¿Alguna vez has visto una película, serie, cómic o libro donde el protagonista tiene diálogos internos? Pues no solo ocurre en la ficción, sino que también les pasa a muchas personas alrededor del mundo. Se llama monólogo interno y es la conversación mental que tienes contigo mismo, sin emitir ninguna palabra o sonido al exterior.
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Se llama monólogo interno y es la conversación mental que tienes contigo mismo, sin emitir ninguna palabra o sonido al exterior. Ahora, considera que esta experiencia no es universal. El psicólogo Russell Hurlburt señala que solo entre el 30 % y 50 % de las personas piensan con palabras. Es decir, tienen este monólogo interno. Entonces, ¿cómo piensan los demás?
¿Qué formas toma el pensamiento interno?
Como se suele decir, cada persona es un mundo, y cuando se trata del pensamiento interior, literalmente es así. La manera en la que procesamos nuestras ideas varía mucho de uno a otro. En un estudio de la Universidad de Nevada, los investigadores determinaron que existen cinco diferentes formas de pensamiento:
- Sentimientos: se refiere a razonar de forma consciente en emociones y sentimientos. Por ejemplo, pensar en que debes sentirte triste tras la muerte del protagonista de tu serie o película favorita.
- Habla interna: es pensar con palabras; desde un monólogo interno fluido, pasando por algunas oraciones, o tan solo un par de palabras sueltas. En ellas describes lo que sientes, lo que te está sucediendo o lo que planeas hacer.
- Conciencia sensorial: este tipo de pensamiento consiste en concentrarse solo en un aspecto del entorno, sin prestarle atención a lo demás. Por ejemplo, piensas solo en conducir bien, sin tener en cuenta a quién tienes como copiloto.
- Imágenes visuales: las personas con este tipo de pensamiento experimentan imágenes, que pueden ser abstractas o no, distintas de las que observan en la realidad. Por ejemplo: tener la imagen mental de una biblioteca y estar, en realidad, en el dormitorio.
- Pensamiento no simbolizado: es cuando tenemos pensamientos muy claros, sin imágenes, palabras u otro medio que los acompañe. Cuando cerramos una puerta con llave de forma mecánica, es un ejemplo de situación en el que podría darse este pensamiento.
Los expertos señalan que los tipos de pensamientos no son exclusivos. Es decir, una persona puede combinar varios de ellos. Por ejemplo, tener un diálogo interno en determinadas situaciones, pero también un pensamiento visual o en imágenes en otras.
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¿Por qué pensamos de forma diferente?
Aunque el motivo detrás de que algunas personas piensen con palabras y otras con imágenes todavía se encuentra en investigación y debate por parte de los expertos, algunos consideran que la primera infancia juega un papel en ello. Los niños pequeños utilizan el lenguaje para repasar la información que les dan sus cuidadores, repitiendo la misma y haciendo que se desarrolle ese primer diálogo interno.
Otros sostienen que la diferencia de pensamientos se debe a que tenemos estilos individuales de procesamiento de la información. Esto hace que tengamos más preferencia por un tipo de pensamiento o incluso mezclarlos.
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Pros y contras del monólogo interno
El diálogo interno puede serte de gran ayuda para el día a día. Por ejemplo, funciona como una herramienta para autoevaluarte y analizar tus emociones y comportamientos. También sirve para planificar tus acciones y estrategias, así como reflexionar sobre experiencias que te hayan sucedido.
Ahora, ten en cuenta que el monólogo interno en exceso no es positivo. Como indica el psicólogo Ethan Kross, el exceso de planificación y simulación interna puede llevarnos a pensamientos rumiantes y dañinos. Estos suben nuestros niveles de estrés y tienen consecuencias negativas en la salud física y mental.
En definitiva, la idea popular y extendida de que solo existe un tipo de pensamiento “correcto” es un mito. Hay una gran diversidad de pensamientos internos, y todos son válidos. Acéptate a ti mismo y abraza tu individualidad, sin compararte con los demás.
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