Irak, atrapado en el conflicto entre Israel e Irán

Irak, sin control sobre su espacio aéreo, sufre las consecuencias del conflicto entre Israel e Irán, amenazando su soberanía y estabilidad
The post Irak, atrapado en el conflicto entre Israel e Irán first appeared on Hércules.  Mientras el conflicto entre Israel e Irán escala y los cielos de Oriente Medio se llenan de proyectiles y aeronaves militares, Irak se encuentra involuntariamente en el epicentro de un enfrentamiento que amenaza con arrastrarlo a una nueva crisis. Su frágil equilibrio interno, alcanzado tras años de conflictos y reconstrucciones, está nuevamente en riesgo.

La evacuación estadounidense revela la fragilidad iraquí

La reciente decisión de Estados Unidos de evacuar parcialmente a su personal diplomático en Bagdad fue una señal inequívoca de que la situación en Irak se torna crítica. La información de inteligencia que apuntaba a posibles ataques israelíes de largo alcance activó alertas sobre el uso del espacio aéreo iraquí como corredor para operaciones militares.

Esto pone a Irak en una posición extremadamente vulnerable: no solo es escenario indirecto del conflicto, sino que también se ve impedido de controlar su propio cielo.

Sudani entre presiones internas y alianzas externas

El primer ministro iraquí, Mohammed Shia’ al-Sudani, enfrenta uno de los mayores retos de su mandato. Debe equilibrar la cooperación con Washington en materia de seguridad, mientras lidia con la creciente presión de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), coalición de milicias chiíes con fuertes vínculos con Teherán.

Estas facciones, que han ganado legitimidad tras su lucha contra ISIS, demandan la retirada completa de las tropas estadounidenses y amenazan con acciones violentas si no se atienden sus exigencias.

Las FMP desafían la soberanía del Estado

Casos recientes lo evidencian: la amenaza de arresto contra el presidente sirio durante una visita diplomática y el secuestro de la investigadora Elizabeth Tsurkov han expuesto la incapacidad del gobierno para controlar estos actores.

La herida abierta de Soleimani y al-Muhandis

La animadversión de estos grupos hacia Estados Unidos se consolidó tras el ataque de 2020 en el que murieron Qasem Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis. Washington defendió la acción como preventiva, pero para las milicias fue una declaración de guerra.

Desde entonces, cualquier crisis en la región, como el actual conflicto entre Israel y Hamás, reaviva el deseo de venganza. Las FMP acusan a EE.UU. de complicidad con Israel y consideran que sus fuerzas son un objetivo legítimo.

Irak, atrapado entre dos fuegos

Irak intenta mantener una posición de neutralidad, pero su geografía y sus alianzas hacen esto prácticamente imposible. Con unos 2.500 soldados estadounidenses todavía en su territorio y las milicias prorraníes ganando influencia política y militar, la tensión es insostenible.

Cada ataque israelí en territorio iraní desencadena respuestas de Teherán o sus aliados, y muchas de esas acciones se canalizan a través del suelo iraquí. La posibilidad de que Irak se convierta en campo de batalla crece cada día.

Una defensa aérea insuficiente

A pesar de recientes inversiones para modernizar su defensa aérea, incluyendo acuerdos con Corea del Sur y Francia, Irak no cuenta aún con la infraestructura necesaria para repeler amenazas como drones o misiles balísticos.

Prueba de esta debilidad es el derribo, el pasado 15 de junio, de un presunto dron iraní por parte de las baterías antiaéreas estadounidenses cerca del consulado en Erbil. Fue un recordatorio de que la seguridad aérea de Irak depende más de aliados que de capacidades propias.

La diplomacia como única herramienta

Al verse sin herramientas militares viables, al-Sudani ha recurrido a la vía diplomática. Ha expresado formalmente a Washington su rechazo al uso del espacio iraquí para operaciones ofensivas y ha elevado una queja ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

El problema: la capacidad real de presión de Irak es limitada, y los compromisos del Acuerdo Marco Estratégico de 2008, que prohiben el uso del territorio iraquí para ataques contra terceros, parecen papel mojado ante las urgencias estratégicas de Washington.

Irán exige responsabilidades a Bagdad

Por su parte, Irán ha intensificado su presión sobre el gobierno iraquí. El vicecanciller Kazem Gharibabadi criticó abiertamente la incapacidad de Irak para proteger su soberanía. El presidente Masoud Pezeshkian ha instado a Bagdad a evitar que su espacio aéreo sea “mal utilizado” contra Teherán. Estas declaraciones no solo elevan la presión diplomática, sino que también sugieren que si Irak no logra controlar su territorio, otros podrían tomar acciones unilaterales.

Irak no puede permitirse una ruptura con Irán. Cerca del 30% de su electricidad proviene de gas iraní, y los daños a infraestructuras energéticas iraníes por los recientes ataques podrían provocar apagones en ciudades iraquís. Una interrupción prolongada podría generar descontento social y crisis política, debilitando aún más al gobierno central.

Ambigüedades de Washington

Las declaraciones contradictorias de Donald Trump y su gabinete han creado confusión. Mientras el expresidente elogia los ataques israelíes, también intenta desvincular a EE.UU. de una participación directa. Sin embargo, la retirada diplomática y el apoyo logístico a Israel han sido interpretados por Teherán como signos claros de complicidad.

La posición oficial estadounidense es proteger a sus tropas, pero cada acción parece alinearse con los intereses israelíes, alimentando la narrativa de los aliados de Irán.

Si las FMP continúan atacando objetivos estadounidenses, la misión antiterrorista contra ISIS se verá afectada. Las tropas podrían verse obligadas a replegarse o concentrarse en la autodefensa, dejando un vacío que el extremismo podría aprovechar para resurgir. Este escenario no solo debilita la seguridad regional, sino que también pone en jaque los años de cooperación en la lucha contra el yihadismo.

Irak, rehén de una guerra ajena

En medio de una guerra que no ha elegido, Irak se ve atrapado entre dos potencias regionales que utilizan su territorio como tablero estratégico. La escalada entre Israel e Irán no solo amenaza su soberanía, sino que también compromete su estabilidad interna, su seguridad energética y su capacidad de gobernanza.

La neutralidad ya no es una opción viable. Y si el conflicto se prolonga, Irak podría convertirse no solo en un campo de batalla indirecto, sino en una de sus principales víctimas.

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