Democracia significa que, si suena el timbre de madrugada, debe de ser el lechero
The post El lechero de Pedro Sánchez first appeared on Hércules. Siempre que oigo esas palabras, atribuidas al primer ministro británico Winston Churchill, me estremezco. Imagino que, mientras descanso en la cama, cobijado dentro de las paredes de un hogar que ingenuamente creo seguro, irrumpen por la fuerza unos matones que me arrojan sin contemplaciones a un lóbrego calabozo en espera del paseíllo. En un Estado de Derecho, en cambio, serían unos educados agentes policiales que, debidamente autorizados por un juez independiente, notifican una diligencia de entrada y registro. Pero, ni siempre fue así, ni sabemos cómo será en el futuro.
Me parece muy exótico eso del lechero (milkman). Quizás en tierras inglesas se estile un reparto de productos lácteos a domicilio en horas intempestivas. En España, hasta donde yo sé, uno va al supermercado o al comercio de barrio, sin más complicaciones. Lo digo porque, pese a las apariencias, es mucho lo que nos separa de los súbditos de su graciosa (o gracioso) majestad. Por ejemplo, allí el crimen lo investiga una policía dependiente del Gobierno, mientras que aquí la instrucción penal está a cargo de unos jueces sin conexiones con la política. Como sabe todo aquél que esté familiarizado con el Derecho comparado, nuestra centenaria Ley de Enjuiciamiento Criminal pone el listón de las garantías mucho más alto. Eso sí, algunos, embobados por todo lo que viene de fuera, se mueren de ganas por importar al precio que sea el modelo procesal del Common Law, propio del mundo anglosajón, que tan ajeno nos resulta.
Ahora que nuestro Gobierno, con el agua al cuello por los escándalos de corrupción, porfía en entregar la investigación criminal a los fiscales, retornan mis pesadillas nocturnas. Con algarabía mediática anuncian una reforma del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal como primer paso para desmantelar nuestros juzgados de instrucción. Puro maquillaje porque, a fin de cuentas, el futuro fiscal investigador no sería “independiente” sino “autónomo”, o sea, sujeto a órdenes de la superioridad. Donde manda patrón, no manda marinero.
¿Cuál es la mayor amenaza de la reforma que pergeña el Gobierno? Muchos se figuran que sería la impunidad de los corruptos, que los investigadores hiciesen la vista gorda ante los compinches de los mandamases. Pues no, no es eso. Lo peor sería la instrumentalización de los ingentes medios del Estado para investigar a los enemigos del poder político de turno. Valerse del Ministerio Público para la persecución de los que se resistan a salir en la foto. Me diréis que nuestro Presidente, don Pedro, jamás se prestaría a semejante felonía. Perfecto, así sea, pero, ¿quién nos asegura qué harán otros en el futuro? Aquellos que deseen que el lechero se les meta de madrugada bajo las sábanas, lo tienen fácil, que emigren a los dominios de su Majestad Carlos III, pero, a los demás, que nos dejen en paz, por favor.
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