Que hagan las cosas bien los actores, actrices y actoras y no me hagan que tenga que salir a comprarme un cilicio porque según su opinión sobre todo y la nada, resulta que yo no voto bien
The post Más cine, por favor… ¡pero SÓLO cine! first appeared on Hércules. ¿Cuándo hemos dejado que el cine sea un espectáculo a que sea un cognazo de espectáculo? ¿Cuándo le hemos dado vela, cirio, hasta del tamaño de uno pascual, a que actores, actrices y actoras nos digan qué está bien, mal o regulinchi? Que estoy ya mú cansao de que me vengan a hablar de guerras… pero sólo cuando les parece bien. Que lo de Iraq o Palestina, canela fina, pero lo que pase en otros lugares más cruentos, o con intervenciones llevadas a cabo por los líderes a los que voto y apoyo, como si se quieren pasar las resoluciones de Naciones Unidas por el arco del triunfo y entra a saco la OTAN como si no hubiera un mañana. Cosa que, en cualquier caso, no tiene una ñórdiga de valor, ya que según tales resoluciones (como la 2353 de 9 de diciembre de 1967), el Reino Unido tenía que haber descolonizado Gibraltar antes del 1 de enero de 1969. No me hagan caso, pero pa mí que van tarde. Ya ven para lo que vale la ONU, las resoluciones, y las pegatinas super revolucionarias de la muette. Para que tras haber estado todos callados como colipoterras por cosillas como lo de Afganistán, ahora las mujeres allí vayan de nuevo disfrazadas como Cásper, con riesgo a que los 650 gramos que pese un burka, sea su condena en vida con la alternativa de no tenerla.
Un cine donde los buenos y los malos sean los que llevan sombreros blancos o negros. O donde el amor redima al villano. Donde la magia de lo imposible te haga salir tarareando una banda sonora que necesitas de inmediato para poderla escuchar en tu ocho pistas en el coche (no saben lo bien que se oye un ocho pistas, aunque un poco trasto les reconozco que sea). Un cine donde te importe una higa a qué vota o deja de votar el actor de turno con el que has disfrutado. Que no ha hecho de su vida un lema, porque la única vida que te importa es la de papel que ha representado. Que te la bufa si le va el pescado o la carne, o es un eremita gastronómico. Y hasta le perdono que sea una mala persona. Que los habrá. Como en todos lados. Yo mismo seguro que no estoy en Gracia de Dios como para tenerlas todas conmigo que no me pase cuando menos una temporada larga en el Purgatorio. Pero eso, querida lectora y estimado lector, te importara menos que nada. Porque me lees sin pensar si soy del Madrí, carnívoro o Trekkie. Me lees porque te gusta lo que escribo. Y yo que te lo agradezco. Pero mi labor es hacerlo porque uno se dedica al análisis político y a la divulgación histórica. Como otros habrá que se dediquen a la física cuántica. Y cada uno a lo suyo y a hacerlo bien.
Y eso es lo que quiero. Que hagan las cosas bien los actores, actrices y actoras y no me hagan que tenga que salir a comprarme un cilicio porque según su opinión sobre todo y la nada, resulta que yo no voto bien. O tengo un problema con el heteropatriarcado. O debería de ser y vivir como creen que es lo correcto. Y no. Al menos para mí, no. Y por supuesto que el cine tiene y puede ser más que diversión, y puede crear curiosidad, presentar temas de reflexión, e incluso de denuncia. Pero eso es tema del guionista y del director. No de los que llevan a cabo la interpretación. Con lo que no se vengan arriba, porque lo mismo los importantes fueron los Lubitsch, Wilder o Trumbo de turno. Y por declamar con afección impostada bajo la dirección y batuta de quien les dirige, no se crean que ya les han puesto un birrete, una toga, y pueden pontificarnos. No den más la murga. Hagan cine. Mucho cine. Pero sólo cine, por favor. ¡Gracias!
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