La UE relanza la energía nuclear con inversiones millonarias, nuevos reactores y el regreso de Italia al núcleo atómico
The post Europa apuesta por la energía nuclear para 2050 first appeared on Hércules. Después de más de una década de repliegue tras el desastre de Fukushima, la energía nuclear en Europa vive un nuevo amanecer. El Programa Nuclear Indicativo (PNC) 2025, presentado el 12 de junio, marca el retorno ambicioso del átomo al centro de la estrategia energética continental. Con una inversión prevista de 241.000 millones de euros y el objetivo de alcanzar los 109 gigavatios de capacidad para 2050, el proyecto implica no solo reconstruir una industria nuclear adormecida, sino redefinir la soberanía energética de la Unión Europea.
Francia, principal impulsora de este viraje, ha sido clave en el reposicionamiento del tema nuclear en la agenda política europea. Durante el Consejo de Energía en Luxemburgo, el ministro francés Marc Ferracci celebró un “cambio de paradigma” en el que la Comisión Europea reconoce la utilidad estratégica del átomo para estabilizar el sistema eléctrico europeo. A su lado, la viceprimera ministra sueca, Ebba Busch, sintetizó la nueva visión energética con una lógica geopolítica clara: sin energía, no hay industria; sin industria, no hay defensa; sin defensa, no hay soberanía.

Italia regresa al club nuclear
Una de las grandes sorpresas fue el anuncio de que Italia, tras casi 40 años fuera del juego, se incorpora oficialmente a la Alianza de la Energía Nuclear. El ministro italiano Gilberto Pichetto Fratin confirmó la adhesión tras presentar una ley que permitirá retomar la producción de energía nuclear en la península. Con Italia, la Alianza suma ya 13 miembros activos, entre ellos Suecia, Francia, Hungría, Países Bajos y Bélgica. Más aún, Alemania, histórica opositora, se une como observador, lo que refuerza la impresión de que el consenso nuclear se amplía.
Inversiones colosales y desafíos técnicos
El relanzamiento del sector nuclear europeo requerirá una inversión conjunta de 241.000 millones de euros hasta 2050, de los cuales 205.000 millones serán destinados a nuevos reactores y 36.000 millones a la extensión de vida útil de los actuales. Además, se proyectan 300.000 millones para la gestión de residuos radiactivos, una asignatura pendiente durante décadas.
Un análisis reciente de la Comisión subraya una ecuación crítica: el tiempo perdido cuesta caro. Cada cinco años de retraso en la construcción de nuevas plantas implica un sobrecoste de 45.000 millones de euros y una pérdida de 9 gigavatios de capacidad instalada. De no actuar con celeridad, Europa podría quedar rezagada frente a potencias como China, que lidera actualmente la construcción global de reactores.
Reactores modulares y demanda energética futura
Más allá de los reactores convencionales, el futuro pasa por los reactores modulares pequeños (SMR), una tecnología que Europa empieza a explorar con ambición. Se prevé que entre 17 y 53 gigavatios provengan de estos reactores en 2050. Iniciativas como CityHeat, impulsadas por empresas finlandesas, ya evalúan su uso para la calefacción urbana, un sector con una demanda proyectada de 620 TWh.
El auge de la inteligencia artificial y los centros de datos, cuyo consumo supera el 10% del total eléctrico de la UE, acentúa la urgencia de contar con una fuente energética limpia, continua y densa como la nuclear.
Competencia global y soberanía industrial
Mientras China y Estados Unidos canalizan capital hacia la expansión nuclear, Europa aún lucha por movilizar inversiones privadas y públicas. La escasez de uranio ligeramente enriquecido, esencial para los SMR, y la limitada capacidad de conversión y enriquecimiento en la UE representan cuellos de botella estratégicos. Según la Comisión, se necesitarán compromisos a largo plazo para asegurar el suministro y atraer capital.
Una industria que necesita mano de obra calificada
Otro reto es la formación y contratación: entre 180.000 y 250.000 profesionales deberán incorporarse a la industria nuclear europea de aquí a 2050. De ellos, hasta 150.000 serán requeridos en construcción, 65.000 en operación y otros 40.000 en tareas de desmantelamiento.
El cuello de botella más visible es el de la forja pesada, necesaria para fabricar componentes clave como las vasijas de los reactores. Actualmente, solo unas pocas forjas en Francia, Japón, Corea del Sur y China tienen esta capacidad. La Comisión urge a invertir en nuevas ferrerías europeas, formar metalúrgicos especializados y garantizar el suministro de aceros técnicos.
Fisión y fusión: dos pilares del futuro energético
Finalmente, el horizonte energético no se limita a la fisión. Europa redobla su apuesta por la fusión nuclear, con el proyecto ITER en Cadarache como buque insignia. La Comisión prepara una “estrategia global de fusión” para acelerar la comercialización de esta tecnología en las décadas de 2050 a 2070 mediante alianzas público-privadas. Así, el continente se posiciona nuevamente como potencia nuclear, no solo por seguridad energética, sino también por competitividad, sostenibilidad y soberanía.
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