Oughourlian se impone a los accionistas afines a Moncloa: “Prisa no es un juguete”

El presidente del grupo mediático gana la batalla por el control de la compañía con el respaldo de más del 99% del capital en plena guerra interna
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Durante la junta, Oughourlian lanzó un mensaje rotundo: “Prisa no es un juguete”. Un dardo directo a quienes, según él, han intentado desestabilizar la compañía por intereses personales y políticos. Los principales actores de esta ofensiva son Global Alconaba, con apoyo gubernamental, y Andrés Varela Entrecanales, que han maniobrado para disputar el control del grupo, incluso con recurso judicial contra la refinanciación de la deuda.

Pulso en la cúpula de Prisa

Lejos de esconderse, Oughourlian se mostró firme pero conciliador: “Prefiero tender la mano a quienes tienen intereses en la empresa, pero no podemos tolerar que el interés particular se imponga al común”. El empresario recordó que su gestión ha permitido refinanciar una deuda de más de 800 millones de euros, algo que, según Pilar Gil, vicepresidenta de Prisa, habría sido imposible sin su liderazgo, dadas las turbulencias del entorno económico y la oposición de los críticos.

El presidente de Prisa también denunció el coste económico generado por la pugna interna: 62 millones de euros, entre comisiones a acreedores, costes judiciales y sobrecostes por ampliaciones de capital. Además, reveló que el fondo Pimco, principal acreedor de la empresa, condicionó la refinanciación a su permanencia al frente de la compañía.

Rechazo a la televisión pro-gubernamental

Uno de los puntos de fricción más importantes ha sido la negativa de Oughourlian a impulsar un canal de televisión con una línea editorial favorable al Gobierno, ideado por José Miguel Contreras. La cancelación del proyecto provocó la salida de varios altos cargos, entre ellos el propio Contreras y Carlos Núñez, y encendió la mecha del enfrentamiento interno.

Aun así, el presidente no rehuyó el debate durante el turno de preguntas. Adolfo Utor, dueño del 5% del capital y presidente de Transmediterránea, criticó la evolución financiera de Prisa bajo su mando, señalando que, pese a las ampliaciones de capital y cierta mejora contable, los resultados siguen siendo negativos. La respuesta de Oughourlian fue tajante: “Eres de los pocos accionistas que pueden decir que han ganado dinero con mi gestión”.

Nuevo plan estratégico y defensa de Santillana

De cara al futuro, Oughourlian anunció la preparación de un nuevo plan estratégico para consolidar la recuperación financiera y empresarial del grupo. Reivindicó que “2024 ha sido un buen año” con una drástica reducción del endeudamiento y un margen de EBITDA que sitúa a Prisa en su mejor posición en dos décadas.

En cuanto a Santillana, la joya del grupo por su rentabilidad, el presidente descartó cualquier posibilidad de venta. “Aporta el 70% del EBITDA del grupo. Es irrenunciable. Me duele que se diga que está en venta”, sentenció.

Mientras tanto, los accionistas críticos no se rinden. Según fuentes próximas, el bloque español vinculado al Gobierno estaría sondeando apoyos para una posible OPA hostil, y han mantenido conversaciones con el magnate checo Daniel Kretinsky, con quien Moncloa ya ha negociado su eventual desembarco. Con una fortuna estimada de 9.500 millones de dólares y experiencia en medios como Le Monde, su entrada reactivaría la batalla por Prisa.

“Estoy harto de guerras internas”, concluyó Oughourlian. “Por fin estamos donde queremos estar. Es hora de centrarnos en el negocio, los productos y los lectores. La integridad de Prisa no está en venta, ni mi compromiso con su futuro”. El presidente logró no solo ganar el pulso, sino consolidar su poder con legitimidad del capital, dejando claro que seguirá al frente de una Prisa en transformación, pero bajo su timón.

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