El nuevo papa, de 69 años, tuvo claro desde niño que lo suyo serían los hábitos. Y sus padres tuvieron un gran peso en ese camino: una familia de misa diaria, de padre catequista y una madre cuya labor mantenía en pie la parroquia católica en la que se crió el futuro León XIV.
El nuevo papa, de 69 años, tuvo claro desde niño que lo suyo serían los hábitos. Y sus padres tuvieron un gran peso en ese camino: una familia de misa diaria, de padre catequista y una madre cuya labor mantenía en pie la parroquia católica en la que se crió el futuro León XIV.