Los efectos de comer rápido y por qué es mejor evitarlo

Los efectos de comer rápido y por qué es mejor evitarlo

Comer rápido y masticar mal los alimentos no siempre causa efectos inmediatos. Sin embargo, suele asociarse a digestiones lentas, sensación de pesadez, riesgo de sobrepeso y mayor tendencia a desarrollar enfermedades metabólicas, como obesidad, diabetes e hipertensión. La masticación, aunque puede parecer un proceso automático, requiere concentración, tiempo y consciencia. Si bien tal vez lo
The post Los efectos de comer rápido y por qué es mejor evitarlo appeared first on Mejor con Salud.  Comer rápido y masticar mal los alimentos no siempre causa efectos inmediatos. Sin embargo, suele asociarse a digestiones lentas, sensación de pesadez, riesgo de sobrepeso y mayor tendencia a desarrollar enfermedades metabólicas, como obesidad, diabetes e hipertensión.

La masticación, aunque puede parecer un proceso automático, requiere concentración, tiempo y consciencia. Si bien tal vez lo ignoras, esta representa un paso esencial para una digestión eficiente. Y es que al triturar bien la comida no solo estás facilitando el trabajo del estómago, sino que activas enzimas presentes en la saliva que inician la descomposición de los nutrientes desde la boca.

¿Te ha pasado que terminas de comer y al rato sientes hambre otra vez o te sientes hinchado? No es casualidad. Si no estás prestando atención a este hábito alimentario, lo más probable es que tenga relación con esos síntomas inusuales. Por eso, en esta oportunidad te contamos por qué las ingestas apuradas son perjudiciales y qué hacer para corregirlas.

1. Dificultades digestivas

Los efectos más comunes de comer rápido se perciben a nivel digestivo. Cuando no masticas bien los alimentos, estos llegan al estómago en trozos grandes, lo que complica su descomposición. Como el sistema digestivo debe esforzarse más de lo habitual, el vaciado gástrico se ralentiza, aumenta la fermentación de los alimentos, puede producirse un exceso de ácido y se ve afectada la correcta absorción de nutrientes.

Además, en este proceso limitas la producción de saliva y, por tanto, reduces la humedad necesaria para que el bolo alimenticio se forme bien. Como la comida llega más seca y compacta al estómago, esa incómoda sensación de llenura no tarda en aparecer, muchas veces acompañada de malestares como los siguientes:

  • Inflamación abdominal
  • Acidez o reflujo
  • Gases
  • Náuseas
  • Estreñimiento o diarrea
        <div class="read-too">
            <strong>No dejes de leer</strong>:
                <a href="https://mejorconsalud.as.com/barriga-hinchada-despues-de-comer-por-que/" target="_self" title="Barriga hinchada después de comer, ¿por qué?">Barriga hinchada después de comer, ¿por qué?</a>

        </div>

2. Distensión abdominal

Aunque este síntoma está asociado con el punto anterior, merece una mención especial por la manera en que se agudiza al comer con prisa. Sucede que, cuando comes con afán, favoreces la entrada excesiva de aire al sistema digestivo (aerofagia). Tras acumularse en los intestinos y el estómago, este provoca hinchazón, sensación de presión y una necesidad constante de eructar o liberar gases.

Con el tiempo, si no mejoras esta conducta, la hinchazón puede influir en alteraciones del apetito, mala postura y malestar social, en especial si llega a interferir con las actividades diarias. El riesgo es mayor en pacientes con enfermedades digestivas subyacentes, como el síndrome del intestino irritable.

3. Aumento del riesgo de sobrepeso

Es probable que hayas escuchado que «comer rápido engorda». Esta idea se ha difundido con el argumento de que las ingestas apresuradas impactan de forma negativa en los mecanismos que regulan el apetito.

Y sí, existe evidencia científica que sugiere que, al no dar tiempo suficiente para que se active la respuesta hormonal de la saciedad —que implica la liberación de leptina y péptido YY—, es más probable que llegues a ingerir más calorías de las que tu cuerpo necesita, un factor de riesgo de sobrepeso.

No obstante, debes considerar que no se trata de una causa directa y tampoco se manifiesta igual en todas las personas. El aumento de peso obedece a múltiples factores, como la genética, el entorno social, los niveles de actividad física, el tipo de alimentación, el estado emocional y hasta la calidad del sueño.

En este sentido, más que causar sobrepeso por sí solo, tragar sin pausa favorece un patrón de alimentación que, si no se ajusta, a largo plazo contribuye a la ganancia de peso, especialmente cuando va acompañado de elecciones poco saludables, porciones excesivas o una baja percepción de saciedad.

4. Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares

Algunas investigaciones preliminares sugieren que ingerir los alimentos con prisa puede influir en la aparición de desequilibrios metabólicos que afectan la salud del corazón y de los vasos sanguíneos. Esto se debe a que es una conducta vinculada de manera indirecta con la ingesta excesiva de calorías, el aumento de peso y alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos.

Se cree que, con el tiempo, puede contribuir a la aparición de hipertensión, obesidad abdominal y dislipidemias. Esto, a su vez, eleva el riesgo de infarto de miocardio, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular, sobre todo en pacientes con antecedentes familiares de estos trastornos, sedentarios o cuyas dietas son pobres en nutrientes.

5. Riesgo potencial de diabetes

Comer de forma acelerada se vincula con un riesgo potencial de desarrollar diabetes tipo 2. Esto significa que, aunque no es una causa directa, sí contribuye a un entorno metabólico desfavorable que facilita su aparición. Por ejemplo, puede provocar picos repetidos de glucosa en sangre y una mayor demanda de insulina, ya que el cuerpo debe trabajar más para procesar grandes cantidades de comida en poco tiempo.

Si sucede de forma constante, esta sobrecarga va deteriorando la sensibilidad de las células a la insulina, influyendo en la aparición de resistencia a esta hormona. Esto empeora si este patrón se combina con factores como el sobrepeso, la inactividad física y una dieta poco saludable.

6. Efectos psicológicos

Realizar ingestas demasiado rápidas también puede tener efectos psicológicos negativos. Esto debido a que impide establecer una relación consciente con los alimentos y las señales internas de hambre y saciedad. Al incidir en un estilo de alimentación automático, puede derivar conductas impulsivas o ansiosas, acompañadas de insatisfacción después de comer, culpa o frustración.

Si no se le presta suficiente atención, puede contribuir a una relación conflictiva con la comida. De hecho, es un hábito asociado a un riesgo elevado de atracones y trastornos alimentarios, en especial en contextos de estrés o desequilibrios emocionales.

¿Qué puedes hacer para comer más despacio?

¿Te has dado cuenta de que muchas veces comes apurado, casi sin darte cuenta? ¡Tranquilo! No estás solo. Reconocer esta conducta ya es un primer gran paso hacia un cambio positivo. A partir de ahora, cada vez que te sientes a comer, intenta aplicar algunos de los siguientes consejos:

  • Dedica tiempo suficiente a tus comidas: la idea es que dispongas de entre 20 y 30 minutos para hacerlo con calma, preferiblemente en un lugar tranquilo y alejado de distractores como las pantallas.
  • Cuenta las veces que masticas: como ejercicio, pero sin obsesionarte. Intenta masticar 30 veces cada bocado, según la textura del alimento.
  • Haz pausas ligeras mientras comes: deja los cubiertos sobre la mesa mientras masticas. Esto te ayuda a bajar el ritmo.
  • Come con consciencia e intención: la alimentación consciente puede contribuir de forma significativa a corregir este patrón. Empieza por respirar profundo antes de empezar a comer, toma un momento para agradecer, observa tu plato y, en el proceso, intenta prestar más atención a los sabores y texturas.
  • Atiende a tus señales de hambre y saciedad: intenta planificar horarios regulares de comida para evitar pasar hambre por muchas horas, ya que esto te puede llevar a comer con desesperación. Además, procura detenerte cuando te sientas satisfecho y no demasiado lleno.
        <div class="read-too">
            <strong>Lee también</strong>:
                <a href="https://mejorconsalud.as.com/como-cambiar-habitos-comer-correctamente/" target="_self" title="Cómo podemos cambiar algunos hábitos para comer correctamente">Cómo podemos cambiar algunos hábitos para comer correctamente</a>

        </div>

Comer lento es una forma de cuidarte

En un mundo en el que el afán y la inmediatez hacen parte del estilo de vida, dedicar unos minutos para comer con calma puede, muchas veces, resultar desafiante. Sin embargo, es importante reconocer que estos pequeños gestos son formas de autocuidado con un impacto significativo en tu salud.

Masticar bien y permitirte disfrutar de cada bocado no solo beneficia tu digestión y metabolismo, sino que te ayuda a reconectar con tus necesidades, a disfrutar más del momento presente y a tomar decisiones más conscientes respecto a tu alimentación. Solo necesitas frenar un poco, darte permiso para saborear y recordar que comer bien va más allá de elegir buenos alimentos.

The post Los efectos de comer rápido y por qué es mejor evitarlo appeared first on Mejor con Salud.