Europa se prepara para la economía de guerra

El ministro de defensa belga avanza que Europa se verá sumida en una economía de guerra si quiere garantizar su seguridad y derechos
The post Europa se prepara para la economía de guerra first appeared on Hércules.  La propuesta del ministro de Defensa belga ha generado un auténtico revuelo entre los países vecinos. “No es una broma”, asegura Theo Francken, quien afirma estar en conversaciones con fabricantes de defensa para reconvertir las líneas de producción que, hasta el año pasado, fabricaban modelos eléctricos Q8. Lo sorprendente es que Francken no es el único en Bruselas que ve una oportunidad de sinergia entre la industria automotriz y la defensa.

En la Comisión Europea, el equipo de Stéphane Séjourné ya trabaja en un plan para reutilizar ciertos fabricantes de equipos que podrían quedar vulnerables con la eliminación del motor de combustión en 2035. Italia, bajo el liderazgo de Giorgia Meloni, también ha mostrado interés en estas iniciativas europeas. “Fósforo en todos los rincones”, afirma el equipo del vicepresidente francés de la Comisión, en alusión a la creciente militarización de la economía. La reorientación parcial de la economía europea hacia el esfuerzo bélico ya no parece una quimera, sino una realidad en proceso de gestación.

Este giro se desencadenó tras las recientes decisiones de Donald Trump, cuyas acciones inicialmente parecían inofensivas, pero han provocado una ola de reacciones inesperadas. La llamada telefónica del expresidente estadounidense a Vladímir Putin en febrero y la humillación pública infligida al presidente ucraniano en la Casa Blanca la semana pasada han puesto en alerta a los aliados tradicionales de Washington, incluidos los países más atlantistas como Polonia, Alemania y Dinamarca. “Todos nos hemos convertido en gaullistas”, proclamó Caspar Veldkamp, ministro de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, reflejando el resurgimiento de la independencia estratégica europea.

La presidenta de la Comisión Europea resumió el momento con claridad: “Estamos entrando en una nueva era”. Los anuncios no se hicieron esperar, con cifras astronómicas sobre la mesa: 800.000 millones de euros para el plan de defensa europeo presentado este martes por Bruselas y al menos 100.000 millones en inversiones anuales comprometidas por la nueva coalición en Berlín. “¿Quién nos iba a decir hace tres semanas que estaríamos aquí?”, se sorprende un alto funcionario europeo, destacando la rapidez con la que el contexto geopolítico ha transformado las prioridades del continente.

Incrementar el armamento en Europa

Tras meses de parálisis, el calendario europeo se ha acelerado. En lugar de esperar a la publicación del Libro Blanco sobre defensa, prevista para el 19 de marzo, Ursula von der Leyen ha propuesto medidas que serán votadas por los 27 esta misma semana. El objetivo es claro: impulsar una industria de defensa europea que lleva demasiado tiempo esperando señales políticas firmes. Los mercados han reaccionado positivamente a este giro.

El exministro de Defensa alemán ha sugerido que la UE se endeude por 150.000 millones de euros en los mercados para ofrecer préstamos competitivos a los gobiernos nacionales, facilitando así compras conjuntas a empresas del continente. Además, Bruselas planea flexibilizar las reglas del Pacto de Estabilidad Fiscal para permitir hasta un 1,5% del PIB en gasto militar adicional. “Estos instrumentos son poderosos y pueden acelerar el proceso enormemente”, afirma un diplomático europeo, comparando esta estrategia con la respuesta rápida de la UE durante la crisis del Covid para producir vacunas.

En la reunión del jueves, los líderes europeos también formalizarán por primera vez objetivos de inversión en sectores clave: defensa aérea, misiles, artillería, drones y municiones. “La defensa europea está tomando forma. Finalmente, se abre el tiempo para la acción”, declaró Emmanuel Macron el miércoles por la noche. Esta iniciativa es solo el principio, ya que en junio la cumbre de la OTAN definirá los objetivos de equipamiento y los niveles de gasto. Algunos países, liderados por Francia, mantienen abierta la posibilidad de un nuevo préstamo conjunto, siguiendo el modelo del plan de recuperación post-Covid.

Sin embargo, la UE enfrenta un desafío crucial: convencer a la opinión pública. Mientras que en el norte y el este de Europa la amenaza es palpable y la disposición a hacer sacrificios es alta, en el oeste la percepción es distinta. “¿Seguridad o seguridad social?”, se pregunta Philippe Perchoc, director de la oficina europea de Irsem. El presidente Macron aseguró que no habrá aumento de impuestos en Francia, pero advirtió: “Nuestra generación ya no recibirá los dividendos de la paz”. En países como Dinamarca, la edad de jubilación ya ha subido a 70 años, un ejemplo de las decisiones difíciles que podrían extenderse a toda Europa.

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