Turquía y su aspiración a ser la gran fabrica de ludópatas

La lotería estatal turca opera sin fiscalización desde 2020, favoreciendo a aliados de Erdogan y generando alarmas sobre corrupción y ludopatía
The post Turquía y su aspiración a ser la gran fabrica de ludópatas first appeared on Hércules.  Durante más de un lustro, la Administración Nacional de Lotería de Turquía ha incumplido sus deberes legales de fiscalización sobre los juegos de azar autorizados por el Estado. En este periodo, su operador privado, un consorcio que incluye a un socio estrechamente vinculado al presidente Recep Tayyip Erdoğan, ha funcionado sin una supervisión real, según documentos oficiales de auditoría y declaraciones parlamentarias recientes.

Privatización del sistema de loterías y apuestas

La falta de control salió a la luz durante una reunión del Comité Parlamentario de Empresas Estatales celebrada el 28 de mayo de 2025. En ese foro se abordó cómo, en 2020, el gobierno delegó la gestión de loterías y juegos numéricos en Sisal Şans, una alianza entre la italiana Sisal y el conglomerado turco Demirören Holding. Esta última firma está bajo el mando de Yıldırım Demirören, figura cercana al entorno de Erdoğan y al partido gobernante AKP.

Aunque la Administración Nacional de Loterías conserva la responsabilidad legal de supervisar al operador, no ha realizado auditorías completas sobre las actividades de Sisal Şans desde que esta asumió el control. Esto incluye la venta de boletos, la entrega de premios y el cumplimiento de los proveedores. Así lo ha documentado el Tribunal de Cuentas, el máximo órgano fiscalizador del país.

Según el actual esquema de concesión, el Fondo Soberano de Turquía posee la licencia de lotería y ha subcontratado las operaciones a Sisal Şans, encargada de introducir nuevos juegos, gestionar canales digitales y diseñar campañas de marketing. Sin embargo, la ley establece que la supervisión del operador debe recaer en el organismo público.

No obstante, desde el inicio de esta asociación, no se ha producido ninguna auditoría exhaustiva. Aunque la administración afirma tener acceso a datos financieros básicos en línea, los auditores constataron que no se han examinado elementos clave como las estadísticas de ventas con marca de tiempo, la regionalización de los premios, ni los registros detallados de sorteos y proveedores. Desde su llegada, Sisal Şans ha lanzado decenas de nuevos productos de juego.

Una “modernización” sin auditoría ni control

Defensores de esta privatización afirman que ha modernizado el sector, ha incentivado la innovación digital y ha generado mayores ingresos para el Estado. Solo en 2024, las ventas de juegos digitales y sorteos superaron los 5.400 millones de liras turcas (aproximadamente 167 millones de dólares), aportando al fisco más de 1.300 millones de liras (unos 42 millones de dólares).

Sin embargo, las voces críticas señalan los costes sociales de esta expansión. “Siempre gana la casa”, denunció un diputado opositor en la misma sesión parlamentaria, acusando al operador de explotar las ilusiones de los más necesitados.

También se ha señalado que la concesión ha generado un “monopolio con respaldo político”, en beneficio de Demirören, quien además fue presidente de la Federación Turca de Fútbol y tiene intereses en medios de comunicación y energía alineados con el Ejecutivo.

La adjudicación del contrato se realizó sin un proceso parlamentario transparente, lo que ha alimentado las denuncias de favoritismo en la gestión de fondos públicos. Un informe del Tribunal de Cuentas de 2022 subrayó que el ente regulador carece del acceso necesario a los datos completos para garantizar una supervisión eficaz. Aunque desde la administración se asegura que se pueden consultar los datos del operador en tiempo real, los auditores no hallaron evidencias de un monitoreo efectivo.

“La Administración dice que tiene acceso inmediato a los datos”, reza la auditoría, “pero no ha desarrollado mecanismos de análisis, informes públicos ni sistemas de verificación del cumplimiento”.

Esta carencia de controles ha permitido al operador moverse con gran libertad, generando inquietudes sobre precios sin regulación, estructuras de premios cuestionables y estrategias de marketing potencialmente agresivas, sobre todo en plataformas digitales.

El papel dominante del Grupo Demirören y su cercanía al círculo íntimo de Erdoğan también ha causado preocupación. En 2019, se hizo con la licencia para operar la lotería nacional tras una serie de adquisiciones estratégicas, incluida la compra del principal grupo mediático del país en 2018, considerado un paso clave para consolidar los medios oficialistas.

Fuera de auditorías y de controles

La Administración de Loterías también es responsable de combatir las apuestas ilegales por internet, que suelen estar gestionadas desde el extranjero. En 2023 reportó más de 168.000 sitios ilícitos a la Autoridad de Telecomunicaciones. Esta cifra subió a 232.000 en 2024 y ya va por 65.000 en los primeros cinco meses de 2025.

Las autoridades afirman que el 86 % de estos sitios tiene origen en países como Estados Unidos, Armenia, Países Bajos, Alemania y Colombia. El resto está distribuido en cerca de 90 naciones, lo que complica los esfuerzos de intervención. Mientras el gobierno actúa enérgicamente contra plataformas extranjeras, los críticos destacan la falta de control interno sobre el operador autorizado.

Algunos parlamentarios han propuesto abrir investigaciones legislativas, revisar los contratos vigentes o aplicar auditorías independientes, pero ninguna de estas ideas ha prosperado.

Entretanto, la Administración de Lotería funciona con capacidades limitadas. Actualmente cuenta con 317 empleados en todo el país, lo que representa una reducción del 50 % respecto a la plantilla anterior a la privatización.

Un expediente judicial anterior aportó información sobre el funcionamiento de las redes de apuestas ilegales. Estas operan mediante estructuras complejas y descentralizadas, lo que les permite gestionar plataformas de apuestas en vivo y lavar grandes sumas de dinero.

En estos entramados, diferentes equipos se encargan de tareas como soporte técnico, marketing, captación de usuarios o gestión financiera. Para disfrazar el origen de los fondos, abren cuentas bancarias a nombre de estudiantes, jubilados o personas de bajos ingresos, a quienes prometen comisiones mensuales.

Las operaciones se diseñan para evadir la detección, instruyendo a los participantes para evitar términos sensibles como “apuesta” o “juego” en sus transferencias. Los fondos pasan por múltiples cuentas antes de convertirse en criptomonedas, lo que dificulta rastrear su procedencia real.

The post Turquía y su aspiración a ser la gran fabrica de ludópatas first appeared on Hércules.