A Nadal no le están quitando el tenis, le están quitando su amor. Y él, hábil jugador de cartas, va un tanto de farol: entrega el tenis, pero no el amor.
A Nadal no le están quitando el tenis, le están quitando su amor. Y él, hábil jugador de cartas, va un tanto de farol: entrega el tenis, pero no el amor.