El paradigma del sindicalismo de EEUU, el caso de USW, un gigante que nada entre la complacencia y la movilización

El Sindicato de Trabajadores del Acero Unidos (USW) amplía su presencia multisectorial y transnacional, pero enfrenta desafíos internos, oposición política y críticas por su bajo gasto en organización.
The post El paradigma del sindicalismo de EEUU, el caso de USW, un gigante que nada entre la complacencia y la movilización first appeared on Hércules.  Durante marzo de 2025, centenares de trabajadores de la planta de JSW Steel en Ohio optaron por afiliarse al Sindicato de Trabajadores del Acero Unidos (USW), sumándose a una tendencia de expansión sindical en sectores variados. Aunque su denominación completa revela su alcance multisectorial, el USW no lidera en tamaño, pero gana terreno con cada nueva incorporación. Ejemplos recientes lo evidencian: desde 2022, fábricas de Bobcat en Dakota del Norte, personal académico en la Universidad de Pittsburgh, empleados de Blue Bird en Georgia y mineros de Minnesota han reforzado sus filas. En total, el sindicato aglutina a 1,2 millones de trabajadores activos y jubilados, además de colaboradores internacionales.

El USW y otras organizaciones laborales han intensificado su actividad en sectores como educación y comercio minorista. Entre los hitos recientes, destacan la afiliación de trabajadores de Starbucks en Columbia Británica, Whole Foods en Filadelfia y la tienda Chipotle de Michigan. Aunque la aprobación pública de los sindicatos alcanza el 70 %, la afiliación efectiva permanece en solo el 6 % dentro del sector privado. Con una estructura organizativa amplia y transnacional, el USW se perfila como líder potencial del renacimiento sindical, pese a enfrentar fuerte oposición empresarial y política.

Desde su fundación en 1942, el USW ha evolucionado. Inicialmente consolidó fuerza con una estrategia de cooperación institucional en la industria del acero, expandiéndose luego a otras ramas. Pero los reveses de los años ochenta lo forzaron a reinventarse, apostando desde los noventa por la movilización directa y la fusión con otros gremios. Bajo Leo Gerard, su expansión fue notable, y hoy opera con una mezcla de liderazgo central y activismo de base. Campañas como la de Blue Bird o los acuerdos petroleros reflejan esta doble vía.

En Estados Unidos, el movimiento sindical gira en torno a la AFL-CIO, donde el USW convive con otras entidades influyentes como NEA, SEIU y UFCW. Sin embargo, la fortaleza distintiva del USW reside en su combinación urbano-rural, que le permite abordar tanto la deslocalización industrial como las demandas de justicia laboral urbana. Esta pluralidad impulsa sus luchas comunes por sueldos dignos, empleo estable y seguridad.

La influencia política del sindicato también es relevante. Aunque tradicionalmente afín al Partido Demócrata, el USW presiona a sus aliados cuando percibe una deriva hacia el empresariado. Su respaldo a la decisión de Biden de bloquear la compra de U.S. Steel por Nippon Steel marca un hito. No obstante, su flexibilidad se vio en la aceptación del acuerdo de Toyota con Radius Recycling, dada la promesa de respeto a los contratos.

Las políticas antiobreras se han intensificado, especialmente bajo la administración Trump, con acciones como la restricción de la negociación colectiva y el aumento de intentos de descertificación. El fallo de Cemex de 2023, que facilitó la sindicalización sin votación formal, enfrenta amenazas de reversión. Todo esto alimenta un entorno hostil para los derechos laborales.

Internamente, el USW lidia con tensiones: académicos y trabajadores del petróleo priorizan temas diferentes. Las divisiones emergieron tras el apoyo a Harris en 2024. Aun así, el sindicato ha mantenido su compromiso con todos sus afiliados, ampliando su presencia incluso en el sur estadounidense, históricamente reacio al sindicalismo. También busca reemplazar empleos fósiles con alternativas verdes bien remuneradas.

En lo internacional, el USW destaca por su red estructurada de alianzas. Desde su fusión con su contraparte canadiense en 2005 hasta su papel en la fundación de Workers Uniting con Unite the Union en el Reino Unido, ha construido una plataforma global contra la tercerización y la especulación. Ha defendido incluso la nacionalización del acero británico y ha impulsado el modelo de cooperativa sindical junto a Mondragón.

Como miembro fundador de IndustriALL, el USW participa en campañas globales contra gigantes como Amazon o Glencore. También integra la Alianza BlueGreen, que une justicia ambiental y laboral. Sin embargo, los aranceles indiscriminados de Trump podrían fracturar la unidad internacional del sindicato.

El peligro de la complacencia ronda al USW. Pese a su historia organizativa, hoy dedica apenas un 3 % de su presupuesto a expandirse, frente al 13 % de los Teamsters. Se critica su deriva hacia un sindicalismo financiero, centrado más en inversiones que en lucha obrera. Peticiones de descertificación, como las de trabajadores de Energy Transfer en Texas, reflejan cierto descontento.

Mientras Trump y grandes fortunas presionan para desmantelar el sindicalismo, el respaldo social en alza podría abrir una ventana de oportunidad. Si el USW intensifica la acción directa y fortalece sus redes nacionales e internacionales, puede recuperar protagonismo como defensor clave de la clase trabajadora.

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