Las confirmaciones en el Senado del gabinete de Donald Trump, entre el retraso y el bloqueo

Las confirmaciones en el Senado del gabinete de Donald Trump, entre el retraso y el bloqueo

Los candidatos nominados por Donald Trump para conformar su gabinete deben pasar por una audiencia ante comités especializados para su posterior confirmación por el Senado. ¿Cómo se desarrolla ese proceso?
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Donald Trump durante un discurso ante el Congreso de los Estados Unidos

Durante los próximos meses, el Senado de los Estados Unidos deberá confirmar más de 1200 candidatos seleccionados para ocupar diferentes posiciones dentro del gobierno. Entre ellos destacan quince secretarios –el equivalente a ministros en España–, y diferentes cargos de relevancia, como el de director de Inteligencia Nacional, responsable de supervisar la labor de las diferentes agencias de inteligencia, o el embajador ante Naciones Unidas, entre otros a destacar.

Trump consiguió confirmar esta pasada semana por unanimidad al exsenador republicano por Florida, Marco Rubio, como secretario de Estado, así como con un relativo amplio margen de apoyo parlamentario a sus nominados a director de la CIA, John Ratcliffe, y a la secretaría de Seguridad Nacional, Kristi Noem.

Más dificultosa y polémica resultó la confirmación del nominado a secretario de Defensa, el presentador de Fox and Friends, Pete Hegseth, por una escueta mayoría de 51-50, en la que el vicepresidente J.D. Vance desequilibró el empate en sentido afirmativo. Hegseth, acusado de actuar abusivamente contra su exmujer y demandado por una presunta agresión sexual ocurrida en 2017, fue confirmado finalmente por el menor margen de aprobación de la historia para el cargo de secretario de Defensa.

Pete Hegseth acompañado por J.D. Vance

El proceso de confirmación en el Senado

Este proceso de confirmación de los nominados presidenciales a ocupar cargos gubernamentales se encuentra recogido en el Artículo II de la Constitución de los Estados Unidos, que recoge la potestad del presidente para identificar y nombrar potenciales nominados a ocupar estos cargos de designación política, contando para ello con «el consejo y el consentimiento» del Senado como cámara legislativa.

Normalmente, el paso previo a esta confirmación comporta la reunión del nominado con los senadores, ya sea en reuniones individuales o con el caucus de cada partido en el Senado. Estas reuniones son útiles para evaluar provisionalmente el potencial apoyo o rechazo de un nominado a su confirmación, así como para despejar dudas acerca del carácter del mismo o sus conocimientos sobre la materia del cargo a desempeñar.

Una vez concluidos los encuentros informales, los potenciales candidatos a ocupar un cargo en el gobierno deben enviar un formulario que detalle con mucha profundidad cuestiones del desempeño profesional y educativo de los mismos, pero también de cuestiones respectivas a la vida personal y al carácter de los nominados. Entre ellas, por ejemplo, la existencia de antecedentes policiales, o el consumo de drogas.

Este formulario sirve, precisamente, para la conducción investigaciones al respecto de estos detalles por parte del FBI y otras agencias de seguridad e inteligencia. Posteriormente los senadores son informados al respecto de estas investigaciones ad hoc, como ocurrió recientemente en el caso de la nominación de Pete Hegseth.

Otro de los formularios a cumplimentar por los nominados es el referente a posibles conflictos de intereses, debiendo detallar sus respectivos historiales financieros, fuentes de ingreso y patrimonio. La existencia de posibles conflictos de interés no descalifica a un posible candidato, pero les obliga a detallar cual será la vía por la que éstos no afectarán al desempeño de su responsabilidad como funcionarios mediante acuerdo formal con el gobierno federal, por ejemplo, requiriendo un plan de desinversión en posibles empresas estratégicas.

Seguidamente, el candidato debe someterse al interrogatorio público por parte de los senadores que conforman cada uno de los comités parlamentario encargados de supervisar la acción de las secretarías y agencias que van a dirigir. En ese interrogatorio cruzado, los nominados son cuestionados por su experiencia, las cuestiones detalladas anteriormente en los formularios requeridos y sus prioridades de acción política en el ejercicio del cargo a desempeñar.

John Thune, líder de los Republicanos en el Senado/Dakota del Sur

Por último, el comité, compuesto por senadores de ambos partidos, vota sobre la idoneidad del nominado propuesto, para que, una vez superado el debate en la cámara –cierre que también debe votarse, para acabar el conocido como «filibusterismo»– finalmente, el Senado pueda votar en bloque a favor o en contra de la nominación del candidato.

Los nominados del segundo gabinete de Donald Trump

Este dificultoso proceso retrasa mucho la posibilidad de ocupar con rapidez los cargos de designación política, tal y como detalla la fundación Center for Presidential Transition. Esta fundación señala además cómo los periodos de transición entre administraciones necesarios para confirmar a los nominados se han ido alargando en los últimos tiempos, alcanzando un pico bajo la Administración Biden, que tardó, de media, 109 días en confirmar a los candidatos propuestos a tal fin.

En el momento actual, la presente mayoría republicana en el Senado, ocupando 53 de los 100 escaños que lo componen, permite a la Administración Trump tratar de acelerar este proceso, con vistas a confirmar en el primer mes de mandato a la mayoría de candidatos propuestos para a ocupar las secretarías.

Se espera que a lo largo de esta próxima semana se avance con la confirmación de figuras relevantes para el próximo gabinete, como el billonario Scott Bessent, anterior jefe de inversiones para la firma del financiero George Soros, nominado para el cargo de secretario del Tesoro –el equivalente a un ministro de Economía– o el nominado para encabezar la secretaría de Transportes, Sean Duffy.

Del mismo modo, tendrán lugar varias comparecencias de gran relevancia por la polémica que despiertan los nominados, como la del anterior candidato presidencial Robert Kennedy Jr., nominado como secretario de Salud y Servicios Humanos, y la excongresista demócrata –convertida en trumpista de nueva guardia– por Hawái, Tulsi Gabbard, nominada para el puesto de directora de Inteligencia Nacional.

Estas comparecencias, que de seguro despertarán el foco mediático junto a los más que posibles conflictos parlamentarios intestinos que generen, servirán de Rubicón particular y prueba para la Administración Trump 2.0 en sus primeros días, al menos en lo respectivo a la cohesión parlamentaria republicana, así como del liderazgo que el presidente pueda ejercer en sus propias filas para asegurar la confirmación de sus candidatos.

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