Trump demanda a la Junta Pulitzer por premiar coberturas de colusión con Rusia. Revelaciones sacuden la credibilidad de los galardones
The post Trump vs Pulitzer: la batalla legal por los premios de 2018 first appeared on Hércules. La demanda de Donald Trump contra la Junta del Premio Pulitzer ha puesto el foco nuevamente sobre la cobertura mediática del escándalo de Rusia y la legitimidad de los premios entregados en 2018 a The New York Times y The Washington Post. Las nuevas revelaciones públicas y los documentos judiciales cuestionan la veracidad de los reportajes galardonados, así como la transparencia del proceso de selección del Pulitzer.
El caso, actualmente en proceso en Florida, ya ha dejado al descubierto conflictos internos, declaraciones contradictorias y un creciente debate sobre el manejo periodístico de la narrativa que vinculó a Trump con el Kremlin.
Una cobertura premiada en entredicho
En diciembre de 2017, The Washington Post publicó una historia que afirmaba que el entonces presidente Trump ignoró las alertas de inteligencia sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016. “Trump continúa rechazando la evidencia de que Rusia libró un asalto a la democracia estadounidense”, afirmaba el artículo.
Aunque sigue existiendo consenso sobre el hackeo ruso al Comité Nacional Demócrata, la intención atribuida a Putin —favorecer a Trump en las elecciones— ha sido puesta en duda por nuevos informes desclasificados.
El exdirector de Inteligencia Nacional, John Ratcliffe, reveló que los principales analistas rusos de la CIA se opusieron a la inclusión del controvertido Dossier Steele en la Evaluación de la Comunidad de Inteligencia (ICA) de 2016, una pieza clave que sirvió de base para los reportajes premiados.
Ratcliffe sostiene que dicha evaluación estuvo plagada de “anomalías procesales” y que el juicio de que Putin pretendía ayudar a Trump carecía del debido rigor.
FBI, NSA y Durham: testimonios que contradicen al Pulitzer
Las inconsistencias no terminan ahí. Entrevistas recientes del FBI con Mike Rogers, exdirector de la Agencia de Seguridad Nacional, contradicen directamente otro de los artículos incluidos en la postulación del Post al Pulitzer. Rogers desmintió que Trump le hubiera pedido desestimar públicamente la investigación de colusión. Según el testimonio, lo único que se discutió fue la existencia de inteligencia de señales, no una solicitud de desmentido.
Por su parte, el exfiscal especial John Durham, encargado de investigar el origen del caso Rusia, concluyó que no existió colusión entre Trump y Moscú y que el FBI cometió graves irregularidades, incluyendo el uso de pruebas falsificadas para obtener autorizaciones de espionaje.
A pesar de estas revelaciones, la Junta del Premio Pulitzer se mantiene firme. En 2022, afirmó que dos revisiones independientes “no encontraron elementos desacreditados” en los reportajes ganadores. Ambas auditorías, realizadas por consultores externos anónimos, concluyeron que las publicaciones fueron consistentes con los hechos disponibles.
Un litigio que apunta al corazón del periodismo
Ante la negativa de la Junta a retirar los premios, Trump presentó una demanda por difamación, alegando que la declaración oficial de 2022 perpetúa una versión falsa de los hechos. El expresidente sostiene que esa defensa institucional “engaña al público al validar como precisos informes desacreditados”.
La demanda ha sacado a la luz más quejas formales presentadas antes de la de Trump. Neil Brown, copresidente del Pulitzer, admitió bajo juramento que otras dos quejas habían sido recibidas previamente, sin especificar detalles. Documentos judiciales revelan también divergencias internas sobre la redacción de la declaración oficial. Bud Kliment, administrador adjunto, negó haber participado en su redacción, contradiciendo el testimonio de otros miembros de la junta.
El conflicto no solo pone en juego el prestigio de los Premios Pulitzer, sino que también expone los límites del principio de transparencia que el propio galardón dice defender. Aunque en sus estatutos se destaca la importancia de la “honestidad con los lectores y sujetos de la cobertura”, la Junta ha rechazado revelar los nombres de los revisores o publicar los informes que ratificaron los premios.
Un tribunal de Florida ordenó recientemente que se revelen los nombres, desestimando los argumentos de la Junta que alegaban molestias o riesgos para los revisores. Según se ha revelado, uno de los consultores fue el exeditor de Reuters, Stephen Adler, cuya evaluación sirvió como base para la declaración de 2022.
¿Los Pulitzer están politizados?
La Junta Pulitzer intentó que el caso fuera desestimado por falta de jurisdicción, pero la corte rechazó esa moción. El expresidente ha calificado la reciente resolución judicial como una “gran victoria”, acusando a los medios galardonados de haber difundido una “estafa maliciosa”.
Trump busca no solo daños monetarios, sino también una rectificación oficial y la prohibición permanente de la declaración de 2022. El litigio sigue avanzando, y todo apunta a que más detalles embarazosos podrían salir a la luz durante el proceso de descubrimiento.
El caso podría sentar precedentes sobre el rol de los premios periodísticos, su rendición de cuentas, y el equilibrio entre libertad de prensa y responsabilidad legal.
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