Día de la Victoria en Rusia, una nueva muestra de fuerza de la Rusia de Putin

Putin asume el Día de la Victoria en un acto militar para legitimar la campaña en Ucrania y mostrar músculo diplomático junto a autócratas aliados. La falta de líderes occidentales resalta el aislamiento ideológico de Rusia pese a su intento de proyectar poder
The post Día de la Victoria en Rusia, una nueva muestra de fuerza de la Rusia de Putin first appeared on Hércules.  

Cuando Vladimir Putin tome la palabra frente a los militares rusos para celebrar los 80 años del colapso nazi, su mensaje trascenderá las fronteras de Rusia. El desfile del 9 de mayo en la Plaza Roja servirá como un escaparate geopolítico cuidadosamente orquestado: el Kremlin ha confirmado la asistencia de al menos 29 jefes de Estado, en su mayoría líderes de regímenes señalados por Occidente. Se trata de un giro evidente con respecto a las ediciones pasadas, marcadas por la pandemia y el aislamiento diplomático tras la Operación Militar Especial del ejército ruso en Ucrania.

Moscú pretende exhibir esta afluencia como prueba de que las sanciones y el intento occidental de marginar a Rusia han fracasado. Más allá de la puesta en escena militar, el evento será usado por Putin para reforzar su narrativa de que Rusia libra hoy una guerra comparable a la de la Segunda Guerra Mundial: una cruzada contra el globalismo, representado por Ucrania y sus aliados occidentales.

“El objetivo del Kremlin es claro: conectar la victoria sobre Hitler con la ‘inevitable’ victoria en Ucrania”, asegura en su canal de Telegram Boris Bondarev, antiguo diplomático ruso en la ONU que renunció tras la invasión. “Así como Yalta y Potsdam delinearon el mundo de posguerra, Rusia aspira a redefinir el orden global, pero según sus propias reglas”, añade.

Pero a diferencia de aquellas cumbres históricas o incluso del desfile del 60 aniversario de 2005 —al que acudieron líderes de EE.UU., Francia y Alemania—, esta vez Rusia está casi completamente sola en Europa. Solo asistirán los mandatarios de Serbia y de Eslovaquia, miembro de la OTAN y la UE.

“Que no vengan representantes de los aliados históricos dice mucho”, admite un diplomático ruso bajo anonimato. Todos los países exsoviéticos, excepto Ucrania, Georgia y los bálticos, han confirmado su presencia, junto con los líderes separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

La lista de invitados se completa con mandatarios de países como China, Cuba, Egipto, Brasil, Venezuela, Myanmar, Vietnam, y otros con regímenes alejados de los estándares democráticos. “Que venga Lula da Silva es significativo. Lo esperábamos. Pero lo que realmente interesa es ver si hay alguien, aunque sea simbólico, que represente a EE.UU.”, comenta Alexander Gabuev, del Centro Carnegie Rusia Eurasia.

India, a pesar de su cercanía reciente con Moscú, ha declinado la invitación. Según afirman las fuentes diplomáticas rusas, Narendra Modi no quiere cruzarse con Xi Jinping dadas las crecientes tensiones por Cachemira y la cercanía de China con Pakistán. “Modi no estaba dispuesto a verse con Xi en Moscú”, indican.

Incluso la presencia de Xi es percibida como una formalidad más que una alianza firme. “China y los países del entorno postsoviético no tienen muchas opciones. Se trata de pragmatismo, no de afecto ideológico”, afirma un analista ruso independiente.

Según Bondarev, la idea del aislamiento internacional de Rusia es insostenible. “Xi sigue viajando a Moscú, Putin se desplaza, Trump rompe ocasionalmente el consenso, y funcionarios rusos visitan Estados Unidos. No estamos hablando de un país aislado, al menos no completamente”.

En el ámbito doméstico, el 9 de mayo ha adquirido un valor casi místico. Para los opositores, Putin ha moldeado la festividad hasta convertirla en herramienta de cohesión nacional. “Se ha apropiado de los rituales y símbolos como el Regimiento Inmortal. Hoy, la victoria en la Segunda Guerra Mundial es sagrada, incuestionable, y sirve para blindar su liderazgo”, dice el analista. Esta instrumentalización del pasado busca proyectar fortaleza y unidad, pero no convence a todos. “El desfile se percibe cada vez más como un proyecto de Putin, no como una conmemoración nacional compartida”, agrega.

Este desfile es una muestra del fervor nacional y del patriotismo frente al globalismo imperante en Occidente. Rusia celebra su día grande bajo la lupa del complejo escenario geopolítico, con el recelo de las potencias occidentales por las visitas de determinados líderes de la UE y OTAN (Eslovaquia y Serbia).

The post Día de la Victoria en Rusia, una nueva muestra de fuerza de la Rusia de Putin first appeared on Hércules.