El mapa del chavismo en Latinoamérica: vínculos, enemigos y nuevos aliados

El mapa del chavismo en Latinoamérica: vínculos, enemigos y nuevos aliados

En los últimos años, Venezuela había sumado importantes logros en su política exterior, pero en 2024 vivió un nuevo retroceso con la ruptura de relaciones, en un solo día, con siete países latinoamericanos
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Imagen: Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. (Agencia Anadolu)

«Trataron de convertir la juramentación (…) en una guerra mundial. Que si invaden, que si entran, que si salen… Digan lo que quieran decir, hagan lo que quieran hacer, pero esta toma de posesión constitucional venezolana no la pudieron impedir y es una gran victoria venezolana», dijo Maduro en su acto de posesión como presidente de Venezuela.

El presidente Nicolás Maduro se juramentó en el Salón Elíptico del Palacio Legislativo venezolano. Reuters

No se había anunciado ni la hora ni el lugar exacto del acto. El encargado de las operaciones militares chavistas desplegó horas antes en el terreno que rodea el salón Elíptico de la Asamblea Nacional un sistema de misiles antiaéreo 9k37 BUK, de fabricación rusa, como forma de disuasión. Se cerraron, además, las fronteras con Colombia.

Las fundadas sospechas de fraude invalidan, a ojos de las principales instancias internacionales, la toma de posesión de Maduro. No obstante, unos días antes del evento, México y Colombia manifestaron su respaldo al sucesor de Hugo Chávez y anunciaron que enviarían una representación a la investidura, lo que supuso un giro respecto a su posición inicial.

Rupturas diplomáticas

El 2024 ha sido un año de quiebre en las relaciones internacionales de Venezuela. En los últimos años, el país había avanzado en su política exterior, beneficiado por cambios de gobierno en naciones clave como Colombia, Brasil y Chile, además de esfuerzos bilaterales para normalizar vínculos tras la crisis diplomática de 2019, también originada por elecciones presidenciales.

Sin embargo, en 2024, vivió un nuevo retroceso. En un solo día, Venezuela rompió relaciones con hasta siete países -Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay-, cuyos gobiernos rechazaron el resultado oficial de las elecciones, lo que llevó a la suspensión inmediata de contactos diplomáticos por decisión de Venezuela.

Paraguay se sumó a esta lista el 6 de enero, luego de que su presidente, Santiago Peña, mostrara su apoyo a Edmundo González. Esta escalada en la confrontación diplomática ha dejado a Venezuela con un número reducido de aliados en la región y ha profundizado su aislamiento en el ámbito internacional.

Los ‘amigos’ del régimen: México, Colombia y Brasil

México y Colombia manifestaron su respaldo a Maduro y, desde las polémicas elecciones del 28 de julio, son los países que más imparciales se han mostrado. La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum aseguró, tras asumir el cargo el pasado octubre, que su equipo mantendría una postura “imparcial” ante la crisis venezolana.

En realidad, Venezuela llevaba varios años en disputa con Colombia y Brasil, pero fue tras la llegada al poder de Petro y Lula da Silva cuando recuperaron los vínculos. Sin embargo, no han faltado las críticas por parte de ambos dirigentes a la Administración venezolana por las inhabilitaciones de opositores, que impedían inscribir su candidatura para las presidenciales de julio.

La tensión se incrementó considerablemente desde las elecciones, debido a que el Consejo Nacional Electoral (CNE), que otorgó la victoria a Maduro entre acusaciones de fraude, nunca mostró pruebas del proclamado triunfo ni publicó los resultados desglosados.

Lula y Petro reclamaron al CNE la publicación de las actas oficiales con el fin de poder posicionarse y reconocer la victoria de Maduro o de González Urrutia ya que, hasta el momento, no daban por válida la victoria de ninguno de los dos, frente a otros países que sí consideraban al líder opositor el “presidente electo”. Ambos consideraban que “si no hay actas oficiales, no hay reconocimiento” para ninguno de los dos.

La postura ‘amiga’, en el caso de Colombia, se remonta al 2022 cuando Petro, al asumir el cargo, tomó la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con el Gobierno chavista. El presidente colombiano es, en realidad, el primer político nítidamente de izquierdas en ocupar la Casa de Nariño en la historia reciente, aunque Petro ha criticado en repetidas ocasiones la deriva de Maduro.  

“Miren lo que pasa en Venezuela, que ya no saben si es democracia o revolución, ya el pueblo no los quiere”, afirmó a principios de diciembre. Sin embargo, no ha acabado de romper con él y, de hecho, los dos se han reunido en seis ocasiones. Con estos mimbres, el planteamiento de Bogotá es, en línea con la sugerencia del exmandatario Ernesto Samper, el de mantener un vínculo con Caracas de carácter institucional.

Por su parte, Maduro no ha escatimado dardos contra Lula. Las embestidas han llegado sobre todo a través de su entorno de confianza, como Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, o el fiscal general Tarek William Saab. Ambos sugirieron que el presidente brasileño es agente de Washington.

Aliados fieles

Chile: el enemigo número uno del chavismo

El presidente de Chile Gabriel Boric es uno de los principales detractores del chavismo. Después de que el equipo de María Corina Machado denunciase su detención, Boric habló abiertamente sobre el tema: “Desde la izquierda política les digo que el Gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura”.

La Administración de Boric ha profundizado sus críticas hacia Maduro y su régimen desde las elecciones presidenciales de Venezuela del 28 de julio. Han sido casi seis meses marcados por diversas controversias: Boric fue el primer líder internacional en pedir transparencia en el conteo de votos y, al día siguiente, insistió en su postura.

El 22 de agosto, cuando el Tribunal Supremo de Venezuela (TSJ), controlado por el chavismo, convalidó el triunfo de Nicolás Maduro, Boric volvió a hablar y dijo que aquella decisión “termina de consolidar el fraude” y que “no hay duda que estamos frente a una dictadura que falsea elecciones”.

Pese a los fuertes choques, Chile no ha roto relaciones con Caracas ni tampoco ha reconocido a González Urrutia como presidente, aunque el canciller admita que “hay una gran simpatía” por él y existe contacto con la oposición.

En la víspera de la toma de poder del líder chavista, el Gobierno de Boric entregó una última señal diplomática al dar por finalizada la misión de Jaime Gazmuri como embajador, quien regresó a Chile el 3 de agosto. Fue una medida que tomó por la “evolución de los hechos a partir de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 en Venezuela, tras las cuales Nicolás Maduro ha asegurado que seguirá siendo el presidente de ese país desde el 10 de enero, como resultado del fraude electoral perpetrado por su régimen”.

Actualmente, Chile mantiene dos consulados en Venezuela: uno en Caracas y otro en Puerto Ordaz.

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