El sumo pontífice argentino fallecido a los 88 años fue un hincha apasionado de San Lorenzo y mantuvo siempre viva su conexión con el fútbol.
The post El Papa futbolero first appeared on Hércules. El mundo despidió este lunes al Papa Francisco, una de las figuras más influyentes del siglo XXI y también uno de los pocos pontífices con el corazón atado a un balón. El verdadero Papa futbolero. Argentino de nacimiento y amante declarado de este deporte, Jorge Mario Bergoglio fue, además de líder espiritual de millones, un fervoroso hincha de San Lorenzo de Almagro, club histórico de Buenos Aires.
Su fe y su pasión deportiva convivieron durante toda su vida, incluso después de ser elegido Papa en 2013. “El amor por San Lorenzo forma parte de mi vida, de mi historia”, solía decir. Y no era una frase hecha. Francisco era el socio número 88.235 del Ciclón y continuaba pagando su cuota incluso después de su llegada al Vaticano. Su vínculo con el club nació en su infancia, cuando siendo muy pequeño asistía con su padre al antiguo estadio de Avenida La Plata. Un equipo campeón de aquella época dejó una huella imborrable en aquel joven. Tanto que lo acompañaría por el resto de su vida.

El hincha que llegó al Vaticano
Su designación como Papa en 2013 coincidió con una de las etapas más exitosas del club. Ese mismo año, San Lorenzo ganó el torneo argentino con Juan Antonio Pizzi como entrenador. Pero el punto culminante llegó en 2014, cuando el equipo alzó por primera vez en su historia la tan deseada Copa Libertadores, el trofeo más codiciado de América.
Francisco no vio el partido en directo: fiel a su costumbre desde 1990, evitaba ver televisión. “Un guardia suizo me pasa los resultados”, reveló entre risas en una entrevista. Durante el encuentro de vuelta de aquella final, el Papa viajaba rumbo a Corea del Sur, pero no perdió detalle. Guillermo Karcher, entonces responsable de Protocolo del Vaticano, fue quien le iba informando cada instante del encuentro. Pocos días después, una delegación del club lo visitó en Roma para entregarle una réplica de la copa y una camiseta especial. Al notar que el escudo tenía una aureola papal, bromeó en porteño: “¡Son unos caraduras!”.
Ese San Lorenzo campeón tenía entre sus figuras a Ángel Correa, hoy jugador del Atlético de Madrid. El propio Correa confesó años después: “Él me hizo la comunión en una capilla del club, antes de ser Papa. Yo tenía 14 años y vivía en la pensión. Ni él sabía que sería Papa, ni yo, futbolista profesional. Parece que le di un poco de suerte”, bromeó el delantero colchonero.

De Boedo al Vaticano
Durante su papado, Francisco recibió a numerosas figuras del deporte, aunque siempre reservaba un lugar especial para su querido San Lorenzo. Las camisetas del club se multiplicaban entre los regalos que llegaban al Vaticano. Incluso el tenista Novak Djokovic se convirtió en socio por “ser del equipo del Papa”.
En 2023, ya con problemas de salud, recibió al presidente del club, Marcelo Moretti, quien le propuso ponerle su nombre al futuro estadio que San Lorenzo construirá en Boedo, el barrio donde nació la institución. Francisco aceptó emocionado. Ser parte de la historia del club, también desde su nombre, era un símbolo de todo lo que representaba ese escudo para él.
Su muerte marca el cierre de un capítulo único. El de un Papa que no ocultó su costado más humano y popular. Que se emocionaba con goles, aunque no los viera. Que se definía a sí mismo como “un cuervo”, como se apoda a los aficionados del club. Y que por sobre todas las cosas, demostró como ningún otro que la fe puede ir de la mano con el fútbol.

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