Dimisiones, supuesto autoritarismo y financiación irregular: los pilares de la nueva crisis en Vox

El partido atraviesa una de sus crisis internas más significativas desde su fundación. El adiós de sus miembros históricos, los señalamientos a Abascal y las sospechas por financiación ilegal podrían marcar el futuro del partido
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Imagen: Juan García-Gallardo y Santiago Abascal, durante un mitin de Vox en 2023. (EFE/Raúl Sanchidrián)

Este autoritarismo ha permitido al partido tomar ciertas decisiones de manera unilateral sin contar con el apoyo de todos sus cargos. Sin ir más lejos, el movimiento crítico dentro de Vox envió una parta el pasado 25 de febrero al presidente de la formación Santiago Abascal para pedirle una refundación del partido y exigirle cuentas sobre decisiones como la integración en el grupo Patriots europeo del primer ministro húngaro Viktor Orbán.

A todo ello, se le suma el reciente desgaste de Vox en las encuestas. De celebrarse hoy las elecciones generales, la formación de Abascal perdería dos escaños con respecto al último sondeo de Sigma Dos, con un 12,9% de los votos. Se trata de la primera caída después de cuatro meses de una subida vertiginosa que los había llevado de estar por debajo del 10% a superar el 13%.

Al parecer, la posición favorable a Trump que están manteniendo podría estar suponiendo un desgaste serio para la formación, que además podría tener un largo recorrido dependiendo de cómo evolucione la situación en Ucrania. Mientras tanto, con ese dato tendrían 40 escaños, dos menos que hace un mes, pero siete más que en julio de 2023.

Abascal renuncia a las primarias

El autoritarismo dentro del partido daba sus primeros pasos a escasos meses de las elecciones nacionales, europeas y autonómicas de 2019. Entonces, el Comité Ejecutivo Nacional decidió eliminar las primarias que hasta ese momento figuraban en sus estatutos y que eran uno de los pilares defendidos en el manifiesto fundacional del partido.

Hasta ese momento, los cargos nacionales de Vox habían presumido de haber sido elegidos por ese sistema, un sistema en el que, según los estatutos fundacionales, “todos los candidatos y cargos orgánicos” eran elegidos “por los afiliados en elecciones primarias”. Además, se condenaba que en España se elaborasen papeletas electorales “por las cúpulas partidarias a espadas de los afiliados”.

También lamentaban que, en otras formaciones, “el vínculo entre representantes y representados” fuese “casi inexistente”. Asimismo, planteaban que “las listas cerradas y bloqueadas, elaboradas por las cúpulas partidarias, deterioran visiblemente la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y el control de los gobernantes por los gobernados”.

Desde el partido, aludían a que el partido había pasado de “3.500 a más de 35.000 afiliados”.

Más tarde, en marzo de 2022, Abascal decidió abolir el último vestigio de democracia interna que quedaba en su partido:  la elección de los comités ejecutivos provinciales (CEP) y de ciudades autónomas (Ceuta y Melilla) por parte de los afiliados. Eran las únicas primarias en las que los afiliados podían participar, que sí se habían mantenido después de 2019.

Con menos de 48 horas de antelación, la dirección de Vox remitió a sus afiliados una propuesta de reforma de los estatutos del partido en virtud de la cual los presidentes de los comités provinciales dejarán de ser elegidos por votación y pasarán a ser designados a dedo por el Comité Ejecutivo Nacional.

Otro asunto es el liderazgo de Abascal. La Ley de Partidos Políticos obliga a que las formaciones sean organizaciones democráticas en su funcionamiento interno, por lo que los estatutos de Vox mantienen formalmente la elección del Comité Ejecutivo Nacional por parte de los afiliados. No obstante, la dirección de Abascal no ha sido votada por nadie.

El mandato de Abascal acabó en 2020, tras el que se presentó a la reelección para un nuevo periodo, esta vez de cuatro años en vez de dos. Lo que ocurrió fue que el comité electoral interno aseguró que era el único candidato que había obtenido el aval del 10% de los afiliados, por lo que proclamó su victoria sin someterlo a votación. Ello sin informar de cuántos avales había conseguido, ni tampoco de cuántos había recibido su único rival, el afiliado canario Carmelo González. La presentación de los avales se hacía por vía telemática, por lo que solo el comité electoral tenía constancia de los mismos. 

Las dimisiones que han dejado a Vox sin sus miembros históricos

El precedente de Espinosa y Monasterio

En agosto de 2023, Iván Espinosa de los Monteros, uno de los fundadores del partido, dimitió. Aunque alegó “motivos personales”, fuentes cercanas al expolítico explicaron que se había distanciado con la dirección del partido, donde el sector más ultracatólico liderado por Jorge Buxadé se fue posicionando poco a poco con los círculos más cercanos a Abascal. Además, estas mismas fuentes achacaron su decisión al malestar surgido por la elaboración de candidaturas en las que Abascal y su núcleo duro prescindieron del sector más liberal de la formación que Espinosa de los Monteros encabezaba.

Muchas gracias, portavoz. ¡Hasta siempre! pic.twitter.com/RUOCwjdSIj

— Grupo Parlamentario de VOX en el Congreso (@VOX_Congreso) August 8, 2023

Otro de los abandonos de figuras relevantes dentro de Vox fue el de Rocío Monasterio. En octubre de 2024, Monasterio decidía dimitir de su cargo de portavoz en la Asamblea de Madrid y dejar la política. Lo hacía menos de 24 horas después de que la dirección nacional del partido le comunicara su cese como líder de la derecha radical en la región y su sustitución por José Antonio Fúster, al que se considera de un perfil aún más conservador que el de la arquitecta.

En realidad, dentro del partido fueron pocos a los que les pilló de sorpresa la decisión de Abascal. Desde hace años, existe una pugna interna entre el sector que encabezaba Monasterio y Espinosa de los Monteros, al que se considera más “liberal”, y otro sector más extremista liderado por Buxadé, que se inició en política en varias candidaturas de Falange y está vinculado al Opus Dei. Este último es el que cuenta con el beneplácito de Abascal.

De hecho, Monasterio denunciaba precisamente que el círculo más cercano a Abascal ha ido tomando el control del partido al margen de la militancia en un momento en el que las encuestas apuntaban al estancamiento de Vox. Para paliar esta situación, y en busca de ampliar el electorado, Abascal tomó en julio la decisión de salir de los cinco gobiernos autonómicos que compartía con los populares, argumentado que Alberto Núñez Feijóo se había plegado a las exigencias del Gobierno.

Justo después de este anuncio, en julio de 2024, se produjo un goteo de abandonos institucionales y orgánicos que no estaban de acuerdo con la ruptura, como fue el caso de la ahora exeurodiputada Mazaly Aguilar. Otros, algunos consejeros autonómicos, desobedecieron al líder y permanecieron con esos gobiernos presididos por los populares y anunciaron que dejaban el partido.

Dimite Juan García-Gallardo con críticas a la dirección de Vox

“El intento por acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera; una acción estéril que sólo conduce a la melancolía. En lo que no cabe el conformismo es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos”, prosigue la carta en la que anunciaba su dimisión. El exportavoz de Vox matizó que ha sido “leal” a Abascal y “su equipo más próximo”, pero un con matiz: “Lealtad toda, mientras exista reciprocidad”. También habló sobre la eliminación de las primarias desvinculándose de ella y reconociendo que su intento de acabar con la “ley de hierro” interna del partido sería “una quimera”.

¡Gracias y hasta pronto! pic.twitter.com/AfH0lLMnvD

— Juan García-Gallardo (@juan_ggallardo) February 3, 2025

La Fiscalía Anticorrupción investiga al partido por financiación ilegal

Previo a la denuncia, en septiembre del año pasado, Vox reconoció que había recibido 9,2 millones de euros del banco húngaro Magyar Bankholding (MBH), el segundo del país, y que es propiedad de Lörinc Mészáros, que, según publicó El Confidencial en aquel momento, es amigo de infancia de Orbán, ahora socio de Vox en el Parlamento Europeo. 

Además, en las diligencias abiertas por Anticorrupción, también se incluyen fotografías de casetas del partido en la que aparecen “huchas” o “cajas caudales”, un tipo de ingresos anónimos que están prohibidos por la Ley de Financiación de los Partidos Políticos.

Los socialistas también señalaban en el escrito que la venta de productos de merchandising en los puestos de información callejeros de Vox servían “captar fondos en metálico de un modo absolutamente opaco”: “La posible simulación de ventas de merchandising para eludir los controles de donaciones”. El ‘modus operandi’ consistiría en reflejar contablemente ingresos derivados de supuestas ventas promocionales que no se justifican “con una mínima contabilidad”.

Desde Vox, achacan esta investigación a una campaña orquestada por el PSOE pero también por el PP. “Iniciamos la semana con una nueva oleada de persecución a Vox”, dijo el portavoz nacional José Antonio Fúster, para después dirigir sus dardos contra el “triángulo formado entre Génova, Ferraz y Sol”, sedes del PP, del PSOE y del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

Fúster amenazaba después con “llevar a los tribunales” a todo aquel que sostenga que se han financiado ilegalmente, mientras aseguraba que ellos son “los únicos que denuncian un sistema para esquilmar a los españoles y financiar las actividades corruptas de otros partidos políticos”. “No vamos a desviarnos ni un solo milímetro de nuestro objetivo que es sacar a Sánchez de la Moncloa”, zanjaba.

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