El FBI investiga si hubo encubrimientos sobre el origen del COVID, destrucción de pruebas y manipulación del proceso de aprobación de vacunas
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Una amplia investigación del FBI está en curso para determinar si se produjeron encubrimientos criminales durante la pandemia del COVID-19. Tres líneas principales de indagación guían el caso: los orígenes del virus, la supuesta eliminación de registros federales y la posible manipulación política en la aprobación de vacunas, así como la ocultación de efectos secundarios.
Agentes ubicados en Cleveland, Nueva York y Baltimore encabezan las pesquisas. Estas investigaciones recibieron un nuevo impulso tras un fallo judicial que concluyó que China ocultó información clave sobre el origen del virus, además de datos recientemente revelados por el Congreso.
El subdirector del FBI, Dan Bongino, confirmó públicamente la existencia de estas investigaciones mediante un mensaje en la red social X: “Estamos indagando activamente el encubrimiento del origen del COVID, además de otros asuntos relacionados. Merecen respuestas”, escribió.
Entre las pruebas bajo revisión se encuentran correos en los que científicos federales presuntamente admiten haber eludido deliberadamente los canales oficiales, utilizando cuentas privadas para discutir asuntos relacionados con el COVID y las vacunas. Esta posible conducta ilegal está siendo investigada por la oficina del FBI en Baltimore.
En Cleveland, los agentes examinan si funcionarios científicos ocultaron vínculos entre investigaciones realizadas en Wuhan y la aparición del virus. Información de fuentes abiertas sugiere que el primer caso de COVID en China podría haberse registrado en septiembre de 2019, y que varios investigadores del Instituto de Virología de Wuhan habrían enfermado en octubre, meses antes de que China reconociera la transmisión humana del virus.
Estos datos fueron fundamentales para que el estado de Misuri obtuviera una sentencia judicial de 24.000 millones de dólares contra China. El juez federal Steven Limbaugh Jr. sostuvo que “el patrón de acciones de China sugiere fuertemente que tenía conocimiento del virus desde septiembre de 2019”.
El juez citó el testimonio de un profesor chino de bioestadística que accedió a una base de datos confidencial, la cual reportaba una muerte por COVID a 13 millas del mercado de Wuhan en septiembre de 2019. El Departamento de Estado estadounidense también señaló que “tiene razones para creer” que varios investigadores del laboratorio de Wuhan se enfermaron en el otoño de 2019.
Una cuestión clave para los investigadores del FBI es determinar cuándo exactamente los funcionarios estadounidenses supieron de estos hechos y si actuaron para encubrirlos. El Congreso descubrió un correo de los NIH a China, fechado el 28 de diciembre de 2019, en el que se confirma la eliminación de datos de secuencias del virus de una base gubernamental de EE.UU. La oficina de Cleveland investiga si científicos o políticos federales mintieron al Congreso, manipularon evidencia o engañaron al público. Esta línea constituye el núcleo más amplio de la investigación.
La tercera parte de la pesquisa, dirigida desde Nueva York, se centra en determinar si hubo presión política sobre el proceso de aprobación de las vacunas y si se ocultaron intencionadamente efectos adversos como la miocarditis en adultos jóvenes. El senador Ron Johnson ha recopilado pruebas relevantes como parte del trabajo del Subcomité Permanente de Investigaciones. Además, un denunciante de una farmacéutica está aportando datos clave que los agentes ya han comenzado a revisar.
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