Más de 10.000 pasajeros quedaron varados por el corte de la línea Madrid-Sevilla mientras el ministro Óscar Puente acusa un supuesto sabotaje sin pruebas
The post El Gobierno insiste en un “sabotaje” para escudarse de su negligencia que no convence ni a Renfe first appeared on Hércules. Más de 10.700 pasajeros atrapados, una treintena de trenes afectados y más de 13 horas de caos ferroviario en plena operación retorno del puente de mayo. Ese fue el balance del colapso sufrido el pasado domingo en la línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla, un incidente que el Gobierno se ha apresurado a calificar como “grave sabotaje”, pese a las dudas crecientes sobre esta versión.
Un sabotaje sin pruebas concluyentes
El ministro de Transportes, Óscar Puente, fue el primero en salir al paso: “Un acto coordinado y deliberado”, denunció, atribuyendo la causa a la sustracción de 150 metros de cable en cinco puntos distintos de la línea. Según su versión, el robo ocurrió en zonas sin cámaras y con acceso difícil, lo que demostraría una ejecución “profesional”.
Sin embargo, esta tesis se tambalea. El propio presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, ha matizado públicamente que lo que realmente dinamitó el servicio no fue el robo del cableado, sino un enganchón de un tren de Iryo con la catenaria, lo que provocó una avería eléctrica que paralizó la circulación.
La contradicción entre el relato oficial del ministro y el testimonio técnico del operador ferroviario cuestiona la versión gubernamental. Más aún cuando el valor del material robado, cifrado inicialmente por Puente en 1.000 euros y luego rebajado por su ministerio a apenas 300 euros, parece insuficiente para justificar una acción de sabotaje de tal magnitud.
Desde el Ejecutivo se insiste en la profesionalidad del robo y en que se trató de un ataque dirigido a los sistemas de seguridad, lo que habría dejado “a ciegas” la vía. No obstante, expertos y portavoces políticos como Juan Bravo, del Partido Popular, ya han pedido explicaciones y una auditoría completa del estado de la red ferroviaria, denunciando que lo ocurrido “no es una excepción, sino la nueva normalidad de un Gobierno desbordado”.
Incluso los viajeros atrapados cuestionan la gestión de la crisis. Muchos trenes salieron de sus estaciones cuando ya se conocía la incidencia, lo que aumentó el número de afectados. Historias como la de Marta, una médica que pasó cuatro horas encerrada sin apenas agua, han dado la vuelta a las redes sociales.
Una gestión errática y poco transparente
Mientras Puente tuiteaba sobre el restablecimiento progresivo del servicio, los usuarios seguían sin saber con claridad qué había pasado realmente. La falta de una comunicación eficaz y la insistencia en una narrativa de sabotaje sin pruebas fehacientes dejan al Gobierno en una posición cada vez más incómoda.
La Guardia Civil ha abierto una investigación por orden del Juzgado de Instrucción de Toledo, pero a día de hoy no hay detenidos ni pistas concluyentes. Las dudas sobre si se trató de un robo con fines económicos o de un ataque deliberado persisten, y lo cierto es que ni las evidencias ni las explicaciones oficiales apuntan con claridad en una sola dirección.
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