Tras la caída del Gobierno de Al Asad, la violencia en Siria se encuentra lejos de terminar bajo la administración del nuevo Gobierno
The post Se acumulan las polémicas del nuevo Gobierno sirio first appeared on Hércules. La situación en Siria sigue siendo extremadamente compleja y volátil tras la caída del gobierno de Bashar al Asad en diciembre pasado. La transición hacia un nuevo orden político está marcada por una creciente violencia, que ha alcanzado especialmente a las provincias costeras de Latakia y Tartús, bastiones históricos del derrocado régimen. En este contexto, las fuerzas de seguridad del gobierno interino liderado por Ahmed al Shara, junto con grupos armados aliados, han emprendido una brutal campaña de represión tras los ataques de grupos insurgentes alauitas. Mientras las masacres se multiplican y las condiciones de vida en las regiones afectadas se deterioran, la comunidad internacional observa con preocupación la evolución del proceso de transición y las posibles implicaciones para la estabilidad de la región.
Ejecuciones y violencia sectaria
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, en los últimos días se han reportado más de 1.000 muertes, entre ellas 745 civiles, principalmente de la minoría alauita, quienes han sido víctimas de ejecuciones sumarias. La ONG con sede en Reino Unido señaló que estas acciones han sido cometidas por las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno sirio y grupos armados aliados, en lo que describen como una campaña de venganza sectaria.
Los hechos han ocurrido principalmente en las provincias costeras de Latakia y Tartús, bastiones históricos del derrocado Bashar al Asad, quien huyó a Rusia tras su caída en diciembre. Los combates estallaron cuando grupos insurgentes alauitas atacaron las fuerzas del nuevo gobierno, lo que desató una brutal represión por parte de las autoridades.
A pesar de la gravedad de la situación, el gobierno de Al Shara ha evitado condenar abiertamente las masacres. En un discurso reciente, el presidente interino mencionó los enfrentamientos como “desafíos esperados” dentro del proceso de transición, sin hacer referencia directa a las denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Ante la creciente violencia, las condiciones de vida en Latakia y otras regiones afectadas continúan empeorando. Se reportan cortes de electricidad y agua, así como el cierre de mercados y panaderías, lo que agrava la crisis humanitaria. Miles de personas han intentado huir de las zonas de conflicto, pero las vías de escape son limitadas debido a los bloqueos y la constante presencia de grupos armados.
El Observatorio Sirio ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para que intervenga y documente las atrocidades en curso. Según la ONG, la impunidad podría alentar una espiral de violencia que amenace la ya frágil estabilidad política del país.
Se retrasa la transición democrática
Ahmed al Shara, presidente de transición de Siria, ha reconocido que el proceso electoral en el país podría extenderse hasta cinco años.
«El camino hacia unas elecciones presidenciales requiere entre cuatro y cinco años», declaró Al Shara en su primera entrevista televisada desde que asumió el cargo. Hace apenas una semana, fue nombrado presidente de transición con la tarea de establecer un consejo legislativo provisional encargado de redactar una nueva Constitución.
En declaraciones a SyriaTV, Al Shara afirmó que las Fuerzas Democráticas Sirias, encabezadas por los kurdos, estarían dispuestas a entregar sus armas a las autoridades centrales, actualmente bajo control del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS).
El líder rebelde, anteriormente conocido como ‘Abu Mohamed al Golani’, asumió la presidencia de transición a finales de enero, tras la caída del gobierno de Bashar al Assad, quien abandonó el país rumbo a Rusia luego de más de veinte años en el poder.
Preocupación internacional y el papel de los actores extranjeros
La comunidad internacional observa con alarma la situación en Siria. Diversos países han expresado su preocupación por el rumbo que está tomando la transición bajo el liderazgo de Al Shara. La Unión Europea ha condenado los actos de violencia y ha exigido una investigación imparcial sobre las masacres denunciadas. Estados Unidos y otras potencias han manifestado su inquietud por la posible consolidación de un régimen islamista radical, dada la presencia de excombatientes de Hayat Tahrir al Sham (HTS) en la administración actual.
Además, el conflicto sirio ha despertado el interés de potencias como China y Rusia, que siguen de cerca los acontecimientos. China teme que el auge de grupos yihadistas en Siria pueda fortalecer movimientos separatistas islámicos en su región de Xinjiang, mientras que Rusia, tradicional aliada del régimen de Al Asad, ha evitado pronunciarse sobre los abusos cometidos por el nuevo gobierno.
Mientras tanto, las fuerzas de la nueva administración, en su mayoría excombatientes de Hayat Tahrir al Sham (HTS), continúan asegurando su dominio en el país. La situación genera preocupación internacional, dado que HTS tiene vínculos históricos con Al Qaeda, lo que podría convertir a Siria en un epicentro del extremismo islámico.
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