De los okupas y otros criminales

Imaginemos que algún magistrado, movido por la compasión, torciese la ley para proporcionar cobijo a los sin techo, que se las apañase para darle, contra viento y marea, la razón a los okupas. ¿Qué le diríamos? Muy sencillo, que aloje a los indigentes en su propia casa, pero que no haga caridad con el patrimonio ajeno
The post De los okupas y otros criminales first appeared on Hércules.  “La ley no solo no disuade a los usurpadores, sino que invita a seguir ocupando ilegalmente la propiedad ajena”.

Leo esta frase en el editorial del diario ABC de 14 de marzo de este año 2025. La leo y la releo, porque no termino de entenderla, como si no estuviese bien redactada. Hay cierta contradicción en afirmar que la ley invita a hacer algo ilegal. Si la ley lo quiere, es que ya no es ilegal. ¿No?

Son muchos los casos de usurpación de inmuebles que he tenido que resolver como juez. “Como juez”, insisto, no como legislador. Por eso no me queda más remedio que aplicar la ley, me guste o no. Obviamente, si considero que la norma viola los principios de nuestra Carta Magna, habré de plantear una cuestión ante el Tribunal Constitucional. Mientras tanto, sin embargo, no me queda otra que hacerla cumplir, ese es el sentido del juramento que presté al tomar posesión de mi cargo hace ya más de un cuarto de siglo. ¿Y si no? Pues a colgar la toga, y a otra cosa, mariposa; si uno carece de valor para dejar a un lado sus propias creencias es que no vale para juez.

Imaginemos que algún magistrado, movido por la compasión, torciese la ley para proporcionar cobijo a los sin techo, que se las apañase para darle, contra viento y marea, la razón a los okupas. ¿Qué le diríamos? Muy sencillo, que aloje a los indigentes en su propia casa, pero que no haga caridad con el patrimonio ajeno. Si es incapaz de luchar contra sus prejuicios, no vale para juez. Como ya he explicado en más de una ocasión, hay quienes creen que las lagunas jurídicas deben rellenarse con la propia ideología, que la ley es muy ancha, que nos deja hacer con ella lo que queramos. Pues no, es exactamente lo contrario. De las resoluciones que dicto, las que más me gustan son las que menos me gustan; es decir, cuando tomo una decisión judicial que se aparta de mis opiniones personales, es cuando más tranquilo duermo, pues es una demostración de que he sabido vencer la tentación de violar la ley para satisfacer mis deseos más inconfesables.

¿Para qué sirve el latín? Por ejemplo, para entender la sabia máxima: nemo auditur turpitudinem sua allegans. Los maestros romanos enseñaron que nadie debe sacar provecho de la situación ilícita que él mismo haya creado. Recordemos que la okupación, tanto si el legislador es más blando o más duro, sigue estando castigada en el Código Penal de nuestro país, por lo que es una actividad criminal. Por tanto, los okupas son delincuentes que no gozan de ningún derecho a beneficiarse de su conducta antijurídica. Lo mismo que los ladrones, los estafadores o los prevaricadores. Quien no haya comprendido un principio tan elemental, mejor que deje el juzgado y que se busque otro empleo. ¿En la política tal vez?

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