La gestión del Gobierno provoca que el PIB per cápita esté a la cola de Europa

La gestión de Pedro Sánchez ha lastrado el PIB per cápita de España, con políticas ineficaces, endeudamiento y un modelo económico que frena el crecimiento
The post La gestión del Gobierno provoca que el PIB per cápita esté a la cola de Europa first appeared on Hércules.  El Producto Interior Bruto (PIB) per cápita es un indicador clave para evaluar el nivel de bienestar económico de un país, ya que mide la riqueza promedio por habitante. En España, este indicador ha mostrado una evolución preocupante en los últimos años, evidenciando los errores y la falta de eficacia del Gobierno de Pedro Sánchez en la gestión económica. A pesar de que el presidente ha intentado presentar un panorama positivo, la realidad es que España sigue sin lograr una convergencia real con las economías más avanzadas de Europa, arrastrando problemas estructurales agravados por políticas ineficaces.

Desde 1973, el PIB per cápita de España ha mostrado una tendencia creciente en términos absolutos, pero de forma desigual e insuficiente para consolidar a España como una economía líder en Europa. Entre 1985 y 2007, España experimentó un crecimiento significativo gracias a la adhesión a la Comunidad Económica Europea y la modernización del mercado laboral. Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, el país ha estado atrapado en un estancamiento del que no ha conseguido salir de manera efectiva, debido a políticas erráticas y una falta de estrategia económica clara.

Deterioro del PIB per cápita bajo el Gobierno de Pedro Sánchez

Cuando Pedro Sánchez asumió la presidencia en 2018, España era la 13ª economía mundial, con un PIB de 1.212.276 millones de euros y un PIB per cápita de 25.950 euros. La economía mostraba signos de recuperación tras la crisis de 2008, con sectores productivos en expansión. Sin embargo, en lugar de consolidar esta mejora, el gobierno optó por políticas intervencionistas y un aumento descontrolado del gasto público que debilitó la estabilidad fiscal del país.

La pandemia de COVID-19 representó un reto global, pero la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez agravó la crisis económica en España. En lugar de aplicar medidas efectivas para mitigar el impacto en la economía, el país sufrió una de las mayores caídas del PIB de Europa, evidenciando la fragilidad de su modelo económico. La recuperación posterior fue lenta e insuficiente, y sectores clave como el turismo y la hostelería quedaron gravemente afectados sin una estrategia clara para su reactivación.

A partir de 2021, la economía española comenzó una recuperación moderada impulsada por fondos europeos y políticas de estímulo fiscal. No obstante, este crecimiento se ha basado más en un endeudamiento masivo y un aumento del gasto público que en una mejora real de la productividad. La falta de reformas estructurales ha impedido que esta recuperación se traduzca en un crecimiento sostenido del PIB per cápita.

En 2023, el PIB de España creció un 2,7% respecto a 2022, según la Contabilidad Nacional Anual del INE. Sin embargo, este crecimiento ha sido insuficiente para mejorar el PIB per cápita de manera significativa, debido al aumento de la población y a la baja productividad de la economía. La falta de inversión en sectores estratégicos y la inseguridad jurídica generada por decisiones erráticas del gobierno han desincentivado la inversión privada.

España sigue rezagada en comparación con Europa

Mientras que la media del PIB per cápita en la Unión Europea en 2022 fue de 35.200 dólares PPA, España apenas alcanzó los 30.000 dólares. Países como Irlanda (82.400 dólares), Luxemburgo (92.000 dólares) y Dinamarca (48.000 dólares) continúan ampliando la brecha con España. Esta diferencia no es casualidad, sino el resultado de políticas ineficaces y un modelo económico que sigue dependiendo de sectores de bajo valor añadido.

El estancamiento del PIB per cápita en España no es un fenómeno aislado, sino la consecuencia de malas decisiones políticas y económicas. Algunos de los principales problemas son:

Modelo económico obsoleto: Mientras otros países han apostado por la innovación y la digitalización, España sigue dependiendo excesivamente del turismo y la construcción, sectores vulnerables a crisis externas.

Desempleo y precariedad laboral: Aunque el empleo ha crecido en términos absolutos, la calidad del trabajo sigue siendo baja, con altas tasas de temporalidad y bajos salarios, lo que limita la productividad y el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Déficit en inversión y tecnología: La inversión en I+D sigue siendo insuficiente en comparación con el resto de Europa, lo que impide la transformación hacia una economía más competitiva.

Aumento insostenible del gasto público: Desde 2019, el gasto público ha crecido un 12%, representando el 46% del PIB. Esta política ha generado una mayor dependencia del Estado y un incremento de la deuda pública, sin un retorno claro en términos de crecimiento económico.

Inseguridad jurídica y desconfianza empresarial: La inestabilidad legislativa y las constantes modificaciones normativas han generado incertidumbre en el sector privado, frenando la inversión y la generación de empleo de calidad.

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