho más allá de lo emocional: tu cuerpo comienza a sanar. Recuerda que los cambios internos y externos no siempre son inmediatos, pero con el tiempo te darás cuenta de que tu piel, órganos y bienestar general te agradecerán esta decisión.
Entender cómo y cuándo ocurren estas mejoras puede ser la motivación que necesitas para seguir adelante. Si tienes dudas o molestias durante el proceso, no olvides que no estás solo y siempre puedes contar con la ayuda de un familiar, amigo o profesional.
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