La sociedad y la cultura popular suelen ver de forma más positiva a las personas que hablan más que a quienes no, asociando esta locuacidad con seguridad, extroversión y facilidad de expresión. El problema es que, en ocasiones, son tantas las palabras que emitimos e ideas que expresamos, que pueden dificultar la comunicación en vez
The post El arte de callar: cómo saber cuándo es mejor guardar silencio appeared first on Mejor con Salud. La sociedad y la cultura popular suelen ver de forma más positiva a las personas que hablan más que a quienes no, asociando esta locuacidad con seguridad, extroversión y facilidad de expresión. El problema es que, en ocasiones, son tantas las palabras que emitimos e ideas que expresamos, que pueden dificultar la comunicación en vez de facilitarla.
Para que se dé una comunicación efectiva, es tan importante que el hablante se exprese con claridad y precisión, como que el receptor u oyente realice una escucha activa. Y una parte fundamental de esta última es aprender a callarse y prestarle atención a nuestro interlocutor.
Por lo general, pensamos que debemos ser siempre los que hablamos en una conversación porque así nos haremos notar, pero lo cierto es que guardar silencio también puede ser muy beneficioso. Si lo aplicas de la forma correcta, podrías mejorar tu comunicación con los demás, evitar conflictos e incluso reducir estrés, si logras llevar el silencio a tu mente.
¿Por qué es mejor guardar silencio que hablar por impulso?
Hablar de forma impulsiva puede traernos más problemas que beneficios. En ese momento emitimos las palabras e ideas con poca reflexión, y en muchas ocasiones, bajo la influencia de emociones fuertes o por instinto. Lo que puede llevarnos a malentendidos, peleas y remordimientos futuros.
Por ejemplo, supongamos que estás discutiendo con tu pareja y en el calor del momento hablas de forma impulsiva, diciéndole cosas que en realidad no sientes. Esto va a afectar de forma negativa su relación, ya que esas palabras hirientes pueden dejar una cicatriz emocional en tu pareja, que no siempre se soluciona con solo pedir disculpas. Además, podría incrementar la desconfianza entre ustedes y el sentimiento de culpa y remordimiento en tu persona.
Guardar silencio, en situaciones como la anterior, es una mejor alternativa. No solo porque evitas estos sentimientos negativos, sino porque, te ayudaría a ordenar tus pensamientos y emociones en pro de la resolución de conflictos.
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Silencio, escucha activa e inteligencia emocional
Aprender a callarse es un requisito fundamental de la escucha activa: si no dejas de hablar, es imposible que escuches realmente a la otra persona. En un estudio publicado en la revista Enfermería Global indican que el silencio en la escucha activa no es estar ausente, implica tener una postura abierta y una mirada que le indique al interlocutor que le estamos prestando atención y que nos parece interesante lo que dice.
Esto nos convierte en interlocutores agradables y permite que la calidad comunicativa mejore. De igual manera, el silencio también mejora tu capacidad para observar y comprender lo que sucede a tu alrededor, así como de reflexionar y procesar la información recibida. Entonces, cuando sea tu turno de hablar, podrás expresar de forma más clara tus ideas.
Ahora, aprender a guardar silencio también juega un rol importante para la inteligencia emocional. A través del silencio las personas pueden descubrir su propia grandeza, reflexionar sobre sus actos y los del mundo que lo rodea. Es decir, es una herramienta para trabajar el autoconocimiento y la regulación emocional, lo cual mejoraría nuestras interacciones con los demás y nos traerá mayor bienestar.
Asimismo, los expertos señalan que por medio del silencio podrás desarrollar la empatía, que demuestra tu consideración por los sentimientos ajenos, siendo tanto una forma de prevenir los conflictos como de mostrar cercanía. También es una herramienta con la que podemos percibir el rechazo o aceptación que nuestro discurso tiene en los demás.
¿Cómo dejar de hablar en exceso?
Sabemos que controlar el impulso de hablar en exceso puede ser una tarea difícil, pero si deseas cultivar el silencio y sus bondades, son varios los puntos en los que puedes trabajar. Eso sí, recuerda que este es un proceso que conlleva dedicación de tu parte, no va a suceder en un santiamén.
1. Practica el autoconocimiento
Para aprender a callarse es necesario saber por qué tienes esa necesidad de hablar en exceso. ¿Es por nervios, por parecer interesante u otro motivo? Y la manera de responder a esta pregunta es siendo consciente de tus pensamientos y emociones. Un diario es una gran herramienta para conocer tu sentir y las situaciones en donde tienes la necesidad de hablar de forma impulsiva. De esa forma trabajarás el problema de raíz.
2. Alcanza el silencio interno
El silencio interno es un estado mental de quietud y calma, en el cual no hay ruido ni pensamientos acelerados; que, en ocasiones, contribuyen a que hablemos de más. De hecho, estudios señalan que el silencio interior favorece la interacción social, haciendo que nos sintamos más calmados y expresemos mejor nuestras ideas. Para lograrlo podrías practicar la meditación o el mindfulness.
3. Reconoce cuándo lo mejor callar
Leer el entorno es de suma importancia para saber cuándo hablar y cuándo no. Por ejemplo, si estamos en una clase o conferencia (y no somos los oradores), es momento de guardar silencio y escuchar de forma activa. También es más conveniente mantenerse al margen si la conversación pasa a ser un chisme.
Otro ejemplo de situación en donde es propicio callar es si no tienes conocimiento del tema que están conversando los otros. O cuando no tienes nada relevante que aportar a la conversación, porque ya lo explicó tu interlocutor con detalles, y no vale la pena que repitas lo mismo.
Antes te indicamos que el silencio contribuye a desarrollar la observación del entorno, pues esta te será de ayuda para determinar el momento de hablar menos. Y es que, por medio del lenguaje corporal y las expresiones de tus interlocutores, podrás saber si se aburren o están inquietos. Un caso es cuando la persona con la que hablas mira de forma constante el reloj o solo asiente, puedes tomarlo como señales de desconexión, y es hora de dejar de hablar.
4. Desarrolla la escucha activa
Al escuchar activamente hablarás menos, ya que esto exige prestar atención. Además, contribuyes a crear un ambiente de comunicación más equilibrado y significativo. Como te adelantamos arriba, implica una postura abierta y hacer contacto visual con el interlocutor, para generar empatía y confianza en el otro.
Esto hará que la persona perciba nuestro interés y no se sienta juzgada, haciendo que la comunicación fluya. También es importante que no interrumpas a tu interlocutor y lo dejes desarrollar su idea; hasta que sea tu momento de intervenir en la conversación. Si tienes dudas de lo que te indicó, puedes hacer consultas, pero usando un tono empático y no de reclamo o escepticismo.
5. Cuenta mentalmente
Un truco sencillo que podría contribuir a controlar el impulso de hablar en exceso o interrumpir a tu interlocutor es contar en tu mente hasta diez. Esa acción hace que las ganas de intervenir se reduzcan y reflexiones si en realidad lo que vas a decir es relevante e importante para la conversación.
6. Haz pausas
Las pausas son otra forma de evitar hablar de más. Antes de intervenir en la conversación, tómate unos segundos para procesar lo que la otra persona ha dicho. Estas pausas pueden ayudarte a organizar tus ideas y controlar tus emociones. Así evitarás hablar en exceso y decir algo impulsivo de lo que puedas arrepentirte después.
7. Limita las redes sociales
Si eres una persona habladora y pasas mucho tiempo en redes sociales, existe la probabilidad de que ellas tengan que ver en ello. Expertos señalan que las redes te programan para estar agitado, lo que te lleva a hablar de más. De manera que descansar de ellas, podría servirte para hablar menos en persona, y en línea.
8. Trabaja la paciencia
La paciencia es una virtud que juega un papel importante. Por un lado, te ayudará a resistir el impulso de interrumpir al otro durante su intervención, lo que mejorará tu escucha activa. También es útil para «bajar las revoluciones», ganar calma y control. Eso, al hablar, se traduce en intervenciones que nacen de la reflexión y con mayor claridad.
Para desarrollar la paciencia podrías hacer ejercicios de respiración y reservar unos minutos al día para meditar. Estas sencillas acciones contribuirán a que detectes pensamientos impacientes o impulsivos y obtengas calma y equilibrio.
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Aprende a callar y mejora tu comunicación
Una famosa frase dice que «somos esclavos de lo que decimos y amos de lo que callamos», y tiene mucha razón. Guardar silencio en determinadas situaciones puede evitarnos problemas y malos entendidos. Además de que hará que nuestras aportaciones sean significativas para la conversación y que podamos transmitir mejor nuestras ideas.
Ahora, considera que aprender a callar es un arte, y como tal requiere de tiempo y paciencia. Nuestro consejo final es que intentes los consejos que te brindamos y no te desanimes si al comienzo no consigues ese silencio. Sigue con constancia y verás que con el paso del tiempo podrás controlar mejor tus intervenciones al hablar y ganarás bienestar emocional.
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