La política de Trump sobre medicamentos amenaza el suministro europeo, presiona a subir precios y pone en riesgo la salud pública y la industria farmacéutica
The post Trump presiona a Europa con su cruzada farmacéutica first appeared on Hércules. La ausencia de un CONTROL ESTATAL DE PRECIOS en Estados Unidos ha convertido al país en el mayor generador de beneficios para la Industria farmacéutica mundial. Los precios de los medicamentos allí triplican el promedio de los países de la OCDE, favoreciendo los márgenes de las grandes compañías. Sin embargo, la política sanitaria de Trump apunta ahora a redibujar ese escenario y, en el proceso, desestabilizar el equilibrio global.
El decreto de Trump: más que una promesa
A mediados de mayo, el expresidente Donald Trump firmó un decreto que promete reducir los precios de los medicamentos hasta en un 80%. Su estrategia no contempla control estatal, sino aplicar en EE.UU. el precio más bajo disponible en otro país industrializado. Si un fármaco cuesta 6 euros en Italia y 20 dólares en EE.UU., ese será el nuevo tope.
Aunque parezca una victoria para el consumidor, el sector farmacéutico ve riesgos. “Los precios bajos no garantizan el suministro, pueden generar colapsos en las cadenas de distribución”, alerta Dorothee Brakmann, directora general de Pharma Deutschland. Para ella, sin un precio justo no hay innovación ni producción local.
Redistribuir la carga: el verdadero objetivo
Trump medicamentos no busca intervenir el mercado, sino obligar a Europa a asumir más costes. Según su lógica, EE.UU. asume gran parte de los gastos de investigación. Su propuesta: Europa debe pagar más. La idea ha encontrado eco en ejecutivos de Sanofi y Novartis, quienes reclaman un reajuste en los precios europeos por la presión de las regulaciones locales.
Riesgo de importar la crisis estadounidense
Expertos advierten que seguir el modelo de precios de EE.UU. sería perjudicial. “El sistema de salud europeo depende de precios regulados para equilibrar innovación y acceso”, afirma Jo Seldeslachts, economista de la Universidad de Ámsterdam. Subir precios en Europa para igualar a EE.UU. desestabilizaría ese equilibrio y sobrecargaría los presupuestos públicos.
Trump amenaza con introducir los precios farmacéuticos en las negociaciones comerciales con Europa. El acuerdo podría cerrarse antes del 9 de julio. Si Europa no cede, podrían llegar aranceles punitivos. A corto plazo, los laboratorios ganarían más; los ciudadanos pagarían la diferencia. Alemania exportó medicamentos por valor de 28.000 millones de euros a EE. UU. en 2024, Irlanda incluso más. El impacto sería generalizado.
El “tsunami farmacéutico” que se avecina
Los especialistas anticipan retrasos en la llegada de nuevas terapias a Europa, así como un endurecimiento de las evaluaciones de coste-beneficio. Menos fármacos, más restricciones. Esto no solo golpearía a los pacientes, también a la industria farmacéutica europea, que perdería competitividad y confianza social.
Ya hoy, en Alemania faltan cientos de medicamentos esenciales, desde fármacos para el corazón hasta tratamientos para el TDAH. “Si los mecanismos de mercado fallan, el Estado debe intervenir”, advierte Seldeslachts. Propuestas como almacenamiento estratégico, incentivos o compras anticipadas podrían evitar desabastecimientos.
Ingredientes activos bajo amenaza
Algunos ingredientes clave, como el salbutamol para el asma, se importan desde EE. UU. o Asia. Una alteración arancelaria afectaría a toda la cadena de producción. En 2018, el cierre de una planta de BASF en Texas ya generó una crisis mundial de ibuprofeno. Solo seis empresas fabrican su principio activo; dos están en EE. UU.
Los medicamentos innovadores, como los oncológicos, cuestan más de 1.500 euros por unidad. Aunque representan el 1% de las ventas, suponen el 40% del gasto en Alemania. En EE. UU., los precios son aún más altos. Igualar precios elevaría su coste o retrasaría su llegada a Europa.
Genéricos: el eslabón débil
Los medicamentos genéricos, más del 80% del mercado alemán, son especialmente sensibles. Las compañías de seguros presionan sus precios a la baja, haciendo poco rentable su producción. “Si un antibiótico cuesta menos que un café, es difícil que haya fabricantes”, apunta Thomas Preis, presidente de ABDA.
Trump medicamentos y su posible arancel podrían afectar tanto a exportaciones europeas como a empresas locales. Algunas tendrían que producir menos o subir precios. Incluso si se excluyen los ingredientes activos, los componentes y envases seguirán sujetos a tarifas. Eso afectaría directamente a los consumidores.
Europa busca independencia, pero a largo plazo
La UE quiere repatriar la producción farmacéutica, pero el proceso llevará años. Mientras tanto, es vital fortalecer el papel de las farmacias. Preis destaca que estas necesitan más autonomía para sustituir medicamentos escasos por equivalentes. Hoy dedican más de 20 horas semanales a gestionar faltantes, tiempo que se resta a la atención directa.
La dependencia farmacéutica de EE. UU. y Asia, agravada por crisis y tensiones comerciales, se ha convertido en un problema estructural. La estrategia de Trump, con sus aranceles farmacéuticos, podría desatar una tormenta perfecta: escasez, precios al alza y un golpe al corazón del sistema de salud europeo.
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